Hubo una vez un tiempo
en que existió el ser humano,
antes que la piedad hollasen
los cascos del rojo caballo.
Hubo un tiempo en que el hambre
se conformaba con el estómago,
antes que la dignidad pereciese
cobijada entre harapos.
Hubo un tiempo que corría
tras volandera justicia,
hasta que quebraron las alas
trampas furtivas.
Hubo una vez un tiempo
en que el mar aún rugía,
antes de aletargarse prisionero
bajo el asfalto de la autopista.
En ese tiempo
el horizonte discurría,
pero lo apuró la resignación
cuya sed no tiene medida.
Hubo una vez un tiempo…
Hubo una vez un tiempo
en el que tiempo aún existía.
Ahora el tiempo se ha agostado:
ya sólo quedan las briznas.
(S. G. I. Madrid, 22 de febrero de 2012)
El triunfo de la muerte, Pieter Brueghel El Viejo Para escuchar a Francesco Guccini interpretando Bisanzio Y un interesante directo con letra |