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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

GRANADILLA: UN MAR INTERIOR

Granadilla, fundada en 1170 por Fernando II, desde 1980 declarada Conjunto Histórico-Artístico, fue desalojada en los años cincuenta tras ser declarada zona inundable por la construcción del embalse Gabriel y Galán. Sus habitantes fueron expropiados. Las familias campesinas, sin tierras, partieron al exilio. Sus olivos soñaban bajo el agua el pronto regreso. Pero las vidas de los últimos resistentes navegaban a la deriva en una isla cada día más pequeña: el mundo exterior parecía ajeno al naufragio. Nadie llegaría para rescatarles. No se alzarían voces discordantes en defensa de una causa que parecía lejana.








Cuidaba de sus intereses –son a menudo tan engañosos los posesivos… Y otras veces, tan predecibles– alguien que nunca debía explicaciones. Que sencillamente hacía y deshacía a su antojo: se respondía a la voz del amo. Porque la democracia y los derechos civiles, Milana Bonita, aquí y en muchos otros lugares −en todos aquellos en los que se cuecen habas− han costado, y aún siguen costando en buena parte del mundo, sangre y lágrimas. Algunos todavía se marchan un día y ya no vuelven. Quizá por eso me guste respetar ciertas reglas del juego. No todas, sólo algunas. Sólo las que, creo, me permiten honrar las pieles de quienes se la dejaron por el camino. Porque el hombre es un animal que carece de memoria, y yo no quiero alimentar el hambre sin fondo del olvido.









Recorriendo la muralla pareciera contemplar a la víctima de una bomba, de un arma que todo lo hubiera arrasado sin consideración: de la violencia gratuita –¿acaso hay otro género de violencia? A pesar del alto precio que, paradójicamente, siempre cuesta–, de la crueldad o la falacia. Al fondo, dominando las ruinas, el castillo se yergue altivo, intacto, eterno… Y sin embargo puede que no haya vencido; un pueblo se levanta de sus cenizas por voluntad, por trabajo y esfuerzo. Por orgullo y dignidad, se levanta. Un pueblo nunca muere del todo por manos de otros, por muy ensangrentadas que estén éstas. O se suicida o anda. Y él/ella no se ha sometido del todo, ni a pesar de todo. El sol aún vive fuera, brilla fuera. Nada pueden los poderosos salones, estrechos y oscuros, contra esa estampa infinita y luminosa. Observa sombrío a los visitantes que, tras el fugaz asombro, migran ligeros hacia la luz como las aves.

El pueblo se siente solo: sus muros semiderruidos se mezclan en orgías de callejuelas, marañas que envuelven al huésped por ver si el zumbido de la despistada presa acalla el rugido del hastío. Hace décadas que la quimera del mar le lame los pies, pero aún se resiste pudorosa a un idilio que intuye insidioso. A veces se engalana, cubre sus muros de conchas… Sin embargo algo en su interior le susurra que ese amor no ha de acabar bien. Y ella no olvida: ansía lo que ya no puede tener, la tersa llanura que yace medio ahogada a sus plantas, sobre un fondo en calma donde no habita el sonido. Ansía una piel erizada de tercas encinas y alcornoques, como una barba incipiente: áspera pero cautivadora, hiriente pero inevitable. Ya no volverá. No importa lo mucho que espere. No secará el pertinaz sol los fluidos derramados. Sólo quedan los lánguidos eucaliptos, extranjeros nostálgicos de desconocidos continentes a la deriva. En junio, los pétalos ajados de las jaras, que nievan el duro suelo y riegan la brisa pretendidamente salada con su fugaz aroma. Por el aire vuela el canto de un cisne, llegado de no se sabe qué lejanos jardines.

Visto por ojos ajenos, diríase un paisaje lunar, yermo. Y sin embargo es aún un pueblo poderosamente vivo, en el que los mulos rumian al amor de los pétreos muros y los lechones juguetean ociosos en el barro. El gamo de mirada tierna observa asombrado, quizá incluso celoso, cómo la sangre gira impaciente más allá de las murallas que parecieran cárcel, y quizá simplemente sean refugio. Aquí y allá surgen pequeños vergeles del suelo calcinado: los huertos donan frescor y los frutales, sombra en la que posar unas palabrsa. En sus recovecos no existe el tiempo; los asientos son de piedra. No ha de tener prisa el caminante.

