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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

LAS CHARCAS VERDES


Las Charcas Verdes constituyen un paisaje paradisíaco que os permite combinar el baño con la contemplación de una naturaleza espectacular.

VENTAJAS
1. Se encuentran hacia mitad del camino que nos conduce a La Chorrera. Por ello es siempre una tentación acercarnos hasta ellas a nuestro regreso, después de haber visitado la famosa cascada, y gozar de un baño reparador o simplemente sentarnos a disfrutar de los reflejos del sol sobre el agua, increíblemente transparente.
2. El camino que nos conduce hasta ellas carece de peligros y además resulta totalmente imposible perderse.
3. El trayecto nos ofrece un paisaje delicioso, constituido básicamente por el castañar típico de la zona. Éste nos evita en buena medida los ataques del sol incluso en las horas peores para caminar.

INCONVENIENTES
1. Tampoco en esta ruta encontraréis ninguna fuente de agua.
2. La mayor parte del camino se encuentra encementado. Quienes no están acostumbrados a andar suelen creer que ello es una ventaja. Sin embargo, los caminos cubiertos de cemento o las carreteras, al margen de resultar más monótonos, hacen sufrir a nuestros pies y pierna. Los caminos en tierra, a pesar de la incomodad que supone la presencia de las piedras, permiten que los gemelos, rodillas y tobillos descansen mucho más.
3. Hasta llegar casi a la altura de la Fábrica de la Luz (también llamada Casa de la Luz. Aunque la denominación de “fábrica” era la que siempre se le dio en el pasado —cuando mi bisabuelo trabajaba allí y vivía cerca de La Chorrera— y la que se siguió usando al menos hasta hace pocos años) el camino es siempre en subida, y en ocasiones encontraremos pendientes muy empinadas (como la que nos lleva hasta el campamento infantil o la piscifactoría abandonada), o incluso empinadísimas (como el que va del refugio de pescadores, pasado Marinejo, hasta cerca de la Fábrica de la Luz).

DESCRIPCIÓN
Las Charcas Verdes son un conjunto de charcas consecutivas en el cauce del río Ambroz. Básicamente podemos hablar de tres (aunque a lo largo del río hay otras menores). A pesar de que todas son muy hermosas, existen algunas diferencias entre ellas. De éstas, las dos más bajas son más redondeadas y su morfología llama menos la atención, pues están constituidas por rocas de mayor o menos tamaño. Sin embargo, la superior resulta más espectacular aún, ya que podemos hablar de una gran bañera natural excavada en la roca. Como veréis en las fotos, La erosión del río, que en el pasado fue infinitamente más caudaloso (si sois observadores, en el camino de acceso a las charcas apreciaréis las viejas huellas del paso del agua), ha creado paisajes compuestos por enormes rocas con formas sinuosas y superficies asombrosamente lisas y suaves. Ya sólo por el espectáculo pétreo, incluso si el río estuviese seco (cosa que aquí no sucede nunca) el paseo habría merecido la pena.

VEGETACIÓN
En el camino encontraremos nogales y alisos hasta Los Batanes. Veremos castaños y algún roble disperso hasta el campamento infantil. De ahí hasta la piscifactoría encontramos castaño, nogal y algo de fresno. A la altura de la piscifactoría vuelve el monte compuesto únicamente por castaño. De ahí en adelante, roble a la derecha de la carretera y roble mezclado con castaño en la izquierda. A partir de la presa hasta Marinejo (un tiempo, cuando la guerra imponía penurias, símbolo de opulencia y ahora semiderruido) encontraremos castaño, roble y fresno mezclado con los árboles frutales (fundamentalmente cerezo) de las viejas fincas. De Marinejo hasta algunos metros más allá del refugio de pescadores encontraremos roble a la derecha del camino y nogales a la izquierda. En adelante aparecerá casi solamente roble hasta que el camino empiece a llanear, cerca ya de la Fábrica de la Luz, donde reaparecerá el castaño en el margen izquierdo y el roble en el derecho. En Las Vueltas, que empiezan un poco antes de llegar a la Fabrica de la Luz, ya sólo veréis roble.
En los alrededores de las propias charcas el paisaje está constituido básicamente por roble. No obstante, en las charcas, al borde del cauce del río, como es natural, disfrutamos de la presencia de grandes alisos. En la charca más alta destaca, en una de sus paredes, casi sobre la pequeña cascada que la alimenta, una enorme hiedra (Hedera helix) cuyo follaje persistente, coriáceo y de un verde oscuro llama poderosamente la atención.
En primavera podréis disfrutar de la presencia de flores de variado colorido, como prímulas y narcisos amarillos, nazarenos violeta, jacintos de los bosques azules y gamones blancos.
Dentro del mismo río abundan los juncos y valerianas.

