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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

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El Madrid de Martínez-Almeida también está contra la "basuraleza"

Concentración vecinal contra el cantón de limpieza en Sangenjo 35 (Madrid)
 

Pues, sí, esto es lo que entienden determinados gestores —que confunden cargo público con feudo privado— por mantener limpia la ciudad. Concretamente, mediante los nuevos cantones de limpieza previstos en zonas urbanas, como el que tienen intención de construir en calle Sangenjo 35, que se encontrará bajo las terrazas de dos bloques de vecinos, literalmente debajo —las vistas y el aroma cuando salgan a fumarse un piti van a ser impagables—, con un pequeño pinar detrás —que, sospecho, a la larga arrasarán o cuanto menos degradarán— y no sólo en mitad de casco urbano, sino en plena zona residencial: con una biblioteca pública —y una parada de autobús, cabecera de línea para mayores señas. Tela el gustito que va a dar esperar el transporte público allí... — en frente, y un colegio, mejor dicho, dos, a cortísima distancia. Eso por no hablar de los bares concentrados en la pequeña plaza que hay justamente donde está ubicada la central térmica San Enrique, a las mismísimas espaldas de este proyecto prodigioso…

Brillante plan que contribuirá al desarrollo del barrio y al bienestar de los vecinos. ¿Pues no decía determinada gente que lo que quieren es ayudar a los pequeños empresarios y emprendedores? Sospecho que esos emprendedores están contentísimos en el barrio.

Esta es la concentración del sábado pasado. Y no será la única. Ni la única medida a tomar en contra de este despropósito.

Uno ha de hacerse oír en las calles, efectivamente. Y la principal herramienta del ciudadano consiste, también, en hacerse oír en las urnas. Entre urna y urna, por supuesto, la única opción no es bajar la cerviz y acatar cualquier orden, razonable o no, que parta del poder. Porque ciertas instituciones, mejor dicho, ciertos individuos —para citar a Serrat, los que se manejan bien con todo el mundo— que, más que representarlas, las ocupan y parasitan, no han entendido que éste, el poder, emana directamente del pueblo, del ciudadano, del cual son o deberían ser escrupuloso representantes. De paso, sensatos gestores a su servicio… Ahí es na.

Los toros no son lo mío, salvo pastando en el campo. No obstante, creo que viene al caso: Manolete, Manolete… Si uno no sabe ni gobernar rectamente según la razón y la moral, ni gestionar de forma cabal, conviene que se dedique a otros menesteres o se quede en su casa. Pero para eso, por supuesto, hay que invitar con educación a desalojar ordenadamente.

Ay, por favor, qué buen vasallo si tuviese buen señor.



The shining: ese invento del cambio climático


En las calles de Madrid los padres, improvisados renos, tiran de coloridos trineos en los que transportan a sus hijos. Hay quien se desplaza sobre esquís para comprar el pan y quien practica snowboard en cualquier cuesta. El barrio se ha convertido en improbable escenario para unos austeros juegos de invierno. En la Avenida de la Ilustración, tomada por los viandantes y vetada a los vehículos, se alcanzan los cincuenta centímetros de nieve. Los perros de pequeña alzada desaparecen engullidos por el insidioso algodón gélido, que hoy no parece tan efímero. 

Filomena, otro episodio más fruto del cambio climático que negacionistas como el recalcitrante Trump se obstinan en ignorar, nos zarandea. Revisemos bien nuestro fondo de armario, no vaya a ser que en unos años estos escenarios propios de El día de mañana se vuelven cotidianos.


