Hace escasos días, el 14 de diciembre, se cumplía el primer centenario de la conquista del Polo Sur. En ese escenario inhóspito, Amundsen y Scott compitieron por la gloria. Sólo podía ganar uno. El noruego se alzó con la victoria pasando, así, a la Historia. Su oponente perdió la vida, como todos los miembros de su equipo. Treinta y cinco días hicieron la diferencia, y las desavenencias sellaron la tragedia.
CONQUISTA DEL POLO OPUESTO
En esta tierra yerma
competimos tú y yo
por una esperanza muerta.
Los corazones ha helado,
pero no logra la nevada borrar
nuestra huella.
En falso se cierra la herida
de esos aludes
que a la razón sepultaron.
Quién Amundsen y quién Scott.
Sólo uno alzará
bandera sin patria ya
sobre el páramo desierto.
Moriré con la sonrisa puesta.
Me enterrarás en sepulcro apartado;
olvidarás.
Yo ni olvido ni perdono.
Nada queda de lo que fue.
Nada de lo que fuimos queda.
Sobre el campo,
restos de la contienda.
Aunque caiga
blanca la nieve
sobre la estepa.
(S. G. I, Madrid, 17 de diciembre de 2011)
Túmulo megalítico en la nieve (Caspar David Friedrich) |
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