CÓMO LLEGAR
La ruta es muy fácil de seguir y no tiene pérdida.
Partiendo, como siempre, de La Corredera, y posicionándonos de cara a la fuente, tomamos la calle que sale de frente. Pasamos la Plaza Dr. Fausto Castellano, Calle de Pizarro y Calle Centiñera. En este momento nos encontramos ante una de las entradas del Barrio Judío. Entonces giramos a la derecha y atravesamos la Calle del Convento, la Plaza del Convento y la Calle Juan de la Plaza. Estamos saliendo del pueblo y en breve llegamos a las vías del tren, al lado de las cuales encontraréis un cartel que indica La Chorrera.
Seguiremos el camino, desafortunadamente cubierto por cemento, que discurre casi paralelo al cauce del río. Aproximadamente a 1 km. encontraréis, a mano izquierda, una bifurcación en tierra que va a dar al puente de Los Batanes. Unos 300 m. más adelante aparecerá en el margen izquierdo un campamento infantil, y unos 70 m. más adelante un albergue rural. La piscifactoría está unos 100 m. más adelante. 300 m. después encontráis una bifurcación a mano derecha que os permite subir a la presa. Apenas 40 m. después veis una bifurcación a mano izquierda que conduce al río. Seguís adelante y en breve (unos 40 m.) aparece la enorme casa de Marinejo. Aproximadamente a 100 m., antes de llegar a la Fábrica de la Luz, a mano derecha, sale el sendero que se conoce como Las Vueltas de la Luz (una senda de unos 45 cm de ancho en tierra y piedra suelta que fluye entre el monte de roble). A unos 50 m., cuando observéis que este caminillo se bifurca, no tomáis el de subida, que es el que os conduce al canal (en dirección a La Chorrera), sino que lo seguís de frente, hasta que paséis por encima de la Fábrica de la Luz. Unos 15 m. más adelante, pasáis por encima del tubo que conduce en bajada el agua del canal. Un poco más adelante empezáis a ver en el río, a mano izquierda, las Charcas Verdes. Según la altura del camino a la que bajéis al río, disfrutaréis de una u otra. Aunque el consejo es que las recorráis todas, ya que se encuentran a muy poca distancia.

DISTANCIA TOTAL
Unos 4 km. ida y 4 km. vuelta.

TIEMPO ESTIMADO
1h 5 min. ida hasta la superior. Aproximadamente 50 min. vuelta.

EL ACCESO A CADA UNA DE LAS CHARCAS
La charca de más fácil acceso es la central. Aunque ésta también es muy bella, personalmente siento predilección por la superior y la inferior.
Para acceder a la superior simplemente hay que tener un poco de cuidado con dónde pisamos, ya que al final de la senda que nos conduce a ella, el paso queda reducido a rocas y estrechas cornisas rocosas. En cualquier caso, el único riesgo lo puede constituir, en verano, la hierba seca, que resulta muy resbaladiza. Si se acumula sobre las rocas de paso, sí podría hacernos perder el equilibrio. El consejo es que evitéis siempre pisar la hierba seca tanto en terreno rocoso como en tierra suelta, pues resulta muy resbaladiza en ambos.
La de más difícil acceso es la inferior. El camino que baja hasta allí está en tierra suelta y es muy empinado. Afortunadamente también es muy breve. Resulta considerablemente resbaladizo, así que, para bajar hasta ella, se recomienda ir muy bien calzado y agarrarse a los troncos de los robles jóvenes si fuese necesario.

