En las calles de Madrid los padres, improvisados renos, tiran de coloridos trineos en los que transportan a sus hijos. Hay quien se desplaza sobre esquís para comprar el pan y quien practica snowboard en cualquier cuesta. El barrio se ha convertido en improbable escenario para unos austeros juegos de invierno. En la Avenida de la Ilustración, tomada por los viandantes y vetada a los vehículos, se alcanzan los cincuenta centímetros de nieve. Los perros de pequeña alzada desaparecen engullidos por el insidioso algodón gélido, que hoy no parece tan efímero.
Filomena, otro episodio más fruto del cambio climático que negacionistas como el recalcitrante Trump se obstinan en ignorar, nos zarandea. Revisemos bien nuestro fondo de armario, no vaya a ser que en unos años estos escenarios propios de El día de mañana se vuelven cotidianos.
Fotograma de El resplandor |
El Diluvio, Leon Francois Comerre |
Black Sabbath, The Shining
El cambio ya lleva un buen tiempo implantado.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí, pero hay quien no se da por aludido... Besos
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