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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

VOLVER AL REFUGIO


Hervás, verano de 1991

En El Refugio –curiosamente en frente del Museo Pérez Comendador-Leroux– acostumbraba mi bisabuelo a tomarse unos cafetitos. Allí él, que en familia no se mostraba como un hombre particularmente dialogante –a veces, ya se sabe, somos mucho más agradables fuera de casa que dentro de ella–, departía con amigos de todos los colores. Ignoro si le interesaba la política, pero imagino que no. Imagino que, sencillamente, un instinto primario e ineludible, ése que todos tenemos aunque no todos escuchamos, le sugería lo que estaba bien y lo que no.
Y es que hablando –y escuchando, obviamente– se entiende la gente. Se amplían las miras y, a pesar de la bruma que imponen los años, se acaba viendo más claro.
La dialéctica siempre hace crecer, pero la dialéctica requiere dos. De allí a poco, el régimen se empeñaba en acallar, definitivamente, cualquier voz –según él– disonante. Ha pasado el tiempo, pero no ha pasado el hombre. Yo, mientras tanto, sigo buscando refugios en los que resguardarme de la que está cayendo. Ya sabéis donde encontrarme: aún queda espacio en mi refugio antiaéreo…

Por cierto, como probablemente recordaréis, hoy es el día mundial de la asistencia humanitaria. Apliquémonos el cuento.


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Museo de Hervás, Alejandro Cabeza


Para escuchar a Phil Collins interpretando Another day in paradise

ANTE EL FRAGOR DE LA CORRIENTE


Charcas verdes

NATURALEZA PÉTREA
Piedra sorda
al reproche del cauce,
cuerpo aislado,
indiferencia densa;
impermeable a la luz
que otros cuerpos atraviesa.
Piedra que al curso se opone:
que confunde
obstinación con firmeza.
Orgullo toma por argumento.
Peso, por fortaleza.
Piedra sin razón ni prudencia.
Piedra que no se sabe
únicamente piedra.
                                                                                                (S. G. I. Madrid, 25 de julio de 2012)

La caída de Faetón, Sebastiano Ricci

Para escuchar a Karen Matheson interpretando Ailein Duinn http://www.youtube.com/watch?v=3qkSNZ3agmI&feature=related

Para escuchar a Karen Matheson y Donald Shaw interpretando Ailein Duinn

DE ÁNGELES Y DEMONIOS



No existe vida sin dignidad, sino sencillamente infierno. Hay quienes consiguen mantener su dignidad intacta incluso en condiciones infrahumanas. Y quienes no logran alcanzarla en circunstancias que a otros se antojan envidiables.  A menudo no puedo evitar sentir admiración por los primeros, pero eso no obsta para que nutra profundo respeto por los segundos; por sus circunstancias y decisiones. Porque no todos, aun perteneciendo a la misma especie, reaccionamos del mismo modo, y porque la vida es también libertad y pluralidad, convendría no juzgar a la ligera a nuestro prójimo: evitar demonizar a quienes no piensan como nosotros. Lo contrario no es una actitud cristiana. Y yo, que en el fondo sigo teniendo en alta estima a mis semejantes, sospecho que tampoco es una actitud humana.

