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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

CON EL SUDOR DE QUÉ FRENTE


7:30 de la mañana, un hombre de Cro-Magnon avanza aún somnoliento por la tundra en busca de caza. Entre tanto, su parienta y los niños recogen bayas y lagartijas. No muy lejos de allí, apenas cuarenta mil años después, el mismo Homo sapiens, trajeado y afeitado, se dirige hacia la oficina. Deducción: sólo se puede llenar la cesta de la compra trabajando. Al menos desde que el Señor nos expulsó del Paraíso, condenándonos a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Y es que, aunque el trabajo dignifica a la persona, también puede convertirse en una maldición.
Corríamos tras un filete en el Paleolítico y lo seguimos haciendo ahora, aunque el de ahora te lo den en bandeja termoformada y en nada recuerde al animal del que –quiero seguir creyendo, porque dados los últimos experimentos para obtener carne a partir de células madre…– ha sido extraído. Ciertamente entonces la empresa se revelaba difícil, pues el mamut se resistía. No obstante no me parece que tras la subida del IVA el acceso a la ansiada supervivencia vaya a ser tarea fácil.
Pero volvamos a los grupos de cazadores de la Prehistoria. Una cosa les aseguraba el éxito: la colaboración, actuaban en bandas y por ello lograban su objetivo. Hoy el “cazador” se me antoja mucho más solitario. Y sospecho que el mundo en el que vive y trabaja fomenta de modo voluntario y nada inocente ese aislamiento. El grupo ya raramente está presente en el ocio, pero tampoco lo está demasiado en el trabajo. Pocos son los que saben trabajar realmente con los demás; la colaboración perece a manos de ese mal entendido individualismo que hemos ido sobrealimentando en las últimas décadas.
Nuestros antepasados no estaban especializados; cada miembro del grupo era capaz de desempeñar todos los trabajos necesarios para sobrevivir. En una economía de supervivencia, donde no hay excedentes y es imposible acumular riquezas, sólo cabe la igualdad social. El salto cualitativo en el mundo laboral comienza con la división del trabajo y culmina cuando aparecen intermediarios: cuando a alguien se le ocurre vivir del trabajo de los demás. El usufructuario del propio esfuerzo no es ya uno mismo sino otra persona que nos paga en dinero por ello. Introducimos por tanto un concepto nuevo, el de dinero, que comienza a disociarnos de nuestro propio trabajo. El sistema se perfecciona con la Revolución Industrial y el modo de producción capitalista: el trabajo se compra, se ejecuta a cambio de un salario, y unos pocos, los capitalistas, se convierten en inversores y obtienen beneficios de ese trabajo que no realizan en primera persona. Es aquí donde entra en juego el concepto de plusvalía al que tantas vueltas le dio Marx.
Curiosamente la crisis podría tener el efecto positivo de devolver a los trabajadores la conciencia de clase, de recordarles su naturaleza gregaria. La desesperada circunstancia podría servir como revulsivo para potenciar la solidaridad entre sectores laborales, incluso entre aquellos por tradición –o pernicioso vicio– más gremiales. Porque la situación actual a todos –o casi– nos afecta, y en buena medida nos iguala.
Trabajar nos permite subsistir y por tanto el valor del trabajo es incalculable: tenerlo o no tenerlo puede significar la diferencia entre una vida más o menos holgada y la indigencia e incluso la muerte. Ahora bien, el trabajo también debería enriquecernos de otros modos; también debería servir para realizarnos. Y es aquí donde nuestra sociedad falla, dado que sólo una pequeña parte de afortunados parecen sentirse bien y crecer personalmente mientras lo desarrollan, de modo que al final el trabajo se convierte sólo en un trámite necesario para obtener dinero: en una verdadera maldición bíblica. La felicidad queda relegada al tiempo de ocio. Pero curiosamente un sistema que prima la competitividad y nos llena de falsos espejismos de éxito –habría que discutir en qué reside el éxito realmente– o de expectativas materiales que sólo se alcanzan comprándolas, nos deja cada vez menos tiempo para el asueto.
Los pequeños grupo de cazadores-recolectores del Paleolítico trabajaban lo estrictamente necesario para subsistir. Una vez alcanzadas las necesidades se daba paso al ocio. La tribu se reunía y escuchaba historias a la luz del fuego, se jugaba con los niños. Hoy la gente permanece aislada frente a la TV, y cuando comparte con sus semejantes espacios, a menudo se aísla igualmente: mediante la oscuridad y el silencio en los cines o mediante las cegadoras luces y el ensordecedor ruido en las discotecas. Como apuntábamos antes, el hombre parece haber olvidado que es un ser gregario, dentro y fuera del trabajo.
Cuando salimos a buscar el pan ya no es posible topar con tigres dientes de sable; los únicos colmillos son los del jefe o los del banquero que nos ofreció la hipoteca. Sigue siendo un paisaje hostil e insidioso, aunque sospecho que la lucha entonces no era más desigual sino más leal. Los paleontólogos, basándose en el estudio de los restos óseos, no albergan ninguna duda: nuestros antepasados vivían mucho menos. No seré yo quien lo rebata. No obstante a veces me pregunto si no lo harían más felices. Al menos ellos sabían qué posición ocupaba en sus vidas el trabajo: sabían delimitarlo y usarlo en su propio beneficio, no se dejaban fagocitar por él.
Algunos grupos étnicos minoritarios, por ejemplo en el Amazonas, siguen manteniendo sistemas económicos muy similares a los de nuestros antepasados; no optan por el crecimiento y acumulación constante que están llevando al agotamiento de los recursos naturales del planeta, sino por la respetuosa convivencia con el medio. Nosotros reducimos sus espacios vitales, esos que ellos explotan de forma sostenible desde hace siglos, y los denominamos salvajes. Es cuestión de opiniones. A mi me parece más bien un caso muy similar al de la zorra y las uvas. Sentirnos superiores nos reconforta de camino al trabajo en el pequeño utilitario del que aún nos quedan letras por pagar o en los transportes públicos abarrotados. Mientras, las insaciables fauces se abren un día más…
                                                                  S. G. I., Hervás, 20 de septiembre de 2012 


