Como os prometía hace un par de días, hoy nos centraremos en la ruta que une Hervás con La Garganta. Me interesa especialmente poner de manifiesto los problemas que podéis encontrar si la afrontáis en este momento. Doy por sentado que en el festival del Otoño Mágico, cuando es transitada por muchas personas, las complicaciones que analizaremos habrán desaparecido ya. No obstante, mi principal preocupación es evitar que quien pretenda realizarla en estos momentos acabe perdido o abandone la empresa desalentado.
Quizá muchos de vosotros penséis ¿cómo me puedo perder si tengo una ruta marcada en el plano número 12 de Senderos por el Valle del Ambroz que he cogido en la Oficina de Turismo? Pues el problema fundamental, incluso para aquellos que se saben orientar bien en el campo, es que algunos caminos y sendas están tan abandonados (aparentemente no han sido usados desde el Otoño Mágico del año pasado) que resultan prácticamente invisibles. Así, podéis estar pasando al lado de la senda en la que debéis desviaros pero probablemente la pasaréis de largo y os introduciréis en otra, no porque no sepáis leer un plano, sino sencillamente porque no habéis podido ver la entrada del camino correcto.
Por eso me propongo daros descripciones muy pormenorizadas de la ruta a seguir y especialmente de los lugares en los que tendréis que realizar desvíos. El objetivo es que sepáis reconocer los puntos donde hay un camino que debéis tomar, incluso si no llegáis a percataros de su existencia hasta que ya hayáis empezado a transitarlo. Así mismo, me interesa recalcar los problemas que presenta la ruta en estos precisos momentos. No para desalentaros, sino para que quien finalmente decida optar por ella sepa realmente a dónde va y salga suficientemente equipado.
QUÉ LLEVAR
1. Pantalones largos y/o bastón. Una buena parte del trayecto está tan comida por la maleza que se hará fundamental llevar pantalones largos o/y bastón con el que apartar las zarzas, rosales silvestres y ortigas. Yo la he realizado sin bastón (no lo uso jamás, pero de esto ya hablaremos más detenidamente en otro momento) y en pantalones cortos (no tuve la suerte de que nadie me previniese sobre el estado de la ruta. Aparentemente todo el pueblo está convencido de que, al ser transitada en otoño, está despejada), pero desaconsejo vivamente que se realice de esta forma: incluso si sois bastante diestros caminado entre este tipo de plantas, luciréis las señales de la aventura sobre las piernas durante algunos días.
2. Agua en abundancia. Os pesará a lo largo del camino, pero incluso si salís muy temprano y sufrís menos el calor, acabaréis necesitándola. Debéis tener en cuenta que desde la Fuente Chiquita de Hervás hasta la fuente que encontraréis en vuestro camino justo antes de salir a la carretera cerca de La Garganta, no tendréis ningún punto en el que abasteceros de agua. Por otro lado una buena parte del trayecto habrá de efectuarse no sólo en subida, sino por una calzada en piedra muy irregular y con una pendiente vertiginosa (y asesina). De hecho, no es casual que normalmente los excursionistas no realicen el trayecto ida y vuelta partiendo desde Hervás, como haremos nosotros, sino sólo desde La Garganta a Hervás, es decir en bajada. Yo os aconsejo que en verano no llevéis menos de litro y medio por persona. Si luego sobra algo (y es muy probable que no sea así), mejor. Tener que racionar el agua es infinitamente peor que hacer lo mismo con la comida: destroza psicológicamente y deja secuelas en el cuerpo.
PRECAUCIONES
Extremar la atención para no saltaros los desvíos comidos por la maleza. En realidad este problema se presentará básicamente en dos puntos del camino. Deberíais estar especialmente atentos cuando os vayáis acercando a las inmediaciones de los parajes conflictivos que os describo en la sección Cómo llegar.
VENTAJAS DE ESTA RUTA
1. Entrareis en contacto con un tipo de bosque realmente espectacular: el bosque galería o bosque ripario (así denominado porque crece en la rivera de los ríos).
2. Tendréis la oportunidad de admirar la espectacular calzada romana. 4. Disfrutaréis de la Ermita de San Gregorio (La Garganta), rodeada por un jardín de encanto que contrasta con el paisaje desolador que la rodea (al menos en verano, ya que seguramente en cuanto lleguen las lluvias el prado en el que se enclava reverdecerá).