Visión en el Coliseo, José Benlliure
Para escuchar a Zucchero interpretando Pene

VIVIR DE LAS RENTAS

Bichito adormilado en el zoo
Hay que crecer: no se puede vivir eternamente escudándonos en las responsabilidades ajenas, reales o ficticias. Es ésta la medida que nos  revela el nivel de madurez de una sociedad y sus representantes.
No se puede sacar la memoria histórica del armario sólo como y cuando nos interesa. Porque si no, si echásemos la vista atrás sin orejeras para explicarnos nuestro presente… Quizá no nos convenga. Habríamos de recordar cuándo y en qué circunstancias comenzó a inflarse la burbuja inmobiliaria. Porque si consultamos fuentes imparciales, fuentes económicas por supuesto, observamos que el desorbitado crecimiento de la construcción de viviendas se produce entre 1996 y 2004. En octubre de 2003 la Comisión Europea advierte de la existencia de una burbuja especulativa responsable de la duplicación del precio nominal en un solo año, y que podría causar un “aumento significativo en los tipos de interés o un futuro deterioro del mercado laboral”. Los madrileños saben bien que en esta ciudad el precio de la vivienda aumentó del 176% entre 1996 y 2003. Cierto es que el nuevo gobierno elegido en 2004 no hizo cuanto se esperaba por combatir la situación, que no cumplió, por ejemplo, con las 800.000 viviendas protegidas prometidas. Pero también es cierto que en septiembre de ese año, los visados de nuevas obras se redujeron en Barcelona y en Madrid, y en junio el Banco de España consideraba que el precio de la vivienda en 2004 estaba sobrevalorado entre un 24% y un 35% –aunque sólo seis días después The Economist  hablaba del 50%–.
Sea como fuere, no, quizá resulte mucho mejor mirar, sin rencor, hacia delante. Arremangarse y, aunque no tengamos costumbre, ponernos a trabajar en pos de un fin común como le pedimos al resto. En lugar de predicar y basta, predicar con el ejemplo.
No se puede alimentar eternamente el rencor: quizá dividiendo venzas, pero eso no quiere decir que convenzas. Aunque los estrategas experimentados aconsejan desviar la atención del “enemigo”, afortunadamente no siempre cuela. A ver qué se nos ocurre ahora: siguiente intento.

Dedicado a todos los espíritus tolerantes y conciliadores. Y muy especialmente, a los hijos de los ochenta, sea por generación o por voluntaria adopción

Pandora,
John William Waterhouse
Para escuchar a Spandau Ballet interpretando Through the barricades

GIGANTE ETERNO


El Alcornoque de la Fresneda, uno de los árboles singulares de Extremadura, con una altura total de 20 m, un perímetro en base de 6,8 m y un diámetro de copa de 28 m, es el mayor de la región en su especie. Protege bajo sus ramas firmes a otros árboles típicos de la dehesa: alcornoques, encinas, rebollos y fresnos. Longevo y productivo, en 1997 su última saca llegó a dar 22 quintales de corcho. Con cuatrocientos años a las espaldas sigue en pie vigoroso, ejemplo para los más jóvenes.

                  

Serán muchos más años productivos en los que tu sombra hará crecer el bosque.
Muchas felicidades


Para escuchar a Alan Stivell interpretando Brocéliande

PÉRFIDA MADRASTRA

Desastroso estado del bosque ripario camino de La Garganta

Tiene los días contados, pero jamás lo aceptará. Y muerde, desgarra, engulle… succiona el aliento vital. Se extiende como la peste, negra como la pez. A su paso cuerpos como envoltorios vacíos, capullos huérfanos de mariposas ‒crucificadas en su colección privada, sacrificadas en su perverso altar‒. La sangre no devolverá el espejismo de eterna juventud; pero como a la sanguijuela, concederá un día más… Y así agonizan los peones bajo su puño de hierro. Daños colaterales que se pueden asumir siempre que el banquete la deje satisfecha.
Algunas sobras de su obscena mesa van a los perros, que mueven fieles su cola en señal de agradecimiento. Los loros que repiten sus sentencias también obtienen algún resto. Con eso les basta: son animales sin entendimiento.
Los coros se escuchan cada vez más lejos; los enterró en su memoria hace tiempo. Ya no hay trabas para sus planes: la conciencia ha muerto.
Es hora de tomar posiciones: de su lado o del nuestro.
                                                                                            (S. G. I. Madrid, 13 de julio de 2012)

Saturno devorando a su hijo, Goya

Para escuchar a Florence and the machine interpretando Breath of Life, BSO de Blancanieves y la leyenda del cazador

Para escuchar a Ana Belén interpretando España camisa blanca, poema de Blas de Otero musicado por Víctor Manuel

ABRE LOS OJOS



Por un momento le pareció escuchar su voz, un eco llegado de muy lejos. Entonces, en un destello de lucidez, desconectó el cable de su cabeza.


