Nadie sabe con total certeza quién está al otro lado. Y aun así, en la distancia, incluso sin conocerlo demasiado, en ocasiones temes por su bienestar. Porque a veces intuyes, sospechas o crees reconocer (mejor, reconocerse). Y son delicados, quebradizos, los equilibrios. Especialmente, los interiores. Pero hay que lograrlos o cuanto menos perseguirlos sin descanso.
En ocasiones adviertes que quizá el otro esté perdiendo pie, que puede que le desaparezca el suelo firme. Y uno querría lanzar una cuerda a la que asirse, pero con discreción para no herir susceptibilidades ni sensibilidades. Porque quizá sea demasiado pronto. O quizá nunca llegue el tiempo. Uno querría recordar calladamente que siempre hay manos en las que apoyarse, y que quizá del lugar que hoy parece oscuro e intransitable otros salieron previamente. Puede que tocados, cómo no, pero no hundidos. Uno querría recordar que hay vida después de… Y ponga cada uno lo que quiera en los puntos suspensivos, porque hay muchas formas de muerte y quizá la voluntad con todas ellas, de un modo u otro (cada cual, según los casos, habrá de aplicar su propia estrategia), pueda.
Son muchas las cosas que habría que recordar en este día, y temo que no resulte posible hacerlo con claridad y absoluta coherencia. Porque a veces es peor el remedio que la enfermedad y porque cada cual tiene sus propios tiempos que, contraria como soy a las terapias de choque o a las declaraciones públicas de cuanto debería sentirse en privado, siempre me preocupa mucho respetar (o violar). Como sois todo/as muy inteligentes y sensibles (o de lo contrario no pasaríais por aquí asiduamente: humor desvergonzado), yo creo que cuantos podéis sentiros aludidos en primera persona, por uno u otro motivo, lo haréis.
A todas las presencias y ausencias. A todas las mujeres que son, han sido y serán. Pero sobre todo, a ésas que han logrado el difícil equilibrio consigo mismas y también con el otro. A todas las mujeres que saben ser con y sin hombres. Y siempre, sin fronteras impuestas: https://sites.google.com/site/salomeguadalupeingelmo/entrevistas
Aretha Franklin - I Say A Little Pray For You