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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

SOLANA DE ANDRÉS A 21 DE DICIEMBRE. CÓMO VESTIRNOS PARA SUBIR A LA MONTAÑA EN ESTAS FECHAS

El recorrido de hoy nos servirá como pretexto para analizar los problemas que podréis encontrar recorriendo la pista que discurre por encima de la Heidi. Antesdeayer, un día en el que cómo los habitantes de Hervás habrán podido observar hacía bastante más frío que hoy, me acerqué al Pinajarro (para ser exactos a la cascada que hay algo más adelante) y pude comprobar el estado de la pista superior en ese sector de la montaña. Quizá mañana os cuelgue algunas fotos del Pinajarro y analicemos muy someramente los inconvenientes de esa ruta en este periodo.
Lo que me interesa realmente es que tengáis bastante claro cómo deberéis vestiros para transitar a esa altura en estos momentos. Por supuesto también os daré un par de indicaciones sobre los riesgos principales en esta ruta en concreto. Aunque mi consejo es que no la afrontéis en invierno si no estáis perfectamente seguros de haber entendido a dónde vais y de que estáis en condiciones física y mentalmente para hacerlo. Esto lo podrá valorar correctamente sólo quien ya la haya recorrido con buen tiempo y esté al corriente de su dureza. No obstante, debéis tener en cuenta que el invierno la vuelve aún más exigente. Las rutas que habéis recorrido con buen tiempo os desgastarán muchísimo más en invierno, y eso es algo que no se puede perder de vista. Os exigirán muchísimo más en la físico, pero es que además, al comprobar que no avanzáis al ritmo que esperabais y que vuestro cuerpo se resiente más de lo previsto, os desgastarán mucho más también psicológicamente.
Dos cosas fundamentales que debéis tener en cuenta y que van estrechamente ligadas es que en este periodo, en contra de lo que quizá mucha gente crea, os deshidrataréis fácilmente, ya que estos recorridos exigentes realizados con todo el equipo que lleváis encima os impondrán un esfuerzo considerable. Evidentemente en buena medida esa fuerte deshidratación se debe a que le estáis exigiendo muchísimo a vuestro cuerpo.
Por otro lado existe la incomodidad añadida de que ejecutareis calados casi todo el trayecto. Por eso es fundamental el uso de la ropa técnica que impida que todo ese sudor que habéis generado por el esfuerzo entre en contacto con las bajísimas temperaturas del ambiente. Es únicamente eso lo evita que pilléis lo que no está escrito. Por eso nada de desabrocharse las prendas porque en determinados momentos me siento muy sudado. Uno se aguanta y punto. En cuanto abráis una brecha aunque sea mínima en ese sistema tan bien calculado (por eso es importante pensar tan bien cómo colocar los estratos de ropa que llevaremos encima) habremos puesto en peligro nuestra caminata: no sería raro que empezásemos a notar el frío mortal que provoca la ropa calada en contacto con las ráfagas de aire gélido, y entonces tendríamos que abandonar. Debéis recordar siempre que estáis ejecutando un recorrido muy largo y que habréis de ser prudentes (con el detalle de la ropa como con tantos otros) durante bastantes horas.
Os recuerdo además que ahora se hace de noche muy pronto. El problema no es sólo la pérdida de visibilidad (os recomiendo llevar siempre una linterna dínamo): debéis saber que las condiciones térmicas empiezan a cambiar muchísimo de las 14:00 en adelante. No es extraño, por ejemplo, que donde a la ida no habéis encontrado hielo sino sólo humedad, a la vuelta sí haya placas que os pueden hacer resbalar.
Hoy os voy a dar la información que considero esencial casi telegráficamente. Creo que es lo que procede. Os vuelvo a rogar que no emprendáis esta ruta si no estáis en perfectas condiciones físicas, no os equipáis convenientemente y no sois plenamente conscientes de lo que estáis haciendo. Habrá quien se diga “¿si te preocupa que la gente corra algún peligro yendo hasta allí, por qué hablas de este recorrido, que es casi como alentarles?”. Lo hago sencillamente porque creo que prevenir es mejor que curar: describiendo la realidad espero asustar lo suficiente a quienes no deberían tomar esta ruta y dar unas indicaciones que pueden ser de utilidad a quienes sí están en condiciones, por su físico y experiencias previas, de hacerlo. De todas formas, mis indicaciones no son más que eso. Lo importante en la montaña es razonar, usar la cabeza y estar atentos constantemente, observar cuanto nos rodea, porque de ello puede depender nuestra propia seguridad. No debemos relajarnos jamás hasta haber vuelto al pueblo. Recordad que la mayor parte de los accidentes se producen por exceso de confianza o falta de atención. Ya sé que estar atentos exige luchar contra un cansancio que a veces puede ser monstruoso, pero hay que hacerlo.

