.

.

DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

ALGO HUELE A PODRIDO. Y NO PRECISAMENTE EN DINAMARCA


Ugolino y sus hijos, Jean-Baptiste Carpeaux

Recuerdo que cuando de niña cursaba aquello que entonces se denominaba (sí, soy muy mayor) EGB, cada dos por tres, cuando había examen, misteriosamente se producía una anónima llamada que aseguraba haber puesto una bomba. Y entonces eran tiempos en los que todos, de una u otra forma, vivíamos amenazados. No se trataba de andarse con tonterías: los experimentos, mejor con gaseosa. Y allá que íbamos, en fila ordenada agarraditos de la mano, pero sin perder un segundo, fuera del colegio. ¡Yupi! Hoy toca fiesta. Y a hacer puñetas el examen. Otra vez.
Bueno, pues sospecho que hay quien no ha pasado de la infancia (o más bien, de la puerilidad). Y se cree que soltando una bomba, en este caso fétida, logrará desviar toda la atención.
Para mí que, como en mi colegio después de un cierto número de llamadas, ya no cuela. Pero ciertamente huele. A ver si alguien echa un vistazo antes de que nos asfixiemos. Como diría Gila haciendo luz de gas, “alguien ha matado a alguien (empezando por la confianza, la inocencia y tantas otras cosas bellas que ahora parecen sólo posibles en las pelis de Walt Disney. Qué tiempos aquellos)… A alguien se le están pudriendo los cadáveres en el armario....” Y yo no quiero mirar a nadie. Porque está muy feo, y es muy fácil, señalar con el dedo.

El conde Ugolino por Gustave Doré
Para escuchar a La Lupe interpretando Puro teatro

Los verdaderos protagonistas estan aquí