CAMINOS
No cicatrizan las heridas.
Abiertas están.
Abiertas.
Escarba la uña inflexible
en la carne roja.
Ansían los dientes metálicos
su sabor férreo.
Tortura la tierra, insaciable,
el hombre,
único animal
huérfano de concordia.
(S. G. I. Madrid, 15 de marzo de 2011)
Para escuchar a Iva Zanicchi interpretando La riva bianca, la riva nera
Signor capitano, si fermi qui, Señor capitán, párese aquí,
sono tanto stanco, mi fermo sì, estoy muy cansado, me paro, sí,
attento, sparano, si butti giù, cuidado, disparan, al suelo,
sto attento, ma riparati anche tu. tengo cuidado, pero cúbrete tú también.
Dimmi un pò soldato, di dove sei, Y dime, soldado, de dónde eres,
sono di un paese vicino a lei, soy de un pueblo cerca del suyo,
però sul fiume passa la frontiera, pero sobre el río pasa la frontera,
la riva bianca, la riva nera, la orilla blanca, la orilla negra,
e sopra il ponte vedo una bandiera, y sobre el puente veo una bandera,
ma non è quella che c'è dentro il mio cuor. pero no es ésa la que hay dentro de mi corazón.
Tu soldato, allora, non sei dei miei, Tú, soldado, entonces no eres de los míos.
ho un'altra divisa, lo sa anche lei, Tengo otro uniforme, usted también lo sabe.
no, non lo so perché non vedo più, No, no lo sé porque ya no veo.
mi han colpito e forse sei stato tu. Me han disparado y quizás has sido tú.
Signor capitano, che ci vuol far? Señor capitán, ¿qué se le va a hacer?
questa qui è la guerra, non può cambiar. Así es la guerra, no puede cambiar.
Sulla collina canta la mitraglia, Sobre la colina canta la metralla,
e l'erba verde diventa paglia, y la hierba verde se convierte en paja,
e lungo il fiume continua la battaglia, y a lo largo del río sigue la batalla,
ma per noi due è già finita ormai. pero para nosotros dos ya se ha acabado.
Signor capitano, io devo andar, Señor capitán, me tengo que ir.
vengo anch'io con te, non mi puoi lasciar. Yo también voy contigo, no me puedes dejar.
No, non ti lascerò, io lo so già, No, no te dejaré, yo ya lo sé.
starò vicino a te per l'eternità. Estaré cerca de ti para toda la eternidad.
Tutto è finito, tace la frontiera, Todo ha acabado, la frontera guarda silencio,
la riva bianca, la riva nera, la orilla blanca, la orilla negra,
mentre una donna piange nella sera mientras, una mujer llora en la noche
e chiama un nome che non risponderà. y llama un nombre que no responderá.
Signor capitano, si fermi qui, Señor capitán, párese aquí,
sono tanto stanco, mi fermo sì. estoy muy cansado, me paro, sí.
(Iva Zanicchi) (traducción de S. G. I.)
Como bien dices, caminos hechos a base de escavar la tierra....pero "La esperanza no es ni realidad ni quimera. Es como los caminos de la Tierra: sobre la Tierra no había caminos; han sido hechos por el gran número de transeúntes.(Lu Xun)"
ResponderEliminarSaludos.-
Para no creérselo... No tienes idea, Enrique, de la cantidad de veces que he usado esa cita a la hora de dedicar libros. La coincidencia, o la conexión mental, no deja de ser muy curiosa. Abrazos.
ResponderEliminarUnas veces los caminos se cruzan y otras veces se separan,pero hay otros que sirven para conectar diferentes caminos, trazando una red infinita.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son precisamente ésos, Fernando, los que más acercarían a la concordia. Así que con ellos decido quedarme. Besos.
ResponderEliminarParece que va al hilo de lo que comentábamos en mi blog de la memoria histórica ¿verdad? Es muy difícil la concordia en igualdad, porque luego está la concordia impuesta por los fuertes a los débiles... pero claro, eso no es concordia, es opresión.
ResponderEliminarIgual el sentido del poema iba por otro lado pero acabo de contestar a tu comentario en mi blog y debo estar aún condicionada por lo hablado (perdón, escrito).
Muy bonito poema y linda canción.
Un abrazo relleno de concordia.