Desde el 1984 el pueblo forma parte del Programa de Restauración de Pueblos abandonados. Los estudiantes desarrollan tareas de rehabilitación en él desde 1986: lo habita de nuevo, de alguna forma, la sangre joven. El entusiasmo brota en los rincones bajo apariencia de humildes vegetales que los muchachos, cotidianos demiurgos, llevarán de vuelta a sus casas como prueba del modesto milagro del que son capaces. No obstante en el Día de Difuntos los antiguos habitantes, los vivos y quizá los muertos, regresan a su tierra. Hay quienes se preguntan si el pueblo debería quedar como está; siendo museo vivo, memoria, martillo contra la cerrazón y la tiranía. O si por el contrario se debería ofrecer a sus antiguos propietarios la posibilidad de recuperar los que fueron sus hogares, los de sus padre, los de sus abuelos, los de…
                                                                            (S. G. I., Hervás, 10 de agosto de 20211)


GRANADILLA: A UN MAR INTERIOR
En las casas abandonadas,
o restauradas,
se adivinan murmullos sin cuerpo,
sonidos amortiguados,
como ahogados por el líquido elemento.
Dicen, de quienes reconstruyen el pueblo.
Pero yo intuyo, ,
que llegan de otro tiempo.
                                                                                                          (S. G. I., Hervás, 11 de agosto de 20211)






Para escuchar a Pablo Milanés interpretando Yo pisaré las calles nuevamente


CRÓNICAS MARINAS II: A POR EL MAR

Cala Portitxol (Jávea), junio 2011

El mar tiene su propio lenguaje; basta saber escucharlo. No se necesitan más palabras.

Cala Portitxol (Jávea), junio 2011

Para escuchar a Luis Eduardo Aute interpretando A por el mar


LOS PIES DE BARRO

Castillo de Granadilla (Cáceres)
Más allá de las mazmorras existe aún un cielo. Más allá de las tinieblas espera la luz del día.

Cielos sobre la calleja de El Pino (Hervás)

[…]había conocido su incapacidad de amor en el enigma de la palma de sus manos mudas y en las cifras invisibles de las barajas y había tratado de compensar aquel destino infame con el culto abrasador del vicio solitario del poder, se había hecho víctima de su secta para inmolarse en las llamas de aquel holocausto infinito, se había cebado en la falacia y el crimen, había medrado en la impiedad y el oprobio y se había sobrepuesto a su avaricia febril y al miedo congénito sólo por conservar hasta el fin de los tiempos su bolita de vidrio en el puño sin saber que era un vicio sin término cuya saciedad generaba su propio apetito hasta el fin de todos los tiempos mi general, había sabido desde sus orígenes que lo engañaban para complacerlo, que le cobraban por adularlo, que reclutaban por la fuerza de las armas a las muchedumbres concentradas a su paso con gritos de júbilo y letreros venales de vida eterna al magnífico que es más antiguo que su edad, pero aprendió a vivir con esas y con todas las miserias de la gloria a medida que descubría en el transcurso de sus años incontables que la mentira es más cómoda que la duda, más útil que el amor, más perdurable que la verdad, había llegado sin asombro a la ficción de ignominia de mandar sin poder, de ser exaltado sin gloria y de ser obedecido sin autoridad cuando se convenció en el reguero de hojas amarillas de su otoño que nunca había de ser el dueño de todo su poder, que estaba condenado a no conocer la vida sino por el revés, condenado a descifrar las costuras y a corregir los hilos de la trama y los nudos de la urdimbre del gobelino de ilusiones de la realidad sin sospechar ni siquiera demasiado tarde que la única vida vivible era la de mostrar, la que nosotros veíamos de este lado que no era el suyo mi general, este lado de pobres donde estaba el reguero de hojas amarillas de nuestros incontables años de infortunio y nuestros instantes inasibles de felicidad, donde el amor estaba contaminado por los gérmenes de la muerte pero era todo el amor mi general, donde usted mismo era apenas una visión incierta de unos ojos de lástima a través de los visillos polvorientos de la ventanilla de un tren, era apenas el temblor de unos labios taciturnos, el adiós fugitivo de un guante de raso de la mano de nadie de un anciano sin destino que nunca supimos quién fue, ni cómo fue, ni si fue apenas un infundio de la imaginación, un tirano de burlas que nunca supo dónde estaba el revés y dónde estaba el derecho de esta vida que amábamos con una pasión insaciable que usted no se atrevió ni siquiera a imaginar por miedo de saber lo que nosotros sabíamos de sobra que era ardua y efímera pero que no había otra, general, porque nosotros sabíamos quiénes éramos mientras él se quedó sin saberlo para siempre con el dulce silbido de su potra de muerto viejo tronchado de raíz por el trancazo de la muerte, volando entre el rumor oscuro de las últimas hojas heladas de su otoño hacia la patria de tinieblas de la verdad del olvido, agarrado de miedo a los trapos de hilachas podridas del balandrán de la muerte y ajeno a los clamores de las muchedumbres frenéticas que se echaban a las calles cantando los himnos de júbilo de la noticia jubilosa de su muerte y ajeno para siempre jamás a las músicas de liberación y los cohetes de gozo y las campanas de gloria que anunciaron al mundo la buena nueva de que el tiempo incontable de la eternidad había por fin terminado.
                                                        (Gabriel García Márquez, El otoño del patriarca)

