Crece la wisteria enroscada al metal; paréce sólido. No se pregunta si resistirá la verja hasta el final de los tiempos. Ella, de seguro, ni siquiera estará para verlo. Quizá un día recupere la firmeza de antaño. De momento, abraza obstinadamente la esperanza. Porque, de momento, eso le basta.
Para escuchar a Bayonce interpretando Halo
Me gusta abrazar la esperanza. Muy buen recurso el de la wisteria...
ResponderEliminarY que veamos el halo siempre... me encanta esa canción (que guapos son los dos xd... hasta el perro lo es).
Besitos.
Una fotografía sorprendente, pero más aún el texto que la acompaña, tienes toda la razón; crece ese arbusto intentando alcanzar su perfección, la alcanzará o no..., pero en su intento reiterado; con su abrazo, que quizás sea pasajero, alcanzará su transformación, renaciendo de nuevo en formas variadas y siempre más ricas, que crecer recto.
ResponderEliminarSaludos.-
Florecen todos los años con entusiasmo, y con entusiasmo vierten generosamente su aroma incluso sobre los transeúntes más indiferentes. Es uno de los perfumes que uso, el de wisteria.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo: el halo hay que seguir viéndolo y manteniéndolo siempre.
Son guapos siempre, Laura, los enamorados. Son siempre una de las cosas más hermosas que se pueden contemplar.
Abrazo tenaz con besote incorporado.
La perfección... no sé, Enrique. Quizá sólo recuperar la estabilidad perdida. Y yo la voy viendo bastante firme, a pesar de las marcas en la corteza y de haber sido retorcida por los años. A mí me da que lo va a conseguir. Y por otro lado, el abrazo parece decidido pero honesto, respetuoso. Empiezo a pensar que se aferra a la verja no como lo haría a un salvavidas, sino como se enroscaría a un confidente para demostrarle complicidad susurrándole al oído.
ResponderEliminarQue envidia me da la Glicinia, amarrada así a un amor quizas frio, quizas ardiente, a ella no se le escapa, morirá a su lado, morira si lo separan de el, morirá en sus brazos.
ResponderEliminarUn fuerte, nunca mejor dicho, abrazo.
Sospecho, José Luis, que nada has de envidiar: los poetas saben amarrarse al amor y abrazarse aún fuertemente a la esperanza. Te envío un abrazo, sí, y un beso. Y toda la admiración y la gratitud por el bello momento.
ResponderEliminarSi bella es la foto, por lo "extraña", las bellas palabras que la acompañan la hacen inmortal. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Creamos que lo inmortal será la estrecha simbiosis. Creamos que el improbable milagro es posible cuanto menos en algunas ocasiones. Abrazos.
ResponderEliminarQuerida Salome,el amor verdadero no aprieta, el amor verdadero abraza como el viento, calienta pero no quema, te llena pero no ahoga!!
ResponderEliminarUn besito, mi brillante amiga!
Liliana
Concuerdo en parte, querida Liliana. Es decir, más bien, te entiendo. No obstante sigo siendo bastante vehemente, a pesar de mi edad. Aunque ni lejanamente lo que era de adolescente, claro. Para bien de la humanidad, por supuesto. A pesar de ser moderada en muchos sentidos, o en casi todos, creo, en los afectos ni tengo ni busco límites. Me parece que es ahí donde se libera mi vena más exagerada. Así que no me desagrada que apriete, porque yo también aprieto (precisamente en el sentido que apuntaba la canción de Ligabue que os colgué hace algunos días). Y me gusta que queme a veces, porque yo también quemo en ocasiones, y estoy después siempre dispuesta a ofrecer el bálsamo lenitivo correspondiente. De modo que lo mismo espero por la otra parte. Y no menos acepto. De hecho, incluso aprecio quedarme sin aire en ocasiones, como me sucede algunas veces en la montaña durante esfuerzos realmente salvajes: es entonces, al borde, cuando te sientes más viva.
ResponderEliminarNo ha de confundirse todo esto, por si alguien estuviese tentado, con los amores conflictivos o sufridos. Siempre he creído que si alguien te ocasiona dolor es que no te quiere. Y tampoco creo, aunque durante mucho tiempo se me intentase convencer de ello, que los amores reñidos sean los más queridos. No me gusta discutir: pienso que el tiempo y las energías que se malgastan en ello se podrían emplear en actividades infinitamente más constructivas y placenteras. Soy una persona muy equilibrada en lo emocional, pero esa naturaleza es perfectamente compatible con mi notoria visceralidad. Un beso para ti también, tierna tórtola.