Hoy nos disponemos a recorrer las montañas de Gargantilla. A pesar de su indudable belleza, no son tan acogedoras como los habitantes de este encantador pueblo. No obstante, quizá ello no haga más que aumentar su atractivo. Se trata de montes recios recorridos por caminos en no pocas ocasiones duros hasta el punto de volverse casi inmisericordes.
VENTAJAS
1. Atravesar paisajes de una belleza austera y áspera que nos ponen a prueba quizá con más inflexibilidad que ninguna de las rutas que hayamos emprendido hasta el momento.
2. Disfrutar a lo largo de casi todo el camino de la compañía de tímidas vacas que campan a sus anchas por el monte y el camino. La timidez se debe a que, al vivir constantemente allí arriba, no están acostumbradas al contacto con el hombre.
3. Poder admirar el vuelo de los majestuosos buitres.
4. Tener la oportunidad de visitar un pueblo cuyos habitantes siempre acogen al caminante con extrema cordialidad.
INCONVENIENTES
1. A la dureza del camino deberéis sumar el esfuerzo que implicará transportar la cantidad de agua suficiente para efectuar el tramo entre Gargantilla y el Puerto de Honduras ida y vuelta. Es muy importante que no recojáis agua en los arroyos que encontraréis por el camino. A ellos acude constantemente el ganado bovino, lo que compromete su potabilidad.
2. A pesar de que la pista que tomaremos en Gargantilla para alcanzar el Puerto al principio puede recordarnos a la Heidi de Hervás, al poco comenzará a estrecharse y, sin esperar mucho, se convertirá en un duro camino plagado de piedras. Quizá estéis pensando que la Heidi también tiene piedras, pero esto es totalmente distinto: a su lado la pista de Marinejo se queda en un cómodo paseo. En realidad estaremos avanzando por un largísimo majano de unos cinco kilómetros. En mi vida había visto algo así. Por si fuese poco, todo el trayecto será en ascenso, ya que debemos alcanzar la cota de 1450 m. de altura del Puerto de Honduras.
PRECAUCIONES
1. No recojáis agua en los arroyos que encontraremos entre Gargantilla y el Puesto de Honduras. Los excrementos de las vacas que circulan libremente por las montañas durante todo el año podrían causarnos serios problemas. En caso de que el agua que transportáis empezase a escasear y difícilmente pudieseis efectuar el regreso sin arriesgaros a sufrir las consecuencias de la deshidratación, sería conveniente que recorrieseis un kilómetro de la carretera del Puesto de Honduras en dirección a Hervás y en la fuente que encontraréis allí (al respecto se puede consultar la entrada sobre el trayecto hacia el Puerto de Honduras por carretera) os abastecieseis de agua.
2. Tendréis que estar muy atentos para pisar correctamente sobre las piedras que cubren el camino. De lo contrario podríais torceros un tobillo con extrema facilidad. La precaución deberá redoblarse a la bajada. Sobre este terreno, evidentemente, no se puede correr. No obstante, suele ser mejor no caminar tampoco demasiado despacio: bajar a un cierto ritmo a menudo nos ayuda a mantener el equilibrio entre las piedras. Cada uno de vosotros tendrá que encontrar el paso que más se ajuste a sus necesidades.
3. No encontraréis cobertura vegetal que os proteja del sol en el duro ascenso hacia el Puerto de Honduras.
QUÉ LLEVAR
1. Más que nunca, un calzado extremamente resistente y con buena adherencia.
2. Nuestra principal preocupación debería ser el agua.
3. Imprescidible la crema de protección solar. Recordad que careceréis de sombras en las que repararos.
CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a Gargantilla atravesando el castañar (sobre esta parte del trayecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). Si aprovechamos le frescor de la madrugada y caminamos a buen paso, podemos recorrer los casi 7 km 500 m. que separan Hervás de Gargantilla en 1 h.
Una vez efectuada la bajada al pueblo, atravesamos el puente que encontramos de frente y comenzamos a andar por la ancha pista encementada que se abre a nuestra izquierda. Pasamos por delante de la piscina natural del pueblo y, aproximadamente a 1 km 400 m. del puente, encontramos un cartel con el plano de la ruta a seguir para alcanzar el Collado de Enmedio (que visitaremos en nuestra próxima salida). Seguimos adelante y en breve (unos 400 m.) rebasamos el depósito de agua circular que habíamos visto mientras ascendíamos al Puerto de Honduras por la carretera.
A unos 700 m. el camino se bifurcará. El ramal de la derecha estará marcado con una cruz blanca y roja y el de la izquierda con rayas paralelas del mismo color. Tomamos el de la izquierda. Aproximadamente a 1 km. 300 m. atravesamos un pequeño arroyo.