The shining, El resplandor
Fotograma de El resplandor


El Diluvio de Leon Francois Comerre
El Diluvio, Leon Francois Comerre



Black Sabbath, The Shining


OTRA DOSIS DE IGNOMINIA EN EL TELEDIARIO

Salome Guadalupe Ingelmo - Templo Bel - Palmira
Templo de Bel, Palmira (Siria), 1996


Misión arqueológica italiana (Pisa-Bolonia) en Tell Afis, Siria 1996.
Si en Pisa me descubrí a mí misma, en Siria, en Palmira, descubrí a Dios.
De Siria, amén de su salvaje pero serena belleza —la belleza reposada de los años, del silencio en su desierto sin horizonte—, en mi memoria, sobre todo, la sobrecogedora hospitalidad de sus gentes, siempre solícitas con el peregrino. Esa hospitalidad a la que hoy no correspondemos.
Han pasado, por encima de todos nosotros, muchos años. Siria en 96… ¿Dónde estaréis hoy, compañeros?


Salome Guadalupe Ingelmo - Norias de Hama
Norias de Hama
Salome Guadalupe Ingelmo - Qal'at Sim'an - Iglesia de san Simón Estilita
Qal'at Sim'an, Iglesia de san Simón Estilita

La última mirada de Zenobia sobre Palmira, Herbert Gustave Schmalz
La última mirada de Zenobia sobre Palmira, Herbert Gustave Schmalz


The Cranberries, Zombie




Cielos de Hervás: Amanece en la noche oscura del alma






Non monti, anime di monti
sono queste pallide guglie, irrigidite
in volontà d'ascesa. E noi strisciamo
sull'ignota fermezza: a palmo a palmo
Antonia Pozzi, Dolomiti


“El pueblo de mi padre dice que cuando nacieron el Sol y su hermana la Luna, su madre murió. El Sol le ofreció a la Tierra el cuerpo de su madre, del cual surgió la vida. Y de su pecho extrajo las estrellas y las lanzó hacia el cielo nocturno en memoria de su espíritu. Ahí tiene el monumento a los Cameron. Y también a mis padres”[1].

Por fortuna vive en uno de esos pocos sitios donde la contaminación lumínica aún no impide contemplar las estrellas. Mira hacia arriba y sonríe inconscientemente. Cree haber descifrado el mensaje uniendo los puntos luminosos. When the real mountain men are Kings…”[2], confirma la voz del MP3. Se dice que, en efecto, sin duda, ése es el cielo de nuestros padres. Antes de emprender el camino se concede unos segundos para admirar el prodigioso espectáculo. Apenas unos segundos; el trayecto es largo y las cumbres esperan. Aún reina la noche cuando abandona definitivamente el jardín y cierra tras de sí la cancela.

Transcurrida casi una hora de marcha, súbitamente el cielo se incendia. Amanece. Ante ella se despliega en
todo su esplendor una nueva creación. Una cada nuevo día. Se detiene a presenciar, en reverente silencio, el milagro que se renueva una y otra vez con cada amanecer. Cada día el mismo. Y cada día único y diferente. Lo que hasta hace unos instantes eran sólo sombras confusas se perfilan como enormes montañas de contornos rotundos y nítidos, cuya majestuosidad el ojo no abarca.

Mira hacia lo alto, hacia donde su voluntad aspira. Desde aquí abajo, llegar a ellas parece casi imposible. Ansiosa, dirige su vista hacia las cumbres: enormes y lejanas. Inalcanzables e inaccesibles… sólo en apariencia. Porque ella sabe –la experiencia se lo dice– que en pocas horas habrá tocado el cielo. Con la práctica ha aprendido que cada cosa requiere su tiempo, que la disciplina todo lo puede. En unas horas, ni siquiera tantas, estará allí arriba, en esa meta que hace apenas un suspiro parecía remota. Y ya no importará nada de lo dejará abajo. Porque es el ahora lo único que cuenta. Quedarán atrás amarguras, desencantos y traiciones. Arriba, lejos del mezquino mundo, mecida por el viento y protegida por las ramas, será ingrávida e intocable. En el camino, habrá aprendido a conocerse a sí misma. En el camino, se habrá vuelto recia como lo pinos que coronan las cumbres y generosa como los castaños que cobijan audaces vuelos. Pues Ella –el mejor ejemplo–, con níveo traje nupcial en invierno o vestida de invicto verde en verano, siempre acoge maternal al peregrino.

