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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

MANUAL PARA HUIR DE LOS INSIDIOSOS ESPEJOS TURBIOS



DESPIERTA LA DAMA DE SHALOTT

Mira la dama al espejo,
pero no encuentra ya su reflejo.
Mientras acepta su sino
sumisa,
la desconocida,
desde el otro mundo
frunce el entrecejo.
Devuelven los charcos turbios
una peligrosa imagen enlodada.
Sabe que ya no podrá salvarla
de la resignación con la que fluye
río abajo
muda,
ignorando haber tenido
una vez
un sueño.
Salvan del nefasto hechizo
las aguas leales
francas como los pozos de tus ojos
despejadas como despejados azules 
privados de horizontes.
Rescatan del destino los espejos sinceros.
Soltado el lastre,
busco compañero con el que sea fecundo el viaje.
Navégalo conmigo lentamente.
Porque quien rompe un espejo maldito
ha de tener
siete veces siete:
siete años de compartida suerte.
                                                           (S. G. I., Madrid, 25 de marzo de 2011)












Para escuchar a Loreena Mckennitt interpretando Lady of Shalott.



Para escuchar a Cómplices interpretando Es por ti.



10 comentarios:

  1. Hermosos senderos que nos conducen a un dilema, cual tomar?, cojamos el que cojamos, nuestra decisión nos traerá muchas inquietudes y preguntas sin respuestas, - y si hubiera tomado el otro que pasaría...?
    Dilemas de la vida.
    "Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad.
    (Guy de Maupassant)"
    Saludos.-

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  2. No sé, Enrique… Aunque el cerebro adulto y cargado de experiencia diga que es evidente, he combatido toda mi vida contra esa certeza. Mi entrada “Amanece el nuevo día” sobre “Ed è subito sera”, de Quasimodo, mi poema favorito a pesar de todo, refleja, más que mis creencias, mis esperanzas al respecto. Mi alternativa, lo que había de ser escrito el día que preparé esa entrada, de alguna forma, deja constancia de lo que creo. Porque creo que hay que creérselo. Creo que hay que luchar por seguir creyéndoselo todo: que se puede encontrar (y al tiempo construir) el amor eterno, que se puede pertenecer de una forma sana a otra persona que también te pertenezca del mismo modo, que se puede uno fundir con otra sensibilidad hasta el punto de estar siempre acompañado en el sentido en el que importa estarlo, incluso si la persona no está físicamente en ese momento… Si recuerdas, repito a menudo que soy mujer de fe (terca), y además creo en los milagros. Besos.

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  3. Los charcos siempre se enturbian... y el sueño de las aguas limpias y cristalinas, es un sueño. Por desgracia no creo en ese amor ya. Pero no soy pesimista porque creo en un amor cotidiano enfangado y, sobre todo, en la amistad (lo más cristalino y generoso que conozco entre adultos).

    Un abrazo inmenso.

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  4. Es, querida Laura, la deducción lógica tras un cierto tiempo de esta actividad tan compleja que solemos denominar vivir. Hace no mucho, habiendo llegado a ese punto del camino tras muchos años de intentar obviar la evidencia, me dije que la única salida razonable era cifrarlo todo en la amistad. Que sería ese tipo de relación, que consideraba, como tú, la menos insidiosa de todas, la que nunca me defraudase. Que en ella podría confiar plenamente… Me dije que cultivaría sólo ésa, con más pasión y cuidados que nunca, si cabe. Ahora no pienso exactamente lo mismo. Si las insidias han de alcanzarnos en cualquier caso, prefiero haber compartido cuantas experiencias pueda con quien esté a mi lado en cada momento. Como para mí un compañero ha de ser además mi mejor amigo, quizá no sea incompatible. Y por otro lado, quién nos asegura que las aguas se nos enturbien antes de que nuestros ríos den a la mar. He sostenido siempre, incluso en los momentos peores, los de mayor decepción y desaliento, que si bien notoriamente no funciona, han de existir al menos un par de personas en el mundo lo suficientemente sensibles e inteligentes como para hacerlo posible. Y si una de ellas fuese yo y la otra… Es tan extraño el sino que bien podría pervertir las leyes de la lógica. Un beso más tierno aún que los cotidianos, como el primero, o el último.
    PS. Verás, Laura, cuando yo hablaba de esos charcos enfangados que devuelven una imagen peligrosa, no me refería a un amor que ha perdido su lustre, deteriorado por el uso, sino más bien a esos espejos que, conscientemente, se empeñan en convencernos de que somos algo que en realidad no somos… Es un juego muy peligroso del que rara vez se sale indemne. Del que nunca, ni en el mejor de los casos, se sale indemne del todo.

