OFELIA
Flores pálidas
para la esposa nueva:
se enredan en tus algas
las estrellas.
Flotan ingrávidos los cabellos
en la alberca;
tú aún no sabes
que estás muerta.
(S. G. I. Madrid, 23 de enero de 2012)
Ofelia de Sir John Everett Millais |
Para escuchar a Francesco Guccini interpretando Ofelia
Se enredan tus algas
ResponderEliminarlas estrellas.
Se hace una buena metáfora para el ranúnculo acuático.
El cuadro, por que leo de quien es, sino, diría que se trata de Klimt.
El final me deja pensando...
besos.
Ayyy... Salomé, ¿Crees en las casualidades? Esta mañana he estado mirando por internet la obra de Everett Millais. Conocía esta Ofelia, claro... pero he visto más obras que me han gustado.
ResponderEliminarAhora entro aquí y me encuentro con Ofelia... hmmm... no sé qué pensar...
El poema es una maravilla... precioso de verdad.
Un abrazo!!
Ciertamente, Marcelo, pintó Klimt mujeres de agua. Aunque ellas eran más ninfas sensuales que moribundas novias. No obstante, sí que parecía ligar el sexo y la muerte recurrentemente…
ResponderEliminarEn el video de felicitación del año pasado eché mano de más de una Ofelia pictórica, pero como la de Millais, ninguna. No sólo por lo inquietante de la obra en sí (¿está teniendo una visión, o está realmente muerta? ¿O quizá no exista diferencia?), sino por la historia de cómo fue pintado ese retrato y la propia vida de la muy conocida modelo. Sobre todo ello escribí un relato hace ya algún tiempo. Por su puesto, como siempre, tenía también algo de autobigráfico. De niña disfrutaba repasando cuadros y éste es el primero que recuerdo, el primero que me impresionó desde que tengo uso de razón. No, querida Laura, no creo en las casualidades. Besos.
ResponderEliminarMe gustaría leer ese relato.
EliminarEs cierto lo que dices, es sumamente inquietante. te crea dudas dada la serenidad y belleza de Ofelia.
Un gran abrazo!
A mi me inquietan las casualidades o coincidencias.
No me importaría, siendo habitual consumidor boca arriba de praderas, disfrutar del paisaje sin saber que estoy muerto, lo último sería algo secundario…
ResponderEliminarSaludos.
La resignación, lamentablemente, suele ser serena, querida Laura. Nada más satisfactorio para un autor que intuir al otro lado lectores como tú. A mí esas "casualidades" me reconfortan, precisamente porque no las creo tan casuales. Hace algún tiempo, un querido amigo las definía muy lúcidamente "causalidades". Besos grandes.
ResponderEliminarNo creas que no te entiendo, querido Javier. Quizá, incluso más de lo que pudiera parecer. No obstante mejor hacerlo vivos. Hay muchos tipos de muerte, pero habiendo probado algunas, te digo con certeza que ninguna es buena. Besos frescos.
ResponderEliminarUn día de estos tengo que hacer mi versión de una Ofelia. Lo que pasa es que tendré que encontrar a una mujer despeinada desenfadadamente para crear los efectos bajo el agua.
ResponderEliminarBuen trabajo como siempre
Concuerdo contigo, querido Alejandro. Tengo por cierto que sería una magnífica Ofelia, una Ofelia bendecida por el toque del autor. Sería, o así la veo, una mujer de agua y verde. Por ello, sólo en parte muerta. Has de hacerla: se convertiría en una oportunidad de ofrecerle un género de renacimiento. La magia, que no el artificio, está en tus manos. Besos.
ResponderEliminarHermoso y trágico poema. Y, aunque muerta, Ofelia pervive, contribuyes a su inmortalidad.
ResponderEliminarUn abrazo.