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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

SE NOS QUEMA EL MONTE

Hace ya varias horas que sigo de cerca el avance del fuego por la sierra. Las labores de extinción están dando sus frutos. No obstante, cuando los focos empiezan a parecer controlados, el viento los reaviva de nuevo. Algunas lenguas de fuego se ven enormes desde aquí abajo. Imaginemos lo que se está viviendo ahí arriba. Esta noche en el valle gozamos de una brisa muy agradable, lo que quiere decir que en la Heidi el viento soplará bastante. Y eso no está ayudando nada. Será una noche larga para mi primo Javi y sus compañeros, que deben de estar dejándose la piel.
Por lo que yo he podido apreciar, parecía haber tres focos distintos. No quiero decir nada más al respecto hasta no obtener algún tipo de información fiable. No obstante, de ser así, todos sabemos lo que significaría eso.
Mañana, el panorama será desolador. La tierra se habrá vuelto negra y olerá a muerte. Dolerá el alma al pasar cerca de las zonas carbonizadas, y será necesario apartar la vista para no dejarse invadir por la rabia.
No es la primera vez y, lamentablemente, tampoco será la última. El hombre tropieza siempre en la misma piedra.

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