SACRIFICIO AZTECA
Tlacaxipehualiztli
Para que salga el sol
antes ha de ponerse el día
Supiste mantener el farol;
ganaste la partida.
Ignorante fui al cuchillo
creyendo que era vida.
Me despellejaste con saña.
Para entonces ni siquiera dolía.
Lucías por las calles
tu macabro trofeo,
pero nadie lo advertía.
Vestiste mi piel sin permiso:
yo ya no fui yo,
ni mis palabras fueron ya mías.
Tu mano por detrás,
en mi espalda,
marcando la vía.
Tu mano por detrás,
en mi espalda,
cerrando la huida.
Tu mano,
siempre tu mano,
por detrás,
rebuscando entre mis costillas.
Yo sólo movía los labios:
eras tú quien decía.
No calculaste la primavera
que hace retoñar las heridas:
un día, en mi corteza,
despertó la diosa Toci
del letargo en que dormía.
Para escucha Passion, BSO (compuesta por Peter Gabriel) de La última tentación de Cristo
Para escuchar The feeling begins, de la misma película, con un vídeo particularmente significativo
bien entrelazados, el sacrificio y tus palabras,
ResponderEliminarsaludos
Ay, qué poema!!
ResponderEliminarTiene sensaciones, sentimientos, fuerza... desborda corazón......
Un beso!!
La fotografía enmarañada es adecuada a veces para estos pensamientos, gracias por compartirlos Salomé.
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado mucho. Saludos!!
ResponderEliminarQue bueno, que cosas se pueden hacer con las palabras. Lees y lees, y le das una nueva forma cada vez.
ResponderEliminargracias.
un abrazo
Wonderful pictures ...
ResponderEliminarHola Salome, nunca un título le fue también a una entrada como este. Tremenda entrada, espero que tú no sigas el ritual "del año azteca.
ResponderEliminarY te dedique a extirpar corazones.
El poema es muy bello, para leer dos o más veces, guarda muchos secretos en su interior, solamente hay que saber extirparlos
De verdad que el texto me sitúa debajo de la túnica de un sacerdote escuchando a su victima extirpando sus últimas palabras antes de arrebatarle su más preciado órgano, ahí de pie, mirando al cielo, al lado de la Piedra del Sol.
Mientras sus gotas de sangre simbolizaban las fértiles lluvias de la primavera.
A mi nunca se me dio por ahí, si las cogía en la mano y sentía la sensación que dejar las lentejas en la mano.
ResponderEliminarTraviesa tú.
un abrazo
Todo nace en primavera. Nace hasta de las heridas. Te dejó vivir, ¿quizás te quería?
ResponderEliminarPues no, querido Enrique, no he gustado nunca de ese tipo de rituales, aunque durante un tiempo estuve sobre el altar. Querido Antonio, ¿estás seguro de que me dejó vivir? Y no obstante, sí, Marce sí, aún me quedan ganas de ser traviesa de vez en cuando. Y no, querido Antonio, te puedo asegurar que no. Podría añadir "quizá a su manera...". Pero, sencillamente, hay maneras que no son maneras. Besos.
ResponderEliminarPrecioso poema, realmente es un poema que no es fácil, esconde muchas sensaciones, vivencias, intenciones y pasiones. Rebelde y determinante, todo un carácter.
ResponderEliminarUn beso.
La vida es así, enmarañada como esas fotografías que nos enseñas..
ResponderEliminarLas heridas, nacen y mueren a veces en un solo día.
Bonita entrada
Besos
me ha gustado mucho el blog :)
ResponderEliminarun saludo!!