 

Para escuchar a Pink Floyd interpretando Another brick in the wall


 

EL FINAL DE UNA ERA


De los tres enormes castaños que surgían al pie de un padrón en el Castañar del Duque, en la senda que enlaza la pista principal que va de Hervás a Gargantilla con la carretera que conduce al Puerto de Honduras, ya sólo quedan dos. Uno de ellos no ha resistido, quizá, la embestida del viento. Sus raíces, carcomidas, ahora miran al cielo. En su caída, involuntariamente, ha arrastrado algún castaño más joven. Los dos supervivientes honran al compañero coronándose de verdes hojas. Aunque su tenaz follaje parece languidecer por momentos.




REQUIEM
Calla el bosque sobrecogido:
mudos los pájaros por respeto.
Hoy la niebla cubre el sol.
Las campanas suenan a muerto.
El tronco lleno de arrugas
yace tendido en el suelo.
Ya no coronará el verde tus ramas,
ni dormitarás otro invierno.
Al fin ha rendido sus armas
el infatigable caballero.
Duerme un sueño profundo.
Descansa hasta el final de los tiempos.
Espera, gigante, en la otra orilla
a los restantes dos mosqueteros
                                                                           (S. G. I. Hervás, 2 de agosto de 2011)














Para escuchar a Loreena Mckennitt interpretando The Two Trees








DONDE AÚN HABITAN LAS LIBÉLULAS



Aún hay paraísos que resisten tercamente ante la contaminación. Todavía vuelan las libélulas sobre las Charcas Verdes. Iluminan sus brillantes acrobacias las horas compartidas, fundidas bajo el reconfortante sol: las tuyas y mías.














LIBRE TE QUIERO
Vuela alto,
tenaz libélula.
Rasguen tus potentes alas
la insidiosa tela:
roce tu fulgor el cielo.
Prófugo de la desleal araña,
acalle tu zumbido armonioso
el agrio reproche de la vana cigarra,
que incapaz de tejer laboriosamente
vierte en el aire estéril veneno.
Libre ha de ser tu vuelo,
ligero y despreocupado.
Para atesorar certeza,
volandero te quiero.
                                                                               (S. G. I., Hervás, 30 de julio de 2011)




Para escuchar a Luciano Ligabue interpretando Regalami il tuo sogno
 
 

MIENTRAS TÚ DUERMES


Está la Pista del Pinajarro llena de besos ligeros, voladores. No recuerdo haber conocido otro año con más mariposas allí arriba. Es el fruto de las persistentes lluvias de este invierno. Un fruto dulce y delicado que acompaña en el viaje. Y vuela nuestro pensamiento con ellas; hacia quienes duermen aún soñando nuestro regreso.











EN TUS SUEÑOS
Duermes;
en el bosque
palpitan las mariposas discretas,
las telarañas respiran quedas.
Duermes;
se despereza el sol indolente.
Surge sigiloso por no turbarte.
Nos sorprende el día:
tú en la tierra,
yo en el cielo.
Piso el aire; sueño.
Pero cuando despiertes,
una vez más,
como siempre,
yo ya habré vuelto.
                                                                              (S. G. I., Hervás 26 de julio de 2011)




Para escuchar la banda sonora de El último mohicano (una vez más, y siempre)


INTERLUDIO

Brachychiton discolor de los Jardines del Real (Valencia), julio de 2011

INTERLUDIO
A veces,
al otro lado de la ventana,
veo un hombre
que no identifico contigo.
Como en los sueños
donde los rostros no coinciden,
pruebo a pintarle tus rasgos;
quiero creer,
se que tú eres.
Si el truco no funciona,
apago las luces y escucho los minutos caer
sobre la alfombra.
Espero que la gravedad tapice de fucsia
el camino de tu regreso.
Mientras, preparo los festejos para acogerte
cuando decidas volver:
le disputo esos cálices
a los zumbidos perennemente insatisfechos.
                                                  (S. G. I, Madrid a 20 de Julio de 2011)
.                       
Para escuchar a Ian Anderson interpretando In the olive garden

CRÓNICAS MARINAS I

Cala Blanca con el monte Montgó de fondo. Jávea (Valencia), julio de 2011

LA MISMA TIERRA BAJO EL MISMO CIELO
Yo que de tantas patrias he sido,
sin ser al fin de ninguna,
me convertiré en hogar,
amor mío.
Ven, hijo del camino.
No entiende de fronteras mi pecho,
ni conocen fatiga mis brazos.
Te sostendré como la gaviota al polluelo.
Seré apoyo y cobijo,
Ven, hijo del camino.
Mis manos hechas de plumas
construirán nuestro nido.
                             (Madrid, 20 de julio de 2011)


Viejo olivo en Cabo San Antonio, Jávea (Valencia), julio de 2011

Para escuchar a Joan Bautista Humet interpretando El extranjero
 

AMIGO ALONSO

Jávea (Valencia), julio de 2011
En este día, mi gratitud a todos los Don Quijotes que aún cabangan, doloridos o no, la ingrata montura. Para que sigan siendo faro en la noche por muchos años.