ROPA
Yo hoy llevaba
por arriba, de dentro hacia fuera:
camiseta técnica interior para deportes de invierno
2 camisetas técnicas exteriores de manga larga
chaqueta técnica
forro polar muy grueso
2 anoraks (si, he dicho dos, uno encima del otro)
braga polar
gorro de lana
2 capuchas impermeables
Por abajo, de dentro hacia fuera:
ropa interior larga técnica para deportes de invierno
pantalón técnico grueso
pantalón de esquí
3 pares de calcetines
botas cortaviento y repele agua
Iba bien, pero no me sobraba nada Y debéis tener en cuenta que la lluvia que nos ha caído durante todo el día ha hecho que las temperaturas subiesen ligeramente. Quienes lleváis gafas debéis tener claro que si camináis por la montaña bajo la lluvia (siempre convenientemente equipados), veréis muy poco o nada según la cantidad de agua que caiga. Ciertamente en la ruta que afrontamos hoy para quien no lleve gafas las circunstancias no serán mucho más favorables, ya que el viento nos azota en buena parte del trayecto no sólo con la lluvia, sino con la nieve y hielo arrancados de la montaña, así que llevaremos los ojos llenos de agua y nieve, las pestañas, permanentemente caladas... En fin.
El consejo para quienes llevéis gafas es que no os coloquéis la braga polar cubriéndoos la nariz. Si lo hacéis, en breve no veréis nada, ya que el vaho se condensará en los cristales y allí permanecerá durante todo el trayecto. Ajustaos bien el cierre justo por encima del labio superior, pegadito a la nariz pero no cubriendo ésta. Así os protegeréis la garganta del aire gélido que a menudo parece quemarnos los bronquios y veréis perfectamente.
A aquellas de vosotras que tengáis el pelo largo os resultará especialmente cómodo haceros un moño. Éste actuará como tope para el gorro de lana y evitará que tengáis que ajustároslo cada dos por tres. Así las orejas irán siempre bien protegidas.

COSMÉTICA
Evidentemente a la montaña no es el caso de ir maquilladas, resultaría un engorro. Con estos fríos es obligado protegerse los labios. Por cuento respecta a la cara, yo evitaría usar crema: os impide transpirar correctamente y resulta muy incómodo. Si no veis que es absolutamente necesario (comprendo que a algunas personas la piel se les corta con extrema facilidad), esperad a volver a casa para daros una buena crema hidratante: a base de miel, almendras o algo así.