Expulsión del Paraíso, Cosme Proenza Almaguer

Para escuchar la versión de Van Diemen's Land incluída en Celtic Spirit

Para escuchar Van Diemen's Land por The dubliners


Para escuchar a U2 interpretando Van Diemen's Land

ELOGIO DE LA HONESTIDAD


Así, espontáneamente, a capela. Sin aderezos ni ambages, sin disfraces −ni antifaces. O quizá, para mayor corrección, pasamontañas−.  Sin medias tintas ni tiempos condicionales. Sin respuestas evasivas −que no gallegas−. Sin esperas. Cuando te sabes en uso de la razón, y no sólo de tus razones, nada recelas. Si no tienes nada que esconder, culpa no se te puede imputar.
Quizá se pierda misterio; pero no, necesariamente, encanto. Es como en un buen matrimonio: en uno compuesto por dos personas dotadas de madurez emocional; en uno de esos en los que los cónyuges no se vienen abajo por verse recién levantados. Por no mencionar que es así como se gana, sin duda, la confianza y el respeto del hermano.
S. G. I., Madrid 31 de enero de 2012




La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio (1602)

Para escuchar a Beyonce interpretando Halo en versión acústica

Para escuchar a Pink interpretando Who Knew en versión acústica
 

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet
Alcornoque de la Fresneda (Aldeanueva del Camino)

Son, sin duda, tiempos para el ahorro. Y en esto, en rentabilizar al máximo, los escritores somos expertos. Por eso yo sigo rescatando escombros de la basura, de esa que tiré en un pasado ya lejano. No para aferrarme a ellos con insensata y mortífera añoranza, sino para reciclar y fabricarles un presente digno. Tal vez incluso, un futuro útil para otros. Yo ya no los quiero ni los odio por lo que fueron; me limito a apreciarlos y mostrarles gratitud por lo que son, por aquello en lo que se han convertido. Dentro y fuera de la literatura; fuera y dentro de mi vida.
Para que el cuento tenga futuro, hay que pasar página. Para avanzar hay que deshacerse del equipaje que nos retrasa. Sin duda son tiempos para el ahorro, pero aun así hay que aprender a tirar lastre: a discernir lo que conviene conservar y lo que no.
En muchas culturas los trastos viejos se arrojan fuera de casa o se queman coincidiendo con el comienzo del nuevo año. Simbolizando de este modo la catarsis de una nueva vida. Os invito a poner en práctica este sano ritual. Nunca es tarde: cualquier momento se revela, en realidad, bueno.