Mientras, abajo quedará el hombre. El hombre, que siempre defrauda. El hombre que, en su torpeza, sólo sabe construir efímeros paraísos artificiales. Por eso las chispas iluminan el cielo nocturno imitando burdamente el cielo estrellado. Es el resultado del devastador fuego que avanza sobre las cabezas de los bomberos y agentes forestales. El descomunal esfuerzo físico ya no conduce por las fértiles sendas del conocimiento interior, sino por las áridas veredas de difícil acceso en las que han sido encendidas las llamas para que su extinción resulte más compleja. Tal vez, incluso, para poner en peligro las vidas de semejantes que en nada se parecen. La recompensa de esos rostros curtidos y tiznados, de esos individuos esforzados, devastados por el agotamiento y el desconsuelo, en el mejor de los casos, consistirá en salvar el resto del monte y regresar a casa enteros.

Ante la infamia, ante la traición perpetrada una y otra vez por unos pocos y la indiferencia de la mayoría, sólo impotencia. También rabia. En respuesta, tras el extraordinario resplandor, el estremecedor alarido hiende el cielo y retumba entre las paredes rocosas, ahora desnudas y carbonizadas. Sus compuertas se abren y, de lo alto, deja caer el agua para refrescar la reciente herida. Un nuevo diluvio. Tal vez una noble advertencia que el hombre, sordo como siempre a todo lo trascendente, no sabe interpretar. Igual que hormigas, allá abajo, corren a refugiarse. Y como las hormigas, bajo la inmensidad del cielo, podrían ser aplastados un día. Aunque, en su inconsciente arrogancia, siguen abusando de la paciencia infinita.

Contra el cielo, contra el mismo cielo de nuestros padres, se recortan las montañas. Ellas se alzaban aquí mucho antes de nuestra llegada. Y aquí seguirán –incluso a pesar nuestro– cuando nosotros ya no estemos. Son las mismas que vieron los romanos al pisar estas extrañas tierra. Muchos, los mismos árboles –en pié aun viejos– que daban sombra a mi bisabuelo cuando se dirigía a la Chorrera por una senda hoy intransitable. Porque el hombre, en su estupidez e ignorancia, se va confinando entre estrechas fronteras. En lugar de derruirlos, construye muros. Y en vez de abrir caminos, se los cierra.

Hacia el cielo se alzan voluntades y aspiraciones; pero también humo y pavesas. Pues el hombre, en su recalcitrante mezquindad, busca obstinado el suelo: la satisfacción fácil, inmediata y pasajera. Se deja deslumbrar por el ilusorio fulgor del espejismo, del vil metal o la complaciente soberbia.

Y cuando, a fuerza de tropezar obstinadamente sobre la misma piedra, ya no quede nada, será un fundido en negro.

***

Este verano los incendios se han sucedido uno tras otro por toda la geografía española. El territorio extremeño no ha constituido una excepción. En concreto, en el término municipal de Hervás, sólo a finales de agosto, tres incendios en días consecutivos: la noche del 24, en fincas privadas de La Solanilla; la tarde del 25, entre Hervás y Aldeanuela del Camino y, finalmente, la noche del 26, en lo alto de la sierra –un fuego aparentemente con varios focos que se inició hacia media noche sin la intervención de rayos, y en cuya extinción seguramente no colaboró el fuerte viento–. Veníamos, ya, de otro incendio declarado el 9 de agosto en las proximidades del Pinajarro. Aciago recuento del que no podemos sentirnos orgullosos.

***

Contra el cielo de nuestros padres se recortan las llamas y sobre los montes de nuestros hijos se acumula la estéril ceniza negra. Ésta, si no hacemos algo, seguirá siendo nuestra sombría herencia. 




[1] De la película El último mohicano, adaptación cinematográfica de la homónima novela de James Fenimore Cooper rodada en 1992 por Michel Mann.
[2] De la canción Mountain men, de Jethro Tull.