EL SECRETO DE LAS CHARCAS VERDES
Bajo el sol, estas joyas naturales muestran su verdadera naturaleza. Descubrimos entonces que son esmeraldas diseminadas en el río. Sus aguas, increíblemente transparentes, adquieren una tonalidad verde (más marcada en el caso de la superior) especialmente perceptible desde la altura del camino por el que accedemos a ellas.



LAS BIFURCACIONES

Un principio básico que os puede ahorrar muchos (y a veces serios) disgustos consiste en no tomar jamás una bifurcación a la ligera. Si no conocemos perfectamente el camino (y con conocerlo perfectamente quiero decir recordar de memoria cada tramo del mismo) y no estamos totalmente seguros de estar tomando la dirección correcta, el procedimiento antes de continuar consiste en pararse, mirar a nuestro alrededor y memorizar el paraje en el que tomamos la bifurcación. El objetivo es poder reconocerlo a la vuelta, pues deberemos desandar exactamente el camino andado para evitar perdernos.
Para lograrlo tomaremos algún punto de referencia fácilmente identificable, como una piedra de grandes dimensiona o de alguna forma especial, un árbol que destaque por alguna característica en particular (como ser el único de sus especie en el paraje), etc. En algunas ocasiones tendremos la suerte de poder contar con elementos aún más fácilmente reconocibles, como una vieja casilla, una portilla, un puente, etc. Nos aseguraremos de no adentrarnos en el camino elegido hasta estar totalmente seguros de poder reconocer el punto en el que lo tomamos.
Tenemos que apelar a la memoria fotográfica. Es mejor no habituarse a memorizar indicaciones de naturaleza verbal como, por ejemplo, “tomé el camino de la derecha”. Es evidente que los caminos que fueron “de la derecha” a la ida se convertirán en caminos “de la izquierda” a la vuelta. Y aunque parezca de Perogrullo, ello podría ocasionar confusiones entre los menos avezados, especialmente si a la vuelta el cansancio ya se hace notar.
Este sencillo procedimiento es importantísimo, ya que tomar un camino equivocado nos puede alejar muchísimo de nuestro objetivo. Recientemente me narraban las peripecias de un matrimonio que se habían echado a andar por el monte en otoño sin tomar este tipo de precauciones. El resultado es que, tras pasar la noche en una cuneta con la única protección de las hojas secas de los árboles, consiguieron llegar ateridos de frío y hambrientos hasta el pueblo en el que creían haber dejado el coche con su documentación y dinero. Pero entonces descubrieron que se encontraban en otro pueblo totalmente distinto, a veinte kilómetros de distancia. Estoy convencida de que ellos no volverán a tomar las bifurcaciones a la ligera.
Para finalizar, recordaremos que si nuestro grupo es nutrido o está compuesto por algunos miembros proclives a quedarse rezagados, debemos tener siempre la precaución de asegurarnos de que todos nuestros compañeros tomen la misma dirección en las bifurcaciones. En ellas esperaremos a los más rezagados y nos aseguraremos de que al menos vean con claridad qué camino toman el resto de miembros.

