Como algunos de vosotros quizá recordéis, el pasado 14 de octubre se declaró un incendio en la sierra de Hervás. El fuego tardó varios días en ser extinguido y, como consecuencia, se quemaron más de 300 hectáreas de monte. La alta pendiente de la zona afectada y su cercanía al cauce del Horcajo, que abastece al pueblo, hizo temer que las lluvias y arrastres invernales provocasen una amplia erosión y que los residuos del incendio llegasen hasta la presa del Horcajo.
Por si hay personas que piensan que un incendio es algo puramente anecdótico, que el monte se regenera sólo sin demasiadas dificultades, para aquellos que nunca hayan experimentado la desolación de circular por cumbres devastadas por el fuego, hoy quiero dejar el testimonio de algunas fotos tomadas hace un par de días desde la Pista Heidi, en la zona que se extiende entre Gargantilla Honda y el río Horcajo. Quizá quienes no están acostumbrados a circular por los montes pelados por el invierno no perciban tan claramente los daños a primera vista, por lo que aconsejo aumentar las fotos. Al final observaréis el paisaje apocalíptico que ofrece la presa del Horcajo, la que normalmente abastece al pueblo, totalmente vacía y blanqueada por la escarcha.
DEVASTACIÓN
Negro cielo.
Negra tierra.
Negro es el carbón.
Negro, el color de la ausencia.
Negros, los pozos sin fondo
de la conciencia.
Negra, la ceniza que nieva
enturbiando los pensamientos
del poeta.
(S. G. I. Hervás, 27 de diciembre de 2011)
Para escuchar Dios de la lluvia, de El último de la fila
Negro como los mangos de los puñales en el corazón, creo recordar que algo así dijo hace mucho tiempo otro poeta.Te acompaño en el sentimiento Salomé. Un mejor y feliz 2012. Besos
ResponderEliminarQue pena Salomé. El monte destruido produce unos daños incalculables en el alma y en el espiritu. Un triste saludo desde mi terruño
ResponderEliminarWish you a Happy New Year 2012 !!
ResponderEliminarHola Salomé, esperemos que el 2.012 sea algo más esperanzador, y no sea de negro cielo, negra tierra...Negro.... Que sea un año lleno de colores y esperanza.
ResponderEliminarFeliz 2012.
Espero que pases una Feliz Noche Vieja, con tu gente y te deseo de todo corazon un 2012 de lo mejor.
Que pasada!!Lo peor de todo es que la mayoría son intencionados."Para que se regeneren los campos" dicen ellos....en "el trullo" se tenía que regenerar algún pirómano de estos.
ResponderEliminarSalud y Buen año Salomé.
Aprovecho la entrada para desearte feliz año, suerte
ResponderEliminarEl infierno del fuego es un castigo para el paisaje, que por desgracia, no sufren sus provocadores.
ResponderEliminarCada herida que sufre nuestro entorno natural por la ignorancia y la necedad de unos pocos, es una cicatriz agravante de nuestras vergüenzas.
Abrazos.
Pero personas como vosotros, personas con un objetivo claro y una voluntad inquebrantable, quizá logren un día que ese tipo de negro pase a la historia. Personas como vosotros pintan ya, pase lo que pase, el día de colores. Besos a todos.
ResponderEliminarBuenas noches Salomé.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices, no se da uno cuenta del daño que produce un fuego en el monte no cíclico, Es la desvastación integral de la fauna y flora, la anulación total de la absorción de las aguas por parte de la porosidad del suelo, la pérdida de agua y de la calidad de esta.
Para mi la causa se todo esto fue el no haber hecho algo en su momento: con el abandono de las tierras agrarias y cuidados del monte, no se realizó una nueva ordenación de montes para darle un nuevo uso y así evitar el manejo aleatorio de ciertas personas.
Ya se sabe, si eso se hace, se da al traste con el trato de favor que hay entre los que manejan las administraciones y ciertos especímenes que abundan en la zona incendiada.
Un abrazo y gracias por tus buenos comentarios.