Salomé Guadalupe Ingelmo, “Cielos de Hervás: Amanece en la noche oscura del alma”, en Cielos de Extremadura. Extremadura en la red: blogs y fotografía de naturaleza, José Manuel López Caballero y Atanasio Fernández García coords., Dirección General de Turismo Junta de Extremadura – Fundación Xavier de Salas eds., 2017, pp. 226-231.


Loreena McKennitt - The Dark Night Of The Soul 
 

Con la cabeza en las nubes: VII Encuentro de Blogueros. Cielos de Extremadura



Os dejo el programa del VII Encuentro de Blogueros (2017), que se celebrará el próximo día 25 de noviembre en la Fundación Xavier de Salas (Trujillo) gracias a la excelente organización a cargo de nuestros compañeros José Manuel López Caballero y Atanasio Fernández García.

Me cuenta un pajarito que el aforo está prácticamente completo. Deseando compartir con vosotros ese día y ascender de la mano a los cielos.   


VII Encuentro de Blogueros 2017, Fundación Xavier de Salas, Trujillo
Encuentro de Blogueros, Fundación Xavier de Salas (Trujillo)



Beneath a Phrygian Sky Loreena Mckennitt

ME PREGUNTO CUÁNDO NOS EXTRAVIAMOS



Aguas turbias


Ignacio González, ex presidente de la Comunidad de Madrid: "El principal riesgo que tienen los niños en la Comunidad de Madrid de malnutrición es la obesidad infantil".

En debate parlamentario a mediados de diciembre de 2014, Ignacio González, asegurando que la crisis ya era cosa del pasado y el verdadero problema de los niños madrileños consistía en que estaban demasiado gordos, se negaba a aceptar la propuesta realizada en la Asamblea de Madrid por el líder del PSM, Tomás Gómez, de abrir los comedores escolares en Navidad para todos aquellos niños y niñas en riesgo de pobreza infantil y carencias severas.



Me pregunto cuándo nos extraviamos

En qué desvío nos perdimos
y nunca más nos encontramos.
Cuándo renunciamos a los valores,
los principios, la conciencia…
Y además comenzó a resbalarnos.
Cuándo toda esta podredumbre
dejó de agredirnos al olfato.
Cuándo se nos olvido definitivamente
en qué consiste un ser humano.
            (S.G.I, Madrid, 24 abril 2017)


Léon Bonnat, Adam and Eve Mourning the Death of Abel
Léon Bonnat, Adán y Eva llorando la muerte de Abel


Queen, Bohemian Rhapsody

PLATERO Y YO

Pareja de asnos, por Alfredo Enguix


SI JUAN RAMÓN LEVANTARA LA CABEZA

Hace poco celebrábamos el centenario de Platero y yo, pero a escasos días de Navidad nos despertamos con la noticia de que un salvaje ha causado la muerte de un burrito de meses en Lucena. A cuanto parece, para algunos esto es el espíritu navideño. Obviamente al “gracioso” que protagonizó la hazaña de saltarse la seguridad del Belén del que el animalito formaba parte, la obra de Juan Ramón Jiménez ha de traerle al fresco: la ternura de la bestezuela no le produce ni calor ni frío. Pero el verdadero problema, lo realmente grave, no reside en sus gustos literarios, sino en la absoluta insensibilidad ante la vida animal, que no deja de ser vida ajena. Cómo se puede sentir una persona normal al saber que ha causado la muerte de un ser vivo que apenas comenzaba a dar sus primeros pasos, un animal que no ha podido superar el trauma de los golpes y el esfuerzo, el peso de una mole de ciento cincuenta quilos sobre una espalda aún endeble. La cuestión es que una persona normal nunca haría algo así. A una persona normal, en un país normal, se la habría educado en el respeto: en el respeto hacia las normas que dictan no saltarse una barrera y en el respeto hacia la naturaleza, que dicta no masacrar cuanto nos rodea. A una persona normal, en un país normal, se la habría educado para intentar convivir en el respeto hacia otras formas de vida. Pero en nuestro país aún hay muchos individuos que desprecian cuanto no comprenden, que cosifican a los animales y, por tanto, los maltratan sin pudor ni remordimiento. Qué más da la muerte de este bebé de pollino, si el héroe ya tiene en su móvil la foto que buscaba a toda costa: orondo y obscenamente sonriente a lomos del Platerillo, tan blando por fuera como hecho de algodón, que moriría horas más tarde.
Por motivos obvios, en los medios de comunicación las fotos se muestran veladas, pero de seguro bastaría mirar los ojos de ambos protagonistas para descifrar sin ayuda cuál es la víctima y cuál el verdugo.

