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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

LA PISTA HEIDI

La Heidi es una pista de montaña que recorre la sierra de Hervás y alcanza su cota máxima a los 1200 m. aproximadamente. Se trata de una ruta circular que sale del pueblo y regresa de nuevo a él. El camino discurre con pocos desniveles. Una vez que hayáis subido hasta la Fuente de Oriente, casi todo el trayecto será llano hasta que empecéis a efectuar la bajada hacia Hervás.
Esta pista es otro de mis rutas preferidas, tanto por lo que exige como por lo que ofrece.

EL MAYOR ATRACTIVO DE LA HEIDI
El desafío que supone emprenderla se puede considerar uno de los mayores atractivos de la Heidi. Ello es así especialmente cuando la conoces bien, cuando ya eres plenamente consciente de lo que te espera. Habrá quien se pregunte qué lleva a una persona a enfrentarse una y otra vez a un trayecto cuya dureza (especialmente en verano) no le es ajena. Puedo asegurar que no se trata de masoquismo. Lo cierto es que, incluso si llegas a sufrir, disfrutas mucho de la travesía. Te da pie para conocer mejor tu propio cuerpo y sus reacciones, pero también, y sobre todo, te enseña disciplina y refuerza tu carácter.
Ciertamente, cualquier recorrido largo te ofrece las mismas lecciones. Sin embargo, la Heidi supone también una lección de humildad. Allí arriba te das cuenta de lo ínfimo y prescindible que eres, de lo fugaz que resulta el ser humano si lo comparamos con el milagro que lo rodea. Porque, queramos aceptarlo o no, una vida no es más que un suspiro que apenas deja huella. Una vida es breve. Demasiado breve. Aunque quizá esa característica sea una desventaja sólo en apariencia. Quizá juegue a nuestro favor. Fijémonos por un momento en las mariposas. ¿Acaso existe algo más efímero que ellas? Y sin embargo, resulta evidente que el mundo no sería lo mismo si no existiesen. Ya que la vida es breve, tocará vivirla intensamente.
Una de las grandes virtudes de esta ruta es que allí arriba, a solas contigo mismo y lejos de la cotidianeidad que suele embotarnos los sentidos, tienes mucho tiempo para reflexionar.

VENTAJAS DE LA RUTA
1. Hay bastantes fuentes para recoger agua. Esto es muy importante no sólo para nuestro cuerpo, sino también para nuestra mente. Una de las cosas que más destroza psicológicamente en las marchas largas es no saber cuándo encontraremos agua, tener que transportar bastante cantidad a las espaldas e incluso vernos obligados a racionarla.
2. Dado que la Heidi, a pesar de su longitud, apenas tiene bifurcaciones, resulta totalmente imposible perderse. Ya que, además, la pista principal es bastante más ancha que cualquier desvío.
3. Suelo repetir que en la vida es necesario osar y arriesgarse un poco. Si queremos mejorar, tenemos que elevar día a día el listón que nos colocamos delante. Por ello siempre existirá una primera vez en la que deberéis enfrentaros a un recorrido largo sin saber en qué condiciones lograréis acabarlo. Para llegar hasta el final, puede hacerse imprescindible la fuerza mental de la que hablábamos hace unos días en la sección Consejos prácticos (El factor determinante en las marchas más duras). Es admirable la voluntad que demuestra quien logra el reto a base de domar el cuerpo mediante el uso de la mente. No obstante, a veces reconocer la derrota puede convertirse en la salida más inteligente. Puede que, en un momento determinado, exigirle más a vuestro organismo sea una imprudencia o incluso una locura (por eso resulta fundamental aprender a interpretar correctamente las señales que nos envía). Ello no significa que no podamos afrontar la empresa más adelante, tras un entrenamiento suficiente. Además, uno se puede ver obligado a abandonar contra su voluntad a causa de un imprevisto: un golpe de calor, que el cuerpo tenga un mal día, un accidente (no veo cómo se puede producir un accidente grave en la Heidi, pero es posible torcerse un tobillote la forma más tonta), etc. Si algo de esto sucede y constatamos que la salida más inteligente y prudente es abandonar, la Heidi nos ofrece dos posibilidades de hacerlo sin tener que recorrerla entera. Sobre ambas discutiremos más adelante, en Secretos de la pista que debéis conocer.
4. Al tratarse de un recorrido circular, no necesitáis efectuar la vuelta por el mismo lugar por el que habéis llegado ni pasar dos veces por los mismos parajes (cosa que a veces prefieren evitar algunos excursionistas).