5. Podréis visitar el vecino pueblo de La Garganta sin necesidad de llegar por la odiada carretera (por la que además de tener que estar atentos a la circulación —que en realidad es más bien escasa— notaréis como vuestras piernas sufren las consecuencias de caminar prolongadamente por el asfalto).
INCONVENIENTES
1. La subida hasta La Garganta machaca los glúteos y abductores.
2. Ese esfuerzo, en verano, supone una perdida de líquidos considerable y un consumo de agua mucho mayor que en otras rutas. Lo que deberéis tener en cuenta a la hora de calcular cómo preparar vuestra mochila.
3. Dada la presencia de maleza en un buen ramo del camino, es muy probable que una vez en La Garganta optéis por realizar la vuelta por carretera. El trayecto es más corto por la montaña. No obstante, debido a la difícil accesibilidad, en efecto, la vuelta acaba realizándose a más velocidad por carretera.
CÓMO LLEGAR
Para tomar la ruta deberemos llegar hasta el puente que pasa sobre las vías del tren en la salida de Hervás dirección La Garganta (saliendo por la Fuente Chiquita), por el que pasa la carretera que nos lleva a este pueblo. Por tanto, hasta ese punto, el trayecto coincidirá con la primera parte de la ruta que propusimos para llegar hasta La Tejea.
Desde La Corredera accedemos al Barrio Judío recorriendo la calle Relator González. Giramos la primera calle (donde encontraremos una fuente) a la izquierda. Seguimos bajando la Calle de la Cuesta hasta el puente de la Fuente Chiquita. Lo atravesamos y entonces decidimos qué ruta tomar:
1. Continuamos de frente, tomando inmediatamente la carretera de La Garganta, y giramos a nuestra izquierda, entrando por el camino que se abre justo antes del puente sobre el que discurre la carretera.
2. Atravesamos el puente de la Fuente Chiquita, giramos a la derecha y bordeamos el río. Cuando el camino se bifurque, tomamos el de la izquierda, que se mantiene más o menos paralelo a la carretera. Pasamos por debajo del Puente Zorongollo y salimos a otro camino cubierto de cemento que da a la carretera de La Garganta. No obstante, en lugar de llegar a la carretera, os desviáis a la izquierda justo antes y pasáis bajo el puente. Atravesáis las vías del tren y salís al otro lado, junto a un cartel que nos informa sucintamente de su historia. Recordemos que el tren llegó por primera vez a Hervás en 1892, y dejó de pasar por aquí en 1985. Lo que, dicho sea de paso, supuso un duro golpe para mi abuelo, ferroviario de profesión, que pudo consolidar su relación con mi abuela precisamente porque, cuando los trenes no tenían parada en Hervás, sus compañeros maquinistas aminoraban la marcha al paso por el pueblo para que pudiese visitarla.
Tomamos el camino junto a ese cartel y 700 m. después encontramos un paraje muy verde (que reconoceréis fácilmente por la presencia de grandes alisos y de una roca con las conocidas marcas blancas y amarillas) gracias a la presencia de un regato junto a las antiguas vías del tren. Aquí seguimos por el camino de la izquierda y unos 30 m. después pasamos por debajo de un puente. Unos 600 m. más adelante, observaremos, a nuestra izquierda, un puente cerrado con cintas por seguridad, pues presenta un boquete considerable. Éste es el antiguo puente de La Tejea (que pasa sobre el río Santihervás). Si queréis seguir la ruta que os propone el plano n. 12 que distribuye la Oficina de Turismo, tendréis que atravesarlo (evidentemente con sumo cuidado y por el lado que aún está entero).
La otra opción consiste en tomar la primera bifurcación a mano derecha, que os llevará hasta la carretera de La Garganta, y una vez allí continuar hasta este pueblo por carretera. O volver a nuestra ruta (la que aparece en rojo sobre vuestro plano) mediante otro camino que enlaza más adelante la carretera con el Puente de la Candeleda.
No obstante, lo más sencillo, si queréis evitar la carretera, es atravesar con precaución el puente de La Tejea.