A QUÉ DEBEMOS PRESTAR ESPECIAL ATENCIÓN
Aparte de la ropa hay algo fundamental que deberemos tener siempre en cuenta, no quedarnos sin agua. Cómo os decía antes, en este periodo nos deshidratamos fácilmente. Ya vimos en su día que este recorrido en particular es muy pobre en puntos dónde podáis abasteceros. Tenéis el pilón-piscina de la Heidi y, una vez entrados en la pista de la Solana de Andrés (sobre la ruta se puede consultar la entrada colgada en verano), sólo otro pilón de este tipo (hay un tercero, pero estuvo seco en verano y lo sigue estando ahora. Evidentemente el Ayuntamiento tendría que preocuparse bastante más de mantener en buen estado las fuentes).
Sin embargo en este periodo hay un factor que juega a nuestro favor. Cuando ya discurramos muy cerca de las cumbres observaremos algunas escorrentías. Aunque esa agua procedente de la nieve derretida discurra por el suelo, os aseguro que la podéis beber con mucha más tranquilidad que la que sale del grifo de casa. Por otro lado, en caso de necesidad, también sería posible derretir un poco de nieve.
La nieve es, por tanto, un buen aliado por cuanto respecta al agua. Pero se convierte también nuestro principal enemigo: el mayor riesgo en esta ruta son las placas de hielo generadas por la congelación de la nieve acumulada sobre el camino. En los puntos donde el agua de las escorrentías atraviesa la pista, la nieve acumulada se hiela y se vuelve extremadamente resbaladiza. Resulta muy peligroso porque a menudo la superficie parece nieve, pero en realidad debajo hay hielo. Uno cree que puede pisar con precaución, pero más o menos tranquilo, y no es así. Yo os recomiendo que durante todo el trayecto circuléis por el centro de la pista, sin embargo es estos tramos deberéis abandonarla y pisar por la cuneta. Ya sé que ahí también se ha acumulado nieve, y que hay piedras y retama y zarzas y no se camina bien, y el agua de deshielo ha generado charcos… Todo eso es verdad, pero mucho mejor es pincharse, arañarse o incluso mojarse las botas (siempre que no llegue al punto de que nos arriesguemos después a que se nos congelen los pies) que despeñarse. A lo mejor creéis que exagero, pero no es así. En estos puntos donde las placas de hielo son tan traicioneras (las distinguiréis a poca experiencia que tengáis. Lógicamente coinciden con los pequeños tramos encementados para minimizar los efectos de la escorrentía sobre la pista) Incluso caminando con mucho cuidado y con botas de muy buen agarre, si circulaseis por la pista resbalaríais seguramente. Dada la pendiente, si resbaláis lo hacéis hacia el precipicio. Aunque la pista es relativamente ancha, os advierto que a veces podéis deslizaros por más de un metro de distancia. Esto os da una idea de lo que pueden ser las consecuencias. Yo misma hoy, aún imaginándome este problema y yendo con extremo cuidado, me he quedado a unos treinta centímetros del precipicio. Parecen muchos centímetros, pero cuando ves que no te frenas, ya no lo percibes igual.
Es muy importante que tengáis en cuenta cómo reaccionar si os sucede algo así. Lo natural cuando uno se da cuenta de que se sigue deslizando y no se para ni tiene a qué agarrarse, es mover brazos y piernas. NO HAY QUE HACERLO. Eso en el mejor de los casos os desestabilizaría y os haría caer al suelo. En el peor, seguramente aceleraría vuestra marcha y os mandaría derechos al precipicio. Mantened la calma (ya sé que no es fácil y por eso os repito siempre que en la montaña es fundamental tener la cabeza fría), separad piernas y brazos intentando mantener la verticalidad (si habéis practicado algún tipo de arte marcial en la que os hayan enseñado a visualizar internamente vuestro baricentro, puede resultar útil) y no efectuéis ningún movimiento, jamás nada de aspavientos. Por su puesto, si sois creyentes, no viene nada mal pedir un poco de ayuda para frenarse a tiempo.
Para esos puntos especialmente conflictivos quizá no vendría mar llevar unos crampones. El problema es que hay que cargar con ellos hasta allí arriba y, dadas las fortísimas pendientes de esta ruta, la idea produce escalofríos. Cierto es que yo soy poquita cosa (recia, pero poquita cosa al fin y al cabo), así que quizá para otros ese peso añadido no resulte tan traumático.

PARA LOS AFICIONADOS A LA FOTOGRAFÍA
En este trayecto os resultará dificilísimo sacar fotos. Incluso si no encontráis lluvia, debéis tener en cuanta que casi todo el tiempo os azotará un viento fortísimo que a veces amenaza con llevarse volando la cámara y también a vosotros. Además ese viento arrastra nieve y pedazos de hielo de la montaña. Éstos os golpean la cara, pero también acaban sobre el objetivo de vuestra cámara… La única solución para evitar gotas en las fotos es limpiar constantemente y ser muy rápidos. Sin embargo, cómo hay muy poca luz, esto último no es siempre tan sencillo

Los verdaderos protagonistas estan aquí