
Nos encontramos en el periodo más atractivo para recorrer la pista, vestida ahora por todos los
colores: el verde invicto de los pinares, el amarillo de los perezosos castaños, el marrón de los derrotados robles, el perpetuo negro de
la tierra, el inquietante ceniciento de los severos campos de rocas, cubiertos ahora por los líquenes... De acuerdo, nos falta el atrevido violeta de los brezos en flor. Pero regresará antes de que nos demos cuenta, como regresa cada año la primavera.





A aquellos que sois aficionados a la fotografía, os recuerdo que, muy especialmente si perseguís los días nublados y lluviosos como yo, deberéis llevar bastantes pañuelos de papel. Al final es éste el mejor sistema de mantener el objetivo mínimamente limpio.
Aunque, como algunos de vosotros ya sabréis, obtener buenas fotografías bajo la lluvia allí arriba se vuelve complicadísimo.

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