Las actuales
circunstancias me empujan a una reflexión muchas veces hecha, quizá de forma
menos directa: las modernas democracias, que tanto se han jactado de ser escrupulosamente
solidarias y respetuosas con la igualdad de oportunidades, se han seguido alimentando
durante décadas del sudor y la sangre de los de siempre. Dónde el patrimonio
que la familia Franco expolió a este país y que ha permitido a sus
descendientes seguir siendo unos privilegiados, sólo por poner un ejemplo de la
tolerancia que el sistema prodiga a abominables dictaduras.
El mismo perro
con otro collar. El mismo perro dominado por las garrapatas de siempre.
Lo triste es
que nos quisimos creer el espejismo. Y muchos, convencidos, incluso defendieron
fieramente su dudosa honorabilidad. No habrían faltado quienes, generosamente,
hubiesen dado la vida por esa quimera. Por un sistema pútrido y corrupto que,
fiel heredero de otros de infausto recuerdo, ha prosperado cual parásito a
costa ajena.
Tras el baile
de máscaras, sólo queda el cadáver de la ingenuidad. Rígido y frío, irremediablemente
yerto.
Duelo después del baile de máscaras, Jean-Léon Gérôme |
Brother Dege (AKA Dege Legg), Too Old To Die Young
Lamento eso, pero aún cuando no sirva de consuelo, las pseudoizquierdas que gobiernan mi pais, hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres
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Discépolo sabía a lo que se refería cuando escribió Cambalache
saludos
Dolorosamente cierto, Omar. Eso sí que era un verdadero profeta de nuestro tiempo. Sigo pensando, como ya he hecho notar en alguna ocasión, que no se trata de signos políticos sino de principios elementales inherentes al ser humano en su conjunto. Sobre todo porque también las etiquetas políticas se han pervertido en pro del beneficio personal, que todo lo justifica. Resulta bochornoso y repulsivo en cualquier caso, pero a título personal me repugna aún más si cabe cuando esos privilegios son ejercidos por quienes se dicen de izquierdas. Como es natural, aunque me escandalice también en el contrario, me horroriza más profundamente cuando viene de quienes se empeñan en sostener que son “de los míos”. Como si, al margen de muy básicas características biológicas, compartiésemos, ellos y yo, algo más. Sólo contemplo dos bandos: los que conocen el significado de las palabras honor, dignidad y solidaridad, y los que no. Besos.
EliminarTenemos una democracia cogida con pinzas, que exige una regeneración urgente para ser actualizada y perder esa rémora de gentuza viviendo a costa del sistema.
ResponderEliminarSaludos.
Ahora la pregunta sería si sabremos hacerlo. Si alguien queda no amamantado y contaminado por ese sistema; alguien que pueda tomar el relevo con fines distintos, sin intereses bastardos. Y sobre todo, si aún existe y está dispuesto a revelarse y rebelarse, ¿sabremos reconocerlo y distinguirlo de lo que sólo se finge nuevo? Se nos ha educado tan bien, tan a conciencia para la esclavitud voluntaria… Abrazos.
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