Hoy nos dirigimos al Puerto de Honduras (1450 m. de altura, que lograremos alcanzar a fuerza de ascender todo el camino) transitando por la carretera que atraviesa los castañares de Hervás. Dado que yo suelo huir del asfalto, se puede decir que esta cita no me parece la más apetecible. No obstante, creo que, en la vida, es necesario probar de casi todo, y hay experiencias que aunque no tengamos ganas de repetir constantemente, conviene haber vivido al menos una vez. En definitiva, para mí éste no es ni mucho menos como el trayecto del Pinajarro: desde luego no lo afrontaría todos los días. Sin embargo es cierto que ofrece unas vistas espectaculares de la montaña. Además, la última vez que lo completé me permitió descubrir otra ruta que os propondré en los días sucesivos.
Hay otra forma de llegar hasta el Puerto sin discurrir por la carretera (y de hecho lo analizaremos próximamente), pero debemos reconocer que este recorrido ofrece una de las mejores oportunidades para ponernos a prueba: para cuando lleguéis arriba (especialmente si efectuáis la subida en verano), es muy probable que hayáis sentido repetidamente la tentación de tirar la toalla.
VENTAJAS
Su dureza nos permite constatar el estado en el que se encuentran cuerpo y mente. Ciertamente exige una firmeza considerable, ya que desgasta mucho mentalmente: no logras comprender cómo estás avanzando tan lentamente y con tanto sufrimiento, cómo es posible que cada nuevo kilómetro parezca una meta inalcanzable. Hasta que recuerdas que no sólo luchas contra el asfalto, sino con la pendiente que no parece acabar nunca.
INCONVENIENTES
Como hemos repetido muy a menudo, el asfalto machaca los gemelos. Por ello los 30 km que recorreréis os desgastarán mucho más físicamente de lo que lo habría hecho un recorrido de la misma magnitud sobre una pista de tierra.
Aunque a medida que ganemos altura la brisa aliviará parcialmente nuestro sufrimiento, resulta obvio que los efectos del sol se multiplican considerablemente al caminar sobre asfalto. Este odiado material se recalienta y desprende un olor harto desagradable que afortunadamente la vegetación circundante logra camuflar.
PRECAUCIONES
Deberéis llevar suficiente agua. Vuestra última oportunidad de abasteceros será San Gregorio o, como mucho, el pilón que encontraréis un poco más arriba de la Umbría del Rey (al respecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). No volveréis a encontrar una fuente hasta que sólo os falte 1 km para llegar a lo alto del Puerto de Honduras.
Cada vez que subimos a la montaña debemos protegernos con una crema solar que se adapte a nuestras necesidades. No obstante, deberemos tomar más precauciones si cabe cuando circulemos a cotas muy altas y despejadas, como es el caso. Hay que tener en cuenta que la cobertura vegetal se irá haciendo más escasa a medida que ganemos altura.
CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a la plaza de toros (se puede consultar la entrada sobre la pista Heidi) y, una vez allí, seguimos subiendo por la carretera que queda a nuestra derecha, que es la que se dirige al Puerto de Honduras. De hecho, en este lugar encontraremos un gran cartel que nos informa de si el puerto está abierto o cerrado. Para llegar hasta Honduras sólo tenemos que seguir la carretera. Después de quince kilómetros cuesta arriba y bastante esfuerzo, llegamos junto al refugio en piedra que se alza al pie de la carretera.
DISTANCIA TOTAL
15 km de ida y otros tantos de vuelta.
TIEMPO ESTIMADO
3 h y 20 min. la subida y 2 h 40 min. la bajada.
VEGETACIÓN
Disfrutaremos del castañar de San Andrés hasta que, a medida que vayamos ascendiendo, el castaño sea sustituido por el roble. A la altura de la Umbría del Rey encontraremos únicamente roble. No obstante, aún tendremos oportunidad de reencontrar el bosque denso de castaños antes de que desaparezca definitivamente. Posteriormente atravesaremos bosque de roble. Al seguir subiendo, estos árboles se irán dispersando hasta que finalmente sean sustituidos a su vez por arbustos, básicamente retama y brezo. Estos vegetales de pequeño porte a veces logran una original simbiosis con las rocas que pueblan la etapa final de nuestro trayecto.