EL CALZADO

Ahí va la primera regla de oro. Tan obvia que aparentemente no haría falta ni recordarla. Y sin embargo, no son pocos los que caen en el error de no seguirla.
Jamás, bajo ningún concepto, debemos emprender una marcha con un calzado que no hayamos probado antes.
Esta norma básica se vuelve vital si además nos enfrentamos a un recorrido especialmente largo. En nuestra vida cotidiana solemos prestar poca atención a los pies, pero lo cierto es que de ellos depende en buena medida (en otra ocasión veremos que existe un factor igual o incluso más importante) que culminemos con éxito nuestra empresa. Eso sin contar con que el dolor en los pies (ya sea de origen articular o por ampollas, heridas o rozaduras) es uno de los que agria más el carácter y puede terminar convirtiéndonos en una carga insoportable para nuestros compañeros de marcha.
Hay que especificar que probar este tipo de calzado no es igual que probarse un zapato de vestir. No se trata de ver cómo nos queda o si nos aprieta en algún sitio, sino cómo responde al uso prolongado. Evidentemente, si al poco de calzarnos las botas o zapatos sentimos la menor molestia, quedarán automáticamente descartados. Una vez que hayamos comprobado que el calzado elegido nos resulta cómodo a lo largo de varias salidas, podremos exponernos a usarlo también en recorridos más largos y complicados.
Igualmente básico es elegir el calzado apto para el uso que le vamos a dar. Una de las muchas cosas que nos debemos plantear es que caminar por la montaña no es lo mismo que caminar por la ciudad. El terreno está plagado de irregularidades y, sobre todo, de piedras. Por eso una buena suela es fundamental. Si vuestro calzado no dispone de ella, iréis notando cada guijarro y caminar será un calvario. Pero al mismo tiempo, si el calzado elegido resulta demasiado pesado, puede llegar a percibirse como un lastre. Por eso conviene buscar el equilibrio entre la comodidad y la dureza/resistencia.
Es cierto que las zapatillas deportivas (para correr por montaña. Cualquier otro tipo debe ser totalmente descartado de antemano) que muchas personas usan para caminar por la montaña pueden llegar a ser muy cómodas y especialmente ligeras, pero yo os aconsejo el calzado diseñado específicamente para hacer senderismo, la bota o zapato de trekking.


El calzado de trekking resulta menos elástico que las zapatillas de deporte y al principio hay que acostumbrarse a él, pero su agarre al terreno y, sobre todo, la protección que ofrece al pie y tobillo no se puede comparar.
La ventaja fundamental de la bota de trekking sobre el zapato de trekking es que os sujetará los tobillos, de forma que éstos sufrirán menos los efectos de la marcha. De hecho también se pueden combinar los dos según el tipo de recorrido que vayamos a efectuar.
No obstante, dicho todo esto, hay que añadir que en materia de equipo no hay normas estrictas. Cada uno debe encontrar las marcas y modelos que más se ajustan a sus necesidades y ello sólo se consigue a fuerza de experimentar. Afortunadamente tenemos mucho campo por delante para poder hacerlo.

LA PISTA DE LA TEJEA

Como lo prometido es deuda, hoy emprendemos un recorrido breve pero harto interesante. Nos adentraremos en la pista que pasa por encima de la charca de La Tejea (en el plano número 13 de los senderos por el Valle del Ambroz que podréis encontrar en la Oficina de Turismo, aparece marcada en el ángulo inferior izquierdo con la leyenda “a Las Lanchas”).