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  5. La vida esta llena siempre de indecisiones, como dice Enrique, siempre que cojemos un camino pensamos si ha sido el adecuado.
    Un fuerte abrazo

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  6. Supongo que en cierto modo es inevitable, Ana. Que forma parte del ser humano torturarse constantemente. No obstante he de reconocer que le tengo una manía horrible al arrepentimiento, y los tiempos condicionales me caen fatal. Durante bastantes años conviví estrechamente con ellos: vivía con una persona que los usaba continuamente, pero nunca llegué a acostumbrarme. No me gusta pensar qué hubiera pasado si; cuando tomo una decisión, sólo en esa dirección miro. Con lo poco práctica que soy en el resto de aspectos de la vida y aquí… Besos y buen “finde”.

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  7. Precioso poema, las fotos, de esas que te enganchan y querrías seguir. ¿Qué camino? Tanto me da. Seguro que el elegido es, sin duda, el qué debía coger. No soy de las que se flagelan con dudas sin sentido y me cansa perder el tiempo en calcular y planear el como y el por qué, mejor dicho, ya no me cansa porqué me niego a malgastar un solo minuto de mi tiempo en arrepentimientos o indecisiones. El amor verdadero, la amistad incondicional, la verdad absoluta, la traición, la mentira, el engaño… todo lo bueno y todo lo malo forman parte de nuestras vidas, de lo que se trata es de quedarnos con, de cada uno y cuando nos toque vivirlo, lo mejor, porqué de lo peor también se aprende y puestos los ojos siempre en un nuevo amanecer volver a caminar para equivocarnos y caer, levantarnos y caminar, para ser, en definitiva, felices a “ratitos”, cuantos más mejor.
    Espejos… Los uso poquito, tienden al engaño, he aprendido que cuando mejor “me veo” es cuando miro más allá del cristal. Algunas veces me “reflejo” en la voz de aquellos que me quieren, ellos son los que mantienen mis “charcos turbios” a raya.
    Feliz semana.

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  8. Salome, ya sabemos que cuando leemos sin conocer nuestras vidas concretas, hay múltiples lecturas ante un texto. La que señalas, me parece tremenda y cruel y estoy contigo que de ese juego no se sale indemne.
    Soy bastante descreida, y creo que que lo he sido desde muy joven, pero jamás me cierro a nada. Aunque confío más en la vitalidad, en la frescura y en la generosidad de la amistad, mi experiencia con el amor no es mala, aunque sí falta de pasión tras los años trascurridos.

    Un abrazo grande, envolvente y relleno de cariño... jajaja... me recuerda a esas pastas (se llaman creo chuchos)tan ricas que hace milenios que no como...

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  9. Concuerdo contigo, Ana, en prácticamente todo. No quiero renunciar al dolor sin más: es imposible borrarlo de un plumazo, así que prefiero aprender a digerirlo lo más sanamente posible. El largo camino empieza, por supuesto, por no esconderlo. Besos.

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  10. Qué invitante, Laura... Con lo bien que van los azúcares para afrontar los largos recorridos de montaña. En efecto ha de tener la vida, a parte de sus ratillos amargos, sus momentos dulces. Beso pastelero.

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