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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

¿DENTRO O FUERA?



El objetivo no es sólo un vidrio. Para empezar el objetivo tiene memoria; no es el cristal de una ventana, sino más bien un espejo. El agua que escurre por el cristal de la ventana queda fuera. Cuando llueve en un paisaje fotográfico es, seguramente, porque el agua caía fuera. Pero muy probablemente también porque el agua inundaba al fotógrafo. Quizá porque incluso lo desbordaba.


Las fotos que observáis fueron tomadas el dieciséis de este mes, en la Heidi. Hoy también ha llovido. Hoy ha llovido muchísimo, infinitamente más que aquel día. Y sin embargo la lluvia ha sido totalmente distinta. Distinta fuera y distinta, sobre todo, dentro.

El cielo negro, la luz esquiva, la lluvia, el lodo, las ramas rotas, la madera hinchada por el llanto contenido, la turbia riada incipiente (pero que avisa, porque no es nunca traidora, de lo que habrá de llegar)… El paisaje en su totalidad está, por tanto, ¿dentro o fuera?

No, decididamente, la cámara no es una ventana. Y la lluvia no siempre queda al otro lado del cristal.


Para escuchar a Renato Zero interpretando I migliori anni della nostra vita:

Los verdaderos protagonistas estan aquí