Una vez atravesado el puente, discurrimos más o menos paralelos a El Riato. Cuando desde lejos observéis que el camino se bifurca, empezad a fijaros atentamente en la vegetación que queda a vuestra mano izquierda, pues unos 30 m. antes del punto en el que el camino que estáis recorriendo se divide en dos (en la zona denominada El Castillo), comienza la senda que deberéis tomar (en estos momentos, tan llena de maleza que apenas es visible si no os fijáis mucho). La entrada está marcada por robles, pero cubierta por helechos y zarzas jóvenes.
Ahora nos estamos introduciendo en el bosque galería. Tendréis la prueba de que habéis tomado el camino apropiado a unos 30 m., cuando en una gran piedra incrustada en el terreno encontréis las familiares rayas. Además de enfrentaros a las zarzas, rosales y ortigas que amenazan con comerse el camino, observaréis que cerca de este punto hay incluso un árbol caído que lo atraviesa. Toca saltar por encima.
Unos 40 m. más adelante encontrareis, a vuestra izquierda, una gran casilla en un prado. A menos de 10 m., a vuestra derecha, aparece una casa abandonada y da la sensación de que el bosque empieza a hacerse menos tupido y más fácilmente transitable. Pero no os engañéis, en breve volveréis a veros rodeados de vegetación cerrada y maleza.
A unos 30 m. observaréis de nuevo las marcas en el suelo y dejaréis una portilla de palos a la izquierda, siguiendo por la derecha. En breve reencontraréis el camino empedrado que empezasteis a transitar al poco de entrar en el bosque galería. Es éste el que debéis seguir (aunque a unos 15 m. aparezca una bifurcación en tierra). A unos 30 m. aparecerá una baliza de madera que confirma que habéis tomado el camino justo.
A unos 10 m., el camino se bifurca y allí debéis tomar la senda de la izquierda y cruzar el puente que aparece ante vosotros, que es el puente de La Candeleda. Éste es el segundo punto de la ruta en el que debéis estar atentos, pues hay mucha vegetación en la zona, y la construcción no resulta visible hasta que no os acercáis bastante. Una vez atravesado éste, a unos 15 m., encontraréis una casilla en cuya pared aparecen las consabidas rayitas.
Aquí el camino empieza a volverse empinado (aunque empeorará mucho posteriormente). Atravesamos un padrón en tierra. Unos 30 m. más adelante salimos a un camino encementado donde encontraremos un cartel (de los que marcan los senderos de los bosques de Hervás) que señala la senda por la que hemos llegado hasta este punto. Si tenéis el plano n. 12 delante, para que no os quede ningún género de dudas sobre nuestra posición, estamos en el lugar en el que la ruta en rojo es atravesada por un camino en color blanco (del que se os indica que tiene una anchura de 20 m.).
Ahora tomamos el camino en tierra que se abre ante nosotros (la continuación natural del que hemos seguido hasta aquí), en cuyo centro aparece una roca marcada con las sempiternas rayas. En breve volvemos al camino empedrado, que ya no abandonaremos hasta salir a la carretera que conduce de La Garganta a Hervás, cerca de El Mirador. En este tramo encontramos marcas sobre las rocas y balizas de vez en cuando, y el camino se vuelve empinadísimo.
Más o menos a 1 km. 800 m. del punto donde vimos el cartel con la leyenda “sendero de los bosques de Hervás”, aparecerá una fuente cuya agua se acumula en un antiguo pilón de piedra. Llegados hasta este punto bajo el sol, casi un espejismo. 15 m. más arriba salimos a la carretera. La atravesamos y tomamos el camino en tierra que continúa de frente (a los pies del cual aparece un muro con otra fuente). A unos 50 m. encontramos la Ermita de San Gregorio. Pasamos a su lado y nos dirigimos hacia la izquierda.
Observaréis que allí hay una portilla, que es la que permite seguir el camino La Saura. Es de suponer que se mantenga abierta durante el Otoño Mágico. No obstante, aunque la encontréis cerrada en este momento, es posible pasar por un pequeño hueco en la parte baja (siempre que no seáis excesivamente corpulentos y tengáis una cierta flexibilidad).
