A veces, muchas veces, cuando el sendero se retuerce en una previsible curva, me imagino a mí misma caminando sobre el vacío. Los pies sostenidos únicamente por la fe. Avanzando por una pista ya inexistente, que se adentra en el acogedor precipicio sólo en mi mente. Me siento, fuera de mí, ligera, ingrávida: libre por fin de las insidias del suelo. Y la nada parece tirar de mí seductora, solidaria. Pero la tierra es siempre mucho más fuerte; también hoy el paso se impone al vuelo. La línea recta habrá de esperar, aunque continúe siendo la distancia más corta entre dos puntos. También, la distancia más corta entre dos cuerpos. Tomo la curva a regañadientes, como un cáliz amargo apurado ante el escaparate de una pastelería. Trago, una vez más, trabajosamente. Y me digo que la fe es lo que más alimenta. Aunque no sólo de fe se vive.
Para escuchar a Kansas interpretando Dust in the wind
Es verdad Salomé, la fe es muy importante pero no es el único alimento vital.
ResponderEliminarTu imaginación siempre me sorprende. También que publiques una foto con nieves, pero los pensamientos no entienden de estaciones ni de temperaturas.
Un abrazo!!
Una buena descripción.
ResponderEliminarEfectivamente no solo de fe vive el hombre, pero también en cierto modo alimenta el espíritu y el alma.
Saludos.-
Hola Salomé. Me alegra leerte de nuevo. Buena elección de la música. Un abrazo
ResponderEliminarEn efecto, querida Laura, tampoco los sentimientos entienden de estaciones ni de temperaturas. Un beso grande
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