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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

COLLAO DE ENMEDIO (GARGANTILLA) A 20 DE FEBRERO. LLUVIA PURIFICADORA


Me dirijo a Gargantilla, a Collao de Enmedio. Voy, como casi siempre, en busca de lo que necesito. Y Ella, como siempre, me lo da absolutamente todo: lluvia torrencial todo el trayecto (de ida y vuelta), cielos entre el plomizo y el negro, ausencia total de luz, niebla espesa y nieve.


“¿Qué ha hecho un recorrido así con esa lluvia que caía hoy sobre la zona? ¡Esta mujer está loca!”. ¿Y bien? Yo nunca lo he negado.

Una experiencia dura: con la riada que se origina en determinados puntos del camino, el lodo denso que resbala y succiona y martiriza los músculos de las piernas, el agua helada que fustiga incluso los ojos, caminando todo el trayecto sin ver el suelo, de memoria, confiando en saber intuir cada piedra del camino para no tropezar, con el peso del equipo que aumenta por momentos al empaparse, al beber ansioso el agua que cae del cielo... Una experiencia única, como es única cada una de ellas. Porque las emociones que embargan en días como éste no se pueden comparar con nada. Con absolutamente nada. Sí, ya sé que cuando nos enamoramos nos llenamos de ilusión, el mundo parece nuevo y sentimos con mayor intensidad. Pero es que con Ella no se cae nunca en la rutina, y la intensidad de los sentimientos no disminuye con el tiempo, sino más bien al contrario. Las mariposas en el estómago no perecen nunca. De hecho vuelan con más entusiasmo en invierno.

Nada tiene en común esta lluvia con la del día 16, mucho menos densa pero infinitamente más dolorosa cuando abofeteaba el rostro. También hoy había lodo, mucho lodo, por supuesto. Pero, como podréis ver, había al tiempo verde y fresco musgo por doquier y grandes madejas de líquenes. Hoy había vida. Hoy se olía, incluso, un principio de primavera, aunque leve, a la salida del Castañar del Duque. Aún no han florecido los espinos blancos ni los rosales silvestres, y sin embargo…

La lluvia hoy lavaba. Y ha sido una consoladora ablución, una incomparable experiencia sumergirse en los profundos charcos, en esos espejos en los que se reflejan los robles aún desnudos, vestidos sólo de un incipiente y tibio deseo. Quizá celosos de las flores tiernas de los sauces blancos. Porque de esos charcos se sale siempre renovada.

En definitiva, hoy, bajo la lluvia, ha sucedido algo. Suceden siempre cosas ahí fuera; suceden siempre cosas aquí dentro. Y puede, querido amigo (ya que tanto te gusta citar a Pessoa), que a partir de ahora, a veces, sólo a veces, el poeta sea un fingidor. Aunque seguirá siendo al tiempo, como siempre, totalmente sincero. Quizá en eso consista convertirse en un profesional. Lo veremos.

Si estás ahí (mis simbólicos rituales y yo): ahora me encuentro en condiciones de volver al trabajo de nuevo. Evidentemente no lo he abandonado en ningún momento (¿se puede acaso dejar de respirar?). Pero ahora estoy en condiciones de hacerlo como suelo. Aunque esto, obviamente, no cambia nada de todo lo demás. Me pongo manos a la obra.

Por supuesto da tiempo a escuchar muchas cosas en tantos kilómetros, pero hoy quiero dejaros una en particular. Una de mis muy amados Jethro Tull, o de mi muy amado Ian Anderson. Porque quizá los verdaderos montañeses vuelvan a ser reyes un día. Y porque cuando la escucho en determinadas circunstancias yo ya me siento… no una reina sino una leal vasalla, una súbdita profundamente enamorada de esa generosa señora. Porque en esos momentos me siento repleta por dentro, como nunca nadie ha conseguido llenarme. Y también, por supuesto, porque un caballero que ha llevado mallas durante tantos años con tanto garbo ha de merecer, al menos, fidelidad. Si no devoción.



Para escuchar Mountain men de los prodigiosos Jethro Tull:


14 comentarios:

  1. Acabo de leer tus dos metáforas y aunque no entiendo toda su dimensión porque hace poco que te leo, desprendes un amor por la naturaleza, en el amplio sentido de la palabra, impresionante y nada metafórico.
    Las fotografías son preciosas y, es cierto, que hay una diferencia entre las de un día y el otro.
    Prefiero Jethro Tull, aunque hacía tiempo que no lo escuchaba.