En este momento debéis prestar mucha atención al camino, en realidad es el único punto del trayecto en el que podríais perderlo. A unos 15 m. de ese arroyo se bifurca. El problema es que, a la ida, la desviación que debemos tomar a la derecha apenas es visible debido a los altos helechos (que tapan también una marca hecha con piedras para señalar la dirección a tomar). Si esta desviación os pasase desapercibida y siguieseis de frente, la senda iría haciéndose cada vez más estrecha y difícilmente reconocible entre los helechos.
Por otro lado, debido al tránsito de las vacas y de quienes van a recogerlas al monte, en la zona que recorremos encontraréis más de una senda. No debéis perder la calma. Lo importante es que uséis la lógica para orientaros. Para llegar hasta el Puerto de Honduras debemos caminar de frente, dejando siempre a nuestras espaldas Gargantilla. Lo normal es que, si os desviáis del camino principal y seguís una de esas sendas, acabéis encajándoos en el Arroyo Honduras. Inmediatamente comprenderéis que habéis perdido el camino, pues éste tiene que ir subiendo progresivamente hasta alcanzar la cota del Puerto de Honduras. Sin perder los nervios, miráis a vuestra derecha hacia lo alto y, no mucho más arriba de donde os encontráis, observaréis lo que desde vuestra posición parecerá un muro bajo en piedra (en algunos puntos su presencia se hará más evidente aún porque al pie, clavada en el suelo verticalmente, aparecerá una gran piedra): en realidad se trata del camino que nos conducirá hasta el Puerto. Una vez localizado, bastará que trepéis hasta él por donde encontréis menos maleza.
No obstante, si os habéis ido encajando en el Arroyo Honduras, os aconsejo que antes de trepar hasta el camino visitéis el paraje en el que se alimentan los buitres (en las inmediaciones del Arroyo Pasafríos), que queda a poco más de 1 km de la desviación que deberíamos haber tomado. La senda que probablemente habréis seguido os conducirá directamente hasta allí tras atravesar el Arroyo Honduras. Reconoceréis el lugar enseguida porque es un prado, seco en verano, lleno de huesos de todo tipo de animales.
Una vez que hayamos tomado el desvío, el camino (que ya no era especialmente descansado al discurrir cuesta arriba) se volverá cada vez más duro y se irá plagando de piedras hasta convertirse en una suerte de majano por el que tendremos que avanzar, bajo el sol, hasta alcanzar el Puerto de Honduras. Cuando el camino gire hacia la derecha y paséis por encima del Arroyo Honduras, la pendiente se hará aún más escarpada. A vuestras espaldas quedará un alto picacho (el Cancho de la Aguililla) alrededor del cual seguramente podréis ver volar a los buitres.
No mucho más adelante empezamos a divisar a lo lejos la carretera. A unos 3 km del punto en el que tomamos el desvío nos resulta ya posible ver el refugio del Puerto de Honduras. Allí encontraréis una baliza y el camino se bifurcará. Para salir a la altura del refugio tomamos el desvío de la derecha (el de la izquierda os deja más abajo en la carretera en dirección a Hervás, algo más de 1 km antes del refugio). Unos 800 m. después llegamos al Puerto.
DISTANCA TOTAL
19 km de ida y otros tantos de vuelta. De Hervás a Gargantilla habremos recorrido unos 7 km. 500 m, y desde el puente que atravesamos al entrar en el pueblo por la ruta del castañar hasta lo alto del Puerto de Honduras otros 11 km 500 m.
TIEMPO ESTIMADO
Echándole muchas ganas, si las piernas y el corazón responden y tenéis una buena capacidad pulmonar, 3 h 15 min. ida y unas 2 h. 45 min. vuelta (caminar en bajada en un terreno tan abrupto, a pesar de la incomodidad que suponen las piedras, ayuda a avanzar a mayor velocidad).
VEGETACIÓN
Sobre la vegetación en el tramo Hervás-Gargantilla se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla.
Las montañas que recorremos hoy nos ofrecen un paisaje bien distinto del que suelen regalarnos las montañas de Hervás. No veremos castañares tupidos, aunque a orillas del Arroyo Honduras encontraremos algún castaño disperso. La sierra estará cubierta por una vegetación baja compuesta fundamentalmente por retama, brezo y una multitud de helechos, que son quienes ofrecen al paisaje ese hermoso y uniforme color verde claro que apreciamos en nuestra subida al Puerto de Honduras por carretera. No faltarán tampoco los majuelos y los rosales silvestres. De vez en cuando encontraremos robles imponentes muy dispersos, cuyos retorcidos y agrietados troncos son un regalo para la vista.