MEMENTO, HOMO
Salomé Guadalupe Ingelmo

No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia. Buda
La muerte no es más que un sueño y un olvido. Mahatma Gandhi

Tiempo atrás su ojo habría lagrimeado, pero la cámara que lo sustituye ahora no se conmueve ante el sol. Impasible, el soldado Lazarus17 repta sobre la arena ardiente. En sus antebrazos, gruesas cicatrices. No tiembla. No recuerda una circunstancia similar: el estallido, los jirones de carne… Los doctores han hecho bien su trabajo.

Un fracaso tras otro: los inhibidores de la memoria y el miedo sólo empeoran los trastornos de personalidad en los veteranos. Como si sus mentes, aun ofuscadas, estuviesen dispuestas a autodestruirse para evitar la invasión del enemigo. Quizá hayan subestimado las defensas del cerebro... Dieciséis intentos fallidos hasta que finalmente nació él, el soldado perfecto, el modelo a partir del cual crearían el resto: hombres libres de recuerdos y ataduras, inmunes a los incómodos sentimientos, leales sólo a sus superiores, capaces de obediencia ciega… Sin más hogar que el nuevo ejército. Declarados oficialmente muertos, a las casas llegaban telegramas escuetos: “sentimos comunicar…”. Habían hecho lo correcto. A quién más podían servir esos despojos psicóticos. Sus familias estarían mejor sin ellos.  Pero convenientemente reparados, el afán colonizador de la Coalición podría encontrarles uso en los frentes abiertos.

Su zoom vigila la trinchera sin esfuerzo. En las manos enemigas, por única arma, una foto de familia: mujer y dos hijos. No cumple con su misión; aniquila con saña.

El soldado Lazarus17 se revuelve en su camastro. Por primera vez, no consigue conciliar el sueño. Bajo la placa de metal que refuerza su sien, una uña escarba insistente. No deja de pensar en el hombre de la trinchera. Siente hacia él una envidia rabiosa. Cada noche extrae la foto de su escondite y la observa. Al poco, las figuras le hablan. Especialmente, ella. Y un día, de repente, esa lengua deja de parecer extranjera.
Sobre el camastro, su petate: a casa volverá sólo el hombre cuyo nombre le ha revelado la desconocida. Sigilosamente, deja la foto bajo la almohada de un compañero, uno muy joven. A él le costará menos encontrar el camino de regreso
Memento, homo, fue publicado en la revista digital miNatura. Revista de lo breve y lo fantástico 120, julio-agosto 2012, p. 23-24.

Dante y Virgilio en el Infierno, William Bouguereau

Para escuchar a Phil Collins interpretando Don’t lose my number


ESA GENTE QUE SOY Y QUE CONOZCO HA SALIDO A LA CALLE


Castañar del Duque

Contra la barbarie, poesía llegada de El Bierzo. Contra los insultos, palabras secretas. Contra los ladridos de los perros de la guerra, los melodiosos picos de los pájaros.

LA NOSTALGIA ES UN PÁJARO QUE ENCIENDE SU RUMOR EN LA NOCHE
     En una ciudad de provincia. En una ciudad con tiendas de ultramarinos y ángeles que cruzan el cielo en bicicleta. Es una tarde de domingo, a eso de la tibia luz del anochecer cuando aún no han dado las ocho.
Bajo la dulce curva de los soportales las muchachas como yedras fragantes ensueñan el melado torso de los jóvenes.
     Mi memoria advierte esa dicha, el celeste vapor que los labios exhalan entre palabras secretas. Lo que recuerdo es hermoso, como el aceite que resbala de una tea encendida y fulgente se esparce sobre los cuerpos desnudos, sobre el súbito mármol de los amantes dormidos.
     Lo que borda la ternura sobre los valles del Bierzo, lo que lentamente abolido aún palpita como un rubí en el melodioso pico de los pájaros. Así os he sentido, libres y gozosos días donde viví cansado por la luz, radiante, estremecido, hijo de la tristeza y los relámpagos.
     En una ciudad de provincia. En una ciudad con escaparates y jardines y trenes silenciosos. En una oscuridad amenazada por el muro cinerario de la aurora.
     El otoño era bello, nuestros pensamientos tenían la sonrisa del niño que se baña en el río. Como nacidos del puente o de la torre, como la piedra, despacio, el deseo de la aventura fue huyendo de nosotros, como la albahaca de los oteros de junio, como el jaspe que lanzado por la honda silba brillante hacia los cielos.
     Llueve, esa gente que soy y que conozco ha salido a la calle, al céfiro suave de los dialectos del monte. La noche ha puesto lámparas apagadas en los nidos vacíos, solitarios pastores en las tristes cañadas del otoño.
     Ya lo sabéis, como esa postal borrada por el sol que guarda en su zurrón un cartero celoso.
                                       Juan Carlos Mestre (Antífona del otoño en el valle del Bierzo)