DESVENTAJAS
En los años que llevo recorriendo esta ruta, aún no he conseguido encontrar ninguna.

QUÉ LLEVAR
1. Un botiquín básico. En previsión fundamentalmente de las rozaduras que podáis sufrir, ya sean éstas producidas por el calzado (que, como siempre, debe haber sido probado suficientemente antes de afrontar un trayecto largo como éste), pantalones, mochilas, etc (sobre este punto puede resultar útil consultar la entrada Consejos para los recorridos largos, en la sección Consejos prácticos)
2. Una crema de protección solar adecuada. El aire de la sierra curte muchísimo: incluso si tenéis la suerte de realizar esta ruta en un día más bien nublado, es muy probable que regreséis al pueblo bastante morenos.
3. En recorridos largos como éste no está de más llevar en la mochila una camiseta de recambio y, sobre todo, calcetines. Es probable que antes de llegar al final hayáis deseado varias veces tirarlo todo por el camino (a pesar de que en esta ruta, al tener bastantes fuentes activas, no os veis obligados a transportar demasiado peso). Sin embargo, el poderse cambiar y ponerse ropa limpia es una de las cosas que más vivifica cuando el esfuerzo va dejando huella en el cuerpo
4. Al tratarse de bastante kilómetros, os recomiendo que llevéis el mp3. Sobre la ayuda que puede suponer la música para afrontar los grandes esfuerzos se puede consultar El factor determinante en las marchas más duras, en la sección Consejos prácticos.
5. Si lleváis comida, os desaconsejo vivamente los alimentos pesados (tanto para el estómago como para la espalda). Debéis tener en cuenta que la marcha no se acabará hasta que regreséis al pueblo, y cualquier cosa que pueda entorpecer su prosecución, incluido el tan amado bocadillo de tortilla, os puede poner en dificultades y debe ser evitada. Personalmente prefiero no comer en absoluto hasta regresar a casa. Sin embargo, una buena opción son las barrilas de cereales o barritas de las que se suelen consumir en dietas de adelgazamiento. Se trata de un alimento ligero y energético que ocupa poco espacio en la mochila y se puede consumir en marcha. Debéis evitar, además, cualquier alimento difícil de digerir o que pueda provocar diarrea al ser mezclado con agua (hidratarse resulta imprescindible). Por otro lado, hay que tener en cuenta que, sometido a un esfuerzo intenso que no suele soportar todos los días (especialmente a una cierta altura y si estamos muy expuestos al sol), al regresar a casa, a menudo el cuerpo reacciona de forma extraña (no es raro, por ejemplo, que suframos una diarrea puntual al acabar recorridos de esta naturaleza o que nos sintamos la nariz taponada durante un par de días a pesar de no estar resfriados).
6. Dejo para el final una de las cosas más importantes. Ésta no os pesará en la mochila, sino que os hará sentir más ligeros y os ayudará a avanzar más rápido: conviene llevar una buena dosis de entusiasmo. Con ella disfrutaréis mucho más y superaréis infinitamente mejor la fatiga y cualquier otro inconveniente que se pueda presentar. Un estado mental óptimo se logra empezando a prepararse desde el día antes, disfrutando anticipadamente, como los niños, del regalo que estamos a punto de recibir.

RECORRIDO TOTAL
Si la efectuamos partiendo de Fuente San Gregorio y regresando por la carretera de La Garganta, son unos 31 km.
Si regresamos por la pista de Marinejo, se tratará de unos 28 km.

