A simple vista, mirados en su conjunto,
parecieran iguales. Sólo parecieran. Los que amáis la naturaleza y la conocéis
bien sabéis que no es cierto: cada uno de ellos encierra —su historia marcada
en los recovecos de corteza— su propia personalidad y circunstancias. No obstante,
en un mundo duro, la piel convertida en coraza sólo puede ceder ante el mérito
de una mano cálida. No es orgullo, sino mera supervivencia. Como hay Ella que
es cierto, así que no permitas que el bosque te tape el árbol. Lo mismo sucede
con los seres (in)humanos: no conviene generalizar, porque en la especificidad
reside la esperanza cuando, mirando el conjunto, no parece haber ninguna.
Bosque al atardecer con caza de corzo, Rubens |
A Small Measure of Peace (The Last Samurai), Hans Zimmer
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