Mineros, Mariano Moré

Para escuchar a Amancio Prada interpretando Valle del Alba, de Juan Carlos Mestre (Antífona del otoño en el valle del Bierzo)

TRIBUTO DE SANGRE

Hematófagos apareándose

Últimamente he escuchado en los medios de comunicación un mensaje más veces de lo que mi paciencia resiste: “por qué a lo mineros sí y a otros trabajadores no”. Para empezar indicar que si yo, que apenas pongo la televisión, he escuchado la frase en no pocas ocasiones durante estos días, repetida hasta la saciedad en varios programas y cadenas, ha de querer decir que quien se ha dedicado a difundirla machaconamente carece de cualquier otro argumento inteligente con el que intentar llevar el agua a su molino. Por otro lado desearía recordar que repetir insistentemente una idea no la convierte en una genialidad, ni nos avala automáticamente con la razón. Ni siquiera nos vuelve más convincentes.
Declaraciones como la que comentamos hoy únicamente buscan minar la cohesión social. Algo que, afortunadamente, una buena parte de los ciudadanos parecen tener aún claro a pesar de los ímprobos esfuerzos que otros realizan por embrollarles la cabeza. Ayer, sin ir más lejos, mientras la marcha entraba en Madrid, escuchaba yo decir a su paso a un bombero, ante las preguntas de la reportera que cubría el acontecimiento, “mineros o bomberos, es lo mismo; todos somos trabajadores”. Bien, yo no voy a poder resumirlo mejor que este caballero.
          No me agradan ‒diría casi me ofenden‒ las afirmaciones verbalmente o/y socialmente excluyentes en general. Pero es que además el planteamiento se revela sencillamente falaz. No se trata de que a los mineros sí y a otros colectivos, como por ejemplo… los periodistas, no. Porque que se ayude a la minería no excluye que se respalde también a otros sectores o colectivos desfavorecidos. Ambos hechos no son incompatibles, sino más bien lo contrario. La ayuda a la minería es un ariete que abre, pacífica y legítimamente, una brecha en un inflexible muro impuesto a una sociedad que debería ser solidaria. Últimamente Francesc Cornadó (http://francesccornado.blogspot.com.es/) reflexionaba sobre lo que es progreso. Pues bien, para mí progreso es solidaridad y conciencia. Si no existe eso, no hay nada. El hombre es un ser gregario que forma parte de un tejido social, un tejido delicado que todos hemos de proteger. Ante las necesidades de nuestros semejantes, deberíamos reaccionar por solidaridad. Pero si nos han hecho perder este noble sentimiento bajo amenaza velada o directa, deberíamos hacerlo también por previsión e inteligencia, por temor al futuro: porque si veo las barbas de mi vecino cortar… Os recordaré una vez más las palabras de Niemöller: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, / guardé silencio, / porque yo no era comunista, / Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, / guardé silencio, / porque yo no era socialdemócrata, / Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, / no protesté, / porque yo no era sindicalista, / Cuando vinieron a llevarse a los judíos, / no protesté, / porque yo no era judío, / Cuando vinieron a buscarme, / no había nadie más que pudiera protestar”.
Además convendría no olvidar que un ser humano no es un objeto para usar y tirar, algo de lo que nos podemos deshacer sin remordimiento una vez que lo hemos exprimido a conciencia y ya no tiene ningún provecho que ofrecernos. Aunque supongo que esto resultará muy difícil de entender para ciertas personas, tan empapadas en teorías económicas, o lo que es lo mismo visiones socio-políticas, que se encuentran en las antípodas de sistemas basados en la reciprocidad o la solidaridad, conceptos que han de resultarles de todo punto ajenos.
El ciudadano habría de sentir que el Estado está ahí para velar por él. Porque si no es ésa su función, para qué sirve entonces. Si el Estado está ahí sólo para recaudar y luego “apáñatelas como puedas”: ¿Redistribución? ¿Qué dice usted que es eso?… La pregunta podría abrir paso a inquietantes hipótesis, de modo que convendría despejar las dudas haciendo que la gente de a pie se sienta realmente comprendida, tenida en cuenta y atendida. ¿Qué decir sobre las modificaciones a la Ley de Dependencia?