Para escuchar a Mago de Oz interpretando Molinos de viento


PLEGARIA DEL NÁUFRAGO


PLEGARIA DEL NÁUFRAGO
El tocón finge flotar despreocupado,
aparentemente invulnerable,
inmune al paisaje desolador,
al agua salobre que lo cerca,
a la lengua áspera y obscena.

En el muñón ceniciento
apenas se reconoce un árbol.
Pero aún se finge entusiasta,
confiado,
ajeno a la precariedad de la materia.
De las ramas verdes que fueron
un día
no queda sombra;
Si busca hacia arriba consuelo,
nada le cubre el cielo:
¿Dónde las reliquias de su cuerpo
que perdió en cada herida?
No volverán.

Y aun así
hunde tercamente sus raíces,
y honra el fango que lo acoge.
Bendice cada día su suerte.
Porque otros de suelo,
aun inestable,
carecen.
                                                                                   (S. G. I. Madrid, 16 de julio de 2011)




Para escuchar a Loreena Mc Kennitt interpretando Dante's Prayer http://www.youtube.com/watch?v=7mxok9DB9co&feature=related

YO ESCOJO SER TESTIGO


La curva cela cuanto hay más allá, en el camino que aún queda por delante. Y sin embargo yo lo conozco ya; he estado allí antes algunas veces, quizá demasiadas. No obstante, por unos segundos espero siempre encontrar algo distinto, inesperado.
He mirado dentro y he sobrevivido a la insidia del espejo; he decidido no volverme dura piedra. Yo escojo seguir mirando también fuera, aún con entusiasmo. Escojo proseguir viaje. Y continuar siendo testigo, memoria. Para que el polvo no se pierda en el viento, para que quede un sedimento.


 
Para escuchar la banda sonora de Millennium, compuesta por Hans Zimmer

Para escuchar Marco Polo, de Loreena MacKennitt

CUANDO EL FRÍO ARRECIA


A veces, muchas veces, cuando el sendero se retuerce en una previsible curva, me imagino a mí misma caminando sobre el vacío. Los pies sostenidos únicamente por la fe. Avanzando por una pista ya inexistente, que se adentra en el acogedor precipicio sólo en mi mente. Me siento, fuera de mí, ligera, ingrávida: libre por fin de las insidias del suelo. Y la nada parece tirar de mí seductora, solidaria. Pero la tierra es siempre mucho más fuerte; también hoy el paso se impone al vuelo. La línea recta habrá de esperar, aunque continúe siendo la distancia más corta entre dos puntos. También, la distancia más corta entre dos cuerpos. Tomo la curva a regañadientes, como un cáliz amargo apurado ante el escaparate de una pastelería. Trago, una vez más, trabajosamente. Y me digo que la fe es lo que más alimenta. Aunque no sólo de fe se vive.


Para escuchar a Kansas interpretando Dust in the wind

LA MALDICIÓN DE LA GÓRGONA

Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet, Alejandro Cabeza
Museo Sorolla, Madrid, 19 de abril

Mira Medusa su cabeza cercenada sobre el bruñido escudo del guerrero. Esos ojos empañados ya no se dirían los suyos: apenas reconoce a la joven doncella que nada sabía del mundo. El metal refleja la cruda realidad indiferente, ni cruel ni misericordioso: sencillamente, desapasionado. Inexplicablemente, la mujer desfigurada está por encima de su propia tragedia, por encima incluso de la infamia. Inexplicablemente, la mujer mutilada es inmune al odio. Lejos de destilar veneno, las serpientes de su cabellera ofrecen miel al recién llegado. Su regazo concede reposo al amable extranjero. El hombre, entonces, observando las facciones relajadas que contradicen el cuello seccionado, se pregunta quién es realmente el monstruo.

No te mires en la dura superficie, niña; es peligroso –muy peligroso– reflejarse en los espejos. No te fíes, niña, de las corneas ajenas. Mírate –porque has de hacerlo– únicamente dentro.
                                                                          (S. G. I., Madrid, 17 de junio de 2011)


Para escuchar a Dead can dance interpretando Chant of the paladin

Para escuchar a Dead can dance interpretando Echolalia


Para escuchar a Dead can dance interpretando Ulysses

PREMIO SUNSHINE AWARD: PASO EL TESTIGO

Marinejo a 3 de mayo de 2011. La tarde se despeja.