JUBILEO (FINAL DE TRAYECTO)
La mar, insaciable, llama. El astro acude abatido, fingiendo una pasión olvidada. Un día tras otro, el mismo cruel juego. Así hasta el final de los tiempos…
     La penitente mira al horizonte y se ve dentro de algunos años: el cabello prematuramente blanco y demasiadas arrugas para su edad. Comprende que no hay nada más allá: ha llegado a Finisterre, el non plus ultra. Sus pasos, voluntaria o inconscientemente, la han conducido a la Costa de la Muerte.
     El agua está muy fría. A su alrededor flotan objetos cotidianos, restos de otros naufragios. Aterrorizada ante la nueva experiencia que supone nadar en mar abierto, en un acto reflejo, se aferraría a la cama de matrimonio que a duras penas flota… Aunque la sabe podrida por el maltrato y el abandono. Inútil intentar restaurarla.
     Del mar renace una mujer, libre del polvo acumulado en el camino. Entre sus dedos, el viejo certificado se deshace en regueros de tinta. Ella, que no busca venganza sino una nueva vida, consuela su negro llanto.
Salomé Guadalupe Ingelmo

Premio Internacional de Cuento Hiperbreve “F.G.C” 2012



(Jubileo (Final de trayecto), ha sido publicado en Pupilas de unicornio, Antología de los textos premiados en el Premio Internacional de Cuento Hiperhiperbreve “F.G.C” 2012, Los Cuadernos de las Gaviotas número 89, Ediciones Comoartes, Madrid/México D. F. 2012, p. 13)
 


La Libertad guiando al pueblo, Eugène Delacroix (1830)

Para escuchar a Anastacia interpretando Left outside alone

y, por lo premonitorio del documento, en concierto de 2004, en Roma



PARA LOS SERES HUMANOS DE BUENA VOLUNTAD



Hace frío fuera. Pero las caléndulas de mi jardín aún florecen tercas; no se rinden ante la inclemente estación. Se resisten a dejar de iluminar los pequeños soles. Las flores con vocación de astro, inexplicablemente, todavía calientan. Saben que todo pasa. También, que todo llega.

Que el nuevo año os traiga casi todos vuestros deseos. Todos no. Sólo, casi. Que quede en el tintero ese otro casi, medida necesaria de ilusión, esperanza y afán de conquista. Que quede en el tintero ese otro casi que es espuela de lucha y resistencia. Para que así, cada año venidero, la estación se revele menos cruda y el frío, menos intenso.


Annie Lennox interpretando God rest ye merry gentlemen





SILENCIO JUSTIFICADO

Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet
 Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet



















Existen, siempre, muchas vías para hacer escuchar nuestra voz. Toda mi gratitud para quienes han depositado en mí su confianza y me han permitido hacer escuchar la mía de la forma que más me gusta, a través de la narrativa: a la CIINOE y Ediciones COMOARTES, y en particular modo a José Víctor Martínez Gil que lo ha acompañado decisivamente en el proceso editorial. Así mismo, un recuerdo muy especial, lleno de afecto, para todos los compañeros que tan solidariamente han tenido palabras de fraternal aliento hacia esta antología y su autora, sobre todo para Fátima Martínez Cortijo, escritora, profesora y narradora oral escénica, Premio Iberoamericano "Chamán", y para Fernando Rodríguez Sosa, periodista y crítico literario, Premio Nacional de Periodismo Cultural del Ministerio de Cultura de Cuba. Prometo trabajar cada día con mayor ahinco hasta estar en un futuro a la altura de su generodidad.


“LA IMPERFECCIÓN DEL CÍRCULO:
INTROSPECCIÓN Y REVELACIÓN”



Ediciones COMOARTES, como una de las acciones más relevantes en 2012 de sus cinco años de fundada, presenta conjuntamente el primer libro de cuentos de la escritora Salomé Guadalupe Ingelmo (España) y una entrevista a esta autora, dentro de mi “Indagación sobre la narrativa” en la Colección Contemporáneos del Mundo, la más extensa hasta ahora en dicha serie y, de hecho, por su número de páginas y excelsitud, un libro en sí. 


