SACRIFICIO
No puedes morirte todos los días:
se necesita demasiada energía.
Pero ya no te queda nada por dar.
Ni que perder.
De ti, ni un gramo.
Has de conformarte con perecer en silencio,
discretamente,
al compás del crac interior
—que al parecer solo tú oyes
o solo a ti interesa—;
doblegarte —puño en el estómago—
más sorprendida que sumisa.
Después, un descenso lento,
laxo,
de cadáver exanguinado.
Pobre ovejita lucera
con el cuello cercenado.
S.
G. I. Madrid, 10 julio 2019
Agnus Dei, Zurbaran |
Pink, “Sober”
(Funhouse Tour Live in Australia 2009)
He pensado en otra cosa y se me ha encogido el corazón.
ResponderEliminarBesos.
Afortunadamente algunos aún tenemos el don (desgracia lo considera el mundo actual) de conmovernos con el sufrimiento de nuestros semejantes: todavía percibimos el eco de lo que se quiebra, callado, alrededor. Besos.
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