Mientras efectuamos el ascenso, podremos contemplar a nuestra derecha un tipo de montaña a la que estamos poco habituados en Hervás. Se trata de un monte poblado fundamentalmente por vegetación muy baja y homogénea de un color verde claro. En los puntos por los que transitan arroyos se concentran pinceladas de verde oscuro que debemos identificar como follaje arbóreo. Esa montaña tan hermosa es la del pueblo de Gargantilla. La reconocemos fácilmente no sólo por la vegetación que la puebla, sino también por un gran depósito de agua que visto desde la carretera que recorremos parece una enorme piscina circular
Hay otra forma de llegar hasta el Puerto sin discurrir por la carretera (y de hecho lo analizaremos próximamente), pero debemos reconocer que este recorrido ofrece una de las mejores oportunidades para ponernos a prueba: para cuando lleguéis arriba (especialmente si efectuáis la subida en verano), es muy probable que hayáis sentido repetidamente la tentación de tirar la toalla.
VENTAJAS
Su dureza nos permite constatar el estado en el que se encuentran cuerpo y mente. Ciertamente exige una firmeza considerable, ya que desgasta mucho mentalmente: no logras comprender cómo estás avanzando tan lentamente y con tanto sufrimiento, cómo es posible que cada nuevo kilómetro parezca una meta inalcanzable. Hasta que recuerdas que no sólo luchas contra el asfalto, sino con la pendiente que no parece acabar nunca.
INCONVENIENTES
Como hemos repetido muy a menudo, el asfalto machaca los gemelos. Por ello los 30 km que recorreréis os desgastarán mucho más físicamente de lo que lo habría hecho un recorrido de la misma magnitud sobre una pista de tierra.
Aunque a medida que ganemos altura la brisa aliviará parcialmente nuestro sufrimiento, resulta obvio que los efectos del sol se multiplican considerablemente al caminar sobre asfalto. Este odiado material se recalienta y desprende un olor harto desagradable que afortunadamente la vegetación circundante logra camuflar.
PRECAUCIONES
Deberéis llevar suficiente agua. Vuestra última oportunidad de abasteceros será San Gregorio o, como mucho, el pilón que encontraréis un poco más arriba de la Umbría del Rey (al respecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). No volveréis a encontrar una fuente hasta que sólo os falte 1 km para llegar a lo alto del Puerto de Honduras.
Cada vez que subimos a la montaña debemos protegernos con una crema solar que se adapte a nuestras necesidades. No obstante, deberemos tomar más precauciones si cabe cuando circulemos a cotas muy altas y despejadas, como es el caso. Hay que tener en cuenta que la cobertura vegetal se irá haciendo más escasa a medida que ganemos altura.
CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a la plaza de toros (se puede consultar la entrada sobre la pista Heidi) y, una vez allí, seguimos subiendo por la carretera que queda a nuestra derecha, que es la que se dirige al Puerto de Honduras. De hecho, en este lugar encontraremos un gran cartel que nos informa de si el puerto está abierto o cerrado. Para llegar hasta Honduras sólo tenemos que seguir la carretera. Después de quince kilómetros cuesta arriba y bastante esfuerzo, llegamos junto al refugio en piedra que se alza al pie de la carretera.
DISTANCIA TOTAL
15 km de ida y otros tantos de vuelta.
TIEMPO ESTIMADO
3 h y 20 min. la subida y 2 h 40 min. la bajada.
VEGETACIÓN
Disfrutaremos del castañar de San Andrés hasta que, a medida que vayamos ascendiendo, el castaño sea sustituido por el roble. A la altura de la Umbría del Rey encontraremos únicamente roble. No obstante, aún tendremos oportunidad de reencontrar el bosque denso de castaños antes de que desaparezca definitivamente. Posteriormente atravesaremos bosque de roble. Al seguir subiendo, estos árboles se irán dispersando hasta que finalmente sean sustituidos a su vez por arbustos, básicamente retama y brezo. Estos vegetales de pequeño porte a veces logran una original simbiosis con las rocas que pueblan la etapa final de nuestro trayecto.
