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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

SI HEIDEGGER LEVANTARA LA CABEZA...

"Clama al Cielo". Cruz del Humilladero, Salamanca


Está claro que todos tenemos un cerebro. Sin embargo no todos lo usamos, ni somos todos animales racionales. Ya sobre la sensibilidad y cualquier otra cualidad que dependa de una parte más espiritual e intangible del ser humano ‒supuesto que sea humano‒... mejor ni opinar: se vuelve todo demasiado difícil de medir, calibrar y pesar. Aunque algunos se empeñen en tener la báscula perfecta para ponernos cuarto y mitad de solidaridad, repulsa, indignación o afecto. Según exijan las circunstancias y convenientemente envuelto en papel encerado, para que conserve por más tiempo su espejismo de frescura.
Tener y ser no es, claramente, lo mismo. Por mucho que en las últimas décadas hayan querido confundirse los términos. Yo aconsejaría la lectura de Fromm, en concreto su Del tener al ser. Para quien pueda o quiera entenderlo, claro.
Como la Filosofía, a vueltas con el mismo problema desde hace siglos, pone de manifiesto, tampoco ser y estar son lo mismo. Y aquí aconsejo la lectura de, por ejemplo, Heidegger (Ser y tiempo) y Sarte (El ser y la nada). Definitivamente, para quien pueda entenderlo. Por lo que, a todas luces, quedan excluidos, para empezar, determinados cargos públicos. Básicamente esos que tachan de ignorantes, sin más, a quienes se atreven a exprimir sus propias meninges y discrepar, después, de ellos.
Dice una insigne voz de nuestro tiempo, un fiel reflejo de los vientos ‒racheados: ahora digo y, donde dije, Diego. Ya sea ante los micrófonos, los votantes o los jueces; en esto, sólo en esto, sí somos democráticos‒ que corren, que "lo importante es estar". No, que va, lo importante es ser. Que no es lo mismo.
De hecho, si hacemos caso a Descartes y su cogito ergo sum... Y ya si nos metemos en conceptos más farragosos como el Dasein, "ser-en-el-mundo", de Heidegger; si nos planteamos que el ser, en el ámbito humano, se convierte necesariamente en ser-para-otro, en Miteinandersein o en un estar-junto con otros en una relación de reciprocidad indisoluble de lo humano... Entonces, habría que deducir que ser, lo que se dice ser, somos sólo algunos. Ahora, estar... Eso ya es otra cosa.

 
El buey desollado, Rembrandt


Para escuchar a Joan Manuel Serrat interpretando Algo personal

Los verdaderos protagonistas estan aquí