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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

UMBRALES


Es una simple cancela en un lugar cualquiera. Una cancela a medio abrir. O a medio cerrar. Una cancela por la que el fotógrafo podría estar a punto de entrar. Quizá no. Una cancela por la que el fotógrafo podría haber salido ya. Mientras, el espectador espera.


Cuando quebrantas un límite hay siempre consecuencias. Es, como cualquier rito de paso, un momento suspendido, desgajado del tiempo. Un momento en el que se abandona un paisaje para entrar en otro −que no será el mismo contigo dentro. Ni volverá a ser el mismo, después, contigo fuera−. No se pertenece ya a ninguno de los dos. Y al tiempo, un poco a ambos. Se queda desorientado, desubicado, apátrida por un momento. Ése momento en el que el pie flota entre ambos mundos. El último instante para la razón: ya no hay tiempo. El último para pensar. Y es un bien sentir el escalofrío: es signo de conciencia. Porque atravesar la cancela tiene, siempre, sus consecuencias.
                                                                                      (S: G: I: Madrid, 27 de febrero de 2011)



La foto fue tomada el veintidós de febrero, a la salida del pueblo en dirección hacia la Solanilla. Como observáis, los jaramagos han florecido ya. Y entre ellos agachan pensativos la cabeza los primeros narcisos. Iluminan, en la hierba, las caléndulas naranjas como solecitos humildes.


Para escuchar a Pink interpretando Nobody knows

 
 
Para escuchar a Antony and the Johnsons interpretando Hope there's someone



6 comentarios:

  1. Como me gusta leerte. La cancela, que palabra tan sonora y bonita, tan inspiradora por lo que te leo. Creo que tienes razón en lo que dices sobre quebrantar un límite y sus consecuencias, pero ¿no crees que los seres humanos siempre estamos haciéndolo? Que, en cierta manera, es lo que nos permite avanzar, caminar, seguir adelante... si no quebrantamos los límites todo queda quieto, sin movimiento, sin cambio.

    Querida Salomé, nos dedicamos a lo mismo, me parece (me refiero al trabajo).

    ¿No era un poco tarde ayer para estar despierta?

    Un abrazo y que descanses bien.

    Pdt: las flores preciosas, aunque no aprecio toda la variedad de ellas que explicas.

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  2. Apenas duermo, Laura, apenas duermo. Dormía ya muy poco de jovencita: he sido siempre un animal demasiado inquieto, y el día tiene tan pocas horas… Y es tan seductora la madrugada… Y he dormido un sueño tan profundo durante tantos años, a pesar de no pegar ojo casi ninguna noche… No me puedo permitir perder el tiempo.
    Los límites y yo no nos hemos llevado nunca bien. Soy muy respetuosa con las normas si las creo justas. Y si no, lucho por cambiarlas, pero generalmente no me las salto de tapadillo. No obstante eso es otra cosa. En general me valen los límites sólo cuando nos dedicamos sistemáticamente a alejarlos, con el único fin de correr después detrás de ellos: más lejos de cuanto había sido previsto en origen. Aunque quizá lo que alejemos entonces sean más bien las limitaciones. Yo dejo casi siempre la cancela entreabierta. Más a menudo de lo que cabría esperar, la abro aún. Alguna vez la abro del todo. Pero como soy persona sincera y honesta, antes de franquear el paso, recuerdo que, en efecto, la visita tendrá consecuencias. Las consecuencias no son necesariamente negativas. Pero hay que ser conscientes de ellas, para actuar responsablemente y hacer elecciones lúcidas. O cuanto menos ser conscientes de que no las estamos haciendo tan lúcidas. Porque a veces se puede decir, también, seguir otros dictados que no sean los de la razón a la hora de determinar si cruzamos o no la cancela. Yo muy razonable muy razonable nunca he sido, aunque a veces no lo parezca. Beso enorme.

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  3. Mi niña, es necesario dormir para que descanse el cuerpo y el espíritu. Pero si luego estás como una rosa, te envidio. Yo suelo dormir seis horas y siempre voy justita de descanso.

    Razonable, no sé, si tu dices que no lo eres a menudo, te creo. Ahora, lo que sí eres es racional a la hora de analizar lo que te rodea. Interesante reflexión sobre los límites que una se salta, pero ¿no te parece que siempre hay algo de impulso en saltarlos? ¿que si no fuera por no pensarlo, muchas veces no los saltaríamos?

    Ahora bien, mejor tener claro de las consecuencias que conlleva, ahí estamos de acuerdo.

    Beso grande...

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  4. Como una rosa no sé yo, Laura, no sé yo. Pero la cuestión es que aún aguanta el cuerpo. Lo cierto es que tengo una mente y un físico muy bien entrenados y muy disciplinados, que responden siempre por muchas perrerías que les haga. Pero en efecto debería empezar a comportarme como una adulta y no como una adolescente en lagunas cosas. Pues tú también tendrías que dormir más: seis horas son pocas.
    ¡¿Muy racional?! Anda que si te oyen algunos amigos… Personalmente yo creo que no vas del todo descaminada: aunque no sea ésa precisamente mi naturaleza predominante, también esa persona habita en mí y se activa de vez en cuando (según las circunstancias incluso más a menudo). Pues no, yo creo que hay que pensarlo y después saltárselas. Así no se puede alegar ignorancia para escapar de la responsabilidad. Sobre todo, así no se pude verter la responsabilidad después sobre otras personas. Mira, a lo mejor no hay ni que pararse a darle tantas vueltas y a sopesar las consecuencias, pero sí a aceptar que sabemos que las va a tener, sean las que sean. Me gustan las personas que se hacen responsables de sus actos. Son tan poco comunes hoy en día… Beso enorme (de buenas noches: espero que estés ya en la camita, y comprobaré que no te quedes leyendo hasta tarde tus libros cuando pase a arroparte…)

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  5. Querida Salomé, esta foto y tu texto me ha encantado y me ha traído muy buenos recuerdos. ¿Sabes que tengo un montón de fotos y dibujos de esas cancelas extremeñas? Desde que voy por aquellas tierras siempre, y no se porqué, me he sentido atraído por esas puertas de hierro forjado, con sus imperfectos muros de piedra llenos de helechos, flores y líquenes. Tienen una fuerza visual tremenda. Muchas veces me paro al ver una abubilla o un cuco posados en ellas, pero otra veces es sus simple forma la que me llama la atención. Una pasada. Desde luego tu le encuentras un significado mas profundo y sugerente a esto... y me encanta leerlo. Un abrazo

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  6. Es un placer que te pares ante nuestras cancelas, Jose. Y que las atravieses corriendo tras las abubillas y los cucos, tras todo lo que vuela. Que pases muchas veces para que el texto sea un recuerdo permanentemente vivo y no se convierta en piedra. Besos.

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