.

.

DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

TRIBUTO DE SANGRE

Hematófagos apareándose

Últimamente he escuchado en los medios de comunicación un mensaje más veces de lo que mi paciencia resiste: “por qué a lo mineros sí y a otros trabajadores no”. Para empezar indicar que si yo, que apenas pongo la televisión, he escuchado la frase en no pocas ocasiones durante estos días, repetida hasta la saciedad en varios programas y cadenas, ha de querer decir que quien se ha dedicado a difundirla machaconamente carece de cualquier otro argumento inteligente con el que intentar llevar el agua a su molino. Por otro lado desearía recordar que repetir insistentemente una idea no la convierte en una genialidad, ni nos avala automáticamente con la razón. Ni siquiera nos vuelve más convincentes.
Declaraciones como la que comentamos hoy únicamente buscan minar la cohesión social. Algo que, afortunadamente, una buena parte de los ciudadanos parecen tener aún claro a pesar de los ímprobos esfuerzos que otros realizan por embrollarles la cabeza. Ayer, sin ir más lejos, mientras la marcha entraba en Madrid, escuchaba yo decir a su paso a un bombero, ante las preguntas de la reportera que cubría el acontecimiento, “mineros o bomberos, es lo mismo; todos somos trabajadores”. Bien, yo no voy a poder resumirlo mejor que este caballero.
          No me agradan ‒diría casi me ofenden‒ las afirmaciones verbalmente o/y socialmente excluyentes en general. Pero es que además el planteamiento se revela sencillamente falaz. No se trata de que a los mineros sí y a otros colectivos, como por ejemplo… los periodistas, no. Porque que se ayude a la minería no excluye que se respalde también a otros sectores o colectivos desfavorecidos. Ambos hechos no son incompatibles, sino más bien lo contrario. La ayuda a la minería es un ariete que abre, pacífica y legítimamente, una brecha en un inflexible muro impuesto a una sociedad que debería ser solidaria. Últimamente Francesc Cornadó (http://francesccornado.blogspot.com.es/) reflexionaba sobre lo que es progreso. Pues bien, para mí progreso es solidaridad y conciencia. Si no existe eso, no hay nada. El hombre es un ser gregario que forma parte de un tejido social, un tejido delicado que todos hemos de proteger. Ante las necesidades de nuestros semejantes, deberíamos reaccionar por solidaridad. Pero si nos han hecho perder este noble sentimiento bajo amenaza velada o directa, deberíamos hacerlo también por previsión e inteligencia, por temor al futuro: porque si veo las barbas de mi vecino cortar… Os recordaré una vez más las palabras de Niemöller: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, / guardé silencio, / porque yo no era comunista, / Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, / guardé silencio, / porque yo no era socialdemócrata, / Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, / no protesté, / porque yo no era sindicalista, / Cuando vinieron a llevarse a los judíos, / no protesté, / porque yo no era judío, / Cuando vinieron a buscarme, / no había nadie más que pudiera protestar”.
Además convendría no olvidar que un ser humano no es un objeto para usar y tirar, algo de lo que nos podemos deshacer sin remordimiento una vez que lo hemos exprimido a conciencia y ya no tiene ningún provecho que ofrecernos. Aunque supongo que esto resultará muy difícil de entender para ciertas personas, tan empapadas en teorías económicas, o lo que es lo mismo visiones socio-políticas, que se encuentran en las antípodas de sistemas basados en la reciprocidad o la solidaridad, conceptos que han de resultarles de todo punto ajenos.
El ciudadano habría de sentir que el Estado está ahí para velar por él. Porque si no es ésa su función, para qué sirve entonces. Si el Estado está ahí sólo para recaudar y luego “apáñatelas como puedas”: ¿Redistribución? ¿Qué dice usted que es eso?… La pregunta podría abrir paso a inquietantes hipótesis, de modo que convendría despejar las dudas haciendo que la gente de a pie se sienta realmente comprendida, tenida en cuenta y atendida. ¿Qué decir sobre las modificaciones a la Ley de Dependencia?

