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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

Caro Babbo, Salvaci l'anima. Propósitos de nuevo año


 

Jesus is waiting (“Jesús espera”), cantaba en 1973, paradójicamente cándido, Al Green. Años después, en 1989, Zucchero, en su Madre Dolcissima, que se inspiraba parcialmente en la conocida canción cristiana, alabanza al Señor, reconvertía la frase en un enigmático Jesus is breaking, a menudo considerado —quizá por influjo del título del álbum en el que apareció la canción: “Oro, Incenso e Birra” (“Oro incienso y cerveza”)— una blasfemia, pero al que bien se pudieran conceder otras interpretaciones más profundas.

Y es que Jesus is breaking, en italiano Gesù rompe, una expresión coloquial e incluso vulgar, podría no sugerir que el Mesías toca las pelotas, sino que se ha quebrado, que ha decidido tomarse una pausa o incluso —en un calco del italiano coloquial rompersi (“aburrirse, sentirse hastiado”)— que se exaspera, que está literalmente harto.

¿Se habrá cansado Jesús de aguardar el advenimiento del hombre, del buen hombre?

El fin del año es tiempo de buenos propósitos, de propósitos que casi nunca se cumplen. Pero, como dice José Mota, y si sí… Y si esta vez, por una vez, finalmente, estamos dispuestos a realizar un esfuerzo.

La banalidad pesa poco; no seamos superficiales para evitar que nos arrastre el viento. Abandonemos el materialismo recalcitrante: si hemos de encomendarnos a un dios, que este no sea el mezquino dinero. A veces quien pierde —y quien se pierde— es quien más encuentra —y se encuentra—. Casi sin todo se puede vivir, salvo sin alma. No importa dónde la ubique cada cual. No renunciemos voluntariamente a una de las pocas cosas de valor que poseemos, una que no se nos puede arrebatar por la fuerza.

En cualquier caso, Madre Dolcissima sigue siendo una petición de perdón y consuelo, de amparo e intercesión, sobrecogedora. Especialmente cuando se escucha en un estadio repleto de personas extasiadas que la cantan con fervor al unísono, en un grito desesperado y unánime.

 

Madre Dolcissima
 
Niente di nuovo
Tranne l'affitto per me
Che mi ritrovo
E mi riperdo perché
Non ho più un Dio non ho
E ho perso l'anima
Vago nel vento
Vado però!
Niente di nuovo
Tranne l'affitto per me
Che ci riprovo
E non capisco cos'è
Ti amo perché ne ho bisogno
Non perché ho bisogno di te
Io vago nel vento
Vado però!
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Niente di nuovo man
Tranne l'affitto per me
E non è per caso che
Vengo in ginocchio da te
Madre dolcissima
Carezzami la testa
Che vado nel vento
Vago però!
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Jesus is breaking
Jesus is breaking
Jesus is breaking
Jesus is breaking
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Mama salvami l'anima
Hey Mama salvami l'anima

Zucchero, Madre Dolcissima



 

San Pedro penitente, Murillo
San Pedro penitente, Murillo


2 comentarios:

Los verdaderos protagonistas estan aquí