El coloso, Goya

¿Por qué ahora la minería? La minería tuvo un papel fundamental en la revolución industrial, que a su vez permitió el ascenso de un sistema económico al que ahora determinadas personas tan desesperadamente se aferran. Los tiempos han cambiado y se prefieren ahora fuentes de energía alternativa, renovables y cada vez menos contaminantes ‒por fijarnos en la cara amable del asunto; por no mencionar que importar el carbón de otros lugares sale más barato que producirlo en nuestro país‒: el sector necesitaba una reconversión, nadie lo duda. Aunque esta noticia no es nueva, y quizá no se hayan ido tomando las medidas necesarias al ritmo deseables. Entonces habrá que ofrecer alternativas de diversificación socioeconómica a todas esas personas que de él viven y que en él viven; que se han formado en una cultura minera con todo lo que ello implica, una cultura llena de tradiciones que forman parte de nuestro país e historia y que no deberían caer en el olvido. Un modo de conservación es, por ejemplo, la creación de parques temáticos mineros en los que se pueda comprender la forma de vida en estas comarcas, no sólo las formas de producción en las mismas. Ello potenciaría el turismo y permitiría conservar y transmitir esas tradiciones. Evidentemente esto no basta para solucionar el enorme problema. Y el estado no puede pretender que sean los propios afectados quienes lo resuelvan por su cuenta. En pocas palabras, que emigren de sus hogares sin más en busca de un futuro incierto y desarraigado. ¿Es esto modernidad y progreso?
¿Por qué ahora la minería? Podríamos hablar de todos los problemas médicos que el ejercicio de su profesión ocasiona a los mineros en mayor o menos grado según su puesto de trabajo. No lo vamos a hacer porque de todos es sabido, por mucho que se empeñen los de siempre en hacer creer lo contrario, que trabajar como picador no es trabajar como reportero. Por mucho que ambas profesiones sean igualmente dignas y merezcan el mismo respeto. Hay multitud de informes elaborados por profesionales médicos al respecto; basta dirigirse a ellos para obtener información detallada. Información que, por mucho que en este país nos empeñemos a menudo en ser lo mismo médicos que abogados que entrenadores de fútbol, no cualquiera, espero, tendrá la desfachatez de pretender desacreditar o rebatir en público… Aunque pudiera ser, porque hace escasos días, en una de esas contadas ocasiones en las que enciendo la televisión para enterarme de lo que pasa por el mundo, veía yo como un joven periodista (licenciado en Periodismo y creo, pues no conozco en profundidad su curriculum si bien he leído algunas noticias sobre él en la red…, diplomado en Economía) pretendía no ya rebatir, sino “poner contra la pared” a un profesor titular de economía de una reputada universidad española. Hombre, no sé, si se hubiese hablado de otra cosa en lugar de hacerlo de cuentas, lo mismo… Se me viene a la cabeza una lapidaria y acertadísima frase de Domingo Faustino Sarmiento, pedagogo, escritor, docente, periodista y presidente de Argentina entre 1868 y 1874 ‒que destacó por su labor a favor de la educación pública, que consideraba esencial para el progreso científico y cultural de su país‒, sobre el atrevimiento… Y en esto tiene que ver la pérdida de autoridad de los docentes. Y me refiero a la autoridad que concede el saber y la razón, no la obtusa imposición. Algo de lo que hablaba últimamente Laura Uve (http://u-topia1.blogspot.com.es/). Una equivocación de la que hay que culpar, de nuevo, a inquietantes intereses. Porque si bien somos todos iguales, no sabemos todos lo mismo. Y precisamente para eso estamos los docentes, para legar todo lo que poseemos a nuestros semejantes, para que nuestros alumnos lleguen mucho más allá que nosotros mismos: para que el género humano se enriquezca. Pero si se convence a todo el mundo de que ya sabe más que nadie, las personas no se preocuparán de formarse, de adquirir no sólo conocimientos sino actitudes y aptitudes críticas, de pensar y poner(se) en duda… Se acabaron las inquietudes de golpe. Evidentemente puede resultar muy cómodo según a quien. 

