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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS
(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)
EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.
Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.
Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.
Otro hijo abandonado y solitario, el titulo me viene ni que anillo al dedo, serán casualidades de esas que no crees…., debería estar pintando ahora y ya ves aquí escribiendo, igual estoy turbado, yo ya no sé en qué sentido, ya quedan pocos hijos, dentro de poco todos estarán arropados por palabras, ideas y justicias correspondidas, eso si la envidia no interviene antes, y quieren arropar a todos tus hijos, o los imitadores, entonces ya no tendrá nada sentido para mi,
ResponderEliminarTu blog está lleno de luz, y la luz eres tú, sabes…. lo primero que vemos cuando nacemos es una luz o resplandor, y sabes que lo primero que vemos cuando morimos es luz, la de ese túnel que dicen, Demasiada casualidad…? en que crees? La luz de la esperanza, y la de la vida juntas.
Una abrazo
No me digas que trabajas por las noches. Qué curioso… Lo mismo debería sentirme culpable. A ver… Me lo estoy pensando… Pues no, hoy va a ser que no. Tampoco es que pretenda reconvertirte (no te digo “reinsertarte” porque anda que la literatura… Menuda reinserción. En fin), porque en tu caso sería una gran pérdida para la pintura. No obstante no está de más abandonarse a las letras en las largas y silenciosas madrugadas. Si hay luna llena infinitamente mejor.
ResponderEliminarY de nuevo es curioso. Tú no lo puedes saber, claro. Porque en realidad además eso es algo que nadie sabe. Pero hay una frase que recuerda prodigiosamente a otra que me impacto sobremanera hace muchísimos años. Una de esas pronunciadas por un casi desconocido. Pero que, aún así, curiosamente, supe inmediatamente que habría de acompañarme hasta la tumba. Hay que reconocer que a su favor, además de una larguísima tradición oral, tenía el embrujador escenario (Tadmor. O Palmira, como prefieras).
¿La pregunta “¿en qué crees?” va en serio? Mira que, si te lo digo, te turbaré muchísimo más. Como me respondían el Lucena hace un año con cara reflexiva, pero de estupor a un tiempo, “Interesante. ¿Pero no le parece algo en lo que creer un poco vago?”. Y no, lo cierto es que a mí me parece totalmente concreto y, de alguna forma, tangible. Al menos en ocasiones. Que en mi caso no son ni mucho menos contadas. Quizá por eso me sienta tan espiritual, o viceversa. Ya sabes, lo de los círculos en los que acabas perdiendo el sentido del orden, pero poco importa.
Ah, ¿que no te he dicho en qué creo? Bueno, tú primero aclárame si la pregunta era de estas… Y luego yo ya contesto. Abbraccione insonne (opppure: abbraccione, insonne).
PS. Lo de pintar por las noches, fatal para la miopía. Supongo, ¿no? Por supuesto será miopía. Porque, siguiendo por este camino, no puede ser otra cosa. Sí, a mí me quitas las lentillas y topo total. Mi óptico no dice lo mismo, pero su opinión no me sirve porque además de optimista impenitente es casi ciego. Y en el país de los ciegos, ya se sabe… Eso sí, para paliar, tengo una prodigiosa agudeza visual. Así que ten cuidado, porque todo lo veo.
A ver Queridisima Guadaupe
ResponderEliminarNo será falsa modestia…., Modesta tu, pero si tienes nombre de princesa hasta en eso, me tendrás que disculpar no te llamo salome, porque si te llamo Salome podría tener el mismo destino de Juan bautista, ya se… ya se…!!! De que tengo yo nombre (pues va ser que si)
Pues si…. a ti te lo digo, a quien se lo voy a decir… a Laura Uve, castigo físico…., pues te espero Karateca de artes marciales, igual me gusta. Yo también hice de chico judo, el judo era el arte de defensa cuerpo a cuerpo, mucho más útil para la vida real y las mujeres puesto que enseña técnicas de derribar a un contrincante más pesado, y no tanto como el karate o similares que solo están basados en pegar pataditas a lo tipo película. Además no te veo en eso tu mejor defensa es el bolígrafo y la rebeldía, que aun siendo sin causa la `practicas de noche y de día, pobre alumnos… menuda peladilla les ha caído con la Salome, pobres montes…. y valles…. Apropósito cuando sales a tus conmemorables paseos por donde pasas crece la yerba? Eso sí que es una pregunta jejeje.