    Un gran abrazo.

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  2. preciosas fotos.
    Será un placer ir entre esos castaños y robles.

    un saludo.

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  3. Y seguramente para ellos será un placer acogeros; son siempre hospitalarios. Además Gargantilla me parece un lugar delicioso. Es cierto que apenas paso por el pueblo porque, cuando hasta ella me acerco, mis caminos son muy largos y en ocasiones bastante duros: el tiempo no me da más de sí, desafortunadamente. No obstante, he percibido siempre en los escasos y breves encuentros una calidez especial, una amabilidad con el caminante que trasciende la cortesía. Y una suerte de humildad que a mí siempre me ha fascinado. Una humildad y sencillez que no creo sea incompatible con el sano orgullo de pertenencia. Intuyo, y un poco he visto, que saben compartir las risas. Que saben incluso generar risas colectivas. Y eso es tan extraño hoy en día… Si tenéis oportunidad, además de visitar sus recias montañas (totalmente diversas de las de Hervás, pero no menos bellas. De hecho incluso turbadoras para alguien acostumbrado a las nuestras), acercaos también a su piscina natural alrededor de las dos de la tarde: veréis el ambiente que se respira, veréis lo que es una comunidad. Abrazos.

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  4. Es que, como tú también sabes bien, es justo corresponder, Laura. Es justo corresponder. Y yo me siento muy, pero que muy privilegiada: profundamente amada y cuidada por ella, que siempre ha procurado velar por mí. En efecto, ese amor no es nada metafórico. Porque creo que el amor, incluso el denominado platónico, ha de tener varias dimensiones. Y en ellas han de participar, a ser posible, todos los sentidos. Quizá por eso toco, acaricio o abrazo constantemente: las piedras, los troncos, los animales que no se sienten turbados por mi presencia (porque el amor, evidentemente, no puede ser impuesto)…
    Es maravilloso conectar con la persona que está al otro lado de nuestra creación. No paro de repetirlo públicamente cada vez que se me da la ocasión. Y de agradecerlo. Es, sencillamente, magia. Si, son extremadamente diversas. Porque el paisaje interior de ambos días, siendo en algunos aspectos igual (no olvidemos, llueve aún), es al tiempo totalmente diverso. Quizá sea, como tantas otras veces, “sólo” cuestión de óptica.
    Nunca he pertenecido al pueblo de Renato Zero. Y sin embargo esa canción, esa letra… Indefectiblemente aparece bajo la lluvia, bajo determinada lluvia. Te dejo un link con una traducción que me convence mucho, y ya sabemos que esto casi nunca sucede con las traducciones de otros, por mucho que les reconozcamos la profesionalidad: http://karahidden.blogspot.com/2009/10/i-migliori-anni-della-nostra-vita.html.
    ¡Arrepiéntete de tus pecados! Mira que tener a Ian abandonado… De adolescente no me perdía ninguno de sus conciertos en Madrid (en realidad desde niña, pero como mi primer concierto –de John Mayall- fue a los seis meses, los primeros no los recuerdo). El último al que asistí fue en Roma, después de bastantes años sin verlos en directo: incomparables, como siempre. Nunca me han abandonado. Podía rehacerse el grupo, pero estaban siempre allí. Ellos y la montaña son indisolubles. Creo que fue Ian el responsable de que a mi me diese desde la primera adolescencia por las casacas y las mallas (quizá la asignatura pendiente que más lamento es no haber aprendido a tocar la flauta travesera). Entonces nadie se atrevía a ponérselas, y mira ahora: hasta las abuelitas (que, bajo mi punto de vista, deben ponerse lo que les parezca siempre que se sientan cómodas consigo mismas). Creo que siempre he sido una adelantada a mi época en algunos sentidos. Recuerdo que entonces, como no se vendían, me las compraba en la sección de Deportes de El Corte Inglés de Castellana. Qué tiempos… ¿Recuerdas? Enorme beso.

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  5. Tu largo camino, vereda y senda... me ha llevado a contemplar ese paseo único que será distinto distintas circusntancia por muy semejantes que sean. Se siente el frio y la humedad de la niebla, el olor a verde y tierra, la vista agradece y acompaña todas las sensaciones.

    Sigue disfrutando de lo natural creado por ella misma, la naturaleza.
    salud amiga

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  6. Gracias. Como seguro que ya has advertido, seguiré. Seguiremos. Que son siempre mucho más bellos los prurales en los verbos. Queriendo, también en los sustantivos. Besos.