El sueño de la razón, Goya

Basta ya de demonizar, diría yo, desde los medios de comunicación o de determinados medios de comunicación, a los ciudadanos que libremente ejercen su derecho ‒su obligación quizá‒ a razonar y a expresar sus opiniones, necesidades y exigencias. No me parece que esta noche en Madrid se hayan dado muestras de violencia. Más bien, la cada día más deshumanizada capital ha dado rienda suelta a los sanos sentimientos que aún la habitan, que laten debajo del cemento. De algún modo ha despertado también gracias a estos peregrinos que intentan, con razones, convencer en lugar de vencer. Aunque esto resultará difícil de entender para quienes acostumbran a imponerse por la fuerza, para quienes no han aprendido a escuchar a su interlocutor, a respetar a quien tienen en frente ‒que no necesariamente al “contrario”‒. El respeto y la disposición democrática no nacen espontáneamente como una seta en el campo; se semillan y cultivan.
Los mineros estorban, por supuesto. Estorban porque son la punta de un iceberg, porque ponen de manifiesto un vacío. También, una brecha, una ancha y profunda que quienes están del lado “correcto” no desean en absoluto ver cicatrizada. ¿Acaso molesta tanto que los trabajadores no mendiguen sino que reivindiquen dignamente sus derechos?
No diré más porque creo haber resumido con bastante claridad mi punto de vista. No obstante, por si aún quedase alguna duda al respecto y dado que a este tema no le veo ninguna poesía, os dejo un microrrelato mío que quizá conozcáis ya, pues fue publicado no hace mucho en la revista miNatura. A buen entendedor…
Modos de volar, Goya

GOD SAVE THE QUEEN 
CAPRICCIO STEAMPUNK
Salomé Guadalupe Ingelmo

En el vigésimo aniversario de la publicación de Anno Dracula, bajo la amenaza hecha realidad, como humilde homenaje al visionario Kim Newman

Bajo la luz artificial del inflexible farol, la muchacha ofrece mecánicamente el gesto lascivo tantas veces ensayado. Está tan desmejorada que no parece una cálida.
La respiración afanosa de la desventurada acaba en un gemido sofocado. El sonido del impasible metal marca el final del acto, íntimo y sórdido al tiempo: las escasas monedas rebotan contra el empedrado. Ruedan aquí y allá, produciendo un sumiso tintineo. Yace tendida en el suelo, ojerosa, demacrada: tan débil que apenas puede arrastrarse para recogerlas. A medida que él penetraba la carne, su menudo cuerpo iba resbalando sobre la pared del patio en el que desempeña con discreción su oficio. La mente se ha deslizado también: ahora reposa en una indulgente inconsciencia, un lugar en el que no debe preocuparse por el alquiler del cuarto compartido, ni por los chulos para los que son obediente rebaño. Ni siquiera, por los clientes que las ordeñan a su antojo. Los caballeros se adentran en el East End sólo para saciar su apetito.
El cielo del gueto hierve de rudimentarios ingenios voladores, de alas membranosas. Únicamente las gafas de visión nocturna evitan las colisiones. Funesta bandada eclipsa la pálida luna. Su sombra se proyecta amenazadora, avanza imparable. Aunque la clase humilde es prolífica, en pocos años esas criaturas desnutridas no podrán alimentar a los aristócratas y burgueses que viven de ellas, a los miles de devotos neonatos y a los pocos fríos antiguos ‒las ávidas sanguijuelas de rancio linaje‒.
Cuando la epidemia comenzó a extenderse, aceptó convertirse en hagiógrafo de los Padres Oscuros. Así logró eludir los campos para no bautizados. El escritor acelera el paso. Procura no mirar al cielo. Ni al suelo. Pero la tentación vence a la prudencia: los orificios en el cuello de la muchacha, unos ojos que se clavan en él acusadores, lo hipnotizan. Recuerda su Irlanda natal ‒abusada por los corsarios ingleses‒, los siniestros cuentos durante la eterna convalecencia infantil… Ahora los monstruos de su madre parecen seres inocentes. Es la era del hombre: ¡Dios salve a la reina!
God save the queen: capriccio steampunk, fue publicado en la revista digital miNatura. Revista de lo breve y lo fantástico 116, enero-febrero 2012, p. 40-41.