TIEMPO ESTIMADO
Encontraréis bastantes discordancias entre los cálculos realizados por otros aficionados que hablan de esta ruta en la red, o los del propio plano n. 13 distribuido por la Oficina de Turismo, y los tiempos que yo os indico. Según el plano la ruta se puede realizar a pie en 7 h.. En otras páginas de Internet he llegado a ver citadas 8 h. Personalmente, cuando efectúo el recorrido más largo (bajando por la carretera de La Garganta, cerca de la charca de la Tejea), tardo algo menos de 5 h. Mientras que si bajo por la pista de Marinejo, estoy de nuevo en Hervás en 4 h. 30 min.
Conviene aclarar al respecto que, si bien camino a muy buen paso y rara vez efectúo paradas si no es para sacar fotos, ello no significa que no goce del paisaje y de las especies vegetales y animales que tenga la suerte de encontrar en cada salida. De hecho, cada vez que subo me sorprendo con un descubrimiento nuevo.
En definitiva, el verdadero objetivo debería consistir en lograr un equilibrio entre efectuar la ruta en el menor tiempo que nos consienta nuestro estado físico (no para presumir, sino simplemente porque recorrerla en menos tiempo, si se está en buenas condiciones físicas que permitan mantener el ritmo de la marcha con una cierta naturalidad, facilita que el cansancio se haga notar menos y no suframos tanto las peores horas de sol cuando la afrontamos en verano) y disfrutar del camino a un tiempo. Si llegamos al punto de perdernos la belleza que nos rodea, quizá resulte más lógico que entrenemos en un polideportivo o una carretera.
En la búsqueda de ese equilibrio, cada uno de vosotros establecerá su propio tiempo para realizar toda la ruta. Será un tiempo personal que dependerá de vuestras condiciones y necesidades. El que permita a cada uno de vosotros disfrutar del trayecto y sacarle el máximo partido.
Por supuesto, para poder disfrutar de las sorpresas que nos depara la travesía, juega un papel fundamental la agudeza visual. Es ella la que hace que nada de cuanto nos rodea nos pase desapercibido a pesar de la velocidad a la que caminamos. Es cierto que esta capacidad está más desarrollada en algunos individuos, pero también podemos mejorarla mediante entrenamiento. Si nos acostumbramos a salir mucho al campo y miramos con verdadera atención a nuestro alrededor, en breve empezaremos a ver cosas que ni sospechábamos que tuviésemos bajo los ojos.

