En el zoo |
Hay que ver, y todo por un quítame allá esa manzana.
Por cierto, volviendo a eso de que en boca cerrada... Se ve que últimamente no andamos muy sobrados de prudencia.
¡VAYA
PIERNAS!, PENSÓ AL VERLA
Era todo músculo. Demasiado resuelta; muy masculina.
Su padre, de niño, le zurraba si se dejaba pegar por una chica... Pero, aunque
le aterra reconocerlo, sus sentimientos cambian al verla despellejar con
soltura un jabalí.
−Te invito a un hidromiel esta noche. Si tu padre consiente, claro. Te dejaré en casa antes de que mi clepsidra anuncie el fin de la primera vigilia.
Atalanta lo mira como si acabase de escapar del Heládico antiguo. Ni se molesta en retarlo a la carrera con la que se deshace de los moscardones. Él, frustrado, busca el consejo de Afrodita.
−Había pensado regalarle alguna joya. ¿Qué tal unas manzanas de oro?
−Hipómenes, hijo, pareces tonto. Es una mujer, no una de esas muñecas hinchables que fabrica Pigmalión. ¿Conquistarla con fruslerías? Lo llevas claro. Quizá un arco último modelo...
Ella fue concluyente: “Mira, chato, estás como un queso de Beocia, pero alguien te ha llenado la cabeza de… pájaros. Si quieres arrimar cebolleta, antes habrás de aprender a arrimar el hombro como un hombre”.
−Voy un momento a buscar un vellocino, cariño. Vuelvo en unos años.
A diferencia de las compañeras de otros argonautas, no se queja de que se aburre. Con el niño y el resto de tareas de la casa, le sobra poco tiempo. Pero cuando Atalanta regrese, comprobará que he sabido emplearlo bien, se dice orgulloso mientras cuenta las vueltas del peplo nuevo que le está tejiendo.
−Te invito a un hidromiel esta noche. Si tu padre consiente, claro. Te dejaré en casa antes de que mi clepsidra anuncie el fin de la primera vigilia.
Atalanta lo mira como si acabase de escapar del Heládico antiguo. Ni se molesta en retarlo a la carrera con la que se deshace de los moscardones. Él, frustrado, busca el consejo de Afrodita.
−Había pensado regalarle alguna joya. ¿Qué tal unas manzanas de oro?
−Hipómenes, hijo, pareces tonto. Es una mujer, no una de esas muñecas hinchables que fabrica Pigmalión. ¿Conquistarla con fruslerías? Lo llevas claro. Quizá un arco último modelo...
Ella fue concluyente: “Mira, chato, estás como un queso de Beocia, pero alguien te ha llenado la cabeza de… pájaros. Si quieres arrimar cebolleta, antes habrás de aprender a arrimar el hombro como un hombre”.
−Voy un momento a buscar un vellocino, cariño. Vuelvo en unos años.
A diferencia de las compañeras de otros argonautas, no se queja de que se aburre. Con el niño y el resto de tareas de la casa, le sobra poco tiempo. Pero cuando Atalanta regrese, comprobará que he sabido emplearlo bien, se dice orgulloso mientras cuenta las vueltas del peplo nuevo que le está tejiendo.
Salomé Guadalupe Ingelmo
¡Vaya piernas!, pensó al verla, ha sido publicado en la antología de textos del Iconcurso de
relatos cortos Isonomía ACEN, "Relatos para Malala",
Acen: Castellón, 2012, p. 48.
Atalante e Hipómenes, Guido Reni |
Para escuchar a Joaquín Sabina interpretando 19 días y 500 noches
Sin acritud, que conste.
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H50uK2sY4n16Z51r3320
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La prudencia es una escasa virtud, sobre todo entre los personajillos públicos que acaparan los medios de comunicación.
ResponderEliminarQué bonito relato.
Esa canción de Sabina es una de mis favoritas (no suelo seguirle pero reconozco que algunas canciones son de diez).
Buen viernes Salomé!!
Sabina tiene la gran y rara virtud de saber digerir sus fallidas experiencias personales. Convirtiéndolas, además, en sabiduría popular y arte. Todos deberíamos aplicarnos el cuento. Aunque comprendo que no es fácil. Sin embargo cuando uno es cargo público ha de discernir, por fuerza, entre su vida y el desempeño de sus funciones. Besos.
EliminarEs muy grato ver cuajar en tu cuaderno tu inteligente espíritu crítico.
ResponderEliminarEs muy grato saber que el sano espíritu crítico se comparte con compañeros como tú. Besos.
EliminarSalomé, que bueno el comentario con la foto.
ResponderEliminarSaludos
Seres arcaicos, de otras eras, a los que, inevitablemente, acaba alcanzando el tiempo. Abrazos.
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