Las resultas, Goya

Para escuchar a Víctor Jara interpretando Canción del minero

Para escuchar a los Quilapayún interpretando A la mina no voy

Para escuchar a los Víctor Manuel interpretando Carta de un minero a Manuel Llaneza
 

QUE NO SE PAGUE EL CANDIL DE TU CABEZA

Luz en el Barrio Judío

NOCHE DE ALMAS
Sangre negra;
corazón blanco.
Molesto
porque a oscuras me quieren
y yo la llama no apago.
Qué le voy a hacer
si tengo sucias las manos
y la conciencia,
 clara.
Si en mi espejo se miran
y el reflejo no encajan.
                                                                                (S. G. I. Madrid, 10 de julio de 2012)

Filósofo a la luz de una vela, Joseph Wright of Derby

Dedicado a todos los hombres que encienden la llama. Y también, a las mujeres recias que la mantienen viva en su ausencia.

Mujer con candil, Goffred Schalcken

Para escuchar a Loreena McKennitt interpretando All souls night


SENTIDO Y SENSIBILIDAD

El río de la vida a su paso por Aldeanueva del Camino

Hay gente para la que la razón pesa más que el plomo y vale más que el oro. Hay gente que, por su tozudez, acaba perdiéndolo todo pero vive feliz porque “yo tengo aún la razón”. Hay gente para la que la razón, su razón, es como el árbol que te tapa el bosque. Porque tan obsesionados viven por conservar su razón a toda costa, que en ella mueren ahogadas todas las razones. Hay gente que por su razón, por la quimera de esa puñetera razón absoluta que nunca ha existido, se pierde todas las verdaderas razones. Ésas que la vida ofrece pero ellos se empeñan en ignorar. Porque, gracias a las orejeras y los tapones que cuidadosamente se colocan, tiene los sentidos anestesiados.
Probablemente te sentirás mucho más seguro/a tú que yo, mucho más satisfecho/a. Felicidades. Yo, no obstante, me quedo, inquieta pero viva, con todas las demás razones.
                                                                 (S. G. I. Hervás, 10 de junio de 2012)

Auto de fe de la Inquisición, Francisco de Goya

Para escuchar a Paco Ibáñez interpretando Para Julia, de José Agustín Goytisolo

INEVITABLES FRONTERAS



Anoche, en un bar cuyo nombre celaré porque no quiero hacer publicidad, hubo un concierto recopilatorio de canciones de la movida madrileña. Tres cuartos del local, por lo menos, no habían nacido aún en los 80. De los músicos, sólo el bajista. Casi seguramente ninguno, a excepción de mí, ha nacido en Madrid. Miro a los que rebasan una cierta edad y cantan y, como cuando los animales se reconocen en el campo, algo intuyo. Las circunstancias pueden ser muy diversas, pero eso a veces no quiere decir mucho. Y entre copa y copa me da por pensar que hay límites que, por mucho que te lo propongas, es imposible no rebasar. Y también, que hay otras fronteras que uno nunca debería violar. Pero lamentablemente aquí estamos: sábado por la noche, 1:00 de la madrugada. Sólo hemos disparado nuestro revolver en legítima defensa. Sencillamente supone la diferencia entre seguir vivos o no. A veces no queda elección; las circunstancias obligan. Aunque creo que la atenuante no será tenida en cuenta durante nuestro juicio.
Me he ido a dormir a las 3:00 y me he levantado a las 7:00 para fumigar. Porque este año hay pulgón y yo aún estoy aquí y no allí. Por eso y porque hay siempre límites que respetar.
                                                             (S. G. I. Hervás, 3 de junio de 2012)

