Atticus recibe el respeto del público negro mientras, derrotado tras demostrar la inocencia de su cliente, abandona la corte.
Atticus Finch, protagonista de Matar a un ruiseñor, sigue siendo, según las encuestas, el héroe preferido de los norteamericanos. Ni Superman ni Batman ni el increible Hulk: Atticus Finch. Atticus Finch, un anónimo abogado de provincias, un tipo conciliador, equilibrado y sereno. Un hombre común, pero no precisamente del montón. Un ciudadano americano corriente, dotado de todas las virtudes que a quien dirige actualmente el país le faltan. Un tipo con el que aún hoy, por lo que parece, muchos estadounidenses se sienten identificados.
Sobre el fondo de la discriminación racial, Harper Lee escribió un bellísimo canto a la pérdida de la inocencia. De aquello hace ya sesenta años, pero pareciera ayer. Hay cosas que no cambian nunca. El fin de la infancia es siempre una tragedia. Crecer implica descubrir que el mundo dista mucho de ser perfecto. Porque, en efecto, dista mucho de ser perfecto, es cierto. No obstante, si las encuestas y las movilizaciones no me engañan, Estados Unidos aún tiene remedio. Sus ciudadanos, algunos de sus ciudadanos, aún tienen salvación. Y si es así, sus instituciones también han de tenerla. Una democracia requiere de igualdad y justicia.
Hay cosas que no cambian nunca, es cierto. Pero hay otras que sí pueden cambiar; basta, simplemente, con quererlo. I've got a dream too. Así que ¿por qué no soñar todos juntos un mundo nuevo?
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Y ese día, no me cabe duda, los mansos heredarán la tierra.
Portrait of a Young Man, Sir Joshua Reynolds (1770) |
Richie Havens, Freedom (Woodstock, 1969)
Odetta, Sometimes I Feel Like a Motherless Child
Han pasado 60 años y están en las mismas, ellos y nosotros, pues raciasta e intolerantes lo somos todos.
ResponderEliminarTodo es mejorable y esperemos colaborar un poco para ello.
Abrazos.
En efecto, querido Alfred, no podemos conformarnos con advertir la paja en el ojo ajeno... Queda mucho por hacer también aquí; habrá que remangarse al unísono. Besos
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