SOBREVIVIR A LA NARCOLEPSIA
Durmió. Más
por hastío que por verdadero sueño. Más por evadirse que por perseguir el
inalcanzable descanso. Estaba rendido; se dijo que esconder la cabeza bajo la
cobija, abandonarse en brazos de la indolencia, de la absorbente blandura del olvido,
sería delicioso y reparador. Reconfortante pausa de la diaria contienda.
Parecía tan buena idea… Un día cerró los ojos sin más y cortó los puentes con
la realidad. La lucidez apagó la luz y se deslizó plácidamente hacia el lugar
más oscuro de la conciencia. Se replegó al bastión inexpugnable de la
indiferencia, donde ‒pensaba‒ ya nada podría alcanzarle. Durmió con una
contumacia cercana a la muerte. Durmió de un tirón un sueño opresor y adulterado.
Un sueño inducido y artificial: un sueño inoculado y dirigido. Un sueño
incalculable y de incalculables consecuencias. Durmió, lo suficiente para
perder la noción del tiempo, un sueño sin sueños. Durmió, hasta olvidarse de sí
mismo, un sueño pegajoso y asfixiante. Un sueño parasitario que le desgastó en
lugar de repararle. Y un día, sin más, despertó. Volvió exactamente como se
había ido. Abrió los ojos sin saber muy bien por qué, sin causa aparente. Despertó
y se descubrió en un paisaje desconocido. De familiar, sólo la profunda huella
que su cabeza había dejado en el suelo: un enorme hueco vacío, sima
insoslayable, insalvable abismo, único testigo de los años perdidos en un letargo
estéril. Alrededor, oscuridad y silencio. Y pudo ver fosa pero vio
seno: matriz expectante y prometedora. Se dijo que la nada es también
oportunidad para otro comienzo. Y proyectó llenar ese pozo con un mundo distinto
al que había conocido, uno mejor concebido y más proporcionado, donde cada
elemento tuviese su lugar y éste fuese respetado; donde todo cupiese en armonía.
Se desperezó y miró hacia lo alto, pero ya no había sol ni cielo. “He dormido
demasiado”, dijo. “Ahora es necesario construir de nuevo”.
(S. G. I., Madrid, 26 de mayor de 2015)
Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, Salvador Dalí
Freedom, interpretado por Anthony Hamilton & Elayna Boynton