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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

YO ESCOJO SER TESTIGO


La curva cela cuanto hay más allá, en el camino que aún queda por delante. Y sin embargo yo lo conozco ya; he estado allí antes algunas veces, quizá demasiadas. No obstante, por unos segundos espero siempre encontrar algo distinto, inesperado.
He mirado dentro y he sobrevivido a la insidia del espejo; he decidido no volverme dura piedra. Yo escojo seguir mirando también fuera, aún con entusiasmo. Escojo proseguir viaje. Y continuar siendo testigo, memoria. Para que el polvo no se pierda en el viento, para que quede un sedimento.


 
Para escuchar la banda sonora de Millennium, compuesta por Hans Zimmer

Para escuchar Marco Polo, de Loreena MacKennitt

6 comentarios:

  1. Hola Salomé, estoy contigo, bueno en estado figurado. Yo también quiero ser testigo de la vida, de mi vida, que no me la cuenten, que sea mia, que no me la roben.

    A veces parece que vivimos la vida de los demás, y no la nuestra.

    Para los protagosnistas de su vida, un fuerte abrazo.

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  2. Acariciada por vientos benévolos y besada por mil soles. Un placer reencontrarte, Salomé. Yo ando, la mayor parte del tiempo, sumergida en el mar, tostándome al sol, contemplando lunas de distintas formas y estrellas fulgurantes. Apetece poco sentarse delante del ordenador con tanto milagro, dura tan poquito el verano. Pero paso, sí, de vez en cuando, saludo y me voy para poder regresar. Un besazo azul y amarillo.

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  3. Tan extremadamente lucido y sincero tu comentario, querido José Luis… Tan conmovedor y compartido que no hay nada que yo pueda añadir. Salvo dejar testimonio de lo mucho que me han aportado tus palabras en el día de hoy. Siempre inestimables tus visitas, aunque hay momentos en los que sólo por el huésped se enciende el fuego. Y son ésas precisamente las que valen más. Gracias por estar. Y mucho más aún, por ser. Un beso grande.

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  4. Que siempre te arrope el manto nocturno, querida Anna. Son los brazos más reconfortantes los de la noche, en los que más consuelo he encontrado siempre. Después de los de la montaña, obviamente. Hemos compartido durante un tiempo mares y cielos, aun a kilómetros de distancia y sin saberlo. Ahora siento que es tiempo de volver a las alturas; ha de regresar la mujer de montaña al lugar que le corresponde. Si bien con nuevos paisajes también dentro; quizá con el equipaje algo más pesado. Emprendo de nuevo viaje con el cuerpo un poco más fatigado, pero aún con entusiasmo. Con un entusiasmo que será mayor mañana. Con un entusiasmo que haré mayor mañana. Besos de verde testarudo vestidos, como los invictos pinares que visten las cumbres.

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  5. Salome una reflexión que comparto, has que ser parte de la vida, vivirla hasta el final, no ser simplemente meros espectadores.
    Saludos.-

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  6. En efecto, querido Enrique, sobrevivir es relativamente sencillo. Lo realmente complicado es vivir. Besos.

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