Finalmente, con un cierto retraso por el que ruego encarecidamente disculpas, aquí va mi agradecimiento por el premio Sunshine Award, recibido por este blog de manos de Jesús Ortiz (http://avesenlibertad.blogspot.com/).
Como tantas otras veces, no puedo evitar –quizá quiero– ver en los acontecimientos más o menos casuales signos, pistas que marcan el camino. Ahora este blog, que nació para iluminar una vía, recibe un galardón denominado precisamente “brillo solar”. Nació precisamente porque el cielo había estado cubierto durante demasiado tiempo, y yo quería abrir un resquicio entre los nubarrones por el que la luz aún pudiese filtrarse. Quería abrirlo para mí. Pero también, especialmente, quería creer que podría abrirlo también para otros: que lo que hubiese quedado del naufragio aún podría ser útil al resto. Cuanto menos demostrando que la nave, aun hecha pedazos, es capaz de seguir flotando. Nunca nada está perdido del todo.
El cielo volvió a oscurecerse tiempo después, no hace mucho. Pero el mal tiempo no dura siempre, y normalmente el temporal remite justo cuando menos te lo esperas.
Ahora estoy remodelando de nuevo mi casa. Me he vuelto especialista en reciclar; no me gusta tirar cosas. No es sólo que no esté el panorama como para andar derrochando. Es que además esos objetos desgastados tienen todavía vida, y no quiero ser yo quien acabe con ella antes de tiempo; todos merecemos no una segunda oportunidad, sino cuantas estemos dispuestos a afrontar. No es, exactamente, la primera vez que reconstruyo mi hogar; pero sí es la primera que lo hago con otra persona, con otra persona que no sólo está sino que además es, que realmente se implica porque realmente conoce el valor de cada detalle: con otro superviviente de la catástrofe. Y es que no se sabe nunca con quién te puedes cruzar mientas flotas aún aturdido por el accidente.
Comprenderás ahora, querido Jesús, que te lo agradezca muy especialmente. Aunque este premio implica una tarea ingrata que es la de elegir otros doce premiados. Ha sido muy complicado; creo que todos los blogs que sigo lo merecerían por uno u otro motivo. Pido por ello disculpas a todos aquellos compañeros que no he podido incluir en la lista que sigue. Para todos aquellos que sí están va, por encima de mis felicitaciones, mi agradecimiento por su labor.

ANNA ORTEGA ALARCÓN

Porque creo que el mundo está necesitado de poesía y, en general, de escritores espontáneos y sinceros, capaces de mirarse dentro y mostrar sin pudor los frutos de la búsqueda.

OTRA MIRADA

Porque el mundo también está falto de belleza, o más bien de personas capaces de captar la belleza que en él se esconde. Pero también porque necesitamos mesura y serenidad, sensatez en la medida justa.

FUGA DI STANZE 

Porque se puede difundir la cultura sin caer en la pedantería, ser exquisito en las formas sin resultar afectado, ofrecer sensibilidad sin caer en la sensiblería… Porque es, sobre todo, un blog con un encanto especial.

U-TOPIA

Porque me gustan las personas que llaman a las cosas por su nombre. Quienes, sin intentar adoctrinar, ofrecen su punto de vista. Quienes están dispuestos a discutir sobre el mismo sin hacer de la discusión un combate. También porque la generosidad de quienes desean ayudar a crecer a sus congéneres, ampliar su mundo, ha de ser reconocida. Y, por qué no decirlo, porque a las buenas personas hay que quererlas.

GRANADA-AMOR-SEVILLA: UNA ÍNTIMA LUZ DE MEMORIA Y OLVIDO

Porque siempre he sentido debilidad por los diálogos íntimos; me agobian un poco las multitudes y creo que la sinceridad es tan delicada que hasta las miradas pueden ajarla. Las grandes revelaciones normalmente no resisten más que un par de ojos.

ALEJANDRO CABEZA: RETRATISTA ESPAÑOL

Porque creo que el artista, se cual sea su ramo, ha des ser fundamentalmente corazón – sin carecer de cabeza, obviamente–. Porque creo que el artista es un ser generoso que intenta donarse al resto y porque también creo que los afectos y el desinterés han de ser compensados. Porque, al margen de la evidente maestría del autor, si me fijo detenidamente observo que la mayor parte de sus retratos corresponden a personas queridas: familiares, colegas de la profesión, amigos en general… Y yo sigo pensando, aunque el dicho no parezca estar de moda, que es de bien nacidos ser agradecidos.

LA MEMORIA DE LAS COSAS: MEMORIA/FICCIÓN/IMAGINARIO PERSONAL

Porque el olvido es un agujero por el que todo desaparece, y hay que aprender a coserlo para que por él no se nos escape la vida. Y porque la lucidez no se paga con nada.

LO QUE TRAE EL MAR, CADA DÍA A LA PLAYA

Porque retratar el mundo con tal agudeza y ser al tiempo conciso merece sin duda reconocimiento. Porque no todo el mundo se atreve a colocarnos delante un espejo, pero alguien tiene que hacerlo.

