"Lo estamos perdiendo" (pino medio seco en Peñalara, Madrid) |
Día 21 por la
mañana, llamo para pedir cita en el otorrino. En el centro médico más próximoo
dan fecha para dentro de cuatro días (resulta que el especialista está sólo los
jueves). Me parece mucho esperar, tras el fin de semana, sin tener noticias del
mundo por un oído, así que llamo a mi siguiente opción más cercana. Allí me
ofrecen un hueco el día 29. Sigo la ronda…
La historia,
al final, termina bien: sin necesidad de tener que acabar saliéndome de la
provincia, encuentro una clínica en la que, por intervención divina, estoy
segura, alguien ha cancelado su cita para mañana.
Pero no, no se
han producido recortes en sanidad en este país. Y mucho menos en la siempre
eficiente Villa y Corte, ese pequeño reino ajeno que lleva de rodillas tanto
tiempo.
Por cierto,
que no cunda el pánico; la cita no era para mí –vista de águila y oído de lince–.
No, yo sigo viendo y oyendo con claridad tan meridiana como escalofriante.
¿De verdad vamos
a aceptar la perdida sin más? Mi comprensión, agradecimiento y solidaridad para
docentes y profesionales de la medicina, para aquellos que, por verdadera
vocación, siempre han estado más cerca de sus congéneres y más se han implicado
en el bienestar de éstos, aún a costa de las repercusiones en sus propias
vidas.
Triste herencia, Joaquín Sorolla |
Para escuchar a Phil Collins interperando Against All Odds