Mientras efectuamos el ascenso, podremos contemplar a nuestra derecha un tipo de montaña a la que estamos poco habituados en Hervás. Se trata de un monte poblado fundamentalmente por vegetación muy baja y homogénea de un color verde claro. En los puntos por los que transitan arroyos se concentran pinceladas de verde oscuro que debemos identificar como follaje arbóreo. Esa montaña tan hermosa es la del pueblo de Gargantilla. La reconocemos fácilmente no sólo por la vegetación que la puebla, sino también por un gran depósito de agua que visto desde la carretera que recorremos parece una enorme piscina circular
Ya he vuelto de las mini-vacaciones por Hervás. Hicimos la ruta del Castañar subiendo por el camino de la sierra y bajando por la carretera del Puerto de Honduras. Si la subida por carretera es igual que la subida por el camino, tienes toda la razón con lo de pensar en tirar la toalla, yo tuve esa tentación sobre todo en los trechos de subida que no estaban cubiertos por vegetación, donde la subida se unía al sol, haciéndome pensar que no podía más, especialmente después de la bifurcación que deja el camino a Gargantilla a la derecha. Y eso que la ruta completa fueron 15 km, la mitad de subida y el resto de bajada por la carretera. No me imagino haber subido 15 km hasta el Puerto de Honduras, sí que tiene que ser duro, pero seguro que merece la pena.
ResponderEliminarEl pilón de más arriba del Puente de la Umbría del Rey si es el que yo creo está algo seco y el agua no sale demasiado limpia, sirve para refrescarse el cuerpo pero no es potable. A nosotros nos pilló en camino de bajada y con las reservas de agua ya casi agotadas, así que cuando llegamos a la Fuente San Gregorio el agua nos supo a gloria.
He visto la entrada sobre los consejos y me ha parecido muy útil, tomaré nota.
Un abrazo.
Me alegra mucho ver que disfrutasteis del paseo. En los días sucesivos a nuestra última charla pensé en ti porque volví a Gargantilla y allí emprendí una ruta bastante dura de la que hablaré próximamente. La cuestión es que al regreso me encontré a una pareja de excursionistas en el castañar que parecían bastante “matados” a causa de las cuestas y querían cerciorarse de si faltaba mucho para Gargantilla. Y me dije “¿no será ella?”. Por cierto que, mientras les estaba dando explicaciones, llegaron también una pareja de ciclistas que querían saber lo mismo.
ResponderEliminarLa verdad es que la ruta por carretera es considerablemente más asesina que por pista. El asfalto es lo peor que hay. De hecho, a parte de los coches, como mucho te puedes encontrar algún ciclista. Aunque con esa subida se suelen atrever sólo aquellos que están en buena forma física.
Lamento que se te hayan acabado las vacaciones. Ya verás como, en cuanto te quieras dar cuenta, tendremos de nuevo el verano encima. Y Hervás seguirá estando aquí, esperándoos a todos.
Un beso
Las vacaciones han sido muy cortitas y como siempre, no ha dado tiempo de ver todo lo que nos hubiese gustado, siempre queda algún plan colgado. Nosotros fuimos el viernes y sólo encontramos una pareja de señores subiendo. Me acordé del señor más adelante porque me fijé en que llevaba una gorra con tela mosquitera para la cara, y tal y como dices en la entrada de consejos, las moscas pueden ser bastante agobiantes, nos estuvieron persiguiendo un buen trozo y una acabó metiéndose en mi ojo.
ResponderEliminarDe todas formas bien podríamos haber sido mi chico y yo, por lo del agotamiento, porque aunque la ruta no es dura en sí, yo no estoy muy acostumbrada a hacer deporte y eso unido al calor y a que no llevábamos demasiado agua me hizo cansarme en algunos tramos. La cosa fue que en principio teníamos pensado hacer la ruta corta que aconsejabas para la gente que sólo quisiese dar un paseo por el Castañar sin cansarse mucho, y atrochar por el desvío a la izquierda. Pero nos saltamos el desvío, y aunque nos dimos cuenta pronto, eso nos sirvió de excusa para plantearnos el hacer la ruta entera. En principio pensé que no iba a poder, que tendría que dar media vuelta, pero creo que a veces la mente engaña al cuerpo, es débil y te hace flaquear, porque en realidad cuando llegamos de nuevo al pueblo no estaba tan cansada. La verdad es que si no hubiesemos hecho la ruta entera nos hubiésemos perdido unas vistas preciosas. Espero irme acostumbrando a andar y poder aumentar la dificultad y longitud de las rutas poco a poco, aún soy novata en esto. Lo que sí que tengo claro es que de alguna forma "engancha".
Besos
Ya verás como el año que viene estás todavía más en forma y os hacéis Hervás-Puerto de Honduras pasando por Gargantilla. Los buitres merecen la pena.
ResponderEliminarUn beso para ambos.