MIRANDO PLANTAS

Porque la sencillez y la bondad me cautivan, y quienes intentan inculcar el amor por la naturaleza a sus semejantes, lo consigan o no, tienen toda mi gratitud.

LA NATURALEZA QUE NOS QUEDA

Por su exhaustividad y precisión casi forense. Por su lucidez y su contención, que no confundía yo con frialdad o desapego. Por su compromiso con la naturaleza y el esfuerzo por descubrir sus secretos a nuestros congéneres.

DESDE MI CHAJURDO

Por su extremo didactismo e ingenio. Por una bondad sosegada que alcanzo a vislumbrar a pesar de la distancia.

DESDE EL TORREÓN

Por su profesionalidad y entrega. Por lo mucho que parece disfrutar con su trabajo. Y por su fina ironía, por su humor ácido que tanto aprecio.


Desearía agradecer también brevemente a otros compañeros todo lo que me dejan:

Cosas del Migue

Sangrando en verde

Naturaleza naturalmente

Naturaleza y medio rural

Diario de un acuarelista

Sellberg Nature Photo

Ana Manotas-Fotografias (Desde mi objetivo)

Fotografía de naturaleza –JM Gavilán

El Rinche de Berry

Liliana Maya

Brevediario

Casa de citas

Annatotfotos

Trotasendas

Salva Recio: Fotonaturaleza (Mis macros y paisajes)

Aves de la Ría de Ajo

Temporada de setas 2010/11. Guareña

Rubén Rodríguez Olivares

Y tantos otros a los que aún podría mencionar.

MARTILLO DE LOS MINEROS, ARADO DEL LABRADOR


Leo el comentario dejado por uno de los compañeros que honra esta casa con su valiosa presencia, Jarnaco, y me da por pensar. Ha sido un día raro. Siento una suerte de injustificable orgullo; me satisface que algunos puedan descubrir a Víctor Jara a través de este blog. Y me digo que muchos internautas quizá sean demasiado jóvenes, que la memoria es directamente proporcional a la edad. Y que yo ya tengo alguna: puedo ver sus manos, las de los viejos documentales.
Recuerdo la tarde que mis padres compraron en un conocido barrio obrero de Madrid, cerca del colegio donde cursé preescolar, el LP que de niña yo no dejaba de poner en el tocadiscos. Murió cuatro meses después de que yo naciera. Aquel debiera haber sido un año afortunado, un año alegre. De hecho lo fue para algunos. Quizá porque era muy pequeña, menor que un grano de avena, quizá por el influjo del blanco y negro de la carpeta del disco, ese recuerdo carece de color. La tarde, creo, era gris y lluviosa.
Hoy ha sido, también, un día gris. Ha sido un día raro. Me da por pensar en sus manos, en sus palmas elevadas a un cielo sin nubes. Para mí las manos son tan importantes como los ojos; revelan lo que una persona es, lo quiera ella o no. Y las veo tocando, acariciando las cuerdas. Y me las puedo imaginar acariciando a otro ser humano o a un animal. Pero, curiosamente, no logro imaginarlas golpeando, torturando.
Hoy ha sido un día gris, con una ligera tormenta. Pero ha sido también un día raro. Así que, en lugar de los insistentes y amenazadores truenos, yo sólo acierto a escuchar su voz. Su voz: conciencia y azote de los opresores. Su voz una y otra vez en mi cabeza. Su voz, la misma que llamaba a la reconciliación, que no al olvido. Y me digo, como tantas otras veces, que olvidar y no recordar no son siempre sinónimos. Y constato que la indignación y la rabia no van siempre de la mano. Y presiento que la segunda es una piedra tirada sobre el propio tejado, y que por el agujero irreparable que deja en nuestra morada van entrando indeseables alimañas. Hasta que, un día, nuestro hogar se convierte en una oscura guarida en la que no cabe el sol. Pero su voz reconfortante, cálida como los recuerdos infantiles, aplaca la tormenta.
No, querido Jarnaco: si puedo elegir, escojo poder seguir escandalizándome, indignándome toda la vida; no llegar a sentirme nunca tan vivida −o tan decepcionada por el género humano− como para considerarme curada de espanto. No escojo la rabia. Elijo resistir: escojo, a pesar de la experiencia, no permitir que nada ni nadie me empuje al odio.
Pero también me digo que la juventud suele ser impulsiva, que padece un exceso de energías a menudo difíciles de canalizar. Que yo misma quizá siga siendo, aún, demasiado activa para mi edad. Y que, quizá, observada desde el exterior, pueda parecer a veces incluso demasiado visceral. Y concluyo que, en el fondo, quizá no importe tanto, que tendré tiempo de sobra para parecer absolutamente aplacada, aplacada cuanto corresponde a mi edad, cuando esté muerta. Pero que ese momento aún no ha llegado. Que ese día no es hoy. Que hoy quiero −y debo− seguir, e incluso parecer, viva.