No obstante, quizá el mayor presente que este recorrido ofrece a nuestros sentidos procede de los torviscos en flor. Jamás he olido torviscos tan fragantes como los que pueblan Gargantilla y especialmente esta ruta. Seguramente ello es debido a la sequedad que los rodea (aunque relativamente cerca del camino discurre el Arroyo Honduras, esta montaña es infinitamente más árida que la que predomina en Hervás), responsable de que el aroma que desprenden los ramilletes de flores de estos arbustos se concentre. Los torviscos de Gargantilla llenan el ambiente (especialmente cuando el sol aprieta) de un aroma dulce e intenso, muy similar al de la madreselva, pero infinitamente más profundo y agreste, más montaraz.
Esta recia montaña nos deleita también con aromas resinosos y balsámicos.
A pesar de la escasez de árboles, en las riveras del Arroyo Honduras encontramos algunos alisos y chopos pequeños.
PROPUESTAS ADICIONALES
Mi consejo es que os adentréis en el paraje en el que se alimentan los buitres. El espectáculo puede resultar estremecedor e incluso tétrico, pero al tiempo ofrece una interesante lección sobre la naturaleza y, si queremos interpretarlo en clave alegórica, también sobre la vida. Una vez que hayáis bajado hasta allí, ya nunca volveréis a mirarlo con los mismos ojos desde el camino, ni podréis confundir las manchas blancas que desde él se divisan con simples piedras.
VENTAJAS
1. Atravesar paisajes de una belleza austera y áspera que nos ponen a prueba quizá con más inflexibilidad que ninguna de las rutas que hayamos emprendido hasta el momento.
2. Disfrutar a lo largo de casi todo el camino de la compañía de tímidas vacas que campan a sus anchas por el monte y el camino. La timidez se debe a que, al vivir constantemente allí arriba, no están acostumbradas al contacto con el hombre.
3. Poder admirar el vuelo de los majestuosos buitres.
4. Tener la oportunidad de visitar un pueblo cuyos habitantes siempre acogen al caminante con extrema cordialidad.
INCONVENIENTES
1. A la dureza del camino deberéis sumar el esfuerzo que implicará transportar la cantidad de agua suficiente para efectuar el tramo entre Gargantilla y el Puerto de Honduras ida y vuelta. Es muy importante que no recojáis agua en los arroyos que encontraréis por el camino. A ellos acude constantemente el ganado bovino, lo que compromete su potabilidad.
2. A pesar de que la pista que tomaremos en Gargantilla para alcanzar el Puerto al principio puede recordarnos a la Heidi de Hervás, al poco comenzará a estrecharse y, sin esperar mucho, se convertirá en un duro camino plagado de piedras. Quizá estéis pensando que la Heidi también tiene piedras, pero esto es totalmente distinto: a su lado la pista de Marinejo se queda en un cómodo paseo. En realidad estaremos avanzando por un largísimo majano de unos cinco kilómetros. En mi vida había visto algo así. Por si fuese poco, todo el trayecto será en ascenso, ya que debemos alcanzar la cota de 1450 m. de altura del Puerto de Honduras.
PRECAUCIONES
1. No recojáis agua en los arroyos que encontraremos entre Gargantilla y el Puesto de Honduras. Los excrementos de las vacas que circulan libremente por las montañas durante todo el año podrían causarnos serios problemas. En caso de que el agua que transportáis empezase a escasear y difícilmente pudieseis efectuar el regreso sin arriesgaros a sufrir las consecuencias de la deshidratación, sería conveniente que recorrieseis un kilómetro de la carretera del Puesto de Honduras en dirección a Hervás y en la fuente que encontraréis allí (al respecto se puede consultar la entrada sobre el trayecto hacia el Puerto de Honduras por carretera) os abastecieseis de agua.
2. Tendréis que estar muy atentos para pisar correctamente sobre las piedras que cubren el camino. De lo contrario podríais torceros un tobillo con extrema facilidad. La precaución deberá redoblarse a la bajada. Sobre este terreno, evidentemente, no se puede correr. No obstante, suele ser mejor no caminar tampoco demasiado despacio: bajar a un cierto ritmo a menudo nos ayuda a mantener el equilibrio entre las piedras. Cada uno de vosotros tendrá que encontrar el paso que más se ajuste a sus necesidades.
