"Tú, disimula" |
La táctica de taparse ojos y
orejas mientras se profieren sonidos ininteligibles (o
"ininteligentes") en el vano intento de (con)vencer, con escaso
éxito, de que no nos enteramos de cuanto sucede a nuestro alrededor, o al menos
de aquello de lo que no nos interesa enterarnos... Hombre, cuando éramos críos
todavía tenía un pase; pero en cargos públicos hechos y derechos (nunca mejor
dicho)... da más pena que risa. Y no, desde luego no consigue provocar como
pretende. Más bien hace sentir una nostalgia infinita de aquellos tiempos en
los que aún existían figuras de altura en el panorama político de nuestro país,
hombres y mujeres de ideales (compartidos o no) a la par que de cultura: Niceto
Alcalá-Zamora, Emilio Castelar, Antonio Cánovas del Castillo, Clara Campoamor, Vicente
Blasco Ibáñez, Manuel Azaña…. Luego fueron viniendo poco a poco las vacas
flacas, las devaluaciones, los recortes... hasta que nos quedamos con esto. En
fin.
Una pena que sobre tanta
autosuficiencia mientras se anda deficitario de eficiencia. Qué ejemplo de
lucidez y humildad el de Sócrates (en boca de Platón) cuando decía aquello de
“sólo sé que no sé nada”. Pues, entonces, cómo estarán los demás, esos que ni
siquiera logran advertir –o reconocer– sus propias y enormes carencias. Y por
cierto, hay quienes ocupan cargos de responsabilidad y ni siquiera parecen
tener aprendidos los conceptos más básicos para andar por el mundo. No me
extraña que el informe PISA nos ponga esas notas tan catastróficas: escuchando
las declaraciones públicas de algunos de nuestros “representantes”... Hasta yo,
que soy de Letras, sumo con discreta eficacia si me dejan usar los dedos. Y dos
y dos, lo mire como lo mire, me salen siempre cuatro. Pero, extrañamente, las
sumas no dan el mismo resultado si se dejan en otras manos. Probablemente
porque ésas están más acostumbradas a la sustracción que a la adición. Es
curioso como las matemáticas más básicas, que parecieran una ciencia exacta[1], se
han convertido en un misterio insondable, dogma de fe (mala, evidentemente), en
poder de según qué personajes. Claro, las cosas han cambiado tanto desde que yo
estudiaba... Y más que van a cambiar como no pongamos coto a los abusones que
pretenden adueñarse de todo el patio para convertirlo en su cortijo particular.
Segregar -los chicos de las chicas, los ricos de los pobres...- es, el general,
muy mala praxis. Acostumbrémonos a multiplicar más que a dividir; a jugar todos
juntos. Para no tener que ver la baraja hecha pedazos definitivamente mañana.
[1] A los de Ciencias que
estáis ahí: sí, ya sé que resulta más que discutible; pero por el momento
tenemos bastante trifulca en marcha como para ponernos tiquismiquis también con
esto.
Ecce Homo 13, Thomas Demuth |
Para escuchar a La Trinca interperando La patata