EL TRAYECTO
Se trata sencillamente de recorrer la pista por la que entramos desde la carretera para alcanzar la senda que nos condujo a este paradisíaco rincón del río (sobre cómo llegar hasta aquí, consultar la entrada sobre La Tejea en la sección Para disfrutar del baño). No hay pérdida posible, pues no presenta ninguna bifurcación.
Aproximadamente a un kilómetro de la entrada de la senda que conduce al charco de La Tejea, a la altura del río, encontraremos el camino cortado por una gran portilla en tela metálica. Es muy sencillo abrirla. Se trata sólo de ejercer una cierta presión hasta que quede la suficiente holgura para sacar el lazo de alambre que la sujeta al palo que actúa como poste (no hay que intentar desatar los alambres). Una vez que hayáis pasado, volved a cerrar como se os pide en el cartel.
A unos 500 metros pasaréis una verja verde que suele permanecer abierta. Unos 700 metros más adelante encontraréis, a mano izquierda, una vieja casilla semiderruida. 80 metros más adelante aparece el final de nuestro viaje: una finca marcada con un cartel en el podréis leer El Cardoso.
Un informador fiable me asegura que tomando la estrecha senda que sale a mano izquierda apenas pasada la puerta de esta propiedad, se desemboca en la carretera de La Garganta, por la que subimos anteriormente para llegar hasta la charca de La Tejea. Ello os evitaría volver a bajar por el mismo lugar por el que habéis subido. No obstante, hace años que dicha senda no se linpia y resulta totalmente intransitable. En cualquier caso, dada la belleza del camino, volver a recorrerlo de nuevo es más un placer que una molestia.



DISTANCIA TOTAL
Algo más de dos kilómetros ida y otros tantos de vuelta.

TIEMPO ESTIMADO
La subida se puede efectuar en unos 40 minutos y la bajada en media hora. En ambos casos nos referimos al trayecto entre la entrada de la charca de La Tejea y la finca El Cardoso.

INCONVENIENTES
Todo el camino es en subida, y en algunos puntos las cuestas son bastante empinadas.

QUÉ ALICIENTES PRESENTA ESTA RUTA
Seguramente algunos de vosotros os estéis preguntando qué gracia puede tener introducirse por una pista empinada, que lleva hasta una portilla como tantas otras, para volver a bajar por el mismo lugar después. Y aquí entra en juego la fascinación que ejerce el camino.
Una de las mayores virtudes de éste consiste en ser una pista muy agreste, ya que por ella suelen transitar sólo los propietarios de las fincas que se encuentran al final de la misma. Es cierto que encontraréis algo de cemento, pero aparece sólo en pequeños tramos de las zonas más umbrías y empinadas. Evidentemente su única función es facilitar el paso a los tractores, que en invierno podrían patinar con el hielo.
Se trata de una ruta muy completa y espectacular, ya que en un trayecto breve nos ofrece una gran variedad de paisajes: desde ella tendréis acceso a unas excelentes vistas de la montaña, bucólicos prados, fincas de frutales y bosque de castaño y roble.
Es muy hermosa con el sol filtrándose entre las hojas de los árboles, pero os aconsejo que, si tenéis la oportunidad, os acerquéis a ella también en días nublados. En esas ocasiones, y especialmente bajo la lluvia, es un paisaje delicioso, entre melancólico y turbador (pero en ningún caso tétrico). Evidentemente me refiero a las lluvias estivas ligeras y de corta duración. Ni que decir tiene que hay que evitar los bosques durante las tormentas con aparato eléctrico, que podrían comprometer vuestra seguridad.

VEGETACIÓN
Entre la senda que conduce a la charca de La Tejea y la portilla que se encuentra a la altura del río encontraréis sobre todo castaños, chopos, alisos y algunos fresnos. Una vez atravesado el río, el paisaje parece cambiar radicalmente y durante un tramo encontraremos sólo roble. Sin embargo, en cuanto atraveséis la verja verde, a la altura desde donde son visibles los prados, reaparecerán los castaños, chopos y alisos. Poco después de la verja, esos árboles espectaculares comidos por la hiedra son enormes castaños, nogales y alisos. A medida que vayamos subiendo, se volverá a hacer notar de nuevo la presencia del roble.












































































LAS AROMÁTICAS TRAEN MULTA

Conviene que, cuando salgáis al monte, recordéis que recoger orégano, esa hierba aromática tan apreciada por sus usos culinarios y curativos, ese ambientador natural que nos deleita durante los paseos estivales especialmente cuando el sol aprieta, está prohibido. Si lo hacéis, os puede caer una buena multa.