Mientras sigamos permitiendo y justificando el maltrato animal, disfrazándolo a veces incluso de fiesta tradicional, no podremos considerarnos un país desarrollado.

Monje con asno, por Antonio Casanova Estorach


George Harrison and Eric Clapton, While my guitar gently weeps 


PUNTOS DE ENCUENTRO




Aquí va, con un poco de retraso pero también con mucho amor, mi participación en la publicación Turismo cultural y patrimonio natural en Extremadura. Extremadura en la red: blogs y fotografía de naturaleza, coordinada por nuestros compañeros José Manuel López Caballero y Atanasio Fernández y editada gracias a la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura y a la Fundación Xavier de Salas.

Ha sido un privilegio verse rodeada de autores tan especiales. Gracias a todos vosotros por vuestro esfuerzo y entusiasmo. La nuestra es una tierra hospitalaria, siempre dispuesta a acoger al peregrino, y creo que así la hemos pintado.





GRANADILLA
VESTIGIOS DE UN NAUFRAGIO

Salomé Guadalupe Ingelmo


                                        Granadilla: A un mar interior
                                        En las casas abandonadas,
                                        o restauradas,
                                        se adivinan murmullos sin cuerpo,
                                        sonidos amortiguados,
                                        como ahogados por el líquido elemento.
                                        Dicen, de quienes reconstruyen el pueblo.
                                        Pero yo intuyo, sé,
                                        que llegan de otro tiempo.
                                                           (S. G. I., Hervás, 11 de agosto de 2011)


La muralla que separa ambos mundos, pasado y presente, domina sus ruinas: laberinto de callejuelas donde perderse. Pareciera víctima de una sigilosa guerra que todo lo hubiera arrasado sin consideración. Y sin embargo no está vencida; un pueblo se levanta de sus cenizas por voluntad, con trabajo y esfuerzo. Por orgullo y dignidad, se levanta. Quizá agonice, pero nunca muere a manos de otros. O se suicida o anda. Y ella no se ha rendido del todo. Ni a pesar de todo. El hombre es animal que carece de memoria. Por eso continúa allí, en pie. Tozuda, reacia a alimentar el hambre insaciable del olvido: museo vivo, martillo contra el yugo que oprime.
Hace décadas que la quimera del mar le lame los pies. A veces se engalana, cubre sus muros de
conchas… Pero aún se resiste pudorosa a un idilio que intuye insidioso. Ella no olvida: ansía lo que ya no puede tener, la tersa llanura que yace medio ahogada a sus plantas, sobre un fondo en calma donde no habita el sonido. Ansía una piel erizada de tercas encinas y alcornoques, como una barba incipiente: áspera pero familiar. Ya no volverá. No importa cuánto pueda esperar, no secará el pertinaz sol los fluidos derramados. Sólo permanecen los lánguidos eucaliptos, extranjeros nostálgicos de desconocidos continentes a la deriva. En junio, los pétalos ajados de las jaras nievan el duro suelo. Vuela por el aire el canto de un cisne, el último.
Visto por ojos profanos, diríase un paisaje lunar, yermo. Pero los mulos rumian al amor de sus muros, y los lechones juguetean ociosos en el barro. El gamo de mirada tierna observa asombrado la vida que se acelera más allá de las murallas: parecieran cárcel y quizá simplemente sean refugio. Imprevisibles, brotan pequeños vergeles del suelo calcinado: los huertos donan frescor y los frutales, sombra bajo la cual posar unas palabras. En sus recovecos se detiene el tiempo. Los asientos son de piedra: no hay urgencia para el caminante.
Granadilla, fundada en 1170 por Fernando II, desde 1980 declarada Conjunto Histórico-Artístico, fue desalojada en los años cincuenta tras ser declarada zona inundable por la construcción del embalse Gabriel y Galán. Las familias campesinas, despojadas de sus tierras, hubieron de abandonar el pueblo, que se convirtió en un fantasma. Sus olivos soñaban bajo el agua el pronto regreso. Pero las vidas de los últimos resistentes naufragaban en una isla cada día más pequeña: el mundo exterior parecía ajeno a la tragedia.
Desde 1984 Granadilla forma parte del programa “Recuperación y utilización educativa de pueblos abandonados”. Jóvenes estudiantes lo rehabilitan: lo animan otra vez voces nuevas. No obstante en el Día de Difuntos los antiguos habitantes, los vivos y quizá los muertos, regresan a su tierra.