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  7. Hola Salomé. Bonitas fotografías. Debe ser una ruta preciosa. Buen trabajo. Enhorabuena y un abrazo desde Doña Mencía

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  8. Gracias, José Manuel. Ya sabes donde estamos; yo que tú comprobaba su belleza en directo. Besos.

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  9. Vaya, vaya, damisela, así que llamamos garboso al barbado Anderson en mallas...Me alegra ver que la musíca bien hecha siempre estará vigente, aunque no siempre nos guste a todos. Ian Anderson me acompañó en mi adolescencia y desde aquí lanzo un brindis por su salud. Dado que no me gusta el whisky escocés (ni de cualquier otra clase) yo lo haré con un vinillo rico.
    Besos

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  10. Querido Don Warlock, le estaba echando de menos: me tiene Ud. muy abandonada últimamente. Aunque comprendo que andará a la búsqueda de otras especies humildes cuanto fascinantes que dejarnos en su maravilloso blog. Pues sí, nutro debilidad por los caballeros que tiene algo de medieval. Ian compuso algunas letras un poco… atrevidas para considerarlo un buen compañero/contrincante en esto del amor cortes, es cierto. Pero como sucumbo ante la brillantez de Wilde (siempre): de vez en cuando hago concesiones y caigo en la tentación. Me encanta que a ti también te guste Jethro. Para mí han sido siempre irrenunciables. Ya sabes lo que pasa con los amores de adolescencia. Qué te voy a contar que tú ya no sepas.
    A mí tampoco me ha gustado nunca el whisky. Así que, sí, que corra el vino. Y acojamos al dulce Baco como sus pámpanos tiernos merecen. Bebamos a la salud del genial Ian, y a la tuya. Y, por qué no, también un poco a la mía. Besos enormes.

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  11. Jethro Tull, como Led Zeppelin, Uriah Heep, Canned Heat, King Crimson y muchos otros no forman parte de mi música preferida y sin embargo uno siente respeto y admiración a esos dinosaurios, a estos tipos que fueron capaces de hacer música verdadera, música con mayúsculas. Grandes entre los grandes. Men At Work, Kansas, Fleetwood Mac, Poco, Lynyrd Skynyrd, y otros...esos me gustán más...pero en esencia son lo mismo, música bien hecha, grandes músicos y, para un servidor, sentimientos de pura nostalgia, sobre todo viendo lo que ahora tenemos (aunque hoy quedan honrosas excepciones...y si no escucha el Modern way de los Kaiser Chiefs, por ejemplo).
    Muchos besos.

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  12. ¡¿Dinosaurio Ian?! ¡Uy, lo que ha dicho! ¡Sacrilegio! Ahora mismo te vas a lavar… los dedos con jabón. Y prepárate porque de seguro habrá castigo. No sé, aún me tengo que pensar una penitencia acorde con la gravedad de la falta (o sea que todavía no sé lo que será, pero te vas a enterar fijo). Algunas cosas de Kansas me siguen poniendo la piel de gallina después de tantos años (siempre, Dust in the wind, por supuesto). Me parece que ésa es la mayor aspiración de un creador. No lo haces con intención, pero cuando logras tocar a la otra persona, a ésa que está lejísimos y no llegarás a conocer nunca… Cuando después, de forma fortuita en un encuentro ocasional, alguien te dice “leí esto o aquello, y me paso esto o lo otro”… Es mágico. Es como si hubieses compartido con ese desconocido cosas muy íntimas. Porque, en efecto, hasta compartido con él cosas muy íntimas. Como ahora, por ejemplo. Lo que no obsta para que te hayas de lavar los dedos con jabón. Y luego ya hablaremos Ud. y yo. Lo mismo le hago velar armas a la intemperie (para que reflexione como es debido y se purifique) o cosa por el estilo. Enorme beso.

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  13. Damisela: llámanse dinosaurios a aquellos monstruos legendarios de la música, grupos o solistas, que han hecho historia en las décadas pasadas...ummm...a saber...dinosaurio son Ian Anderson, Robert Plant, Ralf Hutter, Alan Parsons, Mike Oldfield, Steve Nicks, Joan Jett....y muchísimos más. Así que le ruego a vd que me levante el castigo.
    Muchos besos

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  14. Ummm… Me lo estoy pensando. Vale, le hago la merced: queda indultado, caballero. Pero porque se trata de usted. Y para ser sinceros, también un poquito porque a mí no se me da nada bien lo de castigar. Enorme beso

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