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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

CÓMO INTERPRETAR LAS MARCAS SOBRE EL TERRENO QUE SEÑALAN LAS RUTAS DE HERVÁS


Como nunca te acostarás sin saber una cosa más, hoy descubro que hay personas que no saben interpretar las marcas en el terreno con las que se han señalado diversas rutas clásicas de Hervás. Así que vamos a ello. En realidad es una tontería, pero como os explicaré yo tengo mis objeciones. Luego cada uno…

Los senderos de Hervás aparecen marcados en blanco y amarillo (si se os queda pequeña esta montaña y visitáis la de otros pueblos cercanos, como por ejemplo mi querida Gargantilla, comprobaréis que tienen otros colores). En principio las líneas paralelas indican que el camino es transitable, y la equis que no lo es. Sin embargo en nuestra última entrada sobre La Chorrera aconsejábamos tomar un sendero marcado con una equis… De hecho, una buena parte de los senderos marcados con equis sí son perfectamente transitables y a veces conducen a lugares muy interesantes.

¿Es que acaso los habitantes de Hervás pretenden quedarse con los turistas? ¿Colocan marcas falsas para que los visitantes se pierdan? ¡Pero qué mala uva que tiene esta gente! Pues no, y hay quien todavía hace buenas pitarras, aunque vecinos con una cierta edad afirmen que no alcanzan a las de mi bisabuelo.

Entonces habría que interpretar más bien que las líneas paralelas indican que el camino es el correcto y la equis que no lo es. Y aquí está el meollo de la cuestión porque el camino es el correcto para ir a donde quien lo ha marcado se ha metido en la cabeza que vosotros querréis ir si lo habéis tomado. Según su lógica, por ejemplo, si yo estoy en Marinejo he de querer ir por fuerza a La Chorrera, y por ello me marcarán con equis caminos que podría tomar para llegar a la Heidi y de allí al Pinajarro, por ejemplo. De locos. Y qué sabe nadie a dónde se me mete a mí en la cabeza ir cada día. ¿Veis por qué de vez en cuando me da por abandonar pistas y caminos e ir monte través? Resistencia activa, señores, resistencia activa.

Diría que el sistema nace de la costumbre de decirle a la gente lo que tiene que hacer y cómo. En fin. Personalmente prefiero decidir cómo llegar a donde quiero llegar. Como le decía hoy a un caminante que me pedía indicaciones, desde cualquier punto se puede llegar a cualquier lugar interesante que uno quiera visitar: sólo hace falta conocer lo suficiente la montaña. Otra cosa es que ir a la Tejea pasando por el Pinajarro en lugar de llegar directamente desde el pueblo pueda alargar un “poquito” el trayecto innecesariamente. Pero como sigo pensando que más importante que el objetivo es el camino…

Comprendo que algún sistema tenía que adoptar para facilitare las cosas a quienes no conocen la zona, pero con todos los respetos a veces tengo la sensación de que así se les trata un poco como a ratoncillos de laboratorio. Y según observo, con ese sistema ni siquiera se evita siempre que los turistas se líen. Si quienes optaron por ponerlo en práctica de verdad caminasen a diario por la montaña, se darían cuenta por sí mismos de la confusión que a veces llega a crear y de las decisiones tan arbitrarias que a veces implica sobre las rutas marcadas. A lo mejor se podría haber optado por marcar cada ruta con colores diversos, de forma que en algunos puntos clave, como las Tabladillas o Marinejo, podría haber confluido más de un color.

Se me dirá que es fácil criticar viendo los toros desde la barrera, pero es que esto es como diseñar zapatos de señora: si quienes se obcecan últimamente en colocarles a todos esos tacones imposibles y antiestéticos (sigo diciendo que, al forzar la posición de la pierna, exageran los gemelos: piernas de jugador de fútbol profesional) tuviesen que caminar con ellos, dejarían de hacerlo. Como la vida no es blanca o negra, entre los tacones de veinte centímetros y las manoletinas planas ha de haber todo un mundo por descubrir o recuperar.

2 comentarios:

  1. Deben de ser señales para marcar el paso los regimientos militares cuando van de maniobras.

    Saludos.

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  2. Pues va a ser eso, Javier. Va a ser eso.
    Abrazos

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