En efecto, querida Laura, en origen era mucho más concreto: nació como idea, aunque entonces no tomase aún forma definitiva, durante mi última estancia en Hervás, aquellos días en los que la intensa lluvia ayudó a aplacar el debate interior… Creo que en alguna entrada de aquel período probablemente se notará la huella de la paz firmada conmigo misma y con cuantos sentimientos hubiesen podido turbarme por aquel entonces. Hay cosas que no se pueden resolver, pero al menos se encajan mejor en nuestros paisajes interiores: es entonces cuando podemos ofrecer perdón a los demás y a nosotros mismos, y entonces tiene cabida la concordia (incluso si uno no ha sentido que estuviese en guerra). El sentimiento lo inspiró la rojísima tierra que algunas pistas de montaña y carreteras deja al descubierto, como heridas que no logran cerrarse. Y ya entonces le vi lógica a combinar esas sensaciones con la más bella canción de paz que conozco, la que más me ha impresionado desde niña. Porque, en efecto, lo que nació como algo concreto puede ser interpretado de forma mucho más amplia, y es perfectamente correcto (por no decir, incluso, conscientemente calculado). Al fin y al cabo en la base está lo mismo de siempre: la difícil relación del ser humano con la tolerancia. Te mando un enorme beso no de concordia, sino de amor fraterno.
ResponderEliminarMientras sigo de obras en casa (sirvo lo mismo para un roto que para un descosido) y aparentemente no pienso en esto, se me ilumina la bombilla y me viene al recuerdo un pedacito de tu comentario, querida Laura: “Es muy difícil la concordia en igualdad, porque luego está la concordia impuesta por los fuertes a los débiles... pero claro, eso no es concordia, es opresión”. Y me digo “no será que habrá interpretado que…”. Porque, sí, yo me parezco transparente, pero constato que muchas de las cosas que digo no siempre son tan fáciles de interpretar para quien no me conoce a fondo. Y para eso están las explicaciones, claro. Ésas que yo le debo a quien le concedo el derecho de debérselas, por los motivos que sean. Y es éste el caso. Soy consciente que a veces algunos de mis comentarios pueden hacer pensar que sea yo propicia al “hagamos borrón y cuenta nueva” fácil. Y no van por ahí los tiros, precisamente. Por eso decía que la justicia ha de pertenecer a las víctimas. Lo que de nuevo puede ser interpretado de diversas formas… No quiere esto decir que haya de quedar en el ámbito de lo privado para que no moleste: que la concordia se haya de alcanzar pagando, para variar, los mismos de siempre. Quiere esto decir que han de ser ellos quienes pongan los límites de lo que necesitan para sentirse… ¿resarcidos? No, seguramente no es este el término. De lo que, en definitiva, les donará un poco de paz interior. Desconfío, a pesar de ser notoriamente ingenua, lo siento, de paladines que hacen suyas determinadas causas con más ardor que los implicados, que hacen bandera de unos muertos que ni siquiera sienten suyos (y observa que he dicho siente, y no son…). El año pasado casi por estas fechas, durante una entrega de premios literarios en Lucena (en la cena posterior, para ser exactos), conversaba sobre la Transición con un caballero encantador que la vivió intensamente. Allí se ponía de nuevo de manifiesto lo crítica que he sido siempre con ella (en realidad en la adolescencia, quizá por mi exceso de ardor verbal, parecía mucho más “guerrafondaia”, como tantas veces se me ha denominado también en Italia). Y eso que en el fondo comprendo las buenas intenciones. Yo no creo que sea más conveniente ignorar ni ocultar, nunca. Menos aún si ello supone relegar al silencio forzado, a la invisibilidad o incluso el sentimiento de vergüenza de por vida. También heredada. Porque es triste pensar como algunas personas arrastran las secuelas de haber sido educadas en la creencia de que habían de anularse, camuflarse para pasar lo más desapercibidas posible. Definitivamente, yo no creo que a la concordia se llegue mediante el olvido. Creo más bien que los problemas solo se superan enfrentándose a ellos y aceptando las propias responsabilidades (en mi caso personal sirve mucho la lluvia, que me ayuda a la introspección más sincera), trabajando por solventarlos, en lugar de pretender esconder en un cajón la evidencia.
ResponderEliminarHe sentido que a ti sí te debía explicaciones. Te las debía “sencillamente” porque quería dártelas. Eso no es precisamente poca cosa. Y de ello me alegro. Besos