Pedro Ávila por Alejandro Cabeza |
HOMBRES DEL
NORTE
Salomé
Guadalupe Ingelmo
Para Pedro Ávila
El horizonte está en los ojos y no en la realidad
Se despertó sobresaltado: en el sueño se ahogaba en un río
de palabras contenidas que no alcanzaba a seguir tragando. Abrió los ojos y no vio. Ninguna luz se filtraba por las
estrechas rendijas; los días habían ido volviéndose paulatinamente grises. El
otoño avanzaba sin remisión sobre los cuerpos, despojándolos como a los
árboles. Al otro lado del cristal –tan cerca pero tan lejos– bandadas de plumas
blancas emprendían el vuelo. El sudor se le antojó mortaja y añoró el frío de
los neveros. Dudó. Sólo por un instante. Miró hacia atrás y no reconoció la
tierra. Vio que ya no merecía el esfuerzo. Definitivamente comprendió: estaba a
tiempo de migrar en sentido inverso.
Joan Manuel Serrat, Vagabundear