Después de un incendio sólo queda desolación en el bosque y también en nuestros recuerdos, difuminándose las imagenes que en su momento nos imresionaron por su belleza. La naturaleza por fortuna reinventa de nuevo el paisaje, pero nunca vuelve a ser igual. Lo más triste son los pozos negros de la conciencia, esa inconciencia que provoca la absurda destrucción de nuestros hábitats. Precisamente en las cimas, por las condiciones ambientalmente más adversas, es donde más sufre la naturaleza y donde más le cuesta recuperarse de sus heridas. Mis mejores deseos para ti en este nuevo año y que tengas tranquilidad para que vuele libre tu inspiración. Un abrazo!
ResponderEliminarHola Salomé. Los incendios son una verdadera lacra que destruye el patrimonio natural, amén de la vida y el hábitat de numerosas especies animales y vegetales, conduciendo a la degradación del territorio. Bien sabido es que las masas forestales mejoran la calidad de vida de las zonas donde se ubican. Un incendio siempre es un mal reprobable, ya sea intencionado, o por descuido o dejadez.
ResponderEliminarEspero que haya voluntad en la Administración Pública para reparar a la mayor brevedad el daño causado.
Un abrazo.
Yo siempre he pensando que un incendio es un asesinato en primer grado, y los causantes tendrian que ser juzgados como tal...
ResponderEliminarFeliz año nuevo!!!!
¡Hola Salomé!
ResponderEliminarMe a venido a la cabeza el incendio que hubo hace dos años en isla de La Palma, con unas consecuencias nefastas por las lluvias posteriores como tú bien sabes. Todavía no sé si ya habrán acabado de arreglar las carreteras a día de hoy.
Aunque suene duro, tenemos que resurgir de las cenizas y permitir a la Madre Naturaleza que nos pinte de nuevo el color. Lo único que podemos hacer es tratar de generar un cambio de conciencia en los inconscientes.
Feliz 2012.
Todos los veranos lo mismo. Nos creemos muy civilizados, que lo tenemos controlado todo; hasta que a algunos le sale la vena animal/criminal que llevan dentro y llega el desastre. ¿Tenemos solución?
ResponderEliminarPues verás entre mis mejores deseos para este año estaba el de ver la vida con optimismo a pesar del derrotismo galopante que nos flagela, pero con tu entrada me has devuelto a la cruda realidad, es decir a la negrura de las profundidades abisales.
ResponderEliminarEspero que los años no pasen en balde y se pueda recuperar de la tristeza toda esa zona.
Feliz 2.011
Besos Salomé.
Una de las peores tragedias que pueden asolar la naturaleza son los incendios y como tu indicas no sabemos exactamente todas las terribles consecuencias que acarrean al destruir las cadenas naturales de la vida en el campo.
ResponderEliminarComo gallego se muy bien cual es esta tragedia y sus terribles consecuencias imposibles de evaluar.
Un beso.
Genial entrada para sacudir conciencias y sensibilizar a más de uno...Sin paisaje exterior no hay paisaje interior.Arrebatador texto.Muchas gracias por tus palabras.Un abrazo.
ResponderEliminarA veces me puede el desconsuelo y nutro la duda, Vagabundos. Pero lo cierto es que soy, por voluntad batallada, defendida con todos los medios a mi alcance, mujer de fe: yo elijo creer, aún, siempre, en el hombre. Abrazos.
ResponderEliminarLos propósitos están hechos para perseguirlos con tesón, querido Johnny. ¿Qué habría sido de nosotros si nos hubiésemos rendido al primer revés, eh? Por supuesto que reverdecerán las cenizas en lo alto. De modo que soplemos ahora sobre las que nos ensombrecen para evitar que, llegado el día, nublen la vista. Besos
ResponderEliminarEn efecto, José, vosotros, lamentablemente, sabéis demasiado bien de lo que se habla. Todos los años son terribles. No cabe duda de que la estupidez humana carece de límites. Besos.
ResponderEliminarDe hecho a veces, querido Juan, no hay frontera entre ambos. Por eso una parte recóndita, la que anima el envoltorio, humea aún. Ese negro es también mi negro. Y si cierro los ojos, lo veo aun después de pasado mucho tiempo. Cuando la montaña cambie su aspecto no dolerá ya, pero será como una cicatriz: de alguna forma, dentro siempre queda la huella. Besos.
ResponderEliminarA mí me da mucha tristeza el paisaje después de un incendio, es fantasmagórico. Y tu poema ha quedado negro, por el humo que se metió en tu corazón.
ResponderEliminarUn abrazo