También recoger manzanilla está penado.




Hay que tener en cuenta, además, que la recogida de estas hierbas debe ser realizada (o mejor dicho debía, cuando aún era legal) con extremo cuidado para no dañar a la planta. Deben ser cortadas sólo las inflorescencias. Jamás se debe tirar de la mata, pues se corre el riesgo de extraerla de raíz.

LA TEJEA


Si queréis pasar un día tranquilo chapoteando en medio del verde, una de las mejores opciones es La Tejea.



VENTAJAS CON RESPECTO A OTROS LUGARES APTOS PARA EL BAÑO
1. Al estar a menos altura que otras charcas, las aguas no están tan frías. No obstante, hay que tener en cuenta que, al tratarse de una zona umbría, en pleno agosto hace frío hasta casi las diez de la mañana.
2. Está a poca distancia del pueblo.
3. La ruta para alcanzarla es tan sencilla que resulta del todo imposible perderse.
4. El trayecto no implica ningún riesgo ni para adultos ni para niños, que suelen ser quienes más disfrutan del baño.


INCONVENIENTES
1. No encontrareis ninguna fuente de agua por el camino. No obstante, dada la brevedad del trayecto, no debería suponer un problema.
2. Si seguís la ruta que toma la carretera de La Garganta nada más salir del pueblo, os enfrentaréis a una subida bastante dura casi hasta alcanzar las vías del tren. Ese tramo pondrá a prueba vuestro corazón y capacidad pulmonar (si sois fumadores, aquí difícilmente podréis mantener el ritmo de la marcha). No obstante, como observaréis bajo el epígrafe Cómo llegar, existe una vía alternativa que evita este tramo y que personalmente considero mucho más atractiva.
3. La mayor parte del camino hay que realizarlo por la carretera de La Garganta. Caminar por carreteras es siempre más incómodo que hacerlo por caminos en tierra y resulta infinitamente más monótono, aunque los bosques por los que ésta discurre son lo suficientemente hermosos como para paliar ese inconveniente.


DESCRIPCIÓN
La Tejea es una charca natural del río Santihervás. Río abajo encontraréis otras menores, pero el atractivo de ésta es claramente superior. Ello se debe en parte a la disposición de los árboles que la rodean, creando un ambiente intimista, y en buena medida a su propia constitución. Y es que, mientras en el resto de charcas de la zona abundan los cantos de mayor o menor tamaño, una buena parte de La Tejea está constituida por enormes rocas extremadamente suaves, pulidas por la acción del río, lo que aumenta su aspecto romántico y acogedor. Un ejemplo es su parte posterior, por donde discurre entre musgo el agua que la alimenta, creando pequeñas cascadas. También su parte frontal consiste en una enorme roca increíblemente lisa en la que caben varios adultos y que resulta particularmente apta para tumbarse a tomar el sol.


VEGETACIÓN
Mientras recorremos la carretera de La Garganta, una vez pasadas las huertas y casas, disfrutamos a derecha e izquierda del denso bosque de castaños tan típico de Hervás.
Al tomar la pista de La Tejea, la vegetación comenzará a cambiar y advertiremos que los castaños se mezclan con el roble. Al entrar en la estrecha senda que nos lleva hasta la charca, encontraremos mayoritariamente roble, algunos avellanos, fresnos y arce de Montpellier o Acer monspessolanum, espino blanco, rosales silvestres (que no hay que confundir con las zarzas,
que también están presentes), y algunas matas de rusco (Ruscus aculeatus). En verano la mayor parte de las herbáceas están secas, pero si visitáis la charca en primavera, podréis encontrar digitalis, violetas, jacintos de los bosques, nazarenos (Muscari comosum) y algún que otro gamón (Asphodelus albus). Los helechos irán aumentando a medida que nos acerquemos al cauce del río.
En la propia charca destaca un conjunto espectacular de árboles: un enorme fresno al fondo y varios alisos de buen tamaño cuyas raíces se hunden en el agua y son usadas como refugio por peces y anfibios.