Los títulos: La imperfección del círculo, de Salomé Guadalupe Ingelmo, trece cuentos en antología de la propia autora y a mi pedido expreso: once con diversos y significativos reconocimientos literarios internacionales y nacionales, y dos inéditos –apertura y cierre–; y La narrativa es introspección y revelación” / entrevista a Salomé Guadalupe Ingelmo, volumen titulado con una brillante afirmación de la escritora, de quien Ediciones COMOARTES ya ha publicado, entre más, su excelente cuento inédito “Sueñan los niños aldeanos con libélulas mecánicas” –para un primer cuaderno independiente– en Los Cuadernos de las Gaviotas 6, Madrid / México D. F., España / México, 2010; y a quien ha incluido en la selección, realizada por el Director Ejecutivo de estas Ediciones, el escritor José Víctor Martínez Gil: Antología de cuentos iberoamericanos en vuelo (treinta autores de trece países).



Es La imperfección del círculo una antología rica, y de la belleza y la minuciosidad. Marcada por el ejercicio de la escrupulosa composición, por un lenguaje cuidado al extremo, se advierte de principio a fin una preocupación desmesurada, inusual, por las palabras. No sólo por lo que éstas dicen, sino también por lo que sugieren en un plano racional y emotivo. Su autora se revela experta en apelar al inconsciente del lector, logrando implicarlo y conmoverlo con una prosa que, desde una poderosa convocatoria, tantas veces destila lirismo; una prosa siempre emotiva, de la más elevada sensibilidad.


Y todo ello aderezado con una concepción absolutamente moderna del relato en tanto estructuras, con unos tiempos casi cinematográficos que hacen extremadamente fluida y amena su lectura. Unas formas que la revelan hija de su tiempo y heredera de grandes directores, sin renunciar por ello a  la inestimable herencia de los imprescindibles autores clásicos, de los que la escritora claramente ha sabido nutrirse. 


Se puede afirmar que esta antología es un ejercicio de sinceridad y honestidad. Y, desde los múltiples argumentos tratados, es al mismo tiempo, libro de gran cohesión y coherencia; donde la autora nos revela muchas de sus preocupaciones respecto al mundo actual. Respecto al ser humano: el de ahora y el de siempre. Porque como su propio título indica, parecemos dispuestos a cometer los mismos errores una y otra vez hasta el fin de los tiempos. Tras el texto, y sin fatalismos, se vislumbra una mano intencionada a plantar batalla por las causas que considera justas; aún dispuesta a confiar incansablemente en la capacidad de redención humana.  


Desde la literatura como arte, esta colección de relatos es, a la par que riesgo narrativo de virtuosismo y brillantes convocaciones de la expectación, una llamada a la reflexión. Al cambio. Abrimos la puerta, que ella primero ha abierto con su talento, a una autora franca, sin disposición a fariseísmo alguno para ganarse el favor del lector; a una escritora comprometida con la literatura, pero también, muy seriamente, con su propia especie. Damos satisfechos en nuestras Ediciones la bienvenida al primer libro –como lo hicimos a su primer cuaderno– de un ser humano que lucha tenazmente contra el escepticismo respecto a su especie. Sin duda alguna, con La imperfección del círculo, Salomé Guadalupe Ingelmo rubrica su compromiso con la que a todas luces, en lo más íntimo, considera su causa: mejorarse y mejorar al tiempo a sus semejantes.  


Una serie de retratos de Salomé Guadalupe Ingelmo realizada por el reconocido pintor español Alejandro Cabeza en http://www.alejandrocabeza.net/  permite completar la visión de la autora de La imperfección del círculo desde la poderosa personalidad y diversas facetas que transmiten las imágenes creadas con maestría.



Y completamos la presentación con una entrevista a la escritora que se inscribe en un conjunto ya extraordinario, el que he logrado reunir interaccionando con prestigiosos escritores, en mis series “Indagación sobre la dramaturgia, la narrativa, la poesía”.