El coloso, Goya

¿Por qué ahora la minería? La minería tuvo un papel fundamental en la revolución industrial, que a su vez permitió el ascenso de un sistema económico al que ahora determinadas personas tan desesperadamente se aferran. Los tiempos han cambiado y se prefieren ahora fuentes de energía alternativa, renovables y cada vez menos contaminantes ‒por fijarnos en la cara amable del asunto; por no mencionar que importar el carbón de otros lugares sale más barato que producirlo en nuestro país‒: el sector necesitaba una reconversión, nadie lo duda. Aunque esta noticia no es nueva, y quizá no se hayan ido tomando las medidas necesarias al ritmo deseables. Entonces habrá que ofrecer alternativas de diversificación socioeconómica a todas esas personas que de él viven y que en él viven; que se han formado en una cultura minera con todo lo que ello implica, una cultura llena de tradiciones que forman parte de nuestro país e historia y que no deberían caer en el olvido. Un modo de conservación es, por ejemplo, la creación de parques temáticos mineros en los que se pueda comprender la forma de vida en estas comarcas, no sólo las formas de producción en las mismas. Ello potenciaría el turismo y permitiría conservar y transmitir esas tradiciones. Evidentemente esto no basta para solucionar el enorme problema. Y el estado no puede pretender que sean los propios afectados quienes lo resuelvan por su cuenta. En pocas palabras, que emigren de sus hogares sin más en busca de un futuro incierto y desarraigado. ¿Es esto modernidad y progreso?
¿Por qué ahora la minería? Podríamos hablar de todos los problemas médicos que el ejercicio de su profesión ocasiona a los mineros en mayor o menos grado según su puesto de trabajo. No lo vamos a hacer porque de todos es sabido, por mucho que se empeñen los de siempre en hacer creer lo contrario, que trabajar como picador no es trabajar como reportero. Por mucho que ambas profesiones sean igualmente dignas y merezcan el mismo respeto. Hay multitud de informes elaborados por profesionales médicos al respecto; basta dirigirse a ellos para obtener información detallada. Información que, por mucho que en este país nos empeñemos a menudo en ser lo mismo médicos que abogados que entrenadores de fútbol, no cualquiera, espero, tendrá la desfachatez de pretender desacreditar o rebatir en público… Aunque pudiera ser, porque hace escasos días, en una de esas contadas ocasiones en las que enciendo la televisión para enterarme de lo que pasa por el mundo, veía yo como un joven periodista (licenciado en Periodismo y creo, pues no conozco en profundidad su curriculum si bien he leído algunas noticias sobre él en la red…, diplomado en Economía) pretendía no ya rebatir, sino “poner contra la pared” a un profesor titular de economía de una reputada universidad española. Hombre, no sé, si se hubiese hablado de otra cosa en lugar de hacerlo de cuentas, lo mismo… Se me viene a la cabeza una lapidaria y acertadísima frase de Domingo Faustino Sarmiento, pedagogo, escritor, docente, periodista y presidente de Argentina entre 1868 y 1874 ‒que destacó por su labor a favor de la educación pública, que consideraba esencial para el progreso científico y cultural de su país‒, sobre el atrevimiento… Y en esto tiene que ver la pérdida de autoridad de los docentes. Y me refiero a la autoridad que concede el saber y la razón, no la obtusa imposición. Algo de lo que hablaba últimamente Laura Uve (http://u-topia1.blogspot.com.es/). Una equivocación de la que hay que culpar, de nuevo, a inquietantes intereses. Porque si bien somos todos iguales, no sabemos todos lo mismo. Y precisamente para eso estamos los docentes, para legar todo lo que poseemos a nuestros semejantes, para que nuestros alumnos lleguen mucho más allá que nosotros mismos: para que el género humano se enriquezca. Pero si se convence a todo el mundo de que ya sabe más que nadie, las personas no se preocuparán de formarse, de adquirir no sólo conocimientos sino actitudes y aptitudes críticas, de pensar y poner(se) en duda… Se acabaron las inquietudes de golpe. Evidentemente puede resultar muy cómodo según a quien. 

El sueño de la razón, Goya

Basta ya de demonizar, diría yo, desde los medios de comunicación o de determinados medios de comunicación, a los ciudadanos que libremente ejercen su derecho ‒su obligación quizá‒ a razonar y a expresar sus opiniones, necesidades y exigencias. No me parece que esta noche en Madrid se hayan dado muestras de violencia. Más bien, la cada día más deshumanizada capital ha dado rienda suelta a los sanos sentimientos que aún la habitan, que laten debajo del cemento. De algún modo ha despertado también gracias a estos peregrinos que intentan, con razones, convencer en lugar de vencer. Aunque esto resultará difícil de entender para quienes acostumbran a imponerse por la fuerza, para quienes no han aprendido a escuchar a su interlocutor, a respetar a quien tienen en frente ‒que no necesariamente al “contrario”‒. El respeto y la disposición democrática no nacen espontáneamente como una seta en el campo; se semillan y cultivan.
Los mineros estorban, por supuesto. Estorban porque son la punta de un iceberg, porque ponen de manifiesto un vacío. También, una brecha, una ancha y profunda que quienes están del lado “correcto” no desean en absoluto ver cicatrizada. ¿Acaso molesta tanto que los trabajadores no mendiguen sino que reivindiquen dignamente sus derechos?
No diré más porque creo haber resumido con bastante claridad mi punto de vista. No obstante, por si aún quedase alguna duda al respecto y dado que a este tema no le veo ninguna poesía, os dejo un microrrelato mío que quizá conozcáis ya, pues fue publicado no hace mucho en la revista miNatura. A buen entendedor…
Modos de volar, Goya

GOD SAVE THE QUEEN 
CAPRICCIO STEAMPUNK
Salomé Guadalupe Ingelmo

En el vigésimo aniversario de la publicación de Anno Dracula, bajo la amenaza hecha realidad, como humilde homenaje al visionario Kim Newman