La visita a la deliciosa ermita es obligada. Frente a ella se abre una gran charca marcada con la leyenda Poza del Castañar en vuestro plano.
Estamos ya muy cerca de La Garganta. Al salir de la ermita, si camináis siempre de frente, dejando la pequeña construcción a vuestras espaldas, en unos 60 m. saldréis por una portilla (al lado de la cual encontraréis un cartel que os informa de que acabáis de atravesar el Castañar del Lomo) a la carretera que une La Garganta con Hervás. Para volver en dirección a Hervás, tendríais que seguirla hacia vuestra derecha. Y la para alcanzar La Garganta, hacia la izquierda.
Si tenéis el plano delante, para que no os quede duda de dónde estamos, habéis salido a la carretera a la altura del camino estrecho que se cruza con el Cordel dentro del propio Castañar del Lomo.
Para seguir La Saura y salir a la carretera de Candelario, como os propone el plano, deberíais desviaros ligeramente hacia la derecha mientras camináis por el Castañar del Lomo.
En cualquiera de los dos casos os faltan entre 500 m. (por el camino en rojo que os marca el plano) y 1 km (por la carretera en este último tramo) hasta llegar al pueblo de La Garganta.
Ahora ya sólo os queda volver hasta Hervás. Hay que decir que, incluso si escogéis la carretera para hacerlo, disfrutaréis de unas vistas maravillosas no sólo desde El Mirador, sino todo el trayecto, pues la vegetación en esta zona es particularmente espectacular. Además, antes de llegar a Hervás, pasaréis junto a La Tejea. Puede ser una buena oportunidad para refrescaros los pies o incluso tiraros de cabeza, dependiendo del calor que hayáis sufrido por el camino.
VEGETACIÓN
Al empezar vuestro viaje en Hervás atravesaréis paisajes muy verdes formados por prados y huertas de frutales.
Cuando toméis la bifurcación en la zona de El Castillo (la más difícil de advertir de todo el trayecto), os introduciréis en el bosque galería. Allí encontraréis una vegetación muy tupida. Al principio aparecerán robles, pero sobre todo bastantes nogales, endrinos, espino blanco, saúco, alisos y valerianas dentro de El Riato. A medida que avancéis, iréis viendo castaños e irán aumentando los rosales silvestres y la hiedra. En los márgenes de El Riato aparecerán chopos y alisos. En el sotobosque encontraremos macizos de ruscos y helechos en puntos determinados. Por doquier crecen zarzas y ortigas.
Una vez que abandonemos el bosque galería e iniciemos el largo ascenso hacia La Garganta (largo sobre todo porque se hace muy cuesta arriba, nunca mejor dicho), encontraremos básicamente monte de roble. Aunque también veremos algún manzano silvestre, espino blanco y unos maravillosos endrinos (de los cuales os dejo una foto). Al respecto, os recuerdo que no es el momento apropiado para exponerse a una diarrea, de modo que si cogéis endrinas, procurad consumirlas, en poca cantidad, una vez hayáis vuelto a casa.
El Castañar del Lomo, en verano, con la hierba seca, parece casi un paisaje lunar. En él quedan algunos grandes castaño dispersos, aunque otros están totalmente secos y le conceden un aspecto un tanto tétrico incluso en pleno día y bajo el sol.
DISTANCIAS TOTALES
Aproximadamente 10 km. 500 m ida. Si la vuelta la realizamos por carretera, debemos calcular otros 12 km. hasta volver al centro de Hervás.
TIEMPO ESTIMADO
En las condiciones en las que se encuentra ahora el camino, 2 h. ida. La vuelta por carretera se puede efectuar, a muy buen paso, en menos de 2 h..
CONSIDERACIONES FINALES
Aunque es evidente que la antigua calzada fue conservada y reutilizada por nuestros bisabuelos (lo que demuestra que ellos eran bastante más inteligentes que nosotros, que dejamos caer en el abandono estas magníficas rutas, atajos que servirían para mantener comunicados los pueblos de la sierra), resulta imposible no maravillarse de su solidez e imponente austeridad. El Ministerio de Fomento sí que funcionaba bien en época de los romanos.
Datos personales
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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS
(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)
EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.
Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.
Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.
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