Ediciones

COMOARTES 

CONTEMPORÁNEOS DEL MUNDO 
No. 22 
INDAGACIÓN SOBRE LA NARRATIVA 
ENTREVISTA A
SALOMÉ GUADALUPE INGELMO
(España) 
"LA NARRATIVA ES
INTROSPECCIÓN Y REVELACIÓN"
De las preguntas: 
–Si tuviera que indicar siete puntos indispensables
a los que debe responder como arte literario una obra narrativa,
¿cuáles señalaría?
 
De la respuesta a otra pregunta:

"La narrativa nos permite reorganizar el mundo,
darle un sentido a nuestra presencia en él.
Nos ayuda a descifrarnos y comprendernos,
a enfrentarnos a nosotros mismos
y perder el miedo; a ser más libres.
Nos concede más elementos de juicio y más argumentos.
Y por ello nos hace también más indulgentes y tolerantes:
nos ayuda a preocuparnos por entender a los demás.
Nos permite descubrir otras vidas y vivirlas
 cuanto menos en nuestra imaginación.
A veces, con un poco de suerte,
incluso nos ofrece ejemplo y alternativas
para cambiar realmente la nuestra.
La narrativa nos recuerda que no estamos solos.
Por eso, en una sociedad cada día más incomunicada,
resulta esencial para conservar nuestra humanidad,
para no acabar de olvidar que somos seres gregarios.
La narrativa apacigua esa soledad que a menudo nos corroe. 
(…)

 Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet, Alejandro Cabeza
Salomé Guadalupe Ingelmo por Alejandro Cabeza


SOBRE LA IMPERFECCIÓN DEL CÍRCULO SE HA ESCRITO
 

Salomé Guadalupe Ingelmo es mujer de densidades, de manejo soberbio de la palabra, de exploración de la naturaleza y de los cuerpos y sus mentes. Desde ahí, sus cuentos del libro La imperfección del círculo se sumergen en imágenes que pudiéramos tildar de oníricas pero que parecen apoyarse en recuerdos, lecturas y descubrimientos personales (un fragmento familiar, una imagen pictórica, un retazo de historia, un juego simbólico...). Ha bebido de los grandes y juega con sus imágenes literarias, se ha dejado impactar por sus huellas. Sin embargo, cautiva por sus sugerencias y atrevimientos. No se frena, no se contiene, no compendia, sino que se desborda y presenta cuadros de pinceladas profundas donde el suceso es mínimo y los colores son protagonistas. A veces la intensidad extrema marca la estructura, y en ocasiones el desenlace no importa tanto como el arranque vital e indiscutible: Con sus textos el lector se ha de entregar para entender, no debe suponer, sino confiar y, claro es, no puede ser un lector primerizo, porque el hermetismo de algunos pasajes y el conocimiento de los antecedentes es condición sine qua non para disfrutarla. Su creación es para no perdérsela.
Fátima Martínez Cortijo, escritora y profesora, narradora oral escénica: Premio Iberoamericano "Chamán".


En La Habana, a 16 de diciembre de 2012

Salomé Guadalupe Ingelmo se me ha develado ahora, gracias a Ediciones COMOARTE, en su real alcance y trascendencia. No sólo me han llegado sus relatos, verdaderas joyas narrativas de cuidada e impecable factura, textos que cuentan de las realidades y conflictos del ser humano y su mundo. He conocido, también, quizás como necesario complemento a sus historias de ficción –y conducido por el inteligente cuestionario formulado por el maestro , las ideas, los puntos de vista, las opiniones, que, sobre el arte de narrar, preocupan y ocupan a esta talentosa escritora española. No se equivoca, por ello, cuando categóricamente afirma que la narrativa nos ayuda a no olvidar, a recordar o a descubrir quiénes somos; a forjar y defender nuestra identidad. Salomé Guadalupe Ingelmo está convencida de la certeza de sus palabras y, quien lo dude, que lea estos cuentos antologados en La imperfección del círculo.

Fernando Rodríguez Sosa, periodista y crítico literario, Premio Nacional de Periodismo Cultural del Ministerio de Cultura de Cuba.
 