CÓMO LLEGAR
Por comodidad, dado que es el centro de la vida del pueblo y un lugar bien conocido por todos, tomaremos La Corredera como punto de partida y km 0. Colocándonos de frente a la fuente que la preside (con la calle que lleva al Museo Pérez Comendador-Leroux a nuestras espaldas), tomamos la calle Relator González (conocida en el pueblo como “la calle de los comercios”), que se extiende a
muestra izquierda. Giramos con ella hacia la derecha hasta toparnos con la entrada del Barrio Judío, y a él accedemos. Bajamos por su empedrada cuesta y giramos la primera calle (donde encontraremos una fuente) a la izquierda. Seguimos bajando por esa calle, la Calle de la Cuesta, hasta encontrarnos frente al puente de la Fuente Chiquita, que dista unos 300 metros de La Corredera. Lo atravesamos y entonces decidimos qué ruta tomar:
1. Seguimos de frente, tomando inmediatamente la carretera de La Garganta (y enfrentándonos a la empinada subida de la que os hablaba
antes).
2. Optamos por evitar un tramo de carretera y disfrutar de los caminos rurales mientras sea posible. Para ello, tras atravesar el puente, giramos a la derecha y bordeamos el río, desde donde podremos admirar parte del Barrio Judío y la piscina natural de Hervás (que en las fotos aparece vacía). Cuando el camino se bifurque, tomaremos el de la izquierda, que se mantiene más o menos paralelo a la carretera.

Aunque en esta zona también se han construido casa nuevas, la ruta que os propongo os ofrece la posibilidad de circular por callejas en las que aún no ha entrado el cemento y de ver los terneros de la última primavera.
Cuando encontréis a vuestra derecha un pequeño puente de piedra bajo el cual suele circular el agua de riego (el Puente Zorongollo), pasáis por debajo y salís a otro camino cubierto de cemento. Lo seguís y vais a salir a la carretera de La Garganta, apenas superado el puente que pasa por encima de las antiguas vías del tren. Una vez pasadas las vías del tren, independientemente de qué camino hayáis elegido para llegar hasta aquí, os queda sólo seguir carretera
adelante hasta La Tejea.


Como veis no tiene pérdida.
Un poco antes de llegar al río que alimenta la charca de La Tejea, cuando hayamos recorrido algo más de 2,5 km, encontraremos una ancha pista en tierra que sale de la carretera a mano derecha y sube hacia el monte. Se trata de la pista que enlaza con la Heidi y que en general todos suelen denominar ya Heidi (tampoco vamos a ser tan puntillosos), pero ésta la visitaremos en otra ocasión.
Unos 300 m más adelante, justo antes de que la carretera gire a la izquierda y atraviese el río, encontramos una pista en subida a mano derecha. Ésta es la Pista de La Tejea, que nos conducirá hasta la charca. A unos veinte metros de su ingreso, a mano izquierda, sale una estrecha senda entre los robles, marcada por una gruesa piedra hundida en el terreno que actúa a modo de umbral. Lo seguimos y dejamos los prados con su casilla en piedra a mano izquierda. Pocos metros más adelante encontramos el río y la charca de La Tejea.


DISTANCIA TOTAL
Si sumáis las distancias que os he ido proporcionando, observaréis que el
trayecto total consta de unos 3 km ida y 3 km vuelta.

TIEMPO ESTIMADO
Lógicamente varía mucho según la velocidad a la que caminéis. Yo lo suelo realizar en unos 50 minutos ida y 40 minutos vuelta. Si bien en los recorridos largos, cuando la fatiga se hace notar,

la velocidad generalmente se reduce a medida que avanzamos, la vuelta se suele realizar en menos tiempo bien sea por factores físicos (si a la ida he subido una cuesta, a la vuelta la bajaré más deprisa) o psicológicos (anima mucho pensar que ya vamos de vuelta a casa y lo peor ha pasado).