A ver, tu no me puedes decir eso a mí de los años 70, yo no me acuerdo de nada, yo solo me acuerdo a partir del mundial de naranjito del 82 y el programa aquel de bailar que era aplauso, lo de chanquete vino después, tu lo que pasa es que te estás quitando años, mándame una foto que te mire a los ojos y yo te diré, no confundas a los seguidores, y tú me hablas de maduraciones? la díscola por naturaleza jejejeje
(Ya se…. Ya se… que lo tuyo son los círculos, seguro que siempre acabas perdiéndote) una brújula quizás…
Lo de las preguntas no son tan directas, es que a veces me hago yo solo el monologo, no te preguntaría cosas tan profundas o transcendentes así de golpe y porrazo (uy…esto último no te lo puedo decir que te gusta) es mejor hablarte poco a poco, como surgiendo las cosas, porque tienes mucho que decir aunque el sexo contrario es inferior para estas cosas.
Abrazos guadalupe
Falsa modestia… Difícilmente. No soy modesta, sino humilde. Una mente preclara de nuestro tiempo, alguien por quien nutro un inmenso respeto y afecto, me hizo ver no hace tanto que ambas cosas nada tienen que ver. Yo elijo la segunda.
ResponderEliminarSabido es que la óptica o/y la actitud del colonizador, o del conquistador (o del bulldozer), no sólo me es ajena, sino que armoniza muy poco (nada) conmigo, y es una de esa pocas cosas que de verdad me intranquiliza. Pero como soy una voluntad, elijo voluntariamente concederte la merced del perdón. Porque creo en tu sincero arrepentimiento (el que vendrá) y en la sincera voluntad de enmendar. Te voy a perdonar, incluso, evocaciones más nefastas a las que tu nombre pueda prestar cuerpo (y que tú, obviamente, no puedes conocer). Porque, aunque existan, yo nunca me escondo de los fantasmas. Así que mucho menos de los vivos.
Quién te ha dicho que practicase yo kárate: una disciplina tan alejada de mis gustos estéticos (quizá, con todos mis respetos para los karatecas, también éticos -habría, claro está, que matizar. Pero, por falta de espacio, confío en vuestra inmensa comprensión-). Pues sí, siguiendo por ese camino abierto, y dada mi afición al (con)tacto, a los movimientos armonioso, a no turbar la quietud, deberías habértelo imaginado… Pero hace mucho, muchísimo que no practico. De seguro habré perdido del todo la mano. Aunque creo más que nadie en la inteligencia y la memoria del cuerpo, ésa que nos saca de tantos atolladeros en la montaña. Así que pudiera ser que no del todo. Quizá lo compruebe uno de estos días.
Todas, todas mis rebeldías tienen causa: nunca llevo la contraria por sistema.
Así que el judo es más útil para las mujeres porque ayuda a derribar a los contrincantes más pesados… Yo no voy a añadir nada. Creo que dicho queda todo. Si los de tu género tienen alguna duda o queja al respecto, les remitiré a tus blog para que te digan cuanto deseen.
Los alumnos no se han quejado nunca. Y los montes y los valles, así como la hierba, muy bien, gracias. Les daré recuerdos tuyos cuando los vuelva a ver mañana: no podemos pasar ni yo sin Ella (la montaña), ni Ella sin mí. En eso consiste, entre otras muchas cosas, empezando por el respeto, el amor verdadero.
No me gusta el fútbol. Nunca lo he escondido. Como nunca escondo nada. Incluida la edad: 37. Dentro de muy poco, 38. Si hay algún alumno por ahí: os juro que es cierto. Me podéis pedir el carné, aunque sabéis que nunca miento. Y a vosotros, aunque os duela a veces, si cabe, todavía menos. Sois, de algún modo, los hijos que nunca tendré.