En geometría, el círculo es la base de todo elemento gráfico a realizar. Es hermoso, definitivo y preciso. A partir de él nace cualquier otra forma.
El libro La imperfección del círculo de Salomé Guadalupe Ingelmo es una precisión de la escritura, por su desbordante capacidad creativa y por la fascinación perfecta que desata en los ojos que desgranan sus historias. Historias con una base humana y emocional incontestables. La imperfección del círculo es la obra de una arriesgada e inmensa artista de la literatura, que nos lleva irremediablemente cual sombra de nuestro ser, a perseguirla hasta que nos damos cuenta de que es parte nuestra.
Además, en un mágico descubrimiento, al leer el índice con los títulos de sus textos, descubrí una increíble historia, como si su creadora no hubiese querido que la obra finalizara con el punto final del último cuento.
La imperfección del círculo es la precisión maravillosa de la emoción y de las palabras.

José Víctor Martínez Gil, escritor y artista oral, Director Ejecutivo de la CIINOE, Premio Iberoamericano “Chamán”. 



Mercedes Sosa interpretando Siembra

 

TIME-OUT

Catedral Nueva de Plasencia

Pongo la televisión y veo a un policia abriéndole la cabeza con una porra a un menor de trece años. Agrediendo después a su familia, que intenta pedir ayuda, mantenerle a él y a sus compañeros, algunos de los cuales tampoco encuentran escrúpulos para usar la violencia, alejados del herido. No es Somalia o Afganistán, sino Tarragona.

El menor no es ni siquiera un manifestante lo que tampoco hubiera justificado la brutalidad gratuita sino lo que "ellos" probablemente definirán como un "daño colateral"; un chiquillo cuya familia cometió el terrible error de salir a pasear. Es decir, a mí me sueltan la cadena y yo agredo a bulto; la cosa es saciar mi sed de sangre. Porque alguien quiere recordar a todos que la calle es suya, y no desea que quede ninguna duda al respecto. Por eso, ahí estoy yo para hacer el trabajo sucio.

Me pregunto si este individuo será igualmente valiente a cara descubierta, sin el uniforme de antidisturbio, sin su escudo y su porra. Me pregunto si se atrevería a enfrentarse a esa madre de paisano, desarmado –doblemente desarmado por carente de razones. Y sinceramente lo dudo. El valor suele ser inversamente proporcional a la agresividad. Si luego ésta se ejerce sobre los más débiles e indefensos... En efecto resulta aún más repugnante.

Me pregunto si el susodicho individuo –y los compañeros que le secundaron sin empacho conoce el significado de la palabra remordimiento. Aunque me extrañaría. Me pregunto si tiene familia. Si mañana podrá mirar a los ojos a sus hijos, a su mujer,  a su madre... Me pregunto si los suyos podrán mirarle a la cara a él.

Existen muchas formas de violencia, toda detestable: explícita o, mucho más inquietante, encubierta y enmascarada. Existe, también, la violencia institucionalizada. Un género que, justamente, ha costado gobiernos en el pasado, incluso en el reciente.

Métodos propios de otros funestos periodos, de otros abominables régimenes, ¿no nos dan mala imagen en el extranjero? Porque entiendo que en este país para algunos, como siempre, los ajenos o según qué ajenos, según su estatus cuentan más que los propios. Y la imagen, mucho más que las ideas. Que en ese sentido, las convicciones resultan siempre un incómodo lastre.

Yo, por supuesto, puedo recibir órdenes. Pero como individuo independiente que soy, tengo conciencia. ¿Acaso no nos repugnan los crímenes contra la humanidad cometidos durante la Segunda Guerra Mundial? ¿Acaso no reprobamos a quienes los cometieron, los mismos que se justificaron diciendo que sólo cumplían órdenes de sus superiores? Un soldado se deshonra antes desobedeciendo a la más elemental humanidad que a sus mandos.

Quizá haya llegado el momento de decidir de qué parte está cada uno, dónde ve la justicia y su causa. Hace muchos años ya, en 1917, otros seres humanos que podrían haberse escudado tras el mismo razonamiento, que podrían haberse limitado a actuar cumpliendo órdenes, se plantearon  la misma pregunta. No es cuestión de colores; hay personas de buena voluntad en todos los ámbitos políticos y religiosos. Es cuestión de algo mucho más básico e irrenunciable: de dignidad, honestidad y fidelidad a principios que están por encima de nosotros mismos.

