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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

A LA MAÑANA SIGUIENTE



SOBREVIVIR A LA NARCOLEPSIA

Durmió. Más por hastío que por verdadero sueño. Más por evadirse que por perseguir el inalcanzable descanso. Estaba rendido; se dijo que esconder la cabeza bajo la cobija, abandonarse en brazos de la indolencia, de la absorbente blandura del olvido, sería delicioso y reparador. Reconfortante pausa de la diaria contienda. Parecía tan buena idea… Un día cerró los ojos sin más y cortó los puentes con la realidad. La lucidez apagó la luz y se deslizó plácidamente hacia el lugar más oscuro de la conciencia. Se replegó al bastión inexpugnable de la indiferencia, donde ‒pensaba‒ ya nada podría alcanzarle. Durmió con una contumacia cercana a la muerte. Durmió de un tirón un sueño opresor y adulterado. Un sueño inducido y artificial: un sueño inoculado y dirigido. Un sueño incalculable y de incalculables consecuencias. Durmió, lo suficiente para perder la noción del tiempo, un sueño sin sueños. Durmió, hasta olvidarse de sí mismo, un sueño pegajoso y asfixiante. Un sueño parasitario que le desgastó en lugar de repararle. Y un día, sin más, despertó. Volvió exactamente como se había ido. Abrió los ojos sin saber muy bien por qué, sin causa aparente. Despertó y se descubrió en un paisaje desconocido. De familiar, sólo la profunda huella que su cabeza había dejado en el suelo: un enorme hueco vacío, sima insoslayable, insalvable abismo, único testigo de los años perdidos en un letargo estéril. Alrededor, oscuridad y silencio. Y pudo ver fosa pero vio seno: matriz expectante y prometedora. Se dijo que la nada es también oportunidad para otro comienzo. Y proyectó llenar ese pozo con un mundo distinto al que había conocido, uno mejor concebido y más proporcionado, donde cada elemento tuviese su lugar y éste fuese respetado; donde todo cupiese en armonía. Se desperezó y miró hacia lo alto, pero ya no había sol ni cielo. “He dormido demasiado”, dijo. “Ahora es necesario construir de nuevo”.
                                                                                                                                                                                                                      (S. G. I., Madrid, 26 de mayor de 2015)


Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, Salvador Dalí
Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, Salvador Dalí


Freedom, interpretado por Anthony Hamilton & Elayna Boynton



Los verdaderos protagonistas estan aquí