A QUÉ HORA SALIR
Aunque jamás me canso de repetir que al campo hay que ir temprano, en este caso os aconsejo que no lleguéis antes de las diez de la mañana. Las fotos que os ofrezco están tomadas entre las 8:00 y las 11:30. Vosotros mismo podréis apreciar la diferencia en la luz que existe entre ambas. A las ocho la charca duerme aún. Hace frío y por tanto ni los batracios ni los peces ni los pequeños reptiles que viven entre la hojarasca que la rodea están aún activos. Lo mismo sucede con los peces y en buena medida con lo
s pájaros. Cuando el sol empiece a bajar, de las diez en adelante, la charca comenzará a ofrecer una cara muy distinta. Cuando el sol llegue al agua, los peces, las ranas, los renacuajos y quizá alguna culebrilla de agua (totalmente inofensivas) saldrán de sus escondrijos. La charca empezará a ser visitada por grandes libélulas atigradas y por otras menores de color azul eléctrico. Los pájaros bajarán a beber y quizá podáis ver algún petirrojo o incluso alguna pequeña rapaz.
Dado que el trayecto no es duro y se puede realizar sin casi esfuerzo aún bajo el sol, mi consejo es que no salgáis demasiado pronto. Si salís lo suficientemente temprano como para llegar hasta vuestro objetivo sin sufrir los efectos del sol, es cierto que llegaréis totalmente frescos, pero también lo haréis mucho antes de que los primeros rallos bajen hasta la charca. Y si esperáis allí sentados a que esto suceda, os quedaréis congelados al poco rato. Es mejor que si, por ejemplo, pensáis que podéis realizar el trayecto en una hora, salgáis hacia las 9:30, de forma que recibáis por la carretera el primer sol, ése que aún no resulta
muy agresivo. Así, cuando lleguéis, encontraréis un paisaje bastante más alegre y confortable.
QUÉ LLEVAR
Fundamentalmente agua y, si pensáis comer allí, bolsas en las que recoger y llevarse de vuelta al pueblo todos los desperdicios. Incluso los biodegradables, que aunque acaban descomponiéndose, mientras tanto hacen daño a la vista. Es deplorable ver el estado en el que quedan las zonas de más fácil acceso al paso de los excursionistas.
Es siempre aconsejable llevar un pequeño botiquín encima. Dada la comodidad de esta ruta, vuestro mayor problema debería ser, todo lo más, alguna rozadura ocasionada por el calzado.


PRECAUCIONES
En la zona no hay peligro alguno. Como mucho os podéis llevar un susto si encontráis una culebra de agua nadando a vuestro lado. No obstante, son totalmente inofensivas y en general, como todos los animales, huyen en cuanto advierten la presencia humana.
Por tanto, diría que la principal precaución que debéis tener en La Tejea es mantener la limpieza.
Conviene recordar siempre que en el campo nosotros somos meros huéspedes. La naturaleza pertenece en primera instancia a los animales y plantas que la habitan todo el año. Es su casa y nosotros debemos aprender a respetarla. En este caso, eso implica no sólo no tirar nada al suelo, sino también no usar jamás ningún tipo de detergente o gel en la charca. La advertencia puede resultar absurda, pero si la hago es porque he tenido oportunidad de asistir a escenas realmente espeluznantes.

PROPUESTAS ADICCIONALES
Para aquellos de vosotros especialmente interesados en la vegetación y el paisaje, aquellos a los que no les importa andar aunque al final no encuentren la recompensa del baño, guardo una propuesta: una ruta que podréis seguir desde la charca de La Tejea. Aunque eso será en nuestro próximo encuentro. Al fin y al cabo, no os puedo revelar todos los secretos de los bosques de Hervás en un solo día.

Los verdaderos protagonistas estan aquí