3. No encontraréis cobertura vegetal que os proteja del sol en el duro ascenso hacia el Puerto de Honduras.
QUÉ LLEVAR
1. Más que nunca, un calzado extremamente resistente y con buena adherencia.
2. Nuestra principal preocupación debería ser el agua.
3. Imprescidible la crema de protección solar. Recordad que careceréis de sombras en las que repararos.
CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a Gargantilla atravesando el castañar (sobre esta parte del trayecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). Si aprovechamos le frescor de la madrugada y caminamos a buen paso, podemos recorrer los casi 7 km 500 m. que separan Hervás de Gargantilla en 1 h.
Una vez efectuada la bajada al pueblo, atravesamos el puente que encontramos de frente y comenzamos a andar por la ancha pista encementada que se abre a nuestra izquierda. Pasamos por delante de la piscina natural del pueblo y, aproximadamente a 1 km 400 m. del puente, encontramos un cartel con el plano de la ruta a seguir para alcanzar el Collado de Enmedio (que visitaremos en nuestra próxima salida). Seguimos adelante y en breve (unos 400 m.) rebasamos el depósito de agua circular que habíamos visto mientras ascendíamos al Puerto de Honduras por la carretera.
A unos 700 m. el camino se bifurcará. El ramal de la derecha estará marcado con una cruz blanca y roja y el de la izquierda con rayas paralelas del mismo color. Tomamos el de la izquierda. Aproximadamente a 1 km. 300 m. atravesamos un pequeño arroyo.
En este momento debéis prestar mucha atención al camino, en realidad es el único punto del trayecto en el que podríais perderlo. A unos 15 m. de ese arroyo se bifurca. El problema es que, a la ida, la desviación que debemos tomar a la derecha apenas es visible debido a los altos helechos (que tapan también una marca hecha con piedras para señalar la dirección a tomar). Si esta desviación os pasase desapercibida y siguieseis de frente, la senda iría haciéndose cada vez más estrecha y difícilmente reconocible entre los helechos.
Por otro lado, debido al tránsito de las vacas y de quienes van a recogerlas al monte, en la zona que recorremos encontraréis más de una senda. No debéis perder la calma. Lo importante es que uséis la lógica para orientaros. Para llegar hasta el Puerto de Honduras debemos caminar de frente, dejando siempre a nuestras espaldas Gargantilla. Lo normal es que, si os desviáis del camino principal y seguís una de esas sendas, acabéis encajándoos en el Arroyo Honduras. Inmediatamente comprenderéis que habéis perdido el camino, pues éste tiene que ir subiendo progresivamente hasta alcanzar la cota del Puerto de Honduras. Sin perder los nervios, miráis a vuestra derecha hacia lo alto y, no mucho más arriba de donde os encontráis, observaréis lo que desde vuestra posición parecerá un muro bajo en piedra (en algunos puntos su presencia se hará más evidente aún porque al pie, clavada en el suelo verticalmente, aparecerá una gran piedra): en realidad se trata del camino que nos conducirá hasta el Puerto. Una vez localizado, bastará que trepéis hasta él por donde encontréis menos maleza.
No obstante, si os habéis ido encajando en el Arroyo Honduras, os aconsejo que antes de trepar hasta el camino visitéis el paraje en el que se alimentan los buitres (en las inmediaciones del Arroyo Pasafríos), que queda a poco más de 1 km de la desviación que deberíamos haber tomado. La senda que probablemente habréis seguido os conducirá directamente hasta allí tras atravesar el Arroyo Honduras. Reconoceréis el lugar enseguida porque es un prado, seco en verano, lleno de huesos de todo tipo de animales.
Una vez que hayamos tomado el desvío, el camino (que ya no era especialmente descansado al discurrir cuesta arriba) se volverá cada vez más duro y se irá plagando de piedras hasta convertirse en una suerte de majano por el que tendremos que avanzar, bajo el sol, hasta alcanzar el Puerto de Honduras. Cuando el camino gire hacia la derecha y paséis por encima del Arroyo Honduras, la pendiente se hará aún más escarpada. A vuestras espaldas quedará un alto picacho (el Cancho de la Aguililla) alrededor del cual seguramente podréis ver volar a los buitres.
No mucho más adelante empezamos a divisar a lo lejos la carretera. A unos 3 km del punto en el que tomamos el desvío nos resulta ya posible ver el refugio del Puerto de Honduras. Allí encontraréis una baliza y el camino se bifurcará. Para salir a la altura del refugio tomamos el desvío de la derecha (el de la izquierda os deja más abajo en la carretera en dirección a Hervás, algo más de 1 km antes del refugio). Unos 800 m. después llegamos al Puerto.