Plegaria a un labrador
http://www.youtube.com/watch?v=j6Aq2tUdhnw


Preguntas por Puerto Montt
http://www.youtube.com/watch?v=KD6PPld4e7c&feature=related

Vamos por ancho camino
http://www.youtube.com/watch?v=6qXkXTaZiXg

MÍSTICAS NUPCIAS


El cerezo y el almendro de mi jardín se buscan. Se afanan, incomprensiblemente, por alcanzar un inesperado abrazo al que creían haber renunciado. Han decidido, contra toda lógica, entrelazar sus ramas. Ambos tienen ya una cierta edad, y sin embargo hacen gala de un entusiasmo que quizá no les corresponda. Reverdecen impúdicamente ante los ojos extraños, y no les importan mínimamente las miradas indiscretas. Parecen vivir en su propio mundo. Como si la tierra que abrazan sus raíces fuese más cierta que la del resto. O como si hubiesen comprendido que a veces hay que arriesgarse a no tener tierra firme bajo los pies.
El cerezo y el almendro de mi jardín son en apariencia muy diversos. Pero las apariencias muchas veces, casi siempre, engañan. Y ellos no constituyen una excepción a esa regla: el cerezo y el almendro de mi jardín son muy diversos sólo en apariencia. Cuando ambos florecen, para los ojos inexpertos los frutos de sus esperanzas apenas se diferencian. Es más lo que les une que lo que les separa. Y a esa certeza quieren aferrarse con tenacidad, con la voluntad que les salvó de la tala y de la insidiosa carcoma en otro tiempo.
Durante muchos años defendieron sus respectivos espacios; las copas crecieron con sus propias costumbres y vicios, ajenas la una a la existencia de la otra. Pero ahora que se han descubierto, que casi se tocan, han entendido que compartir es mejor que disputar. Las hojas puntiagudas y ligeramente coriáceas del almendro han decidido no herir al compañero. Y en justo pago el cerezo será fiel y leal: no morderá la mano amiga, no clavará sus dentadas hojas en la confianza tierna. Para él, aunque un día pase la fugaz primavera, será siempre cándido como el vestido de una novia.



MÍSTICAS NUPCIAS
Se desposa el vetusto cerezo con la luz.
Extiende,
plantoncillo inexperto,
las escarmentadas ramas.
No teme,
aunque parezca insensato,
quemarse otra vez.
Es el milagro de la fe
que nutre,
con voluntad de vida,
 su savia.

                                         (S. G. I. Madrid, 19 de mayo de 2011)


Para escuchar (a ser posible acompañados... Mejor, muy bien acompañados) a Van Morrison interpretando Someone like you.


EN LA OTRA CARA DE LA LUNA




La recuerda en su celda, en las largas noches insomnes, cuando el humo de los cigarrillos que fumaba lánguidamente ejecutaba seductoras danzas en el aire. La luz de la luna, que se filtraba entre los barrotes de su ventana, dibujaba claroscuros en su rostro desmejorado. Entonces ella dejaba de ser Mata-Hari y volvía a convertirse sencillamente en Margaretha. Mientras la bailarina india educada por los brahmanes quedaba atrás, la hija del sombrerero holandés relataba su infancia de pobreza [...] Margaretha rememoraba sus ansias de escapar lejos […] Hablaba del temor a la vejez que todo lo marchita... Pero nunca del descubrimiento de su talento: nunca de aquel misterioso parto en el que, de entre las brumas, surgió cual Shiva danzante, capaz de dar la vida o destruir con un solo movimiento de su cadera, ella. Nunca de ese desgarro doloroso en el que abriendo la puerta a la luz, franqueó el paso también a la muerte. Nunca de esa otra mujer.
[…] Los pasos siguen resonando a sus espaldas, como un eco de sus propios pasos que se adapta armoniosamente al sonido de sus tacones sobre el empedrado, como un diestro músico empeñado en poner el contrapunto al instrumento solista. Las farolas iluminan precariamente la calle poblada por inquietantes sombras. Cada isla de luz parece una promesa de salvación. Entre una y otra, el pulso se acelera y los pies parecen volar [...] Pero su misterioso acompañante no está dispuesto a abandonarla. Por el rabillo del ojo percibe el movimiento a pocos centímetros de distancia. Cuando se vuelve, no encuentra cuerpo alguno. En el suelo, junto a su sombra, hay otra silueta idéntica que también surge de sus propios zapatos. Ambas mujeres, unidas como las manecillas de un reloj, esperan a que ella decida ponerse de nuevo en marcha.
Esa sombra habrá de acompañarla toda la vida, aunque inexplicablemente nadie más que ella parezca poder verla.
[…] A pesar de su figura perfecta, no era hermosa. Sin embargo algo cautivador yacía en el fondo de ese cuerpo delgado. Algo envolvente y cálido como las mantas con las que las madres arropan a sus hijos en invierno, no frío y escurridizo como la serpiente en la que sus enemigos acabaron convirtiéndola.
La luz se refleja en la escamas de su vestido, de esa ajustada malla plagada de minúsculos cristales con la que cubre su cuerpo. Ella es la tentación encarnada. Mientras ofrece el gesto voluptuoso bien ensayado ante el espejo, mientras todos los hombres de la sala dejan volar la fantasía, ella no piensa en nada más que en el siguiente paso de baile, en cómo colocarse para que la luz resalte sus curvas; es simplemente un trabajo. Al terminar, en el camerino se amontonan ramos, notas, regalos caros y todo tipo de invitaciones.