Bajo la luz artificial del inflexible farol, la muchacha ofrece mecánicamente el gesto lascivo tantas veces ensayado. Está tan desmejorada que no parece una cálida.
La respiración afanosa de la desventurada acaba en un gemido sofocado. El sonido del impasible metal marca el final del acto, íntimo y sórdido al tiempo: las escasas monedas rebotan contra el empedrado. Ruedan aquí y allá, produciendo un sumiso tintineo. Yace tendida en el suelo, ojerosa, demacrada: tan débil que apenas puede arrastrarse para recogerlas. A medida que él penetraba la carne, su menudo cuerpo iba resbalando sobre la pared del patio en el que desempeña con discreción su oficio. La mente se ha deslizado también: ahora reposa en una indulgente inconsciencia, un lugar en el que no debe preocuparse por el alquiler del cuarto compartido, ni por los chulos para los que son obediente rebaño. Ni siquiera, por los clientes que las ordeñan a su antojo. Los caballeros se adentran en el East End sólo para saciar su apetito.
El cielo del gueto hierve de rudimentarios ingenios voladores, de alas membranosas. Únicamente las gafas de visión nocturna evitan las colisiones. Funesta bandada eclipsa la pálida luna. Su sombra se proyecta amenazadora, avanza imparable. Aunque la clase humilde es prolífica, en pocos años esas criaturas desnutridas no podrán alimentar a los aristócratas y burgueses que viven de ellas, a los miles de devotos neonatos y a los pocos fríos antiguos ‒las ávidas sanguijuelas de rancio linaje‒.
Cuando la epidemia comenzó a extenderse, aceptó convertirse en hagiógrafo de los Padres Oscuros. Así logró eludir los campos para no bautizados. El escritor acelera el paso. Procura no mirar al cielo. Ni al suelo. Pero la tentación vence a la prudencia: los orificios en el cuello de la muchacha, unos ojos que se clavan en él acusadores, lo hipnotizan. Recuerda su Irlanda natal ‒abusada por los corsarios ingleses‒, los siniestros cuentos durante la eterna convalecencia infantil… Ahora los monstruos de su madre parecen seres inocentes. Es la era del hombre: ¡Dios salve a la reina!
God save the queen: capriccio steampunk, fue publicado en la revista digital miNatura. Revista de lo breve y lo fantástico 116, enero-febrero 2012, p. 40-41.

Las resultas, Goya

Para escuchar a Víctor Jara interpretando Canción del minero

Para escuchar a los Quilapayún interpretando A la mina no voy

Para escuchar a los Víctor Manuel interpretando Carta de un minero a Manuel Llaneza
 

9 comentarios:

  1. La verdad es que yo no había oído esto en ningún medio aunque la verdad es que no veo ni oigo muchos. Pero bueno al genio o genios que lo han dicho que les den. Me imagino que lo hacen por envidia o por sembrar la discordia entre nosotros.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Dividir para reinar quizás ese sea el motivo...

    ResponderEliminar
  3. Creen que a base de "machacar" conseguirán o por lo menos lo intentan, es llevar el agua a su molino. Pero como bien dices el repetir insistentemente una idea no la convierte en una genialidad, ni nos avala automáticamente con la razón. Ni siquiera nos vuelve más convincentes.
    Saludos.-

    ResponderEliminar
  4. Salomé, me gustan las personas que saben pensar por su cuenta, que no se dejan influenciar con argumentos tendenciosos, que aman su libertad de pensamiento por encima de todo, aunque esta libertad se convierta con demasiada frecuencia en un delito para los que nos quieren aborregados. Por favor no cambies nunca. Sé siempre tu misma, libre, honesta, sana mentalmente, comprometida, solidaria, tolerante, sensible, buena, humana...

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Joan, yo creo que ya a mi edad... la cosa no tiene remedio. Sobre todo porque tampoco quiero ponérselo. Besos y todo mi agradecimiento.

      Eliminar
  5. Salome.GRACIAS,GRACIAS ,GRACIAS y podría darte mil gracias más por tu apoyo a la minería.
    He sido minero 22 años.....GRACIAS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada que agradecer, querido Xurde: sólo lo que os es debido, una cuestión de justicia. Aunque de una forma mucho más cómoda y segura, un escritor es también un minero... Besos.

      Eliminar
  6. Los mineros de Asturias y los trabajadores de Astilleros en Cádiz tienen algo muy en común, las barricadas, y se oye su clamor,y tanto que se oye, quizás el gremio de los periodistas sea demasiado civilizado, como tantos otros. Los tiempos que vivimos son tiempos de eso, de barricadas, pero todavía la mayoría no nos hemos enterado. A 100.000 millones de euros para la banca se le llama emergencia nacional, más de 5.000.000 de parados sólo es estadística electoral. Yo también apoyo a los mineros, porque ellos si saben lo que está pasando. Son tiempos de solidaridad, tiempos de barricadas aún a riesgo de pecar de demagogo. Besos Salomé.

    ResponderEliminar
  7. Yo sólo veo lucidez, no demagogia. La paz y la concordia no se puede ganar a costa de que callen y paguen (en todos los sentidos) los de siempre. Besos.

    ResponderEliminar

Los verdaderos protagonistas estan aquí