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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

EL MAUSOLEO DE MANUEL, QUE NACIÓ EN ESPAÑA

 


BELCHITE 

Un día tuvo rostro.

Hoy, son miles...

que pesan sobre quienes aún saben

lo que es la conciencia.

No se trata de memoria,

sino de decencia.

 

Con flores silvestres

tapiza la primavera vuestra espera,

pero eso no basta.

En cada casa de este país,

el peso de la sangrienta historia cuece

habas.

 

Un puchero que ya,

cuarenta años atrás muerto el perro,

aún produce rabia.

                                                       (S. G. I., Madrid 28/10/20211)

 

Entre esos cuerpos torturados y maniatados, encontrados en las fosas comunes de Belchite, pudieran estar los de varios familiares de Joan Manuel Serrat. Sólo por dar un nombre. Porque en este país, tristemente, casi cada familia se vio salpicada por la atrocidad de la guerra y los crímenes perpetrados a posteriori sobre el vencido. Un genocidio en toda regla.

Parece que ascienden a 125.000 euros los gastados por el Estado en la nueva tumba de Francisco Franco en el cementerio de Mingorrubio-El Pardo (Madrid). Pongan sus descendientes reconocidos y legales el grito en el cielo o no, no es un mausoleo faraónico construido con la sangre y el sudor de presos políticos ni regado con los rezos diarios, pero nadie dudaría que se trata de un enterramiento muy digno.

Entre tanto, incluso décadas después de la muerte del dictador, muchos otros no descansan. Y para sus familiares el lecho se vuelve de abrojos y llagas.

No es piedad o revancha lo que se pide, sino justicia. Mientras una parte de este país siga sin entenderlo y la otra parte esté dispuesta a aceptar las bastardas reglas del juego impuestas a la muerte del carnicero, mientras sigamos prisioneros de aquel antiguo miedo a que la incipiente democracia se fuese al garete, no seremos una sociedad libre ni digna de respeto.



Manuel, Joan Manuel Serrat

2 comentarios:

  1. No hay voluntad de acabar con esto de una vez.
    Toda la pompa para los restos de un dictador y al resto nada.
    Ninguneados tanto por gobiernos de derechas como de supuestas izquierdas.

    Un abrazo.

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  2. Querido Alfred, has usado la palabra exacta y mágica: voluntad. Me gusta también esa puntualización de "supuestas". Hablemos con propiedad... Besos.

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