Texto y fotografías: Salomé Guadalupe Ingelmo 
Paisaje: Azules de Granadilla, por Alejandro Cabeza


Salomé Guadalupe Ingelmo, “Granadilla. Vestigios de un naufragio”, en José Manuel López Caballero y Atanasio Fernández y (Coord.), Turismo cultural y patrimonio natural en Extremadura. Extremadura en la red: blogs y fotografía de naturaleza, Dirección General de Turismo Junta de Extremadura – Fundación Xavier de Salas, 2014, pp. 114-118.


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Azules de Granadilla, por Alejandro Cabeza







Gortoz a ran, Denez Prigent & Lisa Gerrard





LÁGRIMAS NEGRAS


Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos. (Rabindranath Tagore)

¡Alabad el árbol que desde la carroña sube jubiloso hacia el cielo! (Bertolt Brecht) 

Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol. (Martin Luther King)

Quien no ha visto en la carretera el alba, entre dos hileras de árboles, fresca y viva, no sabe qué es la esperanza. (Georges Bernanos)

Vosotros taláis los árboles para construir edificios que albergarán a los hombres que se han vuelto locos por no haber podido ver los árboles. (James Thurber)

Quien planta árboles está al lado de la eternidad. Nuestra codicia legítima de más bosques es la búsqueda de una humanidad más humana. (Joaquín Araújo)

Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres. (Jules Renard)

Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano. (Johann Wolfgang Goethe)

Quien no castiga el mal ordena que se haga. (Leonardo da Vinci)

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada. (Edmund Burke) 


No hagáis el mal y no existirá. (Leon Tolstoi)



MI SOMBRÍA BOLA DE NIEVE
Abandonada
bajo esta bóveda de cristal (,)
frágil,
sacudida,
patas arriba,
cabeza abajo,
macabro rito,
juguete roto:
nieva.
De mis ojos,
ceniza negra.
Mi mota me nubla el cielo;
no me reconozco
si me miro al espejo.
                                                                             (S. G. I. Madrid, 15 de octubre de 2011)


Para escuchar a Pink Floyd interpretando Sorrow live
http://www.youtube.com/watch?v=AEqQx2pJxWU&feature=related

EL FINAL DE UNA ERA


De los tres enormes castaños que surgían al pie de un padrón en el Castañar del Duque, en la senda que enlaza la pista principal que va de Hervás a Gargantilla con la carretera que conduce al Puerto de Honduras, ya sólo quedan dos. Uno de ellos no ha resistido, quizá, la embestida del viento. Sus raíces, carcomidas, ahora miran al cielo. En su caída, involuntariamente, ha arrastrado algún castaño más joven. Los dos supervivientes honran al compañero coronándose de verdes hojas. Aunque su tenaz follaje parece languidecer por momentos.