CÓMO LLEGAR
Aquellos que tengáis el plano n. 13 distribuido por la Oficina de Turismo, observaréis que la salida y el regreso se efectúa desde la fuente nueva de la calle peatonal, en la que desemboca la carretera Aldeanuela del Camino-Hervás. Nosotros, como siempre, partiremos de La Corredera, el centro de la vida social del pueblo, y allí regresaremos.
Lo que aquí os propongo es mi particular interpretación de la Ruta Heidi. Las variaciones son mínimas y básicamente se reducen a evitar la carretera siempre que sea posible (aún a costa de alargar ligeramente el trayecto): entre el pueblo y la fuente de San Gregorio, y entre el puente mediante el cual la carretera de La Garganta pasa por encima de las antiguas vías del tren y el pueblo.
Partimos de La Corredera y desde allí llegamos al Puente del Monte (este tramo de la ruta se puede consultar en la entrada sobre el Castañar, Castañar de Duque y Gargantilla). Ahí atravesamos la carretera y subimos las escaleras de piedra que se adentran en el castañar. Salimos a la carretera que va hacia el Puerto de Honduras y comenzamos a subirla. Al poco divisamos a nuestra izquierda la plaza de toros, delante de la cual hay un merendero (con barbacoas en piedra que en verano jamás deben ser usadas) entre los pinos. Frente a la plaza, al otro lado de la carretera, tenemos una fuente de cuatro caños.
Seguimos por la carretera, rodeando la plaza. Cuando la carretera por la que discurrimos se cruce con otra que también llega del pueblo (en este caso pasando por la fuente Pedregoso), observaremos un gran cartel a la entrada de una senda encementada en los primeros metros. Nos introducimos en ella y la seguimos hasta que desemboque en la pista Heidi, tras unos 700 m. de camino.
Quines no deseen seguir esta senda, seguirán subiendo la carretera del Puerto hasta llegar a la Fuente San Gregorio, donde entrarán en la Heidi (en este punto encontraréis un cartel con una copia del plano n. 13).
Ya en la Heidi, ni siquiera las personas con serios problemas de orientación lograrían perderse, pues la pista es considerablemente más ancha que cualquiera de los pocos desvíos que salen de ella.
A unos 20 m. del punto en el que salimos a la Heidi encontramos un desvío a mano izquierda (conduce a un arroyo que este verano permanece seco). Antes de llegar a la Fuente de Oriente, aparecerán algunas bifurcaciones más que jamás podrán confundirse con la pista y que no nos interesan en absoluto. La Fuente de Oriente está a unos 6 km de nuestro punto de partida. Unos 500 m. antes de llegar a ella, habremos rebasado un enorme pilón (más bien un estanque) en piedra. A lo largo de la Heidi veréis varios pilones de este tipo, que pueden llegar a ser muy útiles en las labores de extinción de incendios.
A unos 600 m.de la Fuente de Oriente aparece una enorme piedra de la que mana agua.
Al margen de las fuentes que encontraréis, podréis recoger agua en los arroyos. Normalmente estas corrientes pasan por encima de tramos de la pista que han sido encementados con objeto de evitar que los vehículos que tengan que subir en invierno a realizar trabajos de mantenimiento puedan patinar sobre el hielo. En algunos casos, junto al arroyo encontraremos también una fuente.
Uno de estos arroyos lo atravesamos a unos 600 m. de la última fuente mencionada. Aproximadamente otros 600 m. después encontramos nuevamente un arroyo y una fuente. Apenas 50 m después, otro arroyuelo. A unos 300 m. de allí aparece, a nuestra izquierda, uno de los granes pilones empleados para almacenar agua. A unos 800 m. de éste, otro igual aunque ligeramente más apartado de la pista (es por esta zona por la que, desafortunadamente, se extendió el incendio hace pocos días).
A unos 30 m. encontramos, a nuestra derecha, un pilón bastante grande que recoge el agua de un riachuelo, pero que no tiene ningún caño que nos permita abastecernos, sino que rebosa directamente sobre el tramo de pista encementado. Desde la curva que hay a unos 70 m de éste., mirando hacia abajo, podemos ver una pista que se divide en dos. De ella hablaremos más adelante, pues podría llegar a resultarnos muy útil.
A unos 50 m. hay otro riachuelo con una fuente al lado. Con toda seguridad, cuando lleguen las lluvias, será posible encontrar otros arroyos discurriendo por encima de la Heidi.
Unos 600 m. más adelante aparece una pista considerablemente ancha que desemboca en la Heidi por su lado izquierdo. Es la que habíamos visto a lo lejos y de la que hablaremos al final de esta entrada. En este punto encontramos una baliza.
Seguimos adelante por la pista principal y a unos 750 m., a la derecha, encontramos la Fuente Félix Guillén (dedicada al guarda forestal homónimo que ahora está retirado). A unos 30m., a la izquierda, hay un pilón enclavado en un paraje encantador por las especies vegetales que se han plantado a su alrededor.
A unos 900 m. atravesamos otro riachuelo (en realidad entre éste y Félix Guillén hay una fuente al margen del camino, algo separada de éste, pero es tan pequeña que, si no se presta atención, se confunde con el terreno. Además es posible que, en agosto, apenas dé agua o no la dé en absoluto). A 1 km de allí encontramos otro arroyo algo más caudaloso, con una charca al lado de la cual crece un serbal de cazador de espectaculares frutos.
A algo menos de 1 km, a nuestra izquierda, se abre La Tablaílla, fácilmente identificable por el chozo de cabreros que se conserva allí y por la casilla blanca de nueva construcción. Unos 15 m. más adelante, de la derecha de la pista parte otra en subida (se trata de la que discurre por encima de la Heidi y nos lleva hasta el Pinajarro).
1km 200 m. después atravesamos otro arroyo (Arroyo Forero) bastante caudaloso (en este caso canalizado por debajo del cemento que cubre la pista en este tramo). A 30 m. encontramos una portilla de metal. A unos 25 m., a nuestra derecha, aparece el ancho Cortafuegos Premediano, a cuya altura encontraréis una baliza.
A unos 50 m. atravesamos otro arroyuelo. Unos 20 m. después hay una fuente de la que mana mucha agua. Éste verano ésta será nuestra última oportunidad de abastecernos antes de regresar al pueblo, ya que la siguiente fuente, desde la que sale la pista del Pinajarro, que se encuentra a unos 800 m. de distancia, está seca de momento.
Desde esta última fuente ya conocéis el camino para volver al pueblo por la Pista de Marinejo (para este trayecto se puede consultar la entrada sobre el Pinajarro). Desde la fuente os quedan menos de 9 km. hasta regresar a La Corredera.
Para regresar a La Corredera por la carretera de La Garganta, como es nuestra intención, en lugar de desviaros a la izquierda (cuando bajamos de la Heidi) y tomar la pista de Marinejo, continuáis de frente. Hasta llegar a la carretera encontraremos varias bifurcaciones, que se irán haciendo más frecuentes a medida que descendamos y vayan aumentando las fincas en explotación. No obstante, el ancho de la pista permite reconocerla con facilidad.
Una vez que piséis la carretera, seguiréis el mismo trayecto que efectuamos para llegar a la charca de la Tejea y que podéis consultar en la sección dedicada al baño. La distancia que separa por este camino la fuente desde la que parte la pista del Pinajarro y La Corredera es de algo más de 11 km.
El regreso por Marinejo, en efecto, es algo más breve que por la pista que sale a la carretera de La Garganta. Sin embargo, se hace más breve aún debido a que caminamos más protegidos del sol por los árboles. Eso sin contar con que, una vez llegados a la presa, la bajada a Hervás rodeados de castaños y discurriendo paralelos al río (por muy seco que pueda bajar) nos permite sentir un cierto frescor.

Aunque, si habéis llegado hasta aquí, probablemente me diréis que poco pueden importar un par de kilómetro arriba o abajo (en efecto, con este sistema el trayecto se reduce en unos 2 km), conviene que sepáis del atajo que permite bajar directamente al pueblo sin efectuar el último tramo de la pista de la Tejea ni pisar la carretera de La Garganta. A la bajada veréis que de la pista sale un camino bastante ancho a mano izquierda, justo en una curva pronunciadísima. No es éste el que debéis coger, sino el sucesivo, que sale del mismo lado de la pista y que está a la altura de un cartel en madera (ilegible debido a la larga exposición a las inclemencias del tiempo). Desde el punto en el que debéis desviaros divisáis el techado de metal de un cobertizo para vacas. En cuanto os introduzcáis en este ramal, que discurre entre fincas y está encementado en un tramo, constataréis que toma la dirección del pueblo. Este camino, que se irá estrechando, os conducirá al Puente de Hierro. Rebasáis el puente y seguís adelante. Al bajar al pueblo, la senda que recorréis conectará con el camino que tomamos para ir al Puente Zorongollo cuando visitamos la Tejea. De aquí en adelante ya conocéis perfectamente el trayecto hasta llegar a La Corredera.

A QUÉ HORA SALIR
Lo más juicioso es hacer cuanto esté en nuestra mano para que el calor intenso y el sol nos alcancen cuando hayamos recorrido una buena parte de la ruta. A pesar de que cuando suene el despertador podáis llegar a maldecirme por dar este tipo de consejos, os aseguro que vuestro cuerpo me lo agradecerá.
En agosto yo suelo salir a las 6:00. No obstante, es cierto que si el mes ya está avanzando, a esas horas aún es de noche y, sino hay luna llena, apenas se ve el camino. Caminar sin un mínimo de luz exige conocer perfectamente la ruta que recorreremos, hasta el punto de saber tomar los desvíos necesarios automáticamente, sin llegar a verlos. Por eso es mejor que salgáis lo más temprano posible, pero esperando a que ya haya algo de luz para poder ver.
Además, los más asustadizos deben tener en cuenta que discurrir por un bosque, especialmente si es muy cerrado, a oscuras puede llegar a ser impresionante para quienes no estén acostumbrados a los sonidos que éste produce (tanto los de los animales como los del viento entre los árboles), que además suelen aumentar cuando se aproxima el amanecer (entonces determinados pájaros se muestran más activos y los cantos de algunos pueden resultar inquietantes).

VEGETACIÓN
Los primeros kilómetros de pista los recorreremos rodeados de castaños. El paisaje vegetal, por tanto, no varía respecto al castañar de San Andrés. No obstante, a medida que vayamos ganando altura, el castaño irá dejando paso al roble. Bastante antes de haber alcanzado la Fuente de Oriente nos encontraremos inmersos en un bosque de roble, algunos pinos jóvenes, retama y brezo.
Unos 300 m. más delante de la Fuente de Oriente comienza el reino de los pinos. En algunos tramos de pista se concentrarán en grupos compactos, mientras que en otros aparecerán más dispersos. Cerca de la Fuente de Oriente la concentración es alta y el aroma que desprenden exquisito.
En las cercanías de los arroyos que atraviesan la pista es frecuente encontrar helechos, violetas y, en algunas de ellas, como hemos visto ya, serbal de cazador, alisos y abedules.
Comentábamos antes que en el pilón que hay un poco más adelante de la Fuente Félix Guillén se ha creado un pequeño paraje muy acogedor. Se han plantado, junto a un grupo de abetos y algún cedro joven, unos castaños que, en esta época del año, ya tienen hermosos tonos dorados.
Alrededor del Arroyo Forero crecen alisos. En el tramo entre este arroyo y la fuente sucesiva encontramos pino a nuestra derecha y castaño a la izquierda. Un poco antes del pequeño arroyo que sigue, se concentran saúcos y majuelos.
Un poco después de esta fuente (cuyas aguas hacen crecer juncos y lentejilla a varios metros de distancia), frente al gran Cortafuegos Premediano, hay un hermoso grupo de cipreses de Lawson. Del pilón en el que parte la pista del Pinajarro hacia la carretera de La Garganta, el paisaje volverá a consistir en bosque de roble. No obstante, a media que vayamos descendiendo, regresará el bosque de castaños y, cuando nos acerquemos a la carretera y las huertas aumenten, iremos encontrando frutales (fundamentalmente cerezo).

PRECAUCIONES
Esta ruta no presenta ningún peligro en absoluto. No obstante, cuando se va a la montaña hay que aprender a ser precavidos y previsores. La cautela debe redoblarse cuando se trata del agua, pues la hidratación es fundamental.
Si bien es cierto que la Heidi tiene suficientes puntos para abastecerse, jamás podemos estar seguros de que alguno no se haya secado (especialmente en agosto) o cegado (recordemos que si las fuentes no se limpian durante mucho tiempo, las aguas subterráneas acaban por desviarse). De hecho, este verano el pilón desde el que parte la pista del Pinajarro no ha manado en ningún momento. Por eso conviene coger reservas de agua suficientes en los manantiales que sí encontremos activos, y no limitarnos a calcular la cantidad exacta que necesitaremos hasta llegar al siguiente.
Si nuestra visita a la pista coincide con la realización de trabajos de silvicultura o de infraestructura de la propia pista, como ha sucedido este año (desde julio se han estado efectuando talas de limpieza. Y ahora se están encementando los tramos de la pista superior más susceptibles de acumular hielo en invierno por encontrarse en zonas especialmente umbrías), debemos estar atentos a los carteles para saber exactamente en qué punto se está trabajando. Haremos notar nuestra presencia a quienes conducen los camiones o maquinaria pesada en cuanto nos sea posible.

SECRETOS DE LA PISTA QUE DEBÉIS CONOCER
Como indicábamos antes, a veces una retirada a tiempo puede ser signo de prudencia e inteligencia. Es importante aprender a medir las propias fuerzas y actuar según las respuestas del cuerpo. Puede suceder que, por muy fuerte que sea vuestra voluntad y por muy disciplinada que sea vuestra mente, vuestro cuerpo efectivamente no dé más de sí. En este caso, es importante que sepáis renunciar en el momento apropiado. Afortunadamente, la Heidi os ofrece dos buenas oportunidades para tirar la toalla y bajar antes de lo previsto. Por ello es importante que conozcáis los siguientes atajos para abandonar la pista sin llegar a recorrerla completa.
1. La ancha pista que desemboca en la Heidi por su izquierda y de la que hemos venido anunciando que hablaríamos más en profundidad, que se encuentra a unos 750 m antes de la fuente Félix Guillén, os permitirá bajar a la presa que dejáis a vuestra derecha cuando os dirigís hacia la Chorrera. Si tomáis este camino, en sólo 5 km habréis llegado hasta allí. Como sabéis bien, del embalse al pueblo hay sólo 3 km. Observaréis que al poco de tomar esta pista en la Heidi, el camino se bifurca. Entonces debéis seguir el de vuestra izquierda, ya que el de la derecha se desvía, haciéndoos perder tiempo, para volver a unirse después al principal.
2. La Tablaílla enlaza con un camino en bajada que, tras algo menos de 1 km, os deja en el canal (que ya conoceréis bien tras haber ido a la Chorrera). Desde allí podéis regresar al pueblo con sólo recorrer unos 4 km. 700 m. (sobre este tramo consultar la entrada sobre la Chorrera). El camino no se ve desde la Heidi, pero en cuanto os acerquéis al chozo de cabreros, lo
reconoceréis.

1 comentario:

  1. Mañana partiremos por vez primera y haremos la ruta.
    Hace ya unos meses hicimos la de la chorrera.
    Ya os contaremos la experiencia.

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