El ángel caído, Alexandre Cabanel

Para escuchar a La frontera interpretando El límite

DESDE LA TRINCHERA



Nos guste o no, llega siempre un momento en la vida en que hay que escoger un bando. Inútil fingir ignorancia o alegar que no estamos preparados. Sólo los niños lo quieren todo; sólo los niños creen aún que se puede obtener todo. Crecer significa aprende a hacer elecciones y a aceptar las consecuencias. Mejor, aprender a vivir con las consecuencias. No me siento en guerra desde hace bastante tiempo, ya no. Pero también soy consciente de que hay muchos géneros de contienda, y no es posible sustraerse a todos. Ni aún deseándolo. No pertenezco exactamente a ningún bando. Quizá porque espero que todos se sientan un poco del mío. Procuro transitar casi todas las trincheras para no olvidar jamás que quienes en ellas resisten son, en mayor o menor medida, hermanos míos. Sin embargo no olvido a quién debo mayor fidelidad. Es, sencillamente, una cuestión de prioridades. Porque existen muchos géneros de contienda. Y ante un buen número de ellas resulta imposible permanecer impasibles. Por eso, nos guste o no,  llega siempre un momento en la vida en que hay que escoger un bando.
                                                                           (S. G. I., Hervás, 25 de mayo de 2012)

La catedral de los pobres, Joaquín Mir

Para escuchar a Dire Straits interpretando Brothers in arms


ORDEN NATURAL


DESTINO: PRIMAVERA
Imposible frenar
de la rueda su giro.
Ni volver atrás.
Ni negar el sino.
Una estación tras otra
se hace primavera.
Siguiente parada:
florecen los puños
en manos abiertas.
                                                                                                 (S. G. I. Madrid, 16 de mayo de 2012)

Salvador Dalí, Niño geopolítico observando el nacimiento del nuevo hombre (1943)

Para escuchar a Scott McKenzie interpretando San Francisco


INCÓMODAS AVES

Escena 3ª, Antonio y Carlos Morán (Plasencia, plaza de Ansano)

VOCACIÓN DE ERINIA
Se apaga la luz y se apaga
cualquier signo de conciencia.
Cómodo, vivir escondido
con la cabeza bajo tierra.

Lamento tener que decirlo;
quizá no te hayas dado cuenta:
no desaparece el mundo
sólo por cerrar la puerta.
                                                                                                      (S. G. I. Madrid, 11 de mayo de 2012)

Las Erinias, William Adolphe Bouguereau

Para escuchar a Mercedes Sosa interpretando Todo cambia

SEMILLA DE MOSTAZA



SI LA CARNE SE HACE VERBO
Existe una lógica propia
en el peso de las palabras,
una densidad que la materia no limita,
una estrategia que no por ignota
deja de ser bien definida.
Por eso mi lengua abulta
más que mi juicio
y mi prudencia se pierde
en carnales simas
cuando un pesar frunce tu ceño.
Hincho las plumas y aparento;
despliego penacho de determinación
por disuadir al enemigo.
Como ave que cuida de su pollo,
para mitigar hambre atrasada,
trabajosamente regurgito.
Fingiendo ignorar las consecuencias,
abrigo huérfano desamparo
con lo poco que queda
de mí mismo.
En mi raída mortaja te envuelvo
antes de dejarte en manos del río:
con muerte devuelvo vida.
Viéndote fluir me digo que, un día,
tal vez liberes en mi nombre
a nuestro pueblo.
Y mientras el filo se acerca,
ebrio de regocijo,
sobre el pétreo altar
a esperar me tiendo.
Porque sé que existe una lógica propia
en el peso de las palabras,
una densidad que la materia no limita,
una estrategia que no por ignota
deja de ser bien definida…
                                                                            (S. G. I. Madrid, 1 de mayo de 2012)



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