REQUIEM
Calla el bosque sobrecogido:
mudos los pájaros por respeto.
Hoy la niebla cubre el sol.
Las campanas suenan a muerto.
El tronco lleno de arrugas
yace tendido en el suelo.
Ya no coronará el verde tus ramas,
ni dormitarás otro invierno.
Al fin ha rendido sus armas
el infatigable caballero.
Duerme un sueño profundo.
Descansa hasta el final de los tiempos.
Espera, gigante, en la otra orilla
a los restantes dos mosqueteros
                                                                           (S. G. I. Hervás, 2 de agosto de 2011)














Para escuchar a Loreena Mckennitt interpretando The Two Trees








DEL PASADO EFÍMERO



EN MIS RECUERDOS
Uno de los lugares que yo más visitaba de niña,
en las tardes soleadas,
en lugar de dormir la siesta.
Mientras el mundo se arropaba con el sopor,
los pies pequeños, en el agua transparente:
besaban los dedos esos guijarros del fondo
que hoy ya no se encuentran.
Sé que hubo una vez ranas,
aunque ahora podría no ser cierto.
Sé que un tiempo volaron libélulas.
Pero ya nada que tenga alas y haya podido escapar
queda.
Uno de los lugares que yo más visitaba de niña,
aquel año que me hospedé "en cá la Ino".
Qué tiempos. ¿Recuerdas?
Se me escapaban las tortugas por el huerto.
Se escondían entre las algas de la acequia.
Y aquel día que bajó la punta de vacas bravas,
y una llamó a nuestra puerta...
Querida Emi, ¿recuerdas?
Y ¿dónde,
dónde está aquel lugar
que yo más visitaba de niña
en las tardes sin siesta?
                   (S. G. I. Madrid, 7 de marzo de 2011)




 Para escuchar a Carmen Consoli interpretando L’eccezione




L'ECCEZIONE                         LA EXCEPCIÓN

Soffro nel                                   Sufro al
vederti infrangere                         verte hacer pedazos
i principi sui quali era salda          los principios sobre los cuales se asentaba firme
un'esemplare dignità.                   una dignidad ejemplar
Condizione                                Condición
inammissibile,                            inadmisible
la discutibile urgenza                   la discutible urgencia
per cui è indispensabile                por la cual es indispensable
uniformarsi alla media.                 adecuarse a la mayoría.

Si dice che ad ogni rinuncia          Se dice que a cada renuncia
corrisponda una contropartita         corresponde una contrapartida
considerevole,                             considerable.
ma l’eccezione alla regola             Pero la excepción a la regla
insidia la norma.                         insidia la norma.

Se vero che ad ogni rinuncia          Si es cierto que a cada renuncia
corrisponde una contropartita          corresponde una contrapartida
considerevole,                             considerable,
privarsi dell’anima                       privarse del alma
comporterebbe                             comportaría
una lauta ricompensa.                   una pingüe recompensa.


Soffro nel                                    Sufro al
vederti compiere                           verte ejecutar
bizzarre movenze                          grotescos movimientos
indotte                                        inducidos
da un burattinaio scaltro.                por un titiritero astuto.


Credi sia                                    ¿Crees que es
una scelta ammirevole                   una elección admirable
fuggire lo sguardo                         escapar de la mirada
severo e vigile                              severa y vigilante
della propria coscienza?                 de la propia consciencia?


Si dice che ad ogni rinuncia            Se dice que a cada renuncia
Se vero che ad ogni rinuncia           Si es cierto que a cada renuncia              

corrisponda una contropartita          corresponde una contrapartida
considerevole,                              considerable.
ma l’eccezione alla regola               Pero la excepción a la regla
insidia la norma.                           insidia la norma.

corrisponde una contropartita          corresponde una contrapartida
considerevole,                              considerable,
privarsi dell’anima                        privarse del alma
comporterebbe                              comportaría
una lauta ricompensa.                    una pingüe recompensa.


Se vero che ad ogni rinuncia           Si es cierto que a cada renuncia
corrisponde una contropartita          corresponde una contrapartida
considerevole,                              considerable,
privarsi dell’anima                        privarse del alma
comporterebbe                              comportaría
una lauta ricompensa.                    una pingüe recompensa.
               (Carmen Consoli)                    (traducción de S. G. I.)

Los verdaderos protagonistas estan aquí