No sé por qué, pero cada día
me cuesta más distinguir las campañas electorales de las promociones que actualmente
a todas horas ‒incluidas, por supuesto, las más intempestivas‒ nos ofrecen las
empresas de telefonía.
El mismo irresistible cóctel
de impertinencia y mendacidad. La misma adorable mezcla de desparpajo y
estulticia. Las mismas ganas, eso sí, de darlo todo; de salir al paso sea como
sea. Porque los nuestros, en efecto, son políticos verdaderamente todoterreno. Que
lo mismo te canto que te bailo que te lanzo a la cara unos datos que, al margen
de no ser ciertos, hasta anoche, por supuesto, ni siquiera me he molestado en
aprendérmelos.
Sólo haría una petición a
nuestros representantes. Ya que no pueden evitar dar el espectáculo, que al
menos, por favor, no sigan optando por los deportes de riesgo. Por mucho que se
lo pida Calleja. Porque el rápel, rafting, puenting y todo lo demás, aunque les
coloquen casco en la cabeza, parece que podría tener consecuencias sobre
quienes dirigen o pretenden dirigir nuestros destinos. Lo mismo es que los
daños ya eran previos. Recemos para que, al menos, no se revelen irreversibles.
En definitiva, estamos en
campaña electoral y encima ‒jo, jo, jo‒ es Navidad. Así que, como en cualquier otra
promoción: todo lo que tú quieras y, además, un jamón.
Georges de La Tour, El tahúr |
Queen, I Want To Break Free
Salomé, mejor como diría mí madre, un jamón con chorreras, no sé el por qué de este dicho, pero es muy típico de por aquí. ¿ Tu lo habías oído alguna vez. ? Un abrazo.
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