DISTANCA TOTAL
19 km de ida y otros tantos de vuelta. De Hervás a Gargantilla habremos recorrido unos 7 km. 500 m, y desde el puente que atravesamos al entrar en el pueblo por la ruta del castañar hasta lo alto del Puerto de Honduras otros 11 km 500 m.
TIEMPO ESTIMADO
Echándole muchas ganas, si las piernas y el corazón responden y tenéis una buena capacidad pulmonar, 3 h 15 min. ida y unas 2 h. 45 min. vuelta (caminar en bajada en un terreno tan abrupto, a pesar de la incomodidad que suponen las piedras, ayuda a avanzar a mayor velocidad).
VEGETACIÓN
Sobre la vegetación en el tramo Hervás-Gargantilla se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla.
Las montañas que recorremos hoy nos ofrecen un paisaje bien distinto del que suelen regalarnos las montañas de Hervás. No veremos castañares tupidos, aunque a orillas del Arroyo Honduras encontraremos algún castaño disperso. La sierra estará cubierta por una vegetación baja compuesta fundamentalmente por retama, brezo y una multitud de helechos, que son quienes ofrecen al paisaje ese hermoso y uniforme color verde claro que apreciamos en nuestra subida al Puerto de Honduras por carretera. No faltarán tampoco los majuelos y los rosales silvestres. De vez en cuando encontraremos robles imponentes muy dispersos, cuyos retorcidos y agrietados troncos son un regalo para la vista.
No obstante, quizá el mayor presente que este recorrido ofrece a nuestros sentidos procede de los torviscos en flor. Jamás he olido torviscos tan fragantes como los que pueblan Gargantilla y especialmente esta ruta. Seguramente ello es debido a la sequedad que los rodea (aunque relativamente cerca del camino discurre el Arroyo Honduras, esta montaña es infinitamente más árida que la que predomina en Hervás), responsable de que el aroma que desprenden los ramilletes de flores de estos arbustos se concentre. Los torviscos de Gargantilla llenan el ambiente (especialmente cuando el sol aprieta) de un aroma dulce e intenso, muy similar al de la madreselva, pero infinitamente más profundo y agreste, más montaraz.
Esta recia montaña nos deleita también con aromas resinosos y balsámicos.
A pesar de la escasez de árboles, en las riveras del Arroyo Honduras encontramos algunos alisos y chopos pequeños.
PROPUESTAS ADICIONALES
Mi consejo es que os adentréis en el paraje en el que se alimentan los buitres. El espectáculo puede resultar estremecedor e incluso tétrico, pero al tiempo ofrece una interesante lección sobre la naturaleza y, si queremos interpretarlo en clave alegórica, también sobre la vida. Una vez que hayáis bajado hasta allí, ya nunca volveréis a mirarlo con los mismos ojos desde el camino, ni podréis confundir las manchas blancas que desde él se divisan con simples piedras.
Hola Salomé, he encontrado tu blog hace poco y me parece muy interesante, me gusta mucho esta zona y poco estoy intentando conocerla, es de agradecer que haya blogs como este. Esta ruta (mas o menos, no se) la hare el dia 20 en la ya clasica puesta del Belen que se hace todos los años. ¿Como esta la zona ahora? Seguro que espectacular. Bueno seguire leyendo tu blog.
ResponderEliminarJose
Muchas gracias, José, por esa fidelidad que te muestras dispuesto a conceder a este humilde blog y que espero merecer. Las últimas veces que subí a la montaña, el paisaje era fascinante y a una cierta altura empezaba a hacer un frío considerable. Llevo ya casi un mes sin poder hacerlo, ya que yo resido habitualmente en Madrid, aunque me escapo siempre que puedo. No obstante, estas Navidades mi intención es subir todos los días, como hago siempre que estoy por allí. Si no es a un sitio, será a otro. Aunque temo que al Pinajarro, mi preferido, habrá que llevar el barrilito colgado al cuello como los San Bernardo.
ResponderEliminarLo mismo en una de éstas nos cruzamos por ahí arriba. Aunque el 20 es seguro que no me encontrareis.
Tengo aún unas fotos fantásticas del Pinajarro con niebla y lluvia por publicar. A ver cuándo me lo permiten mis empeños. Fue un día muy especial; la mayor parte del camino no se veía nada a más de cinco metros de distancia.
Un abrazo
Salomé
PS. Se me olvidaba, si es realmente esta ruta la que vas a hacer, asegúrate de llevarte muy buen calzado. Si los "pedrolos" son un problema en pleno agosto, figúrate ahora con los hielos. Y mucha tención a no recoger agua en la zona, que hay demasiadas vacas campando a sus anchas. Feliz travesía y disfrutadlo mucho.