A mí no se me ocurre otro razonamiento más elocuente.
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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS
(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)
EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.
Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.
Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.
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Hola Salomé, te he conocido a través de Ana Manotas, y la verdad es que me das una envidia por el sitio donde vives. Un saludo y aprovecho la ocasión para invitarte a mi blog:
ResponderEliminarwww.miretinadigital.com
Ana es, desde luego, una excelente y generosa carta de presentación que espero merecer. A pesar de no ser, como os explicaba en su día en la presentación de este blog, mi residencia habitual, en efecto considero no tanto Hervás cuanto la montaña mi verdadero hogar, el lugar que más profundamente siento como mi casa. También el lugar que más amorosamente me acoge.
ResponderEliminarGracias por tu amable invitación, Wenceslao. Pasaré sin falta.
Hola Salomé, Hoy mi pequeño tren ha hecho una pequeña parada en el andén de tu casa… he recorrido con mucha envidia esa maravillosa tierra de la que con tanto arte y dedicación plasmas cada día. Verdaderamente es un placer contemplar la naturaleza a través de tus ojos. Fascinantes fotos, fascinante tierra, fascinante blog… Te sigo. Besos y Muchas gracias por todo
ResponderEliminarGracias a ti por estar ahí. Cuantas paradas quieras efectuar; serás siempre bien venido. No obstante, por qué no verlo también con tus propios ojos. Porque lo mejor, ya sabéis quienes acostumbráis a subir a la montaña, nunca sale en las fotos. Esas rocas se pierden en la noche de los tiempos y seguirán ahí cuando nos hayamos ido. No tienen prisa: te esperarán hasta que decidas hacer una visita.
ResponderEliminarAbrazos
Como comentábamos Salomé, el tuyo, también es un paseo en el que no piensas lo que puede ser, sino que, vives cada segundo dentro de lo que es. No hay nada más que ver hacia donde se dirige tu mirada, mientras la cámara te archiva el recuerdo.
ResponderEliminarEs todo tan parecido, y tan diferente que, no tenemos inconveniente en llevarnos todo lo posible.
Saludos.
Exacto, Javier. En mi caso al menos, tiene poco que ver con pensar y mucho con vivir, que acaba siendo sinónimo de sentir. Aunque al mismo tiempo mantengo la cabeza muy despejada y todos los sentidos puestos en lo que hago (especialmente en esos lugares en los que toca agarrarse hasta con los dientes): tampoco soy exactamente una descerebrada… la mayor parte del tiempo.
ResponderEliminarVaya! No conocía tu blog y menos aún este maravilloso lugar que nos muestras. Se te nota una enamorada de tu tierra y eso me gusta pues es lo que me pasa a mi con la mia, jeje. Me apunto este sitio y te aseguro que vendré a visitarlo!
ResponderEliminarSalu2
Nos visitaresmos, Oscar, nos visitaremos.
ResponderEliminarSaludos
Salomé: te empeñas en que los demás te tengamos envidia. Eso no se hace mujer...
ResponderEliminarUn abrazo bien grande
Para nada, que la envidia es un sentimiento malísimo. Yo en lo que me empeño es en que os vengáis todos en tropel para acá, y a la carrera. Te imaginas: Hervás tomada, aunque delicadamente, por decenas de “bichófilos” y “herbófilos”… A mí no se me ocurren huéspedes mejores.
ResponderEliminarBesos
Pos llevas razón...
ResponderEliminarNo se equivoque, caballero. Aunque a la carrera (imperdonable falta que subsanaré con placer en breve), he pasado por su casa, así que ahora estoy en condiciones de afirmar que el placer de recibirle es mío. Y le anuncio ya que llamaré a su puerta con asiduidad, quizá incluso a horas intempestivas. De hecho si hoy no me he quedado más, si me he presentado así, con las manos vacías, sin una mala botella de vino o unas galletas caseras que compartir ante un café, ha sido únicamente por las circunstancias. Pero el mundo moderno se justifica demasiado a menudo mediante las circunstancias, y a mí no me gusta eludir las responsabilidades. De modo que esta noche, o más bien esta madrugada, cuando casi pueda dar por concluido el día, espero pasarme de nuevo por su casa con más tranquilidad, con tiempo para ponerme cómoda. Seguramente le pillaré a usted dormido, pero no se preocupe, que procuraré no hacer ruido. Rebuscaré por aquí y por allá, leyendo cuanto usted haya tenido a bien dejar a la vista (en los cajones no fisgo; soy muy discreta). Será un buen momento para profundizar: me considero pajarito nocturno y la literatura, en mi caso, habita normalmente en las sombras, aunque tenga también muchas luces. O eso, al menos, quiero creer. Pero ¿podemos acaso predecir cómo interpretarán los demás nuestras obras o los sentimientos que suscitarán en ellos?
ResponderEliminarAbrazos
Hola Salomé, que maravilla de fotos la de esta serie, son todas estupendas, una serie que bien plasma lo mucho, que como a mí, nos gusta la naturaleza. Un abrazo desde la Subbética.
ResponderEliminarEl mayor amor, Salvador. El más fiel y el que más llena.
ResponderEliminarAbrazos
Altra fantastica serie Salomé, complimenti.
ResponderEliminarUn caro saluto, Sandro e Cristina
Sempre gentili, questi “uccellini migratori”. Abbraccione
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