Durante la sinuosa danza ha ido despojándose de cada uno de sus velos como una nueva Salomé. Sólo que ella es una mujer segura de sí, perfectamente consciente del poder que le confieren sus encantos, y sabe bien lo que quiere. Quiere lo que nadie le puede dar. Quiere que la vida fluya entre risas y champán y cuerpos anudados siempre jóvenes. Quiere que la guerra sea desterrada, que la muerte quede lejos para poder acunar entre sus brazos a todos esos soldados cuyos cuerpos acaban hechos pedazos en algún lejano campo de batalla, en una tierra que a nadie le importa, regada por una sangre estéril que no ha de dar frutos. Ahora que ya no puede recuperar la infancia que tan rápido quiso abandonar, quiere que el mundo vuelva a ser un inmenso prado mullido en el que tumbarse a mirar cómo pasan las nubes, a recibir las caricias del sol… Pero se conforma con vivir el presente y no pensar jamás en el futuro. Como si el fondo de las copas en las que busca consuelo le hubiesen revelado ya que no habrá mañana por el que preocuparse. Se conforma con asegurarse el lujo y la protección que sin duda sus influyentes amantes le ofrecerán a ella y a su Vadim, el único hombre que de verdad ha elegido. El único al que es fiel a pesar de todo…
Como cada noche, se sienta en soledad a observar la luna. En las sombras encuentra refugio; su abrazo es cálido y maternal. Después de todo, a pesar de ser una criatura risueña y llena de luz, se siente también un ser melancólico y nocturno. En ella conviven dos naturalezas opuestas, como en todas las fuerzas creadoras, fuentes de vida y quizá a veces de destrucción, como en el útero que nos trae al mundo y en la tierra que ha de acogernos un día.

Reza en silencio a la pálida luna, esa diosa benevolente cuyo cuerpo muestra claros signos de maternidad [... ]
―[…] ¿Te desnudarás?
―Por supuesto. Pero esta vez lo haré como no lo he hecho antes ante ningún ser humano. Me desnudaré para vivir, no para morir. Bailaré desnuda como hizo Shiva, en el que se funden hombre y mujer, y un poco de la vida que todavía me queda dentro se liberará y permanecerá en el mundo aún mucho después de que yo me haya ido. Cuando tú veas las nubes volar y oigas los pájaros cantar sobre las ramas, te acordarás de mí.

―Yo me acordaré de ti siempr…

―No. Sólo siente ―interrumpe su reproche colocándose un dedo sobre los labios resecos, sobre los labios cuarteados de una mujer de cuarenta y un años que sabe estar viviendo sus últimos momentos.

Y esa noche ella baila como Mata-Hari aprendió a hacerlo en el templo de Shiva, pero también como Margaretha habría deseado hacerlo ante un compañero. Esa noche, por primera y última vez, no piensa en la posición que debería adoptar para sacar el máximo partido a sus encantos, ni en la elección más conveniente entre los hombres que seguramente visitarán su camerino tras el espectáculo, ni en el tiempo que aún le puede quedar antes de ajarse definitivamente y formar parte del olvido, de morir sola y abandonada… No piensa.

A fuerza de alimentar su leyenda con historias fantásticas sobre sus orígenes, hasta ella casi ha acabado por olvidar de dónde proviene. Pero esa noche Mata-Hari desentierra a la Margaretha que yace bajo el polvo que se ha acumulado sobre ella en todos esos años, bajo los sedimentos que se han ido depositando sobre su vida desde la infancia. Esa noche, la mujer con dos sombras habla de una infancia tierna entre nidos de pájaro y ranas en el río, de una niña con perennes costras en las rodillas y manchas tiznándole la piel tostada por el sol entre las pecas.
(Selección de fragmentos extraídos de "Cuando tú no estés", Salomé Guadalupe Ingelmo)


UNA MIRADA NOCTURNA

Los verdaderos protagonistas estan aquí