No creo que los seguidores se confundan, Alejandro. Podrías ser tú el confundido. A veces hay que aprender a hacer autocrítica. Y por cierto, desde la voz de la experiencia (no importa que tú tengas dos años más que yo; he tratado con mucha gente, y de lo más diversa): no confundas la sinceridad y la honestidad con la indiscreción o la impertinencia. ¿Ves cómo las palabras sí que marcan una gran diferencia? No siempre quieren decir lo mismo; los matices son muy importantes. Como lo son los matices en el color. Pero de esto eres tú el experto. Porque eres muy bueno con los pinceles.
Me pierdo (no en la montaña, sino en la vida cotidiana), como todo el mundo, por supuesto. Pero lo importante es que no me importa reconocerlo. Y justo por eso, antes o después, me reencuentro.
Abomino de la violencia. A nadie le gustan los golpes, en realidad. Ni sobre uno mismo ni sobre los demás. Ironizar sobre el tema, especialmente en público (en privado, según cómo, puede denotar cosas, pero quizá no ser tan peligroso. Lo que no implica que no sea igualmente reprobable), quizá resulte cuanto menos… ¿irresponsable? No sé, ponle tú el adjetivo que prefieras.
ResponderEliminarEstá muy mal hacerse el monólogo; hay que aprender a escuchar. No sólo a oír, sino a escuchar.
No a mí, sino a todos. Hay que tratar con delicadeza. Con la delicadeza que los demás merecen. ¿Recuerdas lo que te dije hace no mucho? Ahora temo que no. Te lo recuerdo: te dije que cada sensibilidad había de ser tratada como un frágil pajarito, más o menos. En cualquier caso, la esencia era ésa. Y lo mismo sucede con la confianza.
Tengo mucho que decir, mucho que escuchar… Es cierto, según las circunstancias.
No creo que los géneros se diferencien por su sensibilidad o su capacidad de comunicar con tacto o sin él. Creo que ambos géneros son muy diversos por bagaje cultural y, en parte, por imposiciones biológicas y evolutivas (habría mucho que matizar). No obstante creo al tiempo, firmemente, en la igualdad. Y pienso que un hombre puede ser tan sensible o más que una mujer. Creo, y nunca dejaré de creer, que ambos géneros pueden ser, a pesar de todo, compatibles. Si no complementarios. Todo depende de la voluntad y la sensibilidad.
Y por cierto, nunca he empleado el judo en la defensa. Procuro, siempre, no llegar a las manos. Creo firmemente que a donde no llegan los golpes sí llegan las palabras. Así que para convencer, que nunca para vencer, opto por la lengua y no por las manos (mucho menos aún por los pies). Al menos no si éstas han de servir para castigar.
Además me desagrada que me llamen por el apellido. Nada contra el nombre Guadalupe, por supuesto. Es, sencillamente, que mi psique se revela contra el generalizado error de pensar que mi nombre es compuesto (y que a veces podría crear hasta problemas administrativos). Yo me llamo Salomé. Soy Salomé a secas. Soy sólo Salomé… Bien pensado, esta última frase tiene varias interpretaciones. Y en realidad todas son ciertas. Tan ciertas y sinceras como la autora. Tan ciertas y sinceras como la persona.
Sospecho que estás muy cansado, Alejandro. Seguramente, al trabajar hasta muy tarde, habrás dormido poco. Te deseo el más sereno de los sueños. Que sea, sobre todo, reparador. E iluminador. Porque a veces la almohada nos susurra tantas cosas…
Abrazos
PS. En efecto harías bien en hablar (seriamente) con Laura Uve. Las señoras de nuestra edad (de la de Laura y mía. Y hablo más de una edad sentimental que biológica), especialmente las señoras sensibles, inteligentes y cultas como Laura, podemos hacer entender muchas cosas, cosas útiles para la vida cotidiana. Si se nos escucha, claro. Y ahí volvemos a que hay que sacarle todo el partido a los sentidos: no escuchar sólo con los oídos, no leer sólo con los ojos…