Samaritana, Julio Romero de Torres

Para escuchar al grupo Quilapayún interpretando La muralla


Quilapayún tuvo su primer concierto en Madrid en el añorado pabellón del Real Madrid. Era una sala enorme, lo que preocupó a los organizadores. Fue lleno total. El ambiente, fraternal y conmovedor. Puedo dar testimonio porque yo esta allí. No era mi primer concierto. Corría el 1977, yo tenía cuatro años, pero curiosamente lo recuerdo. Recuerdo en concreto cómo participaron todos los asistentes en esta canción. Lo recuerdo como si fuera hoy. Quizá por según qué cosas no pase el tiempo. 


MÁS VIVOS QUE NUNCA



Tumba de Enrique Pérez Comendador y Magdalena Leroux, cementerio de Hervás



NIGHTMARE OF THE VAMPIRES

Soy sólo un espectro.
Qué daño puedo hacerte
débil como estoy,
maniatado…
Tras triturarme los huesos,
me has roto todos los dientes;
los pies me has cercenado…
Y aun así he de volver
de la muerte.

Haces bien en temerme:
imposible taparle la boca
a quien de cuerpo está privado.
No hay lugar donde esconderse,
compañero;
soy un pedazo de tu inconsciente,
cuervo de ti desgajado.
La lengua que me cortaste,
por su cuenta,
cada noche
justicia
ha de seguir reclamando.

Antes 
o después
te acabarás resignando.
Tenemos toda la eternidad
para aprender a compartir
este mausoleo en ruinas
al que nos has condenado.
                                                                                  (S. G. I., Madrid, 14 de noviembre de 2012)

Rey Midas, Nicolas Tournier
 
Para escuchar a Neil Young interpretandoVampire blues



Para escuchar a Outkast interpretando Draculas’s Wedding



REVELACIÓN


Catedral Vieja de Plasencia


En estos últimos días, por motivos que no vienen al caso aunque existen –nada sucede porque sí, aunque algunos se empeñen en hacernos creer lo contrario– he releído una novela descubierta hace muchos años, cuando aún vivía en Italia. No soy aficionada al género policíaco, pero aprecio la buena literatura más allá de los géneros y los argumentos. Por eso recomiendo El silencio de Dios, de Gilbert Sinoué, a los amantes de la novela policiaca. Pero también, en general, a todos aquellos seres dispuestos a no dejarse aniquilar por la ciega y sorda ortodoxia; a quienes cultivan la duda constructiva, la reflexión esclarecedora y enriquecedora –si bien no exenta de dolor–. Jamás, el devastador escepticismo.
Son tiempos para reflexionar sobre el libre albedrío. Porque en lo más íntimo cada uno de nosotros sabe lo que está bien y lo que no. Por eso es necesario aprender a despojarse de miedos o intereses; hacerse responsable de los propios actos y sus consecuencias. Es necesario no cerrar la puerta a la propia conciencia.


Atravesará un camello el ojo de una aguja antes de que la ausencia de escrúpulos pise el reino de los cielos. Estoy segura. Es estrecha la ranura para quienes no aman ni respetan a sus semejantes. Da igual en lo que digan creer, porque resulta demasiado fácil leer en sus corazones… de piedra.

Ángel de la Revelación, William Blake

Para escuchar a Florence and the Machine interpretando No Light, no light




FUMATA BLANCA


Ya está disponible el programa definitivo del III Edición de Extremadura en la Red, el encuentro de los blogueros extremeños. Este año, dedicado a Las Villuercas
Muchas gracias a conferenciantes y organizadores, sin cuyo esfuerzo nada de todo esto sería posible. Es un privilegio tener raíces en una región activa en la protección del medio natural, sus gentes y tradiciones. No sé si un día lograremos una sociedad más respetuosa y justa, aunque confío. Si ese día llega, vuestra aportación habrá sido de gran peso. Toda mi admiración y reconocimiento para vosotros y para todos los participantes y asistentes. En general, para todos los que, de forma activa o sencillamente como espectadores concienciados, se implican en esta noble causa. 


Para escuchar a Pablo Guerrero interpretando Extremadura

https://www.youtube.com/watch?v=cLf-nvPHMqA


Los verdaderos protagonistas estan aquí