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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

LA MALDICIÓN DE LA GÓRGONA

Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet, Alejandro Cabeza
Museo Sorolla, Madrid, 19 de abril

Mira Medusa su cabeza cercenada sobre el bruñido escudo del guerrero. Esos ojos empañados ya no se dirían los suyos: apenas reconoce a la joven doncella que nada sabía del mundo. El metal refleja la cruda realidad indiferente, ni cruel ni misericordioso: sencillamente, desapasionado. Inexplicablemente, la mujer desfigurada está por encima de su propia tragedia, por encima incluso de la infamia. Inexplicablemente, la mujer mutilada es inmune al odio. Lejos de destilar veneno, las serpientes de su cabellera ofrecen miel al recién llegado. Su regazo concede reposo al amable extranjero. El hombre, entonces, observando las facciones relajadas que contradicen el cuello seccionado, se pregunta quién es realmente el monstruo.

No te mires en la dura superficie, niña; es peligroso –muy peligroso– reflejarse en los espejos. No te fíes, niña, de las corneas ajenas. Mírate –porque has de hacerlo– únicamente dentro.
                                                                          (S. G. I., Madrid, 17 de junio de 2011)


Para escuchar a Dead can dance interpretando Chant of the paladin

Para escuchar a Dead can dance interpretando Echolalia


Para escuchar a Dead can dance interpretando Ulysses

16 comentarios:

  1. Hola Salomé. me alegra verte de nuevo por la red, llevaba tiempo sin saludarte. Completa entrada. Felicidades y un abrazo

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  2. Una maldición que viene desde la antigua Grecia las Gorgonas, esas tres hermanas horrendas y crueles. Eran tres de las hijas de Forcis y Ceto. Esteno, Euríale y Medusa tenían serpientes venenosas vivas en lugar de cabellos, colmillos de jabalí en vez de dientes, el cuerpo lleno de escamas, manos de bronce y alas de oro.
    Ahora bien quien es realmente el monstruo, la indiferencia hace sabios y la insensibilidad monstruos.
    Saludos.-

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  3. El placer del reencuentro es mutuo, querido José Manuel. Eres, siempre, una presencia reconfortante. Besos.

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  4. A veces las corazas y garras, querido Enrique, surgen tras un largo proceso evolutivo, como "sencilla" adaptación al medio. En ocasiones, con mucha suerte y una gran dosis de trabajo, al desvestirnos de las escamas frente al espejo, descubrimos que aún queda algo de carne tierna debajo. No deja de ser, batallado o no, un milagro. Abrazos.

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  5. Mirarse dentro, a veces, es tremendamente difícil. La imagne exterior lo acapara todo y las capas internas se cierran una tras otra formando una cebolla acorazada.

    Ojalá tuvieramos siempre una guardiana, una protectora, una medusa... siempre a nuestro lado.

    Un abrazo!!

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  6. Sin destilar veneno y con una generosa ofrenda de miel, me atrevo bajo los efectos mágicos de este texto, a dejarme conducir con admiración hasta el final, disfrutando de la magia de tus metáforas.
    Es un placer leerte.

    Saludos.

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  7. ¡Hola Salomé!
    Me emociona aprender cosas nuevas como las que nos cuentas, a través de esta imagen tomada en el Museo Sorolla, se percibe en ese lugar muchas cosas aparte de la faceta del pintor que expresa en sus cuadros. (Objetos personales, cerámica, muebles, jardín...) Me pregunto qué parte de monstruosidad y que parte de belleza somos capaces de reflejar los seres humanos.

    Besos.

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  8. Me alegra infinito tu vuelta, un abrazo.
    Mirarnos solamente dentro, ignorando los espejos que irremediablemente nos reflejan, observan y analizan, es, sin duda, la única manera de sobrevivir.
    Bienvenida de nuevo. Un besazo.

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  9. Interesante post, un grato placer pasar a leerte.
    que tengas un feliz fin de semana.
    un abrazo.

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  10. Encantada de volverte a ver por estos lares, la entrada como siempre muy buena y muy ilustrativa.
    Un abrazo

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  11. Mejor aún, querida Laura: ojalá la medusa pusiese cerrar los ojos definitivamente y las justicieras serpientes, gozar de merecido descanso. Yo también soñé una vez un paraíso en el que el ofidio firmaba la paz con el hombre. Aún lo sigo soñando. Besos.

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  12. No probarás los afilados dientes, querido Javier: sólo hiere la vigilante guardiana a quien lo merece. Ven, tenderé la mano cada vez que lo desees. Os conduciré sin vacilación ni pudor en la oscuridad, en las simas donde los caminos no llegan. Leche y miel eran, en efecto, ofrendas habituales para las almas de los muertos, que a menudo se creían reencarnados en serpientes. Compartamos, mejor, el sustento: sean nuestras viandas alimentos para los vivos, promesa de regocijo futuro para el cuerpo y el alma. Compartamos pan y vino, y conviértase nuestro modesto banquete en antesala de lucidez. Abrazos.

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  13. Yo no opondría, querido Fernando, la monstruosidad a la belleza. En ocasiones la hermosura es tóxica; disfraza torpemente vileza. Aunque resulte inquietante reconocerlo, no todo lo bello es bueno.
    En efecto creo que contemplar la madriguera de un artista de cualquier campo se convierte en uno de los varios modos de vislumbrar si éste es sincero (quizá más bien… ¿consecuente?). Besos.

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  14. Y aún lo queremos. ¿No es cierto, querida Anna? Aún creemos merecerlo. A ratos incluso no nos basta: deseamos fervientemente, adolescentemente, vivir. Aprieta los ojos y escucha el susurro de un cuento. Apriétalos fuertemente e imagina que no es sólo el sonido del viento. Besos agradecidos.

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  15. Un placer ofrecerte reposo en el camino, sea para mucho o para poco, Ricardo. Considérala también tu casa. Abrazos.

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  16. Si se habla de ver, querida Ana, soy yo la que está encantada. Con tus fotos, obviamente. Besos.

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