
Como ya veíamos en nuestra última entrada sobre la Chorrera, para acceder al conocido paraje en estas fechas será necesario mojarse los piececitos. Con esta grata compañía el agua apenas parece fría, y atravesarla supone una experiencia vivificante.
El 25 de diciembre es un buen día para encontrar personas maravillosas por las pistas y caminos. Encuentros que harán de las fiestas unas fechas aún más entrañables y dignas de ser recordadas. Quizá este año ya lleguéis demasiado tarde. Pero ahora que lo sabéis, no dejéis escapar la oportunidad para el próximo. Las montañas están llenas de personas generosas. Quizá a veces resulte un poco difícil dar con ellas, porque las montañas son muy grandes. Pero si salís lo suficiente, antes o después acabaréis encontrándolas.
Ha sido una excelente mañana gracias a ustedes, caballeros. Y también a las personas que nos hemos ido encontrando por el camino: cada uno por su lado y con su propia meta, pero en absoluto indiferentes a los demás. Mi humilde homenje a ustedes, a todos vosotros. No me puedo imaginar compañía mejor para compartir una Chorrera helada. Bajo ese cielo que nos cubre a todos, que a veces parece estar tan cerca, volveremos a encontrarnos. Y el reencuentro será, por supuesto, motivo de fiesta.
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