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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

HERVÁS-GARGANTILLA-PUERTO DE HONDURAS POR PISTA DE MONTAÑA


Hoy nos disponemos a recorrer las montañas de Gargantilla. A pesar de su indudable belleza, no son tan acogedoras como los habitantes de este encantador pueblo. No obstante, quizá ello no haga más que aumentar su atractivo. Se trata de montes recios recorridos por caminos en no pocas ocasiones duros hasta el punto de volverse casi inmisericordes.

VENTAJAS
1. Atravesar paisajes de una belleza austera y áspera que nos ponen a prueba quizá con más inflexibilidad que ninguna de las rutas que hayamos emprendido hasta el momento.
2. Disfrutar a lo largo de casi todo el camino de la compañía de tímidas vacas que campan a sus anchas por el monte y el camino. La timidez se debe a que, al vivir constantemente allí arriba, no están acostumbradas al contacto con el hombre.
3. Poder admirar el vuelo de los majestuosos buitres.
4. Tener la oportunidad de visitar un pueblo cuyos habitantes siempre acogen al caminante con extrema cordialidad.

INCONVENIENTES
1. A la dureza del camino deberéis sumar el esfuerzo que implicará transportar la cantidad de agua suficiente para efectuar el tramo entre Gargantilla y el Puerto de Honduras ida y vuelta. Es muy importante que no recojáis agua en los arroyos que encontraréis por el camino. A ellos acude constantemente el ganado bovino, lo que compromete su potabilidad.
2. A pesar de que la pista que tomaremos en Gargantilla para alcanzar el Puerto al principio puede recordarnos a la Heidi de Hervás, al poco comenzará a estrecharse y, sin esperar mucho, se convertirá en un duro camino plagado de piedras. Quizá estéis pensando que la Heidi también tiene piedras, pero esto es totalmente distinto: a su lado la pista de Marinejo se queda en un cómodo paseo. En realidad estaremos avanzando por un largísimo majano de unos cinco kilómetros. En mi vida había visto algo así. Por si fuese poco, todo el trayecto será en ascenso, ya que debemos alcanzar la cota de 1450 m. de altura del Puerto de Honduras.

PRECAUCIONES
1. No recojáis agua en los arroyos que encontraremos entre Gargantilla y el Puesto de Honduras. Los excrementos de las vacas que circulan libremente por las montañas durante todo el año podrían causarnos serios problemas. En caso de que el agua que transportáis empezase a escasear y difícilmente pudieseis efectuar el regreso sin arriesgaros a sufrir las consecuencias de la deshidratación, sería conveniente que recorrieseis un kilómetro de la carretera del Puesto de Honduras en dirección a Hervás y en la fuente que encontraréis allí (al respecto se puede consultar la entrada sobre el trayecto hacia el Puerto de Honduras por carretera) os abastecieseis de agua.
2. Tendréis que estar muy atentos para pisar correctamente sobre las piedras que cubren el camino. De lo contrario podríais torceros un tobillo con extrema facilidad. La precaución deberá redoblarse a la bajada. Sobre este terreno, evidentemente, no se puede correr. No obstante, suele ser mejor no caminar tampoco demasiado despacio: bajar a un cierto ritmo a menudo nos ayuda a mantener el equilibrio entre las piedras. Cada uno de vosotros tendrá que encontrar el paso que más se ajuste a sus necesidades.
3. No encontraréis cobertura vegetal que os proteja del sol en el duro ascenso hacia el Puerto de Honduras.

QUÉ LLEVAR
1. Más que nunca, un calzado extremamente resistente y con buena adherencia.
2. Nuestra principal preocupación debería ser el agua.
3. Imprescidible la crema de protección solar. Recordad que careceréis de sombras en las que repararos.

CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a Gargantilla atravesando el castañar (sobre esta parte del trayecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). Si aprovechamos le frescor de la madrugada y caminamos a buen paso, podemos recorrer los casi 7 km 500 m. que separan Hervás de Gargantilla en 1 h.
Una vez efectuada la bajada al pueblo, atravesamos el puente que encontramos de frente y comenzamos a andar por la ancha pista encementada que se abre a nuestra izquierda. Pasamos por delante de la piscina natural del pueblo y, aproximadamente a 1 km 400 m. del puente, encontramos un cartel con el plano de la ruta a seguir para alcanzar el Collado de Enmedio (que visitaremos en nuestra próxima salida). Seguimos adelante y en breve (unos 400 m.) rebasamos el depósito de agua circular que habíamos visto mientras ascendíamos al Puerto de Honduras por la carretera.
A unos 700 m. el camino se bifurcará. El ramal de la derecha estará marcado con una cruz blanca y roja y el de la izquierda con rayas paralelas del mismo color. Tomamos el de la izquierda. Aproximadamente a 1 km. 300 m. atravesamos un pequeño arroyo.
En este momento debéis prestar mucha atención al camino, en realidad es el único punto del trayecto en el que podríais perderlo. A unos 15 m. de ese arroyo se bifurca. El problema es que, a la ida, la desviación que debemos tomar a la derecha apenas es visible debido a los altos helechos (que tapan también una marca hecha con piedras para señalar la dirección a tomar). Si esta desviación os pasase desapercibida y siguieseis de frente, la senda iría haciéndose cada vez más estrecha y difícilmente reconocible entre los helechos.
Por otro lado, debido al tránsito de las vacas y de quienes van a recogerlas al monte, en la zona que recorremos encontraréis más de una senda. No debéis perder la calma. Lo importante es que uséis la lógica para orientaros. Para llegar hasta el Puerto de Honduras debemos caminar de frente, dejando siempre a nuestras espaldas Gargantilla. Lo normal es que, si os desviáis del camino principal y seguís una de esas sendas, acabéis encajándoos en el Arroyo Honduras. Inmediatamente comprenderéis que habéis perdido el camino, pues éste tiene que ir subiendo progresivamente hasta alcanzar la cota del Puerto de Honduras. Sin perder los nervios, miráis a vuestra derecha hacia lo alto y, no mucho más arriba de donde os encontráis, observaréis lo que desde vuestra posición parecerá un muro bajo en piedra (en algunos puntos su presencia se hará más evidente aún porque al pie, clavada en el suelo verticalmente, aparecerá una gran piedra): en realidad se trata del camino que nos conducirá hasta el Puerto. Una vez localizado, bastará que trepéis hasta él por donde encontréis menos maleza.
No obstante, si os habéis ido encajando en el Arroyo Honduras, os aconsejo que antes de trepar hasta el camino visitéis el paraje en el que se alimentan los buitres (en las inmediaciones del Arroyo Pasafríos), que queda a poco más de 1 km de la desviación que deberíamos haber tomado. La senda que probablemente habréis seguido os conducirá directamente hasta allí tras atravesar el Arroyo Honduras. Reconoceréis el lugar enseguida porque es un prado, seco en verano, lleno de huesos de todo tipo de animales.
Una vez que hayamos tomado el desvío, el camino (que ya no era especialmente descansado al discurrir cuesta arriba) se volverá cada vez más duro y se irá plagando de piedras hasta convertirse en una suerte de majano por el que tendremos que avanzar, bajo el sol, hasta alcanzar el Puerto de Honduras. Cuando el camino gire hacia la derecha y paséis por encima del Arroyo Honduras, la pendiente se hará aún más escarpada. A vuestras espaldas quedará un alto picacho (el Cancho de la Aguililla) alrededor del cual seguramente podréis ver volar a los buitres.
No mucho más adelante empezamos a divisar a lo lejos la carretera. A unos 3 km del punto en el que tomamos el desvío nos resulta ya posible ver el refugio del Puerto de Honduras. Allí encontraréis una baliza y el camino se bifurcará. Para salir a la altura del refugio tomamos el desvío de la derecha (el de la izquierda os deja más abajo en la carretera en dirección a Hervás, algo más de 1 km antes del refugio). Unos 800 m. después llegamos al Puerto.

DISTANCA TOTAL
19 km de ida y otros tantos de vuelta. De Hervás a Gargantilla habremos recorrido unos 7 km. 500 m, y desde el puente que atravesamos al entrar en el pueblo por la ruta del castañar hasta lo alto del Puerto de Honduras otros 11 km 500 m.

TIEMPO ESTIMADO
Echándole muchas ganas, si las piernas y el corazón responden y tenéis una buena capacidad pulmonar, 3 h 15 min. ida y unas 2 h. 45 min. vuelta (caminar en bajada en un terreno tan abrupto, a pesar de la incomodidad que suponen las piedras, ayuda a avanzar a mayor velocidad).

VEGETACIÓN
Sobre la vegetación en el tramo Hervás-Gargantilla se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla.
Las montañas que recorremos hoy nos ofrecen un paisaje bien distinto del que suelen regalarnos las montañas de Hervás. No veremos castañares tupidos, aunque a orillas del Arroyo Honduras encontraremos algún castaño disperso. La sierra estará cubierta por una vegetación baja compuesta fundamentalmente por retama, brezo y una multitud de helechos, que son quienes ofrecen al paisaje ese hermoso y uniforme color verde claro que apreciamos en nuestra subida al Puerto de Honduras por carretera. No faltarán tampoco los majuelos y los rosales silvestres. De vez en cuando encontraremos robles imponentes muy dispersos, cuyos retorcidos y agrietados troncos son un regalo para la vista.
No obstante, quizá el mayor presente que este recorrido ofrece a nuestros sentidos procede de los torviscos en flor. Jamás he olido torviscos tan fragantes como los que pueblan Gargantilla y especialmente esta ruta. Seguramente ello es debido a la sequedad que los rodea (aunque relativamente cerca del camino discurre el Arroyo Honduras, esta montaña es infinitamente más árida que la que predomina en Hervás), responsable de que el aroma que desprenden los ramilletes de flores de estos arbustos se concentre. Los torviscos de Gargantilla llenan el ambiente (especialmente cuando el sol aprieta) de un aroma dulce e intenso, muy similar al de la madreselva, pero infinitamente más profundo y agreste, más montaraz.
Esta recia montaña nos deleita también con aromas resinosos y balsámicos.
A pesar de la escasez de árboles, en las riveras del Arroyo Honduras encontramos algunos alisos y chopos pequeños.

PROPUESTAS ADICIONALES
Mi consejo es que os adentréis en el paraje en el que se alimentan los buitres. El espectáculo puede resultar estremecedor e incluso tétrico, pero al tiempo ofrece una interesante lección sobre la naturaleza y, si queremos interpretarlo en clave alegórica, también sobre la vida. Una vez que hayáis bajado hasta allí, ya nunca volveréis a mirarlo con los mismos ojos desde el camino, ni podréis confundir las manchas blancas que desde él se divisan con simples piedras.

HERVÁS-PUERTO DE HONDURAS POR CARRETERA

Hoy nos dirigimos al Puerto de Honduras (1450 m. de altura, que lograremos alcanzar a fuerza de ascender todo el camino) transitando por la carretera que atraviesa los castañares de Hervás. Dado que yo suelo huir del asfalto, se puede decir que esta cita no me parece la más apetecible. No obstante, creo que, en la vida, es necesario probar de casi todo, y hay experiencias que aunque no tengamos ganas de repetir constantemente, conviene haber vivido al menos una vez. En definitiva, para mí éste no es ni mucho menos como el trayecto del Pinajarro: desde luego no lo afrontaría todos los días. Sin embargo es cierto que ofrece unas vistas espectaculares de la montaña. Además, la última vez que lo completé me permitió descubrir otra ruta que os propondré en los días sucesivos.
Hay otra forma de llegar hasta el Puerto sin discurrir por la carretera (y de hecho lo analizaremos próximamente), pero debemos reconocer que este recorrido ofrece una de las mejores oportunidades para ponernos a prueba: para cuando lleguéis arriba (especialmente si efectuáis la subida en verano), es muy probable que hayáis sentido repetidamente la tentación de tirar la toalla.

VENTAJAS
Su dureza nos permite constatar el estado en el que se encuentran cuerpo y mente. Ciertamente exige una firmeza considerable, ya que desgasta mucho mentalmente: no logras comprender cómo estás avanzando tan lentamente y con tanto sufrimiento, cómo es posible que cada nuevo kilómetro parezca una meta inalcanzable. Hasta que recuerdas que no sólo luchas contra el asfalto, sino con la pendiente que no parece acabar nunca.

INCONVENIENTES
Como hemos repetido muy a menudo, el asfalto machaca los gemelos. Por ello los 30 km que recorreréis os desgastarán mucho más físicamente de lo que lo habría hecho un recorrido de la misma magnitud sobre una pista de tierra.
Aunque a medida que ganemos altura la brisa aliviará parcialmente nuestro sufrimiento, resulta obvio que los efectos del sol se multiplican considerablemente al caminar sobre asfalto. Este odiado material se recalienta y desprende un olor harto desagradable que afortunadamente la vegetación circundante logra camuflar.

PRECAUCIONES
Deberéis llevar suficiente agua. Vuestra última oportunidad de abasteceros será San Gregorio o, como mucho, el pilón que encontraréis un poco más arriba de la Umbría del Rey (al respecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). No volveréis a encontrar una fuente hasta que sólo os falte 1 km para llegar a lo alto del Puerto de Honduras.
Cada vez que subimos a la montaña debemos protegernos con una crema solar que se adapte a nuestras necesidades. No obstante, deberemos tomar más precauciones si cabe cuando circulemos a cotas muy altas y despejadas, como es el caso. Hay que tener en cuenta que la cobertura vegetal se irá haciendo más escasa a medida que ganemos altura.

CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a la plaza de toros (se puede consultar la entrada sobre la pista Heidi) y, una vez allí, seguimos subiendo por la carretera que queda a nuestra derecha, que es la que se dirige al Puerto de Honduras. De hecho, en este lugar encontraremos un gran cartel que nos informa de si el puerto está abierto o cerrado. Para llegar hasta Honduras sólo tenemos que seguir la carretera. Después de quince kilómetros cuesta arriba y bastante esfuerzo, llegamos junto al refugio en piedra que se alza al pie de la carretera.

DISTANCIA TOTAL
15 km de ida y otros tantos de vuelta.

TIEMPO ESTIMADO
3 h y 20 min. la subida y 2 h 40 min. la bajada.

VEGETACIÓN
Disfrutaremos del castañar de San Andrés hasta que, a medida que vayamos ascendiendo, el castaño sea sustituido por el roble. A la altura de la Umbría del Rey encontraremos únicamente roble. No obstante, aún tendremos oportunidad de reencontrar el bosque denso de castaños antes de que desaparezca definitivamente. Posteriormente atravesaremos bosque de roble. Al seguir subiendo, estos árboles se irán dispersando hasta que finalmente sean sustituidos a su vez por arbustos, básicamente retama y brezo. Estos vegetales de pequeño porte a veces logran una original simbiosis con las rocas que pueblan la etapa final de nuestro trayecto.
Mientras efectuamos el ascenso, podremos contemplar a nuestra derecha un tipo de montaña a la que estamos poco habituados en Hervás. Se trata de un monte poblado fundamentalmente por vegetación muy baja y homogénea de un color verde claro. En los puntos por los que transitan arroyos se concentran pinceladas de verde oscuro que debemos identificar como follaje arbóreo. Esa montaña tan hermosa es la del pueblo de Gargantilla. La reconocemos fácilmente no sólo por la vegetación que la puebla, sino también por un gran depósito de agua que visto desde la carretera que recorremos parece una enorme piscina circular

LA SOLANA DE ANDRÉS

Esta ruta (como el tramo de pista superior que hemos recorrido ya con anterioridad para alcanzar el Pinajarro y que enlaza con la pista Heidi a la altura de La Tablaílla) nos permitirá circular por encima de la Heidi. Nos encontramos ya muy cerca de la cima de las montañas y ello nos hace disfrutar de una agradable brisa incluso en los días más calurosos. Se trata de una pista increíblemente atractiva por sus fascinantes bosques de pinos y el modo en que, en las proximidades de las cumbres, espectaculares paisajes pétreos se combinan con vegetación de arbustos bajos. En ella nos encontraremos inmersos en una naturaleza impresionante.

VENTAJAS
1. Disfrutar de unos paisajes que dejan sin aliento.
2. Unas vistas espectaculares del pueblo, del pantano y de la propia pista Heidi.

DESVENTAJAS
1. El descenso por el cortafuegos Mari Sancho.
2. Quienes conocen esta ruta se quejan de que una buena parte del trayecto consiste en una pendiente bastante escarpada. Aunque personalmente no lo considero demasiado problemático, supongo que, como en el caso del camino hacia el Pinajarro, puede dejar sin resuello a quienes gocen de una capacidad pulmonar limitada.

PRECAUCIONES
Si pretendéis enlazar la pista que circula por encima de la Heidi con ésta (como haremos nosotros) descendiendo por el cortafuegos Mari Sancho, debéis ir perfectamente calzados y no bajar la guardia en ningún momento. Además se hará fundamental pisar correctamente. A menudo, por seguridad, puede que sea necesario desplazarse lateralmente, aunque avancemos mucho más despacio que bajando de frente.
Debéis considerar que un cortafuegos no es una pista de montaña, y su función no es la de facilitar el paso. Caminar por un cortafuegos es siempre complicado, pero además éste tiene un grado de inclinación muy pronunciado y está lleno de piedra suelta en la que resulta facilísimo trastabillar (y siendo tan escarpado, si no caemos bien, seguir rodando cortafuegos abajo). Conviene, antes de emprender el descenso, que sopeséis cuidadosamente si podréis efectuarlo en su totalidad con un mínimo de seguridad. Si no es así, no os aventuréis a comenzarlo. Es preferible que desandéis el camino andado.
Si bien es cierto que el descenso es mucho más peligroso que el ascenso, tener que volver a subir por este cortafuegos hasta la pista superior (especialmente bajo el sol) con toda seguridad os destrozaría. Para cuando alcanzaseis la pista estaríais exhaustos. En la montaña, aunque no siempre es posible (especialmente cuando se circula por lugares que no se conocen y de los que no se han obtenido indicaciones suficientes), hay que intentar amortizar los esfuerzos y no exponer el organismo a desgastes inútiles, que además pueden desalentarnos y suponer también un lastre psicológico.
El camino exige toda nuestra atención siempre, pero durante el descenso por el cortafuegos la prudencia se debe redoblar. La bajada cansa mucho tanto por la tensión que acumulamos como por el esfuerzo que afrontan las rodillas debido a la pendiente y a lo resbaladizo del terreno. No será extraño que, al alcanzar la Heidi, nos tiemblen (literalmente, aunque no será de miedo).

CÓMO LLEGAR
Comenzamos a recorrer la Heidi empezando por Fuente San Gregorio y al poco de rebasar un gran pilón o estanque para la recogida de aguas que dejamos a nuestra mano izquierda, en la última curva que se abre a nuestra derecha antes de alcanzar la Fuente de Oriente y que el camino empiece a llanear (sobre cómo llegar hasta aquí se puede consultar la entrada sobre la Heidi), tomamos la desviación que sale a mano derecha.

No encontraremos ninguna bifurcación. Por tanto, el trayecto no ofrece ninguna posibilidad de perderse, pero exige un cierto esfuerzo físico hasta que alcancemos la cota definitiva.
Aproximadamente a unos 7 km de nuestro punto de origen (que, como siempre, es La Corredera) encontramos, a mano izquierda, otro gran pilón similar al anterior. Debéis tener en cuenta que, al menos este verano, está seco. Aproximadamente 1 km después aparecerá otro pilón igual a mano derecha, y allí podréis abasteceros de agua. Inmediatamente el camino gira a la izquierda y dejamos a mano derecha unos picachos alrededor de los cuales, si sois afortunados, podréis ver algún grupo reducido de buitres planeando majestuosamente.
Al poco entramos en el denso bosque de grandes pinos y el camino empieza a llanear, lo que indica que ya hemos alcanzado nuestra cota definitiva, muy superior a la de la Heidi. Aproximadamente 1 km después, si nos asomamos al borde de la pista, observamos un ancho y sinuoso camino debajo: se trata de la Heidi. 700 m. más adelante se ve en la Heidi , desde lo alto, un ensanchamiento donde se divisa un pequeño cuadrado: se trata del enorme pilón que rebasamos poco antes de entrar en la pista que nos ha conducido hasta aquí.
A pesar de que no volveréis a encontrar fuentes o pilones hasta que bajéis a la Heidi, a unos 500 m. observaréis que del terreno, entre bloques de musgo, rezuma agua (que evidentemente en invierno se convierte en un arroyuelo). En caso de necesidad, podríais abasteceros aquí (con mucha paciencia).
Unos 400 m más adelante nos llamará la atención un enorme peñasco al borde de la pista.
Al poco, en la cumbre, entre las enormes pedrizas, amplios cúmulos de piedra gris oscura, observaréis (como veis también en las fotos) la huella del último incendio del que informábamos hace unos días.
Casi a 1 km. del mencionado peñasco, la pista acaba y a nuestros pies se abre el ancho cortafuegos, el cortafuegos Mari Sancho, que encontraréis en el plano n. 13 que distribuye la Oficina de Turismo relativamente cerca del arroyo Majá Cerezo.
Una vez alcanzada la Heidi, a la que salimos a la altura del pilón/estanque que está a unos 400 m del arroyo Majá Cerezo, tomamos la pista hacia la izquierda y emprendemos el camino de regreso hacia Fuente San Gregorio (sobre este tramo se puede consultar la entrada sobre la Heidi).
Desde el mismo pilón y también mientras que nos dirigimos hacia el pueblo, si observamos bien la montaña, nos percatamos de que muy por encima de la Heidi discurre otra pista, que es justamente la que hemos recorrido hoy.

DISTANCIA TOTAL
Si para efectuar la vuelta bajamos por el cortafuegos y regresamos por la Heidi, aproximadamente 22 km.
Alcanzamos el punto en el que a nuestros pies se abre el cortafuegos a unos 10 km 500 m. de marcha. Por tanto, si decidiésemos no arriesgarnos a bajar por él y volviésemos atrás, nos esperarían otros tantos hasta regresar al pueblo.

TIEMPO ESTIMADO
A buen paso en menos de 4 h se puede completar el trayecto. No obstante, por el cortafuegos, que es muy largo, hay que transitar con extremada lentitud y suma prudencia.

VEGETACIÓN
Sobre la vegetación que presentan los tramos de la Heidi que recorreremos se puede consultar la entrada sobre la Heidi.
Una vez que tomamos la pista que nos conduce por encima de la Heidi, encontramos en primer lugar bosque de roble. En este tramo abunda la retama y crecen algunos majuelos.
La montaña que aparece a nuestra derecha tiene un aspecto recio, pues está cubierta por una vegetación baja salpicada de poquísimos árboles, que son únicamente robles.
A partir del pilón en el que sí encontraremos agua, cuando la empinada subida empiece a llegar a su fin, nos adentramos en el bosque de pino.
No os podéis perder la pequeña población de serbales de cazador que crecen al pie del llamativo peñasco que aparece junto al camino. Si os asomáis al borde de la pista, veréis que el grupo es aún más nutrido (con al menos seis individuos) algo más abajo.
El contraste en las cumbres entre el monte bajo de brezo, de color verde claro (raramente salpicado del verde oscuro de algunos pinos dispersos), y las grandes pedrizas gris oscuro (casi negras) deja totalmente sin respiración.
A ambos lados del cortafuegos por el que descenderemos, lógicamente, aparecerán pinos y retamas.



















Los verdaderos protagonistas estan aquí