REQUIEM
Calla el bosque sobrecogido:
mudos los pájaros por respeto.
Hoy la niebla cubre el sol.
Las campanas suenan a muerto.
El tronco lleno de arrugas
yace tendido en el suelo.
Ya no coronará el verde tus ramas,
ni dormitarás otro invierno.
Al fin ha rendido sus armas
el infatigable caballero.
Duerme un sueño profundo.
Descansa hasta el final de los tiempos.
Espera, gigante, en la otra orilla
a los restantes dos mosqueteros
(S. G. I. Hervás, 2 de agosto de 2011)Para escuchar a Loreena Mckennitt interpretando The Two Trees
Son arboles impresionantes, es increible que el viento los pueda tirar, muy bonito el Requiem elegido.
ResponderEliminarSaludos
Temo, querida Ana, que también los sinsabores, si prolongados, acaban corroyendo las raíces a los más fuertes. Besos.
ResponderEliminarCon el fin de esta era, nace otra, la misma materia se transforma. Estos troncos alimentarán insectos que a su vez serán alimento para roedores, aves, reptiles..., la materia orgánica se irá transformando poco a poco, generando nutrientes para nuevos vegetales, y así sigue el ciclo de la vida en la naturaleza,..., no olvidemos que nosotros también estamos hechos de la misma materia.
ResponderEliminarBesos.
Estamos hechos, también, de melancolía, de apego por lo que en realidad no podemos aferrar. Es parte del ser humano. Admiro, querido Fernando, tu optimismo vital. En efecto, incluso las mayores tragedias han de tener una consecuencia positiva. Besos.
ResponderEliminarBonito homenaje Salomé se nota que eres una amante de la naturaleza y que te sale del alma esta entrada. Pero es ley de vida y ahora este árbol volverá a la madre naturaleza alimentando el suelo y dando pie a nuevas generaciones. Espero que no lleguemos a ver la caída de sus dos compañeros cosa que estoy seguro nos informaras si alguna vez ocurre. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bonitos los castaños, al igual que el requiem. La verdad que los castañares de Hervás son impresionantes, tienes gran suerte de poder salir "a la puerta de casa" y respirar junto a estos monumentos de la naturaleza.
ResponderEliminarSaludos.
Espero no tener que hacerlo jamás, querido Trotasendas. Que nos duren muchos siglos los dos. Que vivan de pie con dignidad. Besos.
ResponderEliminarEn efecto, queridos José Ángel y Miguel Ángel, nada hay como la respiración de los castañares cuando salen de su sopor nocturno. Un privilegio poder compartir esa intimidad. Besos.
ResponderEliminarSon